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Crisantemo por Zils

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III

 

El sol le aturdía. Nunca fue adepto a los soleados días de verano y gracias a su condición como vampiro los odiaba aún más. Yuuki, en cambio, parecía feliz dando vueltas de un lado a otro haciendo compras, cargándolo como burro en el proceso.

En resumen, un día agotador.

— ¡Vamos a comer ahí! —Yuuki señaló una cafetería en la acera del frente— Yori-chan, dice que tienen el mejor batido de fresa. ¡Quiero probarlo! 

—Me pediste acompañarte sólo para cargar las bolsas.

— ¡No es cierto!... Bueno, no podría venir sola—murmuró lo último.

Zero suspiró—Aun tienes miedo de salir sola.

—No…Un poco… ¡Oh, mira! ¡Tienen descuento!

Yuuki lo jaló de la chaqueta hacia la pequeña cafetería. Dentro, el lugar era más grande de lo que aparentaba. Los colores neutros, junto a las plantas naturales y bonitas flores ornamentales, daban un aspecto fresco y acogedor. Lo mejor era que no había muchas personas.

De inmediato una chica se acercó para guiarlos a una mesa y tomar su pedido. Pronto Yuuki tuvo su preciado batido de fresa y él una simple taza de té.

— ¡Yori-chan tenía razón! ¡Es delicioso!

—Si mal no recuerdo, Wakaba no es fan de los dulces. —Yuuki solía pedirle ayuda para hacer meriendas o cenas para el cumpleaños de su amiga, nunca contenían cosas dulces, así que asumió que a la chica no le gustaban.

—Nop…Pero su destinado adora los dulces y terminó por acostumbrarse. Creo que ahora incluso le gustan un poquito. —ella alzó la mirada tímidamente y dio un par de sorbos a su batido antes de continuar — Zero, tu… ¿Has sentido a tu destinado?

—No. —Jamás había sentido algo fuera de lugar, así que simplemente suponía que no tenía un destinado. De todas formas, a diferencia de su hermano, nunca le interesó el tema— ¿Tú?

Yuuki lo pensó un momento antes de responder, parecía bastante emocionada con el tema.—Creo que sí…Hace algunos días, empecé a escuchar una voz, pero habla otro idioma así que no sé qué está diciendo….Suena como un niño, así que supongo que tenemos varios años de diferencia—sonrió— ¿Tal vez tu destinado aún no nace?

Zero, frunció el ceño. Prefería no tener destinado. Ni siquiera sabía si los vampiros tenían destinados. Además, era prácticamente imposible para algunos vínculos encontrar a su destinado. Si Yuuki podía escuchar a su alma gemela, era más probable que pudieran hablar entre sí— luego de superar la barrera idiomática— y, eventualmente, reunirse. Pero, Yori, por ejemplo, ¿cómo podría saber quién era su destinado? Compartían el gusto y ya. Sucedía lo mismo con la mayoría de los vínculos.

Finalmente, era cuestión de suerte.

—Disculpen, ¿ese es el uniforme de la academia Cross, no?   —una de las meseras interrumpió la conversación. Yuuki asintió con una sonrisa apenada. — ¡Oh, lo sabía! Dicen que la Academia Cross tiene una clase de élite y que todos son muy guapos. No lo creía al principio, pero viéndote, veo que es cierto.

Zero se levantó, tomó hábilmente las bolsas y se dirigió a Yuuki—Te espero afuera.

Abandonó el lugar. No estaba de humor para esa conversación.

Él emitía la misma aura que esos vampiros, y a pesar de que decía aceptar ser uno de ellos, le resultaba incómodo que se lo restregaran en la cara.

Alzó la mirada. Hablando del diablo…

Un nivel E asechaba en el tejado de la cafetería. El vampiro saltó hacia él en un ataque temerario. Zero lo esquivó sin dificultades y corrió entre las callejuelas desoladas, apartando al nivel E de los pocos transeúntes.

No llevaba a Bloody Rose con él—Yuuki lo sacó repentinamente de su habitación y apenas alcanzó a sacar su chaqueta— así que los ataques de largo alcance estaban descartados. Pelea  cuerpo a cuerpo sería.

—Hueles tan bien…Algo raro para ser de los nuestros.

Zero gruñó—Cállate.

Se lanzó hacia el nivel E con el brazo derecho extendido; su mano apresó la cara del vampiro y lo estrelló contra la pared de un edificio. El nivel E arañó su brazo. Zero apretó los dientes. Antes de que pudiera atestar el último golpe, el vampiro se zafó del agarre, destrozando la mitad de su cara en el proceso, y huyó.

Zero le siguió. Estando herido, esa bestia era el doble de peligroso. Haría lo que fuera por conseguir sangre. Para mala suerte de ese sujeto, eligió a la humana equivocada para comer.

Yuuki, apenas sintió la presencia del nivel E, en acto reflejo, desplegó a Artemis. Zero, que captó perfectamente el miedo y la duda en su semblante, tomó a Artemis y alejó al vampiro. Antes de que pudiera atravesarlo con Artemis, el nivel E fue partido a la mitad y reducido a polvo.

— ¡Ichijo-senpai, Shiki-senpai! ¿Qué hacen aquí?

Ichijo Takuma, sonrió despreocupadamente. Sostenía en la mano derecha la katana con la que cortó al nivel E— Oh, Yuuki-chan. Será mejor que regreses pronto a curarte esa herida.

Yuuki miró su brazo derecho sorprendida. Con la adrenalina del momento no se percató que fue herida. —Sí, lo haré. Pero, Ichijo-senpai ¿Qué era ese vampiro y qué hacen ustedes aquí?

—Nosotros vinimos a matarlo. Esa fue la orden. Existen vampiros que no deberían estar sueltos, Yuuki-chan.

— ¿A qué te refieres con eso?

— ¿Realmente quieres saber?

Yuuki asintió decidida. Zero deseaba que se retractara. No habría forma alguna de que Yuuki olvidara el asunto, lo sabía perfectamente; y con testaruda que era, querría la información de primera mano.

En eso, ambos se parecían.

—Entonces, ven esta noche al dormitorio de la luna. Allí te contaré todo. ¡Hasta luego!—Ichijo se despidió con la mano y se marchó junto a Shiki.

Tan rápido como llegaron, desaparecieron.

Yuuki se mantuvo pensativa durante el camino a la Academia. Se veía abrumada con la reciente información. No era de extrañar que lo estuviera, ella aún no superaba su miedo a los niveles E —él dudaba que realmente lo superara algún día— y de repente estaba en esa situación.

Y para empeorar las cosas su curiosidad la llevaría al nido de vampiros.

— ¿Realmente vas a ir?

—Sí… Siento que no sé nada del mundo que me rodea.

—La ignorancia es felicidad. —respondió Zero automáticamente.

Yuuki hizo un mohín, disconforme—Yo quiero ser feliz sabiendo…No tienes que venir si no quieres.

Zero suspiró. Solo quería volver a casa, revolcarse en su miseria, y descansar un poco antes de la agitada noche que estaba por venir.

—No te dejaré sola con todas esas sanguijuelas.

—Gracias, Zero.

Yuuki sonrió y él sintió que su mundo se iluminaba con esa sonrisa.

 

 

 

 

*

 

*

 

*

 

 

 

 

Ya en camino a los dormitorios de la luna, Zero cargó a Bloody Rose.

— ¡Solo vamos a preguntar! ¡Estás exagerando!

—Nunca se sabe. —él se defendió.

Yuuki suspiró, resignada. —No es tarde para volver. Estaré bien por mi cuenta.

—Ni lo sueñes.

Caminaron en silencio. La atmósfera de un momento a otro se sintió pesada, cargada de poder. Dos presencias los pusieron en guardia; Zero apuntó con Bloody Rose y Yuuki con Artemis.

Aido Hanabusa y Akatsuki Kain aparecieron entre los árboles, con las manos levantadas en son de paz.

— ¿Qué quieren?—inquirió Zero.

Aido les dio una mirada de desdén—Ichijo me pidió que los escoltara. No es como si quisiera estar aquí.

—No esperen siempre lo peor de nuestra especie. —Kain dio un paso al costado, situándose al lado de Aido. — Hoy solo servimos de escolta.

Zero se mantuvo en guardia. Sentía la fuerte presencia de los nobles cada vez más cerca. No tardaron en llegar a los dormitorios, sin embargo no esperaban un recibimiento como ese. La clase nocturna estaba reunida tanto fuera como dentro del dormitorio, en lo que parecía una fiesta.

Las miradas de desagrado no tardaron en atravesarlos. Yuuki tembló ligeramente ante eso.

Kain Akatsuki fue quien los anunció—Vicepresidente, Ichijo. Le traje a las dos personas.

— ¡Oh, vinieron! ¡Me alegra tanto! ¡Bienvenidos a mi fiesta de cumpleaños!

Por alguna razón a Zero no le extrañó la actitud despreocupada de Ichijo Takuma. El vampiro rubio emitía un aura de optimismo difícil de ignorar. Takuma rápidamente aligeró el tenso ambiente con sus comentarios—lo que él agradeció. Un poco más y Yuuki acabaría pareciendo más un árbol que una persona, por los nervios— y animó a Yuuki a que preguntara.

—Adelante, puedes preguntar libremente. Todos aquí lo saben.

Yuuki asintió, ordenó rápidamente sus ideas y preguntó—Ichijo-senpai ¿A qué te referías al decir que existen vampiros que no deben andar sueltos? Y ¿Por qué fueron específicamente a matarlo?

—Eso era un ex humano. Lo más bajo. —Aido se adelantó a responder.

— ¿Lo más bajo?

—Yuuki-chan. —Ichijo llamó su atención. — La sociedad vampírica está ordenada en una pirámide. En la cúspide se encuentran los sangre pura, los más poderosos vampiros; luego vienen los nobles o clase B, y al final de la pirámide los vampiros normales o clase C… La clase nocturna está formada por nobles, mientras que el ser que eliminamos hoy era un nivel E. Ellos no están considerados en la pirámide. Son humanos que fueron transformados por un sangre pura, pierden la cordura rápidamente y solo viven para saciar su sed.

—Kiryuu, tú también deberías saber esto. Perteneces a una familia de cazadores. —intervino Akatsuki.

Zero se mantuvo en silencio. No estaba allí para ventilar sus conocimientos en el tema o resolver las dudas de nadie.

—Los nivel E deben ser controlados por los nobles o un superior. Pero hay casos en que ellos escapan y atacan humanos indiscriminadamente. — continuó explicando Ichijo— Hoy recibimos un informe de un nivel E suelto en la ciudad, así que intervinimos… ¿Tienes alguna otra pregunta, Yuuki-chan?

—No…Por ahora.

—En ese caso, ¡Disfruten de la fiesta!

Yuuki negó alarmada— ¡No, no! Solo viene a preguntar eso. Ya nos vamos.

Takuma sonrió— Oh, es una lástima. Bien, que tengan linda noche.

Al momento que se alejaron unos pasos, el aroma de la sangre hizo que Zero se volteara de inmediato. El preciado líquido escurría por la mano de Ichijo, siendo bebido por Shiki.

¡Esos tipos, realmente disfrutaban molestándolo!

La sed se disparó, secando dolorosamente su garganta. Su cuerpo fue azotado con el dolor de la abstinencia, esa sensación de ácido quemando sus venas, que le hacía temblar. La bestia en su interior se retorcía desesperada por tomar el control. No podía dejar que pasara. ¡Se negaba a convertirse en un monstruo!

Corrió. Corrió sin rumbo fijo alejándose de la sangre. Necesitaba estar solo para controlar la sed. Pero, para su mala suerte, la presencia de un humano le dio alcance. Yuuki…Podía escuchar la sangre circulando en su frágil cuerpo, acaparando todos los demás sonidos.

— ¡Aléjate! —logró gruñir.

—Zero…. Tú… eres un nivel E…

— ¡Corre! ¡Vete!

Su visión se tiñó de rojo. Su cuerpo tembló con las ansias de desgarrar, de devorar la vida frente a él. Se abrazó a sí mismo en un intento desesperado de autocontrol. Debía resistir un poco más. El tiempo suficiente para que ella escapara.

Pero Yuuki—maldita sea su suerte—, en vez de escapar, se aferró a su cuerpo tirándolo a la fuente a sus espaldas…y él ya no pudo contra el instinto. 

La tomó bruscamente entre sus brazos, sus colmillos se extendieron listos para morder, para recibir esa preciada sangre…

Repentinamente se detuvo.

Su cuerpo se congeló, como si una fuerza desconocida le anclara en su lugar impidiéndole morder a la chica. No entendía que sucedía, pero lo agradecía.

Su mente, un poco más lúcida, captó el brillo del arma anti vampiros frente a él. El disparo resonó en el lugar. La bala rozo su hombro lo suficiente para añadir otra capa de dolor a su maltrecho cuerpo.

Pero eso no lo mataría…

—Aun con toda la sed deberías mantener la conciencia, niño tonto. —inesperadamente Yagari Toga, su maestro, estaba de pie frente a él, apuntándole con su arma.

Zero quería decirle que disparara, que lo matara antes de que fuera demasiado tarde. Pero Yuuki lo abrazó a su cuerpo, como una madre defendiendo a su niño, lo ocultó de la vista de su maestro.

Y él se rindió.

Dejó que su mente se nublara por el dolor. Ella gritaba y lo apretujaba; tironeó de su cuerpo hasta sacarlo de la fuente. Yuuki lo llevó a empujones a quién sabe dónde. Sus sentidos adormecidos no le permitían entender nada. Se sentía como un trozo de madera a la deriva en el océano, en medio de una furiosa tormenta.

El aroma de la sangre de Yuuki le hizo estremecer. Lo sentía justo bajo su nariz, como si fuera a entrar en su boca con el más mínimo movimiento. Zero apretó los labios. A pesar del apetecible aroma, sentía un profundo rechazo por esa sangre. Como si fuera veneno camuflado con dulzura; un veneno tan poderoso como para matarlo.

Era tan extraño…

Otra presencia se acercó a él. Zero se abrazó a sí mismo, queriendo apartarse de la sangre. Necesitaba… Algo. Anhelaba algo pero no podía decir con exactitud qué o a quién.

Un nuevo olor lo detuvo, era acanelado, dulce. ¡Era eso! ¡Eso era lo que tanto añoraba! Se abalanzó sobre la fuente del olor, un frasquito que terminó vaciado en su boca.

No era suficiente.

Pero, poco a poco, sintió el dolor disminuir. Sus sentidos permanecieron entumecidos, esta vez en una ola de cálida paz. Ese mar embravecido que le rodeaba se calmó, transformándose en un suave oleaje que le arrullaba, le invitaba a dormir y olvidar.

Y así lo hizo.

Se dejó llevar por el sueño. Uno donde unas cálidas manos acariciaban su mejilla.

 

 

 

 

*

 

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— ¿Duele? —una sonrisa cínica cruzo el rostro de Yagari Toga. Recién llegaba a esa academia y lo primero que debía hacer era controlar a su discípulo. — No pienso matarlo aún, si es lo que te preocupa. Así que deja de poner esa cara y mejor ve a cuidar de esas sanguijuelas.

Kaname se guardó el gruñido de frustración. No sólo su hombro dolía, aún sentía la sed pulsando en su garganta y ese dolor paralizante en cada fibra de su cuerpo.

Si hubiera llegado un poco antes…

— ¿Esa niña, no se interpondrá en tus planes? Parece muy apegada a Zero. Incluso lo defendió a pesar de estar apuntándole con un arma.

Comenzó a creer que lo metiche venía de cazadores.

—Yuuki es bondadosa. Es obvio que lo defendería.

Kaname se volteó. La presencia de Zero se alejaba lentamente. Estaba seguro que Kaien se encargaría del resto; le había dado las herramientas necesarias para ese tipo de situaciones. No había nada que él pudiera hacer por el momento.

Mejor dicho, no debía hacer nada.

Evitó los espacios concurridos dentro del dormitorio, tal como lo hizo cuando salió. Los pocos nobles que se cruzaron en su camino hicieron una reverencia y siguieron con lo suyo, sin atreverse a molestarlo.

A duras penas pudo llegar a su habitación. Ni hablar de acostarse en su cama; se desplomó en el suelo. Su propio cansancio se sumaba al dolor de su destinado azotando su cuerpo. Estaba agotado. Pronto el reprimir su sed no sería suficiente. Después de todo, también necesitaba sangre y había pasado mucho tiempo desde que no comía apropiadamente.

Como si el universo se compadeciera de él, el dolor de Zero se redujo y pudo descansar.

Al menos unas horas antes de lidiar con los nobles del Consejo.

 

 

 

 

*

 

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*

 

 

 

 

Cuando abrió los ojos lo primero que vio fue el tan conocido techo de su habitación. Intentó recordar cómo había llegado ahí, pero sólo imágenes difusas acudían a él. Lo último que recordaba con claridad era el intento de morder a Yuuki y a su maestro apuntándole.

Se incorporó lentamente. Su hombro, si bien aún no sanaba por completo, no mostraba haber recibido un disparo con un arma anti-vampiros, lo que significaba que bebió sangre.

Al final, no pudo controlarse. La atacó.

— ¿Zero?—volteó a ver a Yuuki, que estaba sentada descuidadamente en el suelo, al lado de su cama. Esa escena ya la había visto antes, muchas veces antes. — ¿Cómo te sientes? ¿Tu brazo está mejor? ¡No puedo creer que ese hombre te disparó a pesar de no hiciste nada!

— ¿No hice nada?— su voz sonó apagada. Examinó con la mirada a Yuuki, no veía ninguna herida de colmillos en ella.

Yuuki, quien se percató de su escrutinio, se agarró el cabello con una mano mientras que con la otra jalaba el cuello de la camisa. — No ¿Ves? No hiciste nada.

¿No? Entonces, ¿cómo?

—Bebí de alguien.

—No lo hiciste. —refutó ella, perdiendo la paciencia— Te detuviste y eso es lo que importa. —Yuuki tomó aire antes de continuar. — Me sorprendí. Jamás se me pasó por la mente que podías ser…—vaciló.

—Un vampiro. Un nivel E.

Ella asintió. —Me sorprendí. Pero no estoy asustada. —la decisión en sus ojos castaños le hizo estremecer.— Si me lo hubieras dicho habría intentado ayudarte. Pero no me di cuenta. Lo siento mucho, Zero.

—No puedes ayudarme, Yuuki. La sed me domina. Ya no puedo controlarlo. En cualquier momento podría atacarte.

— ¡No lo harás! ¡Estoy segura!—Yuuki tomó su mano con fuerza, como si con ese contacto buscara reafirmar su punto. — Anoche yo me ofrecí a darte mi sangre, pero tú te alejaste. Incluso cuando me corté e intenté ponerla en tu boca—levantó su brazo vendado como prueba— la rechazaste. A pesar de que estabas sufriendo tanto…

—Pero bebí de alguien…

— ¡No bebiste de nadie! El director te dio unos frascos de sangre. Dijo que era para situaciones como esa. ¡El punto es que no atacaste a nadie! 

Zero contempló la imagen desesperada de Yuuki. Hace cuatro años, ella tenía la misma mirada mientras le cuidaba. Cuando llegó a esa casa estaba cegado por el dolor. La traición de Ichiru y la culpa por no haber cuidado más de él, lo corrían. Se sentía abandonado, completamente solo, hasta que ella apareció. Yuuki, terca y amable, cuidó de él; curó sus heridas, espantó sus pesadillas, lo levantó a la fuerza y jamás soltó su mano. Le mostró un mundo lleno de calidez. Zero se permitió tener esperanza.

Ahora, la escena se repetía. Ella buscaba desesperadamente alguna forma de hacerlo sentir mejor consigo mismo, a pesar de lo duro que debió ser para ella revivir el recuerdo de su infancia. Pero, esta vez, Zero no tenía fuerzas para seguir.

—Te ayudaré. Te daré mi sangre si lo necesitas. ¡Encontraremos una solución! Así que, ya no cargues con todo tu sólo.

Quiso decirle que se rindiera, tal como él lo había hecho, que no valía la pena, que lo dejara; pero sabía perfectamente que ella no lo escucharía.

—Está bien. —sus ojos se desviaron al reloj en la pared. Había dormido más de 10 horas—Ve a clases. El profesor Kyotaro, te suspenderá otra vez por llegar tarde. Hablaremos cuando las clases terminen.

Yuuki lo observó cautelosa.

—V-vale. — ella dudó unos segundos antes de levantarse de la cama.—El director dijo que debías descansar. No te muevas ¿Sí? Vendré por la tarde.

Zero asintió.

Ella lo miró indecisa antes de dirigirse a la salida. —No te muevas de aquí ¿Sí?

—No lo haré, ya vete.

Cuando ella finalmente salió, él fijó la mirada en el techo.

Agradecía no tener que ver más ese techo blanco.

Zero tomó a Bloody Rose. Su fiel arma se sentía pesada entre sus dedos, como si llevara el peso de su decisión. Cargó el cartucho, quitó el seguro y apuntó a su sien.

Su cuerpo se convertiría en polvo. Moriría de inmediato. No más sed, no más dolor, no más miedo…Ella estaría tan enojada con él, Cross, lloraría, su maestro seguramente ya lo veía venir…

Estaba tan cansado…

De repente, la imagen de Kuran apareció frente a sus ojos. Como un fantasma, esos ojos castaños lo miraban desesperados. Ridículo. Por supuesto, a Kuran ni siquiera le importaría su muerte. 

Un escalofrío recorrió su espalda. Aun cuando estuviera decidido, su cuerpo temblaba ante la idea de morir. Era el instinto de supervivencia gritando desde su interior.

Ya estaba decidido.

Cerró los ojos y con el corazón en la garganta apretó el gatillo.

Su mano sintió el retroceso del disparo, pero la bala jamás llegó a él.

Yuuki lo detuvo. Desvío el disparo hacia el techo.

Ella apenas aguantaba las lágrimas—No lo hagas…Por favor.

— ¿No te habías ido a clases?

—Supuse que pasaría algo así. Fue demasiado fácil convencerte. —Ella le quitó la pistola. La sostuvo firmemente contra su pecho, como si temiera que él se la arrebatara y acabara con su vida frente a sus ojos — No estás solo, Zero. Ya te lo dije, yo puedo darte mi sangre, puedo hacer cualquier cosa, pero, por favor, no me dejes…Soy egoísta, lo sé…No quiero que… No lo hagas…Por favor…

Las últimas palabras salieron en sollozos. Zero sintió su corazón romperse. Yuuki solía estar las nubes, revoloteando de un lado a otro esparciendo su felicidad. Tenía temores, como todos, pero eso no la detenía. Ella avanzaba implacable, aunque no supiera el camino, con un optimismo que rayaba en lo estúpido.

Y ella no aceptaría tan fácil su decisión de rendirse. Exactamente por eso esperó a que se fuera; porque si ella insistía, él no podría hacerlo.

— ¡Dame un poco más de tiempo! Podemos encontrar una solución juntos…y si llegas a atacar a alguien, en ese momento yo…s-seré yo quien te mate. Lo prometo.

Para Zero eran promesas vacías. No había forma de arreglar su situación, si la hubiera no existirían los nivel E. Era solo el miedo a perder a alguien importante, lo que hablaba por ella. Él lo entendía.

Así que decidió ceder a su petición. Un año, se dijo así mismo, solo un año más.

—Bien. En cuanto creas que perderé el control, dispárame. No dudes.

Un profundo alivio se reflejó en los ojos castaños. —Lo haré. Lo prometo.

Zero no creía que el tiempo estuviera de su lado; no cuando nuevamente sentía la sed apretar su garganta. Pero Yuuki lo abrazó, lo apretujó entre sus débiles brazos, sorbiendo graciosamente por la nariz, y él sintió que podía resistir otro poco.

 

 

 


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