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Solo un poco equivocado #4 MiHae por Chulixxx

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No había venido.

Por supuesto que no.

Donghae se quedó mirando las sombras que bailaban en la pared del fondo. La sensación de opresión en el pecho era sólo mortificación.

Lo era.

Excepto que nunca había sido tan bueno mintiéndose a sí mismo. Él sabía lo que era este sentimiento y el conocimiento le hizo sentirse mortificado.

Se dió la vuelta, golpeó su almohada un par de veces, y quitó las sábanas. Él cerró los ojos. Tenía un partido mañana, su primer partido en meses.

Tenía que dormir.

Tenía que olvidarse del tonto que había hecho de sí mismo y dormir. Pero, así como él había esperado, el sueño no vendría.

Tomó mucho tiempo, pero finalmente, sucumbió a su agotamiento emocional y se quedó fuera.

Soñaba con los labios de Zhou Mi besando su cuello.

Que sus mejillas se frotaban.

Los labios de Zhou Mi eran amables. Casi reverentes. Se arrastraron desde el cuello a su oreja y mordió gentilmente.

- Deberías haberme hecho devolverte la maldita llave.

De repente abrió los ojos.

No estaba soñando.

Podía sentir el cálido aliento de Zhou Mi en su oreja.

Podía olerlo.

Temblando, giró sobre su espalda y trató de distinguir el rostro de Zhou Mi en la oscuridad.

No pudo.

El silencio cayó sobre el cuarto oscuro, su respiración irregular el único sonido que se oía, y estaba literalmente temblando. Quería alcanzar y tocarlo. Malamente.

- Donghae.

Zhou Mi soltó un suspiro un tanto inestable, dejando que su cuerpo cayera encima de él.

Dejó escapar un suave gemido.

Si era honesto, echo de menos esto tanto como el sexo: la sensación del cuerpo del alto, pesado y perfecto sobre él, cortándolo del resto del mundo y haciéndole difícil en concentrarse en nada más que él.

El peso era un poco demasiado y era difícil respirar, y era perfecto. Antes de darse cuenta de lo que hacía, tenía sus piernas alrededor de Zhou Mi.

Zhou Mi dejó caer su cara en el hueco del cuello de Donghae.

Respiró hondo.

- Estás desnudo. - dijo entre dientes. - ¿Por qué estás desnudo, maldición?

- ¿Por qué no?

Susurró, cerrando los ojos mientras Zhou Mi chupó en el cuello.

- No estoy aquí para esto.

Dándole otra marca.

Haciendo caso omiso de sus palabras, tiró de la camisa de Zhou Mi y corrió sus manos sobre la extensión de la amplia espalda.

- Te quiero. Te quiero dentro de mí.

Zhou Mi tomó una respiración entrecortada.

- No estoy aquí para esto. - lo intentó de nuevo, sonando aún más poco convincente. - Necesitamos hablar.

No quería hablar.

Él sabía lo que Zhou Mi iba a decir.

Él no necesitaba oírlo.

No era más que un pequeño secreto sucio, algo vergonzoso, algo para tener en la oscuridad antes de que Zhou Mi cabalgara hacia el atardecer con su novia.

Estaba aquí porque no podía evitarlo, no porque quisiera estar aquí. Si Zhou Mi realmente hubiera querido estar aquí, no se resistiría a venir hasta que fuera la mitad de la noche.

No tenía delirios.

Él era lo suficientemente bueno para un polvo, pero no era lo suficientemente bueno para... para cualquier otra cosa.

- Vamos. - murmuró, haciendo girar sus caderas un poco y pasando los dedos por el cabello del alto. - Sé que quieres. Puedes tenerme. Una vez más.

Un gruñido salió de la garganta de Zhou Mi, estaba besándolo y este le devolvió el beso, ambos gimiendo, codiciosos y desesperados.

Echaba de menos esto, extrañaba esto, Dios, extrañaba esto y lo echaba de menos. Tan jodidamente mucho.

- Tu boca debería ser jodidamente ilegal.

Zhou Mi dijo con voz áspera, chupando y mordisqueando el labio inferior de Donghae.

Donghae no dijo nada; que no podía. Su mente se sentía como el algodón, todos sus sentidos se centraron en su boca, y la boca de Zhou Mi, todo lo que podía hacer era absorber los besos y los toques.

Apenas se dio cuenta que Zhou Mi se desnudó, pero sin duda se dio cuenta cuando sus cuerpos desnudos de apretaron firmemente, piel con piel.

Él gimió cuando los labios entreabiertos de Zhou Mi arrastraron deliciosamente sobre su pecho, cerrándose en su pezón y chupándolo.

Cuando soltó el pezón de su boca con un pop y trazó un camino con sus labios hasta el ombligo del chico, este gimió y empujó la cabeza de Zhou Mi abajo.

Zhou Mi omitió su pene dolorido, arrastrando la lengua entre los muslos de Donghae.

Levantando las caderas, comenzó a lamer su agujero, reduciéndolo de forma rápida a un tembloroso, gimoteante lío.

Jadeante, empujó contra la lengua, necesitando más. Zhou Mi agarró su cadera fuertemente y hundió su lengua más profunda, emitiendo un gemido que vibraba contra la carne tierna.

Dios.

Dios.

No podía pensar, sacudido por los temblores que rodaban a través de su cuerpo con cada golpe de la lengua de Zhou Mi. Sus muslos temblaban, su espalda se arqueaba, y la fiebre del rugido de placer golpeando a través de sus venas era lo único que podía escuchar durante mucho tiempo.

Apenas podía registrar a Zhou Mi preparándolo y estirándolo a toda prisa, tan ido como estaba. Él sólo lo quería.

Cuando por fin llevó sus dedos y la lengua fuera, se quejó. Movió sus caderas y hundió los dedos en las nalgas musculosas del hombre.

Un gemido fue arrancado de su garganta cuando el pene de Zhou Mi se arrastró deliciosamente contra el borde de su agujero.

- Zhou Mi, vamos.

- Sí, sólo dame un..

Dijo Zhou Mi y empujó dentro de él, sus fuertes manos acariciando los muslos de Donghae y manteniéndolos bien separados.

Se movió muy lentamente, su cuerpo estremeciéndose por encima de él y tenso como el infierno.

- ... ¿Estás bien?

Dijo cuando tocó fondo.

Donghae se quedó mirando el techo oscuro, sus ojos llorosos.

- Perfecto.

De inmediato lamentó decir eso, pero todavía sonaba menos vergonzoso que sus pensamientos necesitados.

Zhou Mi comenzó a moverse y Donghae cerró los ojos.

Su cabeza se desplomó sobre la almohada, su espalda arqueada en la cama mientras Zhou Mi cogió rápidamente velocidad, la mano del mayor se extendió sobre su lado y la otra corrió por su pierna.

No pudo evitar dejar salir una cadena entera de medias palabras y maldiciones juntas, cuando Zhou Mi chasqueó sus caderas contra él con una intensidad que mostró que quería también jodidamente mal esto.

Él no iba a durar.

Se puso Zhou Mi más cerca de él, el calor corriendo a través de sus venas, las llamas lamiendo su carne, y el dolor construyéndose con cada empuje del pene del hombre, llenándolo tan perfectamente, como si estuviera hecho para él, que era totalmente  ridículo, porque los penes no estaban destinados a ser puestos dentro de otro hombre.

Pero en este momento, sólo por un poco tiempo, el pene de Zhou Mi era suyo, Zhou Mi era suyo, sólo suyo, suyo, suyo, suyo...

Él se vino con un gemido dolido que era tan fuerte que se sorprendió a sí mismo, sus uñas clavándose en la espalda del alto mientras su cuerpo se tensó con olas de placer que se extendió a través de él, como nada que hubiera sentido alguna vez.

Zhou Mi no paró de moverse, sus embestidas volviéndose más ásperas, los dedos agarrando lo muslos de Donghae duro, más duro...

- Sí, eso es todo. - murmuró Zhou Mi, sonando absolutamente destrozado. - Se siente tan bien, tan perfecto, quiero correrme en tu...

Se estremeció y se acercó con un gemido ahogado...

Y, la cara de Donghae se retorció mientras Zhou Mi bombeaba en él, deleitándose con ello demasiado, era la semilla de Zhou Mi llenándolo, caliente y cremosa, en sus lugares más profundos. Dios, esto estaba tan jodido.

Cuando comenzó a besar su cara suavemente, besándolo por todas partes, Donghae no podía joder con él nunca más.

Él simplemente no podía.

No confiaba en que su voz no se rompiera. Esto no había sido un buen día para él y se sentía... frágil. Débil y patético y más necesitado que nunca.

- ¿Donghae?

La nota de preocupación en la voz de Zhou Mi le recordaba a la forma en que le había sostenido y consolado esa misma tarde.

De repente, una ráfaga de puro odio quemó a través de él.

¿Por qué Zhou Mi había hecho eso?

¿Por qué estaba aquí en absoluto?

¿Por qué estaba Zhou Mi besándolo de esa manera? Como si le importara.

Cómo si Donghae significara algo para él. Algo precioso.

- Vete. - Donghae dijo ásperamente. - Tienes que irte.

Pasaron unos segundos en silencio.

Zhou Mi se acercó a la lámpara de noche.

- No.

Espetó. No quería la luz. Él no confiaba en su cara, incluso menos de lo que confiaba en su voz.

La oscuridad era perfecta para esto. No quería ver a Zhou Mi. No quería que lo viera hasta que hubiera logrado recomponerse.

- Vete.

Susurró.

Podía sentir los ojos del alto en él.

- ¿Irme? ¿Quieres decir...?

- Sabes lo que quiero decir.

Sal de mi vida.

Silencio.

Por fin, Zhou Mi se retiró y salió de él.

Tragó, con sensación de vacío en más de un sentido.

Se puso las sábanas hasta la barbilla y se quedó sin ver en la oscuridad, luchando contra el impulso de decir algo mordaz e hiriente. Zhou Mi lo conocía y podría ver a través de él.

Iban por caminos separados en la vida y era probable que nunca se vieran otra vez, pero no quería decir que Donghae quería que Zhou Mi lo recordara como ese chico patético que sé volvió un poco demasiado pegajoso después de un mes de sexo.

El roce de la ropa se detuvo, y una pesadez extraña se instaló en su pecho. El silencio se prolongó, llegando a ser insoportable.

Cerró los ojos y susurró de nuevo.

- Vete.

Antes de hacer el tonto y rogar que dejes a tu prometida por mí.

Sintió mal cuando escuchó a Zhou Mi irse.

Cuando encendió la lámpara de noche, lo primero que vio fue la llave en la mesita de noche. El metal brillante brillaba en la penumbra.

Él cerró los dedos alrededor de ella antes de tirarla a través de la habitación.

Algo estalló y se rompió y se acordó de lo que Lynn le había dicho hace un tiempo.

"Espero que algún día te enamores. Y esa persona te pondrá de rodillas".

Una rasgada, risa inestable arrancó de él.

Se rió, rió y rió hasta que no quedó nada en él.

 


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