VII
Fue dulce.
Fue tan dulce y sostenido que tuvo que detenerse porque si no habría perdido la razón.
¿Cómo podía alguien como él hacer un sonido como ese? En serio, Inhyuk estaba tan tenso como una estatua, sentía cómo sus músculos temblaban y la respiración entrecortada no le permitía pensar correctamente. Adicionalmente, unos dedos fuertes se asían a su cintura de una forma nada cuidadosa. Trémulos, esos dedos lo apretaban mientras él sólo quería detenerse un momento a pensar, a recuperar un poco de cordura antes de que todo explotara a su alrededor.
Cálmate, Goo Inhyuk. Se repetía entre respiraciones entrecortadas. Incluso había cerrado los ojos para evitar tener una imagen vívida de lo que estaba pasando.
Joder. Pónganlo a luchar contra Kayden El Destructor y estaría igual de recargado de adrenalina. Sólo que no estaba con Kayden El Destructor, ni estaba luchando. Al menos, no de la forma tradicional. Ciertamente, mantenía una lucha por su cordura en medio del mar salvaje de alcohol en el que se había convertido su mente luego de varias botellas de soju. Si recordaba bien, esa noche había salido con Seongha y Giwook a beber y pasar el rato. En algún punto comenzaron a recordar los últimos sucesos ocurridos en la Academia Despierta: la desaparición del anciano Kang Doosik de Baekdu y la aparición de Kayden El Destructor junto al inesperado anuncio de tener bajo su ala protectora a Jiwoo.
¿Quién hubiera imaginado que así acabaría el primer periodo de clases en la Academia?
Bien. Había conseguido regular su respiración y ahora las piernas no le temblaban como gelatina. Recordar la fea y arrugada cara del viejo Kang sí que funcionaba. Sólo que no duró mucho porque su acompañante decidió que era buena idea mover una pierna y ponerla sobre su cadera y soltar un jadeo demasiado obsceno para su propio bien. En serio, en serio necesitaban hablar de eso luego. La gente no podía ir por la vida haciendo esos ruidos cuando otros simplemente trataban de encontrarse a sí mismos en medio de la locura, para evitar precisamente cometer una locura.
No era como que no quisiera. ¡Joder, que sí que quería! Por eso temblaba. Por eso intentaba recordar la expresión sádica del viejo Kang Doosik de nuevo para bajar sus ánimos. Porque esa no era la forma. No así. No estando ebrios.
Pero él volvía a mover la pierna sobre su cadera y a apretarle los dedos sobre la cintura.
—Seongha, por Dios… —murmuró, los dientes tan apretados que si ponía más ahínco en ello, tendría luego que comprarse dentadura postiza.
Sin embargo, Park Seongha, el Despertado que clasificaba como uno de los veinte mejores del país, regio, siempre serio, completamente letal en muchos sentidos, sólo movió la pierna de nuevo y la enganchó sobre su cadera. El olor a soju que desprendía llegaba a las fosas nasales de Inhyuk con facilidad y eso le ayudaba a recordar que no estaría bien hacer esto estando ambos así de ebrios. Además era su responsabilidad, Seongha nunca había sido bueno con la bebida, a diferencia suya. Y esa noche también fue en parte su culpa el que acabara así de ebrio. Por eso se ofreció a llevarlo a casa y arroparlo para que durmiera. Giwook los acompañó hasta la residencia y luego se marchó. Inhyuk sólo tenía que llevar a Seongha hasta la cama y listo. Pero éste insistía en que estaba bien y que ya podía irse (De hecho, Seongha se quejó de ambos desde el bar, alegando de muchas formas que estaba bien y que no debían tomarse molestias innecesarias), e Inhyuk insistía en que no lo estaba. Y de alguna forma que no podía recordar ahora, terminó encima de Seongha sobre la cama.
Goo Inhyuk no era un chico bueno, eso él mismo lo tenía más que claro. Pero esto estaba más allá de una conducta socialmente correcta o de una reprobable. Simplemente no podía, ni aún cuando Seongha lo atrajo y ambos acabaron besándose tan duro que incluso se sacaron sangre a mordidas. Ni cuando las manos de Seongha se colaron dentro de su camisa y sus uñas casi le arrancaron la piel de la espalda baja. Ni cuando prendió una pierna a su cadera y lo empujó más contra sí. Ni cuando…
¡JO.DER!
—No, no, no —se encontró repitiendo una y otra vez mientras arrastraba la nariz por el cuello siempre cubierto de Seongha. Su olor natural junto al alcohol en una amalgama de locura.
Fue instintivo, Inhyuk se movió para quedar encima de manera más adecuada, mientras con una de sus manos le apretaba el muslo y le acomodaba mejor la pierna. Seongha gruñó, arrastró las uñas por su espalda y levantó la pierna que se encontraba entre las de Inhyuk.
Y ahí despertó de nuevo.
Pero como él no era un chico bueno, primero volvió a la boca de Seongha e hizo con ella lo que quiso, mordió y succionó sus labios, penetró el interior de su boca, lamió hasta saciarse, hasta que estuvo al borde de nuevo, y sólo entonces se apartó. Tuvo que hacer uso de sus habilidades de combate para escapar de las manos hábiles y fuertes de Park Seongha, sin dudas. Pero una vez que estuvo de pie, lejos del alcance de la locura que los envolvía, inhaló un poco de cordura, mientras se apartaba el pelo que había caído sobre su frente de manera descuidada, y lo movía hacia atrás, en su habitual peinado de chico bueno. Seongha se había levantado en los codos, con la respiración entrecortada y la cara roja, sudor por todas partes y una enorme… Okay, eso lo hizo sonreír porque él estaba igual.
—No esta noche —le dijo mientras se acomodaba la ropa, siempre sin dejar de ver directo a esos ojos imposiblemente grises y mortíferos—. Pero te prometo que terminaremos esto cuando estemos sobrios.
Inhyuk tuvo que salir por la ventana porque de haberse quedado más tiempo luego de su pequeña broma, habría sumado un número más a la lista de Despertados que Park Seongha había aniquilado.
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