- Odio este lugar.
Dijo KyuHyun dos semanas después.
SungMin, que estaba abriendo la pizza que habían pedido, miró hacia arriba.
KyuHyun se lamió los labios. Se preguntaba cuándo finalmente dejaría de tener ganas de besar cada centímetro de la piel de porcelana de SungMin cada vez que SungMin lo miraba. Ese día no pudo llegar lo suficientemente rápido.
- ¿Odias mi piso?
KyuHyun se encontró con su mirada herida, negándose a ser movido por ella. Aunque sabía que a SungMin le gustaba este lugar, no iba a seguir fingiendo que era agradable sólo para mantenerlo feliz.
- ¿No crees que es claustrofóbico, Minnie? Es diminuto, oscuro y demasiado húmedo. Realmente odio dejarte aquí cuando me voy a casa.
Con los labios fruncidos, SungMin miró alrededor de la pequeña habitación.
- Esto es todo lo que puedo pagar.
KyuHyun frunció el ceño. Eso no podría ser cierto. Le dio a SungMin propinas ridículamente grandes con la esperanza de que SungMin usara el dinero para conseguir un lugar mejor.
- ¿Qué haces con las propinas que recibes?
- Hay un ciego sin hogar que se sienta a la vuelta de la esquina de la cafetería. Él necesita ese dinero más que yo.
Mirando la cara seria de SungMin, KyuHyun no tuvo el corazón para decirle que el hombre no estaba ciego en absoluto.
KyuHyun se pellizcó el puente de la nariz. No fue culpa de SungMin que él pensara lo mejor de todos. No estaba enojado con SungMin. Estaba enojado con el imbécil que usó la amabilidad de SungMin para estafarle.
- Minnie. ¿Te gustaría vivir conmigo? Tengo una habitación libre. Y te llevaré al trabajo para que no tengas que usar el metro.
SungMin lo miró fijamente.
- ¿De verdad?
KyuHyun sonrió a SungMin, tratando de ignorar la voz en la parte posterior de su cabeza que decía que estaba cometiendo un gran error.
- De verdad.
- Sólo si me dejas pagarte por la habitación.
- Por supuesto.
Una pequeña sonrisa apareció en la cara de SungMin antes de convertirse en una cegadora.
- Gracias - dijo antes de lanzarse repentinamente hacia adelante y abrazar a KyuHyun. - Eres mi persona favorita.
Dijo suavemente contra el cuello de KyuHyun.
La garganta de KyuHyun se apretó. Se dijo a sí mismo que no leía demasiado.
- Tú también eres mío.
No estaba seguro de cuándo había sucedido, cuando este extraño y ridículo chico se había arrastrado hasta su corazón y se había establecido allí. Joder, a veces no podía creer que solo habían pasado seis semanas desde que conocía a SungMin.
Antes de SungMin, KyuHyun siempre había pensado que era un cliché cuando las personas decían que se sentía como si hubieran conocido a alguien para siempre.
- Estoy tan contento de que mis padres me hayan enviado aquí - murmuró SungMin, rozando sus labios contra la garganta de KyuHyun. - Tú eres mi mejor amigo.
Cierto.
- Sí.
Dijo KyuHyun, mirando a la pared detrás de SungMin. Cierto.