Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lobo Protector por lotochoc

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

lo intento realmente seguir por que en si me gusta la historia y ya la tengo terminada, pero en mi mente, pero al momento de intentar plasmar las ideas de mi mente en el escrito me cuesta un tanto. Gracias aun asi por la pasiencia.

Unos días después fui a clases y cuando estaba volviendo del baño alguien me arrastró hasta un salón vacío. 
-Al fin te encuentro. Pareciera que te estás ocultando de mi.-me miraba con su mirada encendida. Sacó algo de dinero y me lo ofreció sin mirarme-Averigüe y esto es lo que te saldrá el aborto.
-No quiero tu dinero-alejé su mano y me disponía a retirarme, pero me detuvo agarrándome fuertemente del brazo, di un tirón para soltarme-Déjame tranquilo. No me interesas ni tu ni tu dinero. Olvida lo que te dije.
-Claro que no puedo olvidarme. No me voy a arriesgar a que me chantajees.
-¡La única razón de que lo dije fue por que ibas a violarme! ¡El terror de que me hicieras daño me llevó a ello!-el me miro asustado 
-No pensaba hacerte daño fue solo que...-lo miré con odio, pero en realidad sentía mucho terror-¡Me quedaron doliendo una semana las muñecas y te atreves a decirme que no iba a hacerme daño! Insisto en que no quiero tu dinero. Ya encontré un verdadero hombre que se haga cargo de mi hijo.-me disponía a salir del salón, pero nuevamente me detuvo preguntando si se trataba de quien me esperaba a la salida de clases, asentí y salí rápidamente de allí. Corrí al baño y afirmándome en el lavamanos traté de calmarme. No podía creer que aquel hombre me había enamorado tanto, ahora su mirada solo me daba terror. Ni siquiera el haberme enterado de que su esposo estaba pasando por un mal momento mental, me hacia sentir pena por él. Lo único bueno de todo aquello, era que al fin me lo había sacado del corazón. 
Mirándome al espejo ya era imposible ocultar mi embarazo. Ya era tiempo de decirle a mi madre, ya estaba a un paso la primavera y no podía seguir ocultando mi vientre de treintaidos semanas bajo los gruesos abrigos y chaquetas. 
Ese día no le pedí a Erland que fuera por mi, tampoco que me acompañara a donde tenia que ir. Llegué en media hora al centro de la ciudad y en minutos frente al edificio que andaba buscando. Respiré profundo y entre, me recibió una monja preguntándome que es lo que necesitaba, al hablarle sobre lo de dar en adopción me guió a una pequeña oficina. Me habló de la decisión y lo importante que era, preguntó si no tenia quien me apoyara y entendió mi angustia, a pesar de que quería entregarlo quería asegurarme que los próximos padres de mi hijo fueran buenos con el. Me dio toda la información y su numero para contactarme. Regresé a mi casa y antes de llegar a mi habitación me encontré con mi madre. Desde el día de la boda nos habíamos evitado y no nos dirigíamos la palabra.
-Tengo que hablar algo muy importante contigo.-me invitó a seguirla al salón. Tomamos asientos uno frente al otro. Quizás vio en mi algo desagrado así que se apresuró en hablar.
-Como no has aclarado lo del chico del otro día supongo que hablabas en serio. Me preguntaba si lo tuyo con él es algo serio...-me miró tratando de insinuar otra cosa
-¿Quieres saber si hemos tenido sexo?-su cara se volvió roja y asintió sin mirarme.-Pues si llevamos bastantes meses y somos grandes.
-Bueno al menos se cuidan supongo.-era bastante estúpido que quisiera llevar la conversación de esta manera, pero le seguí el juego.
-¿Sabes como funciona el sexo entre hombres madre? Es una penetración anal. Somos la primera persona de ambos y estoy seguro de que no nos transmitimos nada.
-Bueno.-estaba bastante incomoda, pero quería que se sintiera aun peor.
-De echo lo hacemos día por medio, aunque yo quisiera mas seguido-me eché hacia atrás como niño refunfuñando y echa se atoró con su saliva
-Hijo eso no es sano para nadie-dijo horrorizada tratando de calmarse
-El sexo es lo mejor del mundo madre, ¿por que habría de hacerme mal? 
-No quiero que vayas a contagiarte algo, es peligroso.
-Exprimo tanto a mi novio que no le queda para nadie mas madre, por eso no te preocupes.
Finalmente se retiro sonrojada de la vergüenza y no se atrevió a contarme nada, lo que me dio mas coraje. Era una mujer que solo pensaba en ella misma.
A la hora de la cena, estábamos sentados, mi padre, mi madre y ella.
-Hijo, estuve hablando con tu padre y decidimos que te vayas a estudiar a Londres.
-¿Por que madre? No soy buen estudiante ni mucho menos se ingles.
-Bueno para que mejores-miró a mi padre suplicante
-Es verdad hijo. Los colegios de Londres son los mejores en el continente. Te abrirá muchas puertas cuando crezcas. 
-Me importa poco mi futuro. Yo quiero seguir viviendo con ustedes y que me consigas trabajo con tus amigos, o hasta en la política.
-Pues ya hemos tomado la decisión. Al final del semestre te irás para comenzar la universidad el año que viene.
Me sentí agobiado realmente como si aquello fuera a pasar y me daba rabia que aun siguieran tomando decisiones sobre mi persona. Me levanté en silencio y entre los reclamos de mi madre subí a mi habitación.  Lloré con rabia, ira, cansancio. El momento había llegado.
Al día siguiente me levanté temprano y llamé a Erland para juntarnos en una plaza.
-Tengo unos minutos solamente.-lo miré extrañado-Estoy trabajando en un local de comida rápida.
-Bien. Esta tarde necesito que le digamos a mis padres.-me miró sorprendido.-Necesito irme a tu casa.-miró el suelo respirando y tomando aliento.
-Claro. Le diré a mi madre...pero salgo un poco tarde hoy.
-Si quieres yo voy a contarle.-me miró asintiendo.-Bien entonces no te quito mas tiempo.-me puse de pie y el repitió el gesto mirándome, nos íbamos a separar, pero le detuve mirándolo fijamente.
-Erland aun estas a tiempo de arrepentirte.-me cogió de los hombros acercándose a mi oído susurró que estaba aterrado, pero por mi sería el hombre mas valiente del mundo. Se alejó corriendo.
Llegué en poco tiempo a su casa. Su madre me recibió y me hizo pasar. En la sala estaba su abuela tejiendo en lana algo como un pequeño suéter en azul clarito. Su madre llamó mi atención. Le conté lo que pasaba en mi casa y que necesitaba asilo urgentemente. Ella accedió feliz de la idea de tener a su yerno y nieto en su casa. Su cariño y calides me hicieron estar un poco mas tranquilo, pero una punzada de culpa llegaba a mi corazón al momento de desatarse todo esto quería que pudieran entenderme y que no salieran tan heridas.
Erland llegó una hora luego de anochecer, ambos estábamos ansiosos.
-¿Seguro que no quieren que los acompañe?-dijo la madre Erland expectante.
-Lo siento madre, pero esto es algo que debo enfrentar solo con Alex-tomó mi mano y me miró sonriendo-Es por nosotros y nuestro bebé-acarició mi vientre y con un último beso de su madre partimos. En todo el camino no soltó mi mano y me hizo sentir seguro, aun mas seguro de lo que me hacia sentir siempre a su lado.
Nos recibió la mucama y nos hizo pasar al salón, le pedí que llamara a mis padres y no quisimos sentarnos.
Mi madre llegó molesta reclamando que no diera señales de vida, pero entonces fijó su vista en mi vientre. Como no lo hacia en mucho tiempo llevaba un suéter ajustado que hacia resaltar mis treintaitres semanas de embarazo. Parecía que se le iban a salir los ojos.
-¡¿De que se trata esto Alexander?! ¿Es una broma acaso?
-No lo es madre. Estoy esperando un hijo y es de mi novio.
Intentó acercarse sulfurada, seguramente a hacerme daño, pero Erland la detuvo.
-¡No se atreva a tocar un pelo de Alexander!
-¡Eres un sucio! Me das asco. 
-Calmate mujer por Dios- mi padre trataba de sujetarla mientras Erland me cubría con su cuerpo.
-Tu me das asco. Ustedes son los peores padres que alguien puede tener.
-¿Como te atreves? Vete de esta casa. Vete ahora-gritaba histérica mientras llegaba la servidumbre espantada por el escandalo.
-¡Claro que me voy! Si estoy así es por culpa de ambos. ¿Nunca pensaban decirme que yo podía quedar embarazado?
-¡Callate! ¡No lo digas!-miró a la servidumbre como comentaban-Ustedes váyanse de aquí y los despido.
Erland me abrigó y salimos entre los gritos de mi madre. Caminamos rápidamente hasta llegar a la plaza central de la ciudad. Nos detuvimos bajo la tenue luz de un faro. Nos miramos fijamente y luego de abrazarnos nos unimos en un suave y liberador beso. Jamas me había sentido tan libre.
Jamas me había sentido tan fuerte y todo era gracias al chico que la vida me había traído a mi vida-Gracias Erland.-el me miró y sonrió, cuando me iba a decir algo, unas risas nos interrumpieron. Volvimos a su casa caminando, mas libres, mas felices. Como no pasaba en mucho tiempo no me importó el mañana, solo quería disfrutar el día a día junto a Erland.
Notas finales:

Gracias por estar aqui. Me hace mucha ilucion como el contador de visitas a mi historia sube. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).