- Cariño, ¿Puedo entrar?
Heechul se estremeció y se enderezó apresuradamente en su silla.
- Madre - dijo con una leve sonrisa, esperando que su madre no lo viera mirando a la nada en lugar de trabajar. - Claro que puedes. No tienes que preguntar.
La reina Janesh del Tercer Gran Clan le sonrió y se deslizó en su oficina. Era una mujer alta y elegante, aun espléndidamente hermosa a pesar de su edad. Sus tres hijos habían tomado eso de ella, heredando su impecable estructura ósea y sus ojos verdes.
El hermano menor de Heechul se parecía más a ella, hasta su cabello blanco plateado, mientras que Heechul había heredado la altura y los labios llenos de la reina. Su hermana se parecía más a la reina consorte que a la reina, pero ella tenía la gracia de la reina.
- ¿Estoy interrumpiendo?
Dijo su madre, mirando los informes que tenía delante.
- No es nada que no pueda esperar.
Dijo Heechul, tratando de evaluar por qué su madre estaba aquí. Aunque vivían bajo el mismo techo, sus madres vivían en otra ala del palacio y no les gustaba restringir la libertad de sus hijos de ninguna manera.
Heechul no podía recordar la última vez que la reina había ido a su oficina; él usualmente iba a la de ella.
- ¿Sucede algo?
La reina Janesh se sentó y lo estudió.
- ¿Cómo estás, Heechul?
Se miró las manos, el negro brazalete de luto en la muñeca izquierda.
- Estoy bien, madre. ¿Sucede algo?
La reina estuvo en silencio por un largo momento. Podía sentir su mirada en él, pero no podía mirarla.
- No quería abordar este tema. Pero mis asesores lo han estado mencionando últimamente, y no pude continuar postergándolo sin hacer que parezcas incapaz de gobernar.
Heechul se puso rígido, su mirada se fijó en la verde de su madre.
- ¿De qué está hablando, Su Majestad?
Claramente ella estaba aquí en su capacidad oficial.
La reina Janesh suspiró.
- Me han llamado la atención que nuestra línea de sucesión está en peligro mientras no tienes un heredero.
Heechul tragó.
No podía decir que estaba sorprendido. Él había estado esperando esta conversación por algún tiempo.
Como el Príncipe Heredero, uno de sus deberes era proporcionarle al trono el heredero, un deber que aún no había cumplido.
Afortunadamente, la Reina estaba en perfecto estado de salud, pero era natural que su gente empezara a preocuparse de que existía un peligro en la línea de sucesión.
Heechul podría tener una hermana y un hermano menores, pero ninguno de los dos podría ascender al trono si algo le sucediera a Heechul: su hermana se iba a casar con el rey del Octavo Gran Clan más tarde este año, mientras que su hermano menor Ryeo estaba prometido al Príncipe Heredero del Segundo Gran Clan.
Como la ley prohibía a la misma persona ser el consorte de un monarca y el monarca de otro gran clan, Heechul no podía contar con sus hermanos menores para continuar la línea de sucesión.
La responsabilidad de proporcionar el heredero recaía enteramente en él.
Excepto que él era viudo, y en su sociedad, los viudos no se volvían a casar. Normalmente, incluso ser viudo no sería un problema: era costumbre que los miembros de la familia real usaran el material genético conservado de su difunto cónyuge para tener un heredero si no había ninguno.
Heechul podría haber usado el esperma preservado de Eddie, y el suyo, para crear el heredero tan necesario en cualquiera de los numerosos centros genéticos del planeta.
Después de todo, las matrices artificiales habían sido inventadas por una razón.
El problema era que Eddie nunca se había molestado en preservar su material genético.
- Me temo que no es posible, madre.
Dijo Heechul, cruzando las manos sobre su regazo y apretándolas donde su madre no podía ver. El tema era todavía... bastante doloroso. Hace unos meses, él y Eddie habían estado hablando de eso, finalmente listos para un niño. Hace unos meses, Eddie todavía estaba vivo.
Las elegantes cejas de la reina se fruncieron.
- Cariño - dijo ella con suavidad. - Sé que tu marido se ha ido, pero aún puedes tener a su hijo...
- No puedo. Ya sabes cómo era él. No le gustaba la idea de hacer un bebé en un laboratorio. Íbamos a...
Se mordió el labio, sonrojándose ligeramente. No importaba la edad que tuviera, aún era incómodo hablar de sexo con su madre. ¿Cómo podría decirle a la Reina que a Eddie le había gustado la idea de tener un hijo, recolectando su esperma, durante el sexo real en lugar de simplemente masturbarse en un recipiente de laboratorio?
Afortunadamente, la reina parecía entender lo que no podía decir.
- Oh - dijo ella débilmente, frunciendo el ceño. - Eso es algo así como una desventaja, lo admito.
Heechul la miró con incredulidad.
- ¿Algo así como una desventaja?
La reina Janesh lo miró fijamente.
- Todavía puedes tener un hijo con otro hombre. Si podemos encontrar un hombre dispuesto a donar su material genético, nadie tiene que saber que el bebé no es de tu marido.
Sin palabras, Heechul abrió la boca y la cerró. Lo que su madre estaba proponiendo parecía... impensable. No quería un hijo con algún extraño.
- No puedo hacerlo, madre - finalmente logró decir. - No lo haré.
La expresión de la reina era compasiva pero inmóvil.
- Entiendo que el momento es desafortunado, pero tenemos pocas opciones, Heechul. Es nuestro deber continuar la línea de la Casa de Veighli. Si la línea directa termina, nuestro gran clan caerá en guerra civil.
A Heechul le gustaría decir que estaba exagerando, pero había muchos ejemplos de ello. Las casas reales de Calluvia tenían una larga historia de guerras civiles, traiciones y asesinatos, incluso en los tiempos modernos.
- Todavía eres joven. Tú y mamá pueden tener otro hijo todavía. Lo haré mi heredero.
Los labios de la reina se contrajeron.
- Puede que no lo parezca, pero tengo sesenta y siete, Heechul. No estoy en edad reproductiva, y hace mucho tiempo dejé de preservar mis óvulos.
Heechul se desinfló, su mente buscaba frenéticamente otra solución.
La reina Janesh suspiró.
- Heechul, incluso si pudiera tener otro heredero, no lo haría. Tu otra madre y yo hemos criado a tres hijos maravillosos, y no deseamos más - Su mirada se suavizó. - Quiero que tengas hijos, también. Sé que serás un padre maravilloso, y esta es tu única oportunidad de ser padre, cariño.
El estómago de Heechul se apretó incómodamente. La peor parte era que él sabía que ella tenía razón. Moriría sin hijos si se negaba a cumplir con su deber.
No importaba cuánto rechazara todo su ser la idea de tener un hijo con un extraño, nunca tendría ningún hijo si se negaba a hacer lo que su madre estaba sugiriendo.
- No voy a forzarte - dijo la Reina, mirándolo con una expresión triste y melancólica en su hermoso rostro. - Ser padre es una responsabilidad enorme. Pero también es una gran fuente de alegría. Creo que es la mejor solución. Sabes que Eddie lo habría aprobado. No querría que murieras sin hijos y solo.
Heechul casi se rió.