Por supuesto, había notado el hábito de SungMin de deshacer el botón superior de su camisa cuando se abrazaban, pero siempre había pensado que era sólo una de las extrañas peculiaridades de SungMin.
SungMin frunció la nariz y se echó a reír.
- ¿Dije algo raro otra vez? Dije algo raro, ¿No?
Cristo, él era tan jodidamente lindo. KyuHyun odiaba y amaba la total falta de filtro de SungMin.
- ¿Te gusta cómo huelo?
Dijo, su voz más ronca de lo que le hubiera gustado.
SungMin asintió, frunciendo el ceño un poco.
- Al principio pensé que era tu colonia. La probé, pero no huele igual. Es tu piel. Huele realmente, muy bien.
Miró la camiseta de KyuHyun con frustración antes de suspirar y poner su cabeza en el hombro de contrario con un puchero. Hubiera sido adorable si KyuHyun no estuviera ocupado tratando de controlar su cuerpo. No quería imaginarse a SungMin frotando la cara contra su pecho desnudo, acariciándolo como un gatito, luego besando su piel, lamiendo sus pezones.
KyuHyun cerró los ojos, intentando pensar en las cosas más repugnantes y horribles para reprimir su excitación.
- SungMin.
- ¿Mmm?
Dijo SungMin, presionando su nariz contra el lado del cuello de KyuHyun.
KyuHyun apretó los dientes mientras los labios de SungMin se frotaban contra su piel. Su polla comenzó a endurecerse, a pesar de sus mejores esfuerzos por no reaccionar.
- Minnie, suficiente.
Logró, mirando fijamente la horrible pintura en la pared.
- ¿Pero, por qué?
- Porque soy sólo humano.
SungMin levantó la cabeza, mirándolo desconcertado. Y joder, KyuHyun ya no podía hacerlo.
- Soy gay, SungMin - dijo, alejando a SungMin y poniéndose de pie. - ¿No lo entiendes? Soy homosexual. Eres un chico atractivo.
SungMin lo miró fijamente, parpadeando, pareciendo perdido.
Maldito infierno. ¿Cómo podría ser Minnie tan ingenuo? ¿La posibilidad de que KyuHyun lo deseara era tan descabellada que ni siquiera se le había ocurrido? Nunca había sido tan obvio que SungMin simplemente ni siquiera lo veía como un ser sexual.
Y maldita sea, fue un golpe para su ego... KyuHyun estaba dispuesto a admitir que siempre había sido un poco arrogante. No era engreído, pero sabía cómo se veía. Nunca había tenido problemas para conseguir a quien quisiera, excepto por este extraño, ridículo y encantador chico por el que tenía sentimientos reales. KyuHyun estaba bastante seguro de que había ironía en esto, en alguna parte.
- Yo... - dijo SungMin, con los ojos muy abiertos. - No puedes, sabes que no, sabes que no puedo, no es porque tú...
KyuHyun se rió entre dientes.
- ¿No soy yo, eres tú? No te molestes, Minnie. Lo entiendo.
Se dio la vuelta y se dirigió a su habitación.
Media hora más tarde, hubo un golpe tentativo en la puerta.
- Vete, SungMin.
Dijo sin abrir los ojos.
YunHo tenía razón. Debería poner cierta distancia entre él y SungMin, dibujar algunos límites saludables.
- KyuHyun, por favor.
Sonaba triste.
No, maldita sea. Límites saludables.
- ¿Puedo entrar? - Su voz se quebró. - Por favor.
Mierda.
KyuHyun se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. Sin embargo, no la abrió, porque sabía que una mirada a la cara molesta de SungMin destruiría su resolución.
- SungMin, ve a la cama.Hablaremos mañana cuando ambos estemos más tranquilos.
- Estoy tranquilo.
Afirmó SungMin, sonando de todo menos eso.
- No lo estás.
- Está bien, no lo estoy, pero no estaré más tranquilo si tengo que esperar hasta la mañana para hablar contigo.
KyuHyun suspiró y se deslizó para sentarse en el suelo, de espaldas a la puerta.
- Está bien, habla. Aunque sea breve.
- ¿Así? ¿A través de la puerta?
- Sí.
Dijo KyuHyun sucintamente. SungMin no necesitaba saber cuánto poder tenía su rostro sobre él. Le quedaba algo de orgullo.
Escuchó a SungMin sentarse al otro lado de la puerta. Por un largo momento, solo hubo silencio.
- Lo siento - dijo al fin. - Lo siento por ser un idiota y no darme cuenta de lo incómodo que te estaba poniendo.
KyuHyun frunció el ceño. Eso no era lo que esperaba.
- Sólo... He estado un poco protegido toda mi vida. Nunca he estado tan cerca de... personas solteras sexualmente activas mucho. Así que nunca había sido un problema antes, ¿sabes? Por eso no se me había ocurrido que pudieras sentirte... atraído por mí.
Todavía había una nota de desconcierto en la voz de SungMin, como si no pudiera creerlo por completo.
A pesar de sí mismo, KyuHyun sonrió. SungMin era tan extraño. ¿No se había visto en el espejo? A veces realmente era como un extraterrestre, porque sus estándares parecían muy diferentes de los normales.
KyuHyun se pellizcó el puente de la nariz.
- No es tu culpa, Minnie - dijo con un suspiro. - Este es mi problema, y ya sé cómo lidiar con eso.
- ¿Cómo?
- Habrá reglas. Los dos las seguiremos.
- ¿Qué tipo de reglas?
- Seremos amigos como YunHo y yo somos amigos.
Casi podía oír a SungMin fruncir el ceño. Era un poco perturbador lo vívidamente que podía imaginarlo.
- Pero, pero...
Balbuceó sonando aplastado.
- SungMin - dijo cerrando los ojos. - Por favor, no lo hagas más difícil.
SungMin estuvo en silencio por un largo tiempo. Por fin, dijo, sonando completamente desinflado:
- Está bien. Si eso es lo que quieres.
KyuHyun lo oyó levantarse e ir a su propio dormitorio, la puerta se cerraba silenciosamente tras él.
- Lo que quiero.
Repitió KyuHyun antes de reír, el sonido áspero y feo en el silencio de la habitación. No, eso no era lo que él quería. Pero apenas importaba.