El Profesor Shindong era un idiota. Al menos eso fue lo que pensó cuando el hombre le ignoró y siguió caminando.
-No hay nada que discutir, Kim. - dijo bruscamente, caminando más rápido. - La asignación se debía entregar ayer. No voy a hacer una excepción por ti. Es tu propia culpa. ¡Tú eres irresponsable! La termodinámica es la rama más importante de la ciencia y tu no lo entiendes. Si fallas en mi clase, que parece ser cada vez más probable será merecido.
Suho hizo una mueca.
Sí, era realmente su propia culpa.
No debería haber pasado tanto tiempo estudiando para su tarea de Mecánica de Fluidos, tratando de impresionar a Sehun. No lo había exactamente impresionado.
-Pero...
-Deja de poner a prueba mi paciencia, Kim. - Shindong dijo bruscamente, sacudiendo la cabeza. - ¿Qué está mal con los estudiantes en estos días?
Y comenzó a despotricar sobre el sentido de amor propio, la falta de atención, y la falta de humildad de los estudiante, viéndose más molesto a cada minuto, y Suho se dio cuenta de que no había manera de que le diera más tiempo para completar la tarea.
-Shindong.
Llegó una voz familiar desde detrás de ellos.
Suho se tensó y no miró en su dirección. Maldita sea. Sehun era la última persona que quería que presenciara esto.
-¿Hay algún problema?
-¡Este muchacho es perezoso e irresponsable. ¡Él no hace sus deberes a tiempo y ahora me pide que le de unos días más! ¿Cómo va a ser ingeniero cuando él no puede siquiera arreglárselas para pasar los cursos básicos?
Suho quería que la tierra se lo tragara.
Sehun era el hombre más inteligente que él alguna vez había conocido.
Probablemente pensó que Suho era tan tonto como una roca.
No es que importara lo que él pensara. Excepto, que tipo que lo hacía. Importaba. Muchísimo.
-Tenía la misma opinión que tú - dijo, su voz indiferente. - Pero Kim ha mostrado cierta mejora en las últimas semanas. Dale un día. Si se retrasa de nuevo, repruébalo.
La mirada de Suho chocó con él. No había manera en el infierno de que pudiera hacerlo en sólo un día.
-Buena idea. - dijo . - Un día, Kim.
-Pero...
Lo fulminó con la mirada.
-Un día.
Frunciendo los labios, Suho asintió y se fue.
Sus pies lo llevaron a la oficina de Sehun.
La puerta estaba destrabada, y él entró.
Suho apoyó la cadera contra el escritorio y se metió las manos en los bolsillos.
No tuvo que esperar mucho.
Sehun no parecía sorprendido de verlo, pero parecía ocupado, cargando una pila de trabajos.
-No deberías haber hecho eso. No hay manera de que pueda lograr hacerlo para mañana.
-¿Por qué?
Sehun puso los papeles sobre la mesa y se sentó. Suho se encogió de hombros, mirando a sus botas.
-Soy estúpido.
-Tú eres un estudiante becado.
Los labios del chicos en una mueca.
-Sí. Yo solía pensar que era bastante inteligente, pero... pero no lo soy. La mayor parte de las cosas que el profesor Shin y tú enseñan pasan de largo por mi cabeza. En un momento creo que entiendo termodinámica, al siguiente, no tengo ni puta idea de lo que está sucediendo. Realmente debo ser tonto. - Suho agarró el borde del escritorio. - Me siento como un perdedor a veces, ¿sabes? No puedo encontrar un trabajo decente, no puedo comprar a las niñas las cosas que necesitan, y ahora esto. Me siento tan inútil y estúpido, y yo sólo... yo sólo... olvídalo.
Hubo un largo silencio.
Sintió la mirada de Sehun en su nuca.
-No soy bueno consolando a la gente.
respondió irritado.
Suho se volvió hacia él y forzó una pequeña sonrisa.
-Está bien. Me sorprende que no me hayas echado a patadas todavía.
Los labios de Sehun se adelgazaron. Tenía una expresión muy amarga en el rostro.
-Ven acá.
El castaño nunca se había movido tan rápido en su vida.
Se subió a su regazo, puso su cabeza en su hombro y cerró los ojos. Los brazos se apretaron a su alrededor, y Suho suspiró de placer.
Se sentía tan bien.
Justo lo que necesitaba lo asustó que necesitara esto, pero lo hacía.
Se sentía casi mejor que el sexo.
-Te estás volviendo suave, Profesor.
Murmuró con una sonrisa, respirando su aroma. Era familiar y extrañamente reconfortante.
-Cállate, Kim.
Dijo Sehun, sonando aún más molesto, si eso era posible.
Suho rozó sus labios contra su cuello.
-Bien. Eres muy malo y desagradable, - Él acarició el cuello de Sehun. - Cinco minutos. Entonces puedes patearme fuera y vamos a pretender que esto nunca sucedió.
Sehun suspiró.
-Muéstrame la asignación.
La boca del chico se abrió.
Levantó la cabeza y miró a Sehun.
-¿De Verdad?
-No lo haré por ti. - ajustando su mirada en él. - Pero voy a explicar lo que no comprendas.
Suho sonrió y lo besó.