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Lobo Protector por lotochoc

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Notas del capitulo:

Gracias por su fidelidad a los que siguen la historia.

Estábamos cenando. Mi familia estaba mas ruidosa de lo habitual, yo los observaba en silencio pensando que solo quedaba una semana para la cena de beneficencia y aunque calmara a Leo yo me sentía tan o mas intranquilo que él.
-Supongo que todos irán a la cena de mi organización.-todos se detuvieron y comenzaron a mirar a distintas parte
-Hijo. Justo mañana comenzamos la gira nacional con Cristóbal para su candidatura. Es imposible que estemos esa noche.
-Lo lamento amor. Sabes que esto es muy importante para mi. Te acompañaría si pudiera.-dijo tomando mi mano y sobandose la cabeza en un gesto infantil
Mi madre, mi hermana y su esposo también se disculparon por que también tenían planes para esa noche. Me levanté bastante molesto.-¿Por que no son claros? Son igual que toda la manga de imbéciles de esta sociedad que ve mal el embarazo masculino. ¿No se dan cuenta que yo soy parte de ellos?- no escuché ninguna excusa y me fui para la casa a encerrarme en mi habitación.
Estaba realmente molesto, me había parecido que estaban de acuerdo con mi idea pero realmente les avergonzaba. Entonces pensé en Erland.-El si me hubiera apoyado ciegamente- susurré mirando la luna por mi ventana soltando un gran suspiro, junté mis manos en mi pecho-¿Cuando dejará de doler haberte dejado ir?-mi voz estaba a punto de romperse cuando escuché la puerta abriéndose.
Me giré hacia la ventana y Cristóbal se sentó tras de mi.-Amor se que te puede resultar algo molesto que no te acompañe, pero si pudiera lo haría, pero con tu padre llevamos años luchando por esto-acarició mi brazo y yo hice un gesto para que se detuviera.-Te juro que si salgo electo, me preocuparé de esos chicos antes que nadie.
Me incorporé para mirarlo.-¿En serio harías eso por mi?
-Claro amor, después de todo esos chicos son el futuro de este país.-me sonrió y comenzó a acariciarme, me alejé.
-De verdad te lo agradecería mucho.-le sonreí desde lejos pero él tomó mi mano y comenzó a besar mi cuello y acariciar mi cuerpo.
-Ahora...podríamos aprovechar que tu madre se quedará esta noche con Luka-hizo intención de quitarme la camisa, pero me alejé.
-No estoy de ánimo.Tomaré una ducha y dormiré. Esta semana será muy pesada para mi.
-Amor-volvió a por mi sujetándome fuertemente de la cintura, casi que hacia daño-Llevas evitándome mucho tiempo. Complace a tu esposo aunque sea una vez.-besaba mi cuello y mordía mis labios insistentemente, solo sentía ganas de arrancar, pero esa mi obligación como su esposo. Cerré mis ojos esperando que pasara luego aquello.
Escuché al fin a Cristóbal roncar. Me levanté lentamente dejando mi cuerpo expuesto a la luz de la luna, que me miraba despreciativa. ¿En que momento me había vuelto tan masoquista? Me coloqué mi bata y salí de la habitación en dirección al baño de invitados. No sé realmente cuanto estuve bajo el chorro de agua, pero sentía que así mis lagrimas y el semen en mi ano se irían mas rápidamente.
Ni siquiera tenia energía y animo de volver a su lado. Me dejé caer en la cama de invitados y me quedé milagrosamente dormido a los segundos.
Desperté antes del amanecer como cada día, me vestí deportivo y salí a correr por el perímetro de la mansión. Mientras lo hacia no podía quitar de mi mente el echo de Cristóbal estaba a punto de convertirse en alguien importante en el país, me imaginaba el papel que tendría que tomar yo. Tendríamos que dar siempre la fachada de la familia perfecta una que hace un par de meses Cristóbal quería agrandar y que yo rogaba porque no fuera así. 
Debía admitirlo aun esperaba que un día entrara por mi puerta Erland y declarara que venia por su hombre y su hijo. Fantaseaba muchísimo con aquel día.
Llegó el tan esperado dia de la cena. Íbamos Leo y yo en un auto. El notó mis nervios y tomando mi hombro en un gesto de cariño me sonrió
-Todo saldrá excelentemente. No debes preocuparte.
-Gracias Leo. No se que haría sin tu apoyo-al fin llegamos al recinto. Todo comenzó perfectamente. Había bastante personas eso me alegro y alivió la carga bastante. En medio de la cena subí al escenario a dar un pequeño discurso, juré que en ese momento reconocí al alguien saliendo de la habitación donde se hacían las donaciones. Tuve un presentimiento y la visión me paralizó unos segundos volviendo a la realidad con unas cortas palabras de Leo. Terminé el discurso y baje rápidamente para dirigirme a ese lugar, pero bastantes personas se me acercaron rodeándome.
Luego de unos momentos Leo me hizo un gesto, me acerqué curioso, se veía bastante feliz.
-Señor debo presentarle a la persona que ha donado la mayor cantidad de dinero y ha comprometido una suma importante mensualmente.
-Claro preséntamelo- nos acercamos a un hombre que estaba de espaldas, bastante alto, de cabello rubio con reflejos cobrizos. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, hasta que se detuvo por completo al girarse aquel hombre.
-Señor le presento a Erland Wolff. Fundador de las empresas Valverde.
El mostró todos sus dientes en una espectacular sonrisa y sus ojos turquesas parecían brillar.
-Un placer conocer al gestor de tan bella causa.-habló sin un atisbo de duda
Yo permanecía mudo-¿Señor se encuentra bien?-Leo me afirmó tratando de devolverme a la tierra-Está pálido.-tomó mis manos-Estás temblando.
Ambos me llevaron a una habitación vacía donde solo había un pequeño comedor. 
-¿Seguro que estás bien Alexander? Puedo llamar a la ambulancia.-decía muy preocupado 
-Si estoy bien.-dije apoyado en la mesa.-Solo me dio un mareo.
-Ve por agua y algún remedio.-ordenó aquel hombre desde la entrada. Leo obedeció antes de que yo le dijera otra cosa y nos dejó solos. 
Yo estaba evitando mirarle con los ojos cerrados, pero pude escuchar cuando puso pestillo a la puerta y se acercó, cuando abrí mis ojos en un movimiento me tenia acorralado contra la pared.
-¿Que crees que haces?-dije con la respiración alterada
-Te dije que volvería por ti ¿no lo recuerdas?-sonrió y sujetando mi nuca se acercó para juntar nuestras bocas. Me besó suavemente, pero de manera ruda. Mi cuerpo se volvió completamente débil ante sus caricias.Se alejó solo un poco.
-Erland-gemí tratando de hacer volver a la cordura que había perdido con aquel beso. El gesto de su rostro era duro, pero sus ojos estaban aguados.
-Fue demasiado tiempo Alexander...demasiado-volvió a mi boca y yo correspondí con desesperación, buscando con mis manos el lugar correcto, para verificar que esto no era un sueño. El beso poco a poco se fue volviendo mas lento, ya se estaban consolando nuestras almas. Apoyamos nuestras frentes respirando profundamente. Besé las lagrimas que caían por sus mejillas. 
Nos interrumpió el sonido de la puerta, ambos miramos hacia ella y luego nos miramos.
-Ven conmigo-se alejó, caminó hacia una ventana, luego de abrirla y poner una pierna fuera extendió su mano hacia mi. Escuché el ruido de la puerta y me apresuré a tomar su mano.
Notas finales:

Gracias nos estamos leyendo. ;P


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