# Capítulo 3: El pasado nos persigue. #
Leila abrió lentamente los ojos, escuchaba algunos ruidos, solo esperaba que no se tratara de sus antiguos compañeros que finalmente los habían encontrado, pero al fijar su vista en la persona que estaba a lado suyo se dió cuenta de la verdadera situación.
-¡Ey tú!- en un acto de reflejo Leila azotó al pequeño en el piso.
-¡Ay~! ¿Qué pasa?
-¡¿Que qué pasa?! ¡¿Qué diablos le haces a Dunya?!
-Yo solo estaba revisando que onesan no estuviera herida. Su salud es importante.
-¡Maldito enano pervertido! ¡Solo querías tocarla! Ven, yo te echaré un ojo, ¡anda!
-No gracias si duermo contigo no me sentiré cómodo. Entre tu fea cara y tus músculos tendré pesadillas, gracias- sonríe dulcemente mientras se acerca nuevamente a Dunya, pero Leila lo jala nuevamente.
-Tocas a Dunya una vez más y te dejo sin herencia.
-¡Pero soy un niño!
-¡Nada que! Un niño bueno no hace eso.
Ambos siguieron discutiendo un largo rato más mientras que Dunya los escuchaba divertida. Finalmente Aladdin término siendo amarrado a un lado de Leila, bueno igual y no perdía mucho porque de todas formas logró ver a Dunya mientras dormía.
☆
-¡Sabemos donde estan!
-Muy bien, es hora de hacerle pagar a esa maldita ladronzuela.
Reunieron a todos los hombres, no íban a arriesgarse con unos cuantos para que les ganaran, no, ellos íban con todo.
-Los visitaremos en la noche, cuando se sientan más seguros. Y nadie pueda salvarlos.
☆
A la mañana siguiente entre Aladdin, Leila y Dunya prepararon el desayuno.
-¡Me llevo esto para Ugo-kun!- toma una charola y acomoda algo de comida acompañada de un café.
-¿Quién es Ugo-kun?- pregunta extrañada Leila.
-¡Es mi amigo!
-¿Y por qué no viene a comer con nosotros?- continúa con su interrogatorio.
-Es que es muy tímido con las mujeres y si una lo llegara a tocar aunque sea por accidente, se desmaya. Por eso intenta evitar toparse con ellas.
-¡Lo lamento tanto!- se disculpa Dunya- no sabía.
-Esta bien onesan, Ugo-kun esta feliz de saber que hay más personas aquí.
-¿De verdad?- frunce el ceño Dunya en clara muestra de preocupación.
-¡Claro! Así que quédense todo el tiempo que necesiten- sonríe dulcemente- salvo esa chica- señala a Leila.
-¡Maldito mocoso!- le lanza un trapo de cocina- ¡Lárgate ya!
-Se ve que se llevan muy bien.
-¡Nada de eso! Es un niño odioso.
☆
Luego de un día lleno de labores pendientes por hacer, todos se reunieron en la sala para convivir un poco. Ya era de noche pero eso no quitaba las ganas de convivir un poco.
-Mi amado esposo y yo nos conocimos cuando...- pero la madre de Dunya se vio interrumpida en su anécdota cuando los bandidos rompieron la puerta de la casa y entraron al lugar.
-¡Te encontramos ladronzuela!
-¡Por favor no les hagan nada!- grita Leila desesperada- ¡Me iré con ustedes, pero no los toquen!
-Debiste pensarlo antes. Pero tú error les costará caro a todos.
-¡Corre, llévate al mocoso y a tus padres!
-No- responde Aladdin-. Aunque corran ellos los seguirán. Lo mejor es terminarlo aquí.
-¡¿Pero que dices?! ¡¿Haz visto cuantos son?! ¡No voy a poder yo sola con ellos!
-¿Y quién dice que lo harás sola?
Aladdin hace una pose de pelea mientras que Ugo finalmente sale de la habitación con un jarrón en la cabeza.
-¡Vamos!
Y tal si fuese una película de acción, los dos chicos terminaron con todos los bandidos.
-¡Increíble!- Leila se acerca a Ugo y estrecha su mano- ¡muchas gracias!
-¡No!- corre el niño para alejarla de su amigo quien sonrojado se tira al piso.
-¿Q-qué pasó?
-¡Te dije que era muy tímido con las mujeres!- hace berrinche- ¡Regrésale a Ugo-kun su puro corazón! ¡Tonta, tonta!
-¡¿Eh~?! ¡No era mi intención!
Luego de unos minutos de espera para que el hombre se recuperara, finalmente entre Aladdin y él se hicieron cargo de los bandidos. ¿Cómo? Sólo ellos lo saben.
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