Las siguientes semanas pasaron volando en un borrón.
Todas las noches, él venía y se pasaban horas en la cama, teniendo sexo hasta que quedaban completamente agotados y se quedaban dormidos enredados entre sí.
A veces corrían uno al otro en los pasillos o Suho iba a la oficina de Sehun y se sentaba ahorcajadas en su regazo y ellos...
Era una locura.
Era desquiciante.
Suho no podía mantener sus manos fuera de él; era como si no pudiera controlar su cuerpo en absoluto.
Se sentía extrañado por su propio comportamiento insaciable; él nunca se había comportado así antes.
Esta cosa fue de hecho empeorando.
No importaba cuántas veces follaran, no importaba cuántos orgasmos tuvieran, constantemente quería más, más y más de Sehun, pero no podía conseguir suficiente.
Sehun.
Esa era otra cosa que lo molestaba.
Últimamente se había atrapado a sí mismo pensando en él con demasiada frecuencia para su gusto. Y para empeorar las cosas, Suho no estaba tan seguro de que fuera sólo sexo que él quería. Le gustaba besarlo, demasiado.
Pero la parte después del sexo era lo peor. Sehun besaría cara, cuello, suavemente y con pereza, y él se sentiría bien y cálido.
Al igual que él se estaba sintiendo en este momento mientras le acariciaba la parte posterior de su cuello.
-Dios, ya sal.
Gimió contra la almohada, su voz aún ronca después de la mamada que él le había dado al hombre más temprano.
-Tengo el turno nocturno esta noche. Necesito estar en el trabajo en menos de dos horas, y toma años llegar allí.
Hizo una mueca ante la idea. Odiaba los turnos de noche, odiaba cuando era enviado a trabajar en el restaurant al otro extremo de la ciudad, y odiaba dejar a las gemelas con la señora Son por la noche.
Sehun no se movió, su gran cuerpo todavía tumbado sobre la espalda de Suho.
Él era demasiado pesado y estaba poniéndose difícil respirar, pero Suho encontró que no le importaba tanto.
-Tengo que ponerme en marcha también. - dijo Sehun contra su cuello, besándolo allí. - Tengo cientos de tareas que corregir.
-¿Corregiste la mía ya?
-Sí.
- ¿Y?
Su estómago se tensó mientras esperaba la respuesta. Había puesto tanto esfuerzo en ella.
-Fue aceptable - dijo Sehun. - C.
Suho exhaló.
-Oh.
Los labios del profesor se detuvieron contra su nuca.
Luego rodó a Suho y se apoyó en los codos por encima de él. Sus ojos oscuros estudiando su cara
-¿Estás... molesto?
-No.
Dijo ligeramente con una risa suave, evitando su mirada.
-Yo sólo... yo sólo quería hacer lo mejor. Para callar a las personas que difunden rumores acerca de nosotros.
-Si tuvieras una mejor calificación, sólo lo empeoraría.
-Puede ser. Pero yo realmente quería hacerlo mejor.
Sehun le agarró la barbilla con los dedos y lo obligó a mirarlo.
Tenía una extraña expresión en su rostro: irritación mezclada con algo más.
-Lo hiciste mejor. - dijo con voz ronca. - Yo esperaba algo peor.
Suho resopló, sacudiendo la cabeza.
-Gracias. Supongo.
Sehun se le quedó mirando con la misma mirada vagamente irritada, antes de inclinarse y besarlo.
No estaba del todo seguro de cómo habían pasado de besarse a que Sehun estuviera tratando de empujar su polla dentro de él, de nuevo.
-Tienes que estar bromeándome. – se quejó con algo así como una medio risa/ medio gemido. -Estoy adolorido.
-Una vez más. - Dijo el mayor, logrando sonar resignado y desesperado al mismo tiempo. - Voy a ser suave.
-Eso es lo que dijiste la última vez.
Pero la verdad sea dicha, no le importaba en absoluto. Estaba dolorido pero Dios, él lo deseaba.
-Yo fui gentil. - sus caderas meciéndose suavemente en él. - Hasta que tú mero dijiste que te jodiera más duro.
-Yo no lo hice.
Sólo resopló.
-Cállate.
Tratando de mantener sus caderas quietas, tratando de esconder de Sehun lo mucho que estaba disfrutando de la sensación de su polla profundamente en su interior.
Se mordió el labio para tragarse sus gemidos.
Era realmente vergonzoso: la polla de Sehun ni siquiera estaba cepillando su próstata, pero estaba amando la plenitud increíble y la intimidad embriagadora de tener a otra persona dentro de él, sobre él, a su alrededor, el pesado cuerpo del otro presionándolo hacia abajo contra el colchón, rodeándolo...
-Tú no tienes que ir.
Habló en su oído, jadeando levemente mientras sus caderas se sacudieron en él.
-¿Qué?
Consiguió decir.
-Tú no necesitas trabajar allí. - dijo dentro de su oreja, jadeando ligeramente mientras sus caderas golpeaban contra él -Yo pagaré.
-Ni siquiera comiences.
-Tú aceptaste dinero antes.
Siguiendo golpeando en su próstata, una y otra vez.
-No lo hagas. - apretó las sábanas en sus puños. Era demasiado. Demasiado sensible. Intentó recordar lo que estaban hablando. - Tú sabes que era diferente antes.
Las caderas del mayor se detuvieron, haciéndolo quejarse de frustración.
-¿Cómo era tan diferente?
Su voz salió extraña.
Suho parpadeó aturdido.
Era la primera vez que incluso remotamente hablaban sobre esta cuestión entre ellos.
-Te di las mamadas porque necesitaba dinero. - dijo en voz baja - Te follo porque lo quiero.
-¿Lo?
-Porque te quiero a ti.
Silencio.
Suho sintió que se sonrojaba y se dijo así mismo que no fuera tonto.
No era como si hubiera dicho algo que Sehun no podría adivinar por sí mismo: era descaradamente obvio que se querían entre sí.
Pero nunca lo habían dicho en realidad.
-¿Qué?
Dijo, un poco a la defensiva.
Haciendo un ruido bajo en su garganta, Sehun lo besó de nuevo y, cambiando el ángulo, estableció un ritmo constante, inmensamente satisfactorio.
-¿Bueno?
Pregunto con voz ronca entre sus embestidas.
-Sí. – el menor no podía evitar que pequeños gemidos se escaparan de sus labios. - Tan bueno.
Sus gemidos crecieron progresivamente más fuerte con cada embestida, sus bolas apretándose mientras se acercaba orgasmo.
-Sí, así es. - dijo Sehun en su oído, besándolo . - Te quiero.
Apretó húmedos besos calientes sobre todo el cuello del hombre, sus embestidas perdiendo su ritmo, pero sin perder nada de su poder.
-Te quiero.
Dijo de nuevo, con un tono diferente de alguna manera.
Una oleada de placer lo golpeó fuerte, y él se vino con un gemido, temblando con todo su cuerpo.
Dios.
Sólo era vagamente consciente de Sehun embistiendo en él por un rato, antes de que finalmente se corriera todavía encima de él. Entonces para su decepción y alivio, el mayor se retiró y salió de él.
Abriendo los ojos, Suho volvió la cabeza.
Sehun yacía de espaldas, con los ojos bien abiertos. Su rostro estaba un poco sonrojado, el pecho agitado, pero él estaba lejos de estar relajado.
Había una pequeña arruga en su rostro, sus labios apretados en una fina línea.
Finalmente, el pelinegro se levantó de la cama, se deshizo del condón, y comenzó a vestirse.
Suho se sentó, mirándolos hombros tensos.
-¿Me puedes dar un aventón al trabajo?
Las manos se detuvieron en los botones de su camisa.
Suho no estaba seguro de por qué había pedido.
Sabía que la casa de Sehun estaba en una parte completamente diferente de la ciudad. Simplemente no era práctico para él darle un aventón si tenía mucho trabajo esperándolo en casa iba a perder horas si hacía eso.
En serio, ¿por qué había preguntado? Era una tontería.
Suho estiró sus músculos dolidos, trabajando las molestias en su cuello.
-Sí. - dijo secamente, apartando la mirada de nuevo. - Vístete.
Suho se bajó de la cama y se dirigió a él, temblando un poco; la habitación estaba fría.
-Está bien si no quieres hacerlo.
Habló con incomodidad, abrochándole el resto de los botones a la camisa.
Sehun miró los dedos de Suho. Tenía una expresión sombría en el rostro.
-Lo quiero.