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Erase una vez (Extraterrestres) #3 por Chulixxx

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Pasando una mano por su cabello, Heechul lo miró por un largo momento. Seung podía sentir que sus palabras aliviaban un poco su conciencia.

- Probablemente tienes razón - concedió Heechul al fin con una pequeña e impotente sonrisa. - Sé que tiendo a pensar demasiado en las situaciones y a estresarme.

Seung intentó aplastar la inapropiada ola de afecto. El afecto era lo último que necesitaban. Las cosas eran lo suficientemente complicadas sin traer afecto a la mezcla.

Miró hacia la puerta.

- Probablemente debería irme. Ya es tarde.

Heechul asintió con la cabeza.

Reuniendo toda su fuerza de voluntad, Seung caminó hacia la puerta. La fusión se estiró, a punto de romperse.

Seung se detuvo, apretando los dientes.

- Jodido infierno.

Detrás de él, oyó a Heechul suspirar.

- Escuché que las fusiones se disuelven cuando la gente duerme - dijo, inestable. - ¿Es eso cierto?

Seung se quedó mirando la puerta.

- Sí.

- Puedes, deberías quedarte aquí, entonces. Dormir aquí.

Cuando Seung se giró para mirarlo con incredulidad, Heechul lo miró furioso.

- En el sofá. Obviamente.

Seung miró el sofá en cuestión e hizo una mueca. La sugerencia de Heechul tenía mérito, pero su espalda lo mataría mañana si dormía toda la noche en ese sofá corto y endeble.

- No. Puedes tomar el sofá si tienes tanto miedo que no podrás mantener tus manos lejos de mí.

Heechul levantó la barbilla.

- ¡No tengo miedo de tal cosa!

- Bien, entonces.

Dijo Seung con una sonrisa, desabrochándose la camisa y tirándola al sofá.

Casi esperaba que Heechul se sonrojara y se diera la vuelta, pero para su sorpresa, Heechul miró su torso desnudo sin vergüenza, su mirada fija en sus tatuajes una vez más.

- No entiendo por qué las personas voluntariamente mutilan sus cuerpos.

Seung se encogió de hombros, divertido por la forma en que los ojos del príncipe se demoraron en sus tatuajes con una fascinación reticente.

- Te gustan.

Declaró.

Heechul no se molestó en negarlo: mentir dentro de una fusión no tenía sentido.

- ¿Me prestas algo para dormir? - Dijo Seung, deshaciendo su bragueta. - Aunque no me importa dormir desnudo.

Eso finalmente hizo que Heechul se diera la vuelta. Se dirigió a su guardarropa, sacó unos pantalones azules sueltos y una suave camisa gris, y se los tiró por encima del hombro.

- Ponte esto.

Seung lo hizo y sonrió con diversión, mirando la espalda recta de Heechul.

- Puedes dar la vuelta ahora. No es que tenga algo que no hayas visto ya.

Resoplando, Heechul se deslizó en la cama, acostado en el borde. Poniendo los ojos en blanco, Seung se estiró en el otro lado de la cama, casi gimiendo por su suavidad. Había pasado un tiempo desde que había dormido en una cama tan bonita.

- Omer, luces al dos por ciento.

Murmuró Heechul.

Las luces se atenuaron casi hasta la oscuridad total, pero no del todo.

Le tomó un momento a Seung ajustar los ojos. Era lo suficientemente brillante como para ver el vago contorno del cuerpo inmóvil del príncipe. La tensión en él estaba de vuelta, llenando el mismo aire entre ellos con agitación.

- Relájate - dijo Seung en voz baja. Odiaba cuando Heechul estaba tan tenso. Lo puso en el borde, también. - Vamos, cariño.

- No me llames así.

Dijo Heechul, pero no había calor en su voz. Seung estaba bastante seguro de que en este punto Heechul se oponía solo porque sentía que tenía que hacerlo.

Seung suspiró.

- ¿Por qué estás tan nervioso de nuevo?

Heechul estuvo callado por tanto tiempo que Seung estaba empezando a pensar que no iba a responder.

- La última persona con la que compartí esta cama fue con mi marido.

Los labios de Seung se adelgazaron.

- Él está muerto.

- Gracias por recordarme. No me había dado cuenta - Heechul suspiró, y cuando volvió a hablar, su voz era hueca. - Sé que no te gustan mucho los vínculos de Calluvia, pero lo amaba. Estábamos felices juntos. Era muy relajado y despreocupado, todo lo que no soy, y encajamos bien juntos. Era, era mi mejor amigo -Su voz se quebró un poco.

Seung hizo una mueca al sentir la pena de Heechul a través de la fusión.

- Lo siento - dijo lacónicamente. - Pero deja de estar triste, ¿De acuerdo? No puedo soportarlo.

Una risa ahogada salió de la garganta de Heechul.

- ¿No puedes soportarlo?

- Mira, si no dejas de sentirte triste, no soy responsable de lo que haré. Así que, a menos que realmente quieras que te consuele, te sugiero que dejes de sentirte triste.

Heechul volvió la cabeza hacia él.

Estaba demasiado oscuro para que se vieran bien, pero eso no evitó que Seung mirara la cara del príncipe. Su conexión pulsaba suavemente entre ellos, todavía llena de dolor, pero lentamente estaba siendo empujada por otra emoción: el anhelo.

La mano de Seung se extendió hacia él.

Pasó un latido y la mano de Heechul se encontró con él a medio camino.

Seung le apretó la mano.

- Estoy aquí.

Un sonido pequeño y contento salió de los labios de Heechul.

Seung cerró los ojos, disfrutando de la sensación de los suaves y largos dedos del príncipe entre sus dedos ásperos y callosos.

Lentamente, sin pensamiento consciente, sus dedos se entrelazaron. La fusión latía con comodidad y calidez, y la felicidad se extendía por sus cuerpos.

No dijeron nada más esa noche; se quedaron dormidos así, enredados en la mente del otro.

 


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