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El canto del cisne - Riren por KaoriLR2

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Eren dio un último giro, luego elevó su mano derecha al cielo y finalizó dejándola caer con suavidad. Era la cuarta vez en el día que practicaba la coreografía que la profesora Hange le ayudó a montar, ella había sido muy amable y comprensiva con él, con todos, de hecho. Les alentaba a permanecer en la academia aun después del curso, tuvieran conocimientos previos o no.

Cerró los ojos suspirando profundamente, se sentía exhausto, pero a la vez lleno de vida, más vivo de lo que se había sentido jamás. Era el efecto que el baile producía en él.

Antes de que se dejara caer como un muñeco de trapo sobre el piso, un carraspeó lo obligó a girar sus ojos en dirección a la entrada y notar que no estaba solo. Reparó en la presencia de un hombre bajito recargado a un costado de la puerta, observándolo en silencio, aquel tenía los brazos cruzados y el ceño medio fruncido.

—Uh, ¿puedo ayudarle en algo, señor? —preguntó con cautela, enderezándose en su lugar.

—¿Eres un alumno de la academia?

Su pregunta fue ignorada por completo, Eren tuvo que negar con la cabeza para darle respuesta al desconocido.

—No. Solo estoy tomando un curso, pero pienso pasar la evaluación para poder inscribirme formalmente.

—Entiendo —el tipo desvió la mirada, dispuesto a abandonar el salón y darle al talentoso joven la privacidad necesaria para continuar ensayando.

—Oiga, ¿puedo preguntar quién es usted?

—Ya lo estás haciendo —destacó, ya dándole la espalda.

—Cierto, lo lamento, señor —el castaño caminó hacia él para disminuir un poco la distancia que los separaba, lo cual hizo más evidente la diferencia de altura que, si bien no era mucha, sí la suficiente para que sus ojos descendieran un poco cuando el extraño hombre volvió a darle la cara—. Yo soy Eren, Eren Jaeger.

—Levi —respondió a secas, sin intención de saludar de mano al chico—. Tengo que irme, tú sigue practicando.

—¿Trabaja aquí? Nunca lo había visto.

Eren le volvió a hablar como si estuviera necesitado de interacción, Levi odiaba conversar y más con niños sudorosos. Porque, aunque el castaño era más alto, tenía rastros de los cambios hormonales en su rostro, lo que le indicaba que no debía pasar de los diecisiete o dieciocho años. Levi echó un ojo hacia el pasillo, nadie había transitado por ahí desde hacía un buen rato, ni siquiera Hange que prometió alcanzarlo al terminar sus necesidades fisiológicas.

—No. Estoy considerando la oferta.

Los ojos de Eren refulgieron como estrellas en una noche despejada.

—Eso quiere decir que será profesor, ¿verdad?

—Es la idea, pero no lo he decidido —ah, qué bien, ahora hablaba con un chiquillo transpirado acerca de su dilema, como si de algo le fuera a servir—. Ve a seguir en lo tuyo, anda —le alentó, meneando las manos para que se alejara.

—¿Cree que lo hice bien? —Eren retrocedió de espaldas apenas unos pasos, seguía entusiasmado, más ahora que sabía que era probable que Levi se convirtiera en profesor. Seguro le sobraba experiencia—. Mi profesora me estaba supervisando, pero fue al sanitario y aún no regresa. Yo creo que lo hago bien, ¿usted qué opina?

—No lo sé, niño. No deberías dar nada por echo y mejor trabaja en tu coordinación un poco más. Qué se yo —a decir verdad, sí tenía algunas observaciones para él, pero no le parecía correcto inmiscuirse demasiado. Después de todo, todavía no aceptaba el puesto—. Me voy, me están esperando.

—Claro. Un gusto conocerlo, señor Levi. Espero volver a verlo pronto por aquí —Eren volvió a sonreír, aunque todavía ligeramente agitado por el ensayo. Cuando se quedó a solas de nuevo, decidió que tomaría en cuenta la sugerencia que le había dado para mejorar su presentación.

Cualquier consejo era bien recibido.

 


 

Erwin se apareció por la academia con media hora de retraso, se disculpó como era de esperarse, pero también dijo que todo fue por una buena razón. Tenía la cara de alguien que acaba de ganarse el premio mayor de la lotería, y, conociéndolo tan bien, Levi no dudó de que así fuera. Su excuñado era un hombre sumamente astuto y con una capacidad de convencimiento envidiable. Armas de doble filo, si se lo preguntaban.

—Vamos, Erwincito. Cuéntanos qué es lo que te tiene tan contento —pidió Hange, dando pequeños saltitos en su silla. Ella se les había unido una vez que terminó el ensayo con su último alumno de la tarde.

El rubio de cejas pobladas se recargó contra su asiento, disfrutando de la sensación de sus vertebras relajarse. La sonrisa de satisfacción se regó por sus labios antes de, al fin, poder relatarles las buenas nuevas.

Les mostró las convocatorias que traía dentro de su portafolio, varias de ellas incluían una buena remuneración económica para las academias participantes, muy independientemente de los premios para los grupos ganadores. Los ojos de Hange destellaron esperanza y entusiasmo, quedar en un buen puesto representaría una luz al final del túnel. En definitiva, eran excelentes noticias.

—Pero solo tienen cincuenta alumnos —alegó Levi, sin intenciones de sonar pesimista. Tan solo realista—. No muerdas más de lo puedes masticar.

—Los números no ganan batallas, Levi —y ahí estaba Smith, de nuevo con esas respuestas sacadas de la manga en el momento oportuno. Hange asintió, respaldando las palabras de su compañero—. El curso gratuito terminará en una semana, luego vendrá el reclutamiento.

—Evaluación —corrigió Zoe—. Evaluación para admitir alumnos, así se escucha más bonito, querido. A veces hablas como si estuviéramos en plena guerra.

—Es cuestión de términos. Como quiera conseguiremos alumnos nuevos, algunos con conocimientos básicos y otros con un nivel más avanzado —Erwin se levantó para deambular por la oficina con las manos cruzadas a la altura de su espalda baja—. Con esto quiero decir que aceptaremos a todos los que participen, dividiéndolos en dos grupos —informó, dejando a ambos con la boca abierta. Luego señaló a Hange—. Tú te encargaras de los principiantes y Levi… ¿Puedo contar contigo para el resto?

El aludido chasqueó la lengua por la forma abrupta de obligarlo a tomar una decisión.

Aún no había llegado a una conclusión respecto a su propuesta. Vamos, que solo fue para ver cómo estaban las cosas ahí, las instalaciones, el ambiente, pero Erwin requería de una respuesta inmediata. Era lo justo. Llevaba tres semanas esperándolo y él no daba señales de nada, aunque… tal vez el hecho de estar ahí ya apuntaba hacia el sentido positivo.

Entre tanta reflexión, recordó lo que tuvo oportunidad de presenciar minutos atrás: un diamante en bruto de ojos alegres, danzando cual mar embravecido. Sin lugar a dudas, en la academia Smith había talento, había amor por el baile y eso debía ser suficiente motivo para respaldar el proyecto.

—Seis meses —acotó, cruzando sus brazos sobre su pecho. Esperaba no arrepentirse después—. Tendrás todo mi apoyo por seis meses, pondré a los mocosos a sudar y pulir el piso con los pies hasta hacerlos desfallecer.

Hange lanzó un chillido que taladró los oídos de Levi al tenerla a menos de un metro de distancia. La tuvo apretujándolo entre sus brazos tal como lo haría una serpiente constrictora, era su forma de demostrarle la alegría que le producía su decisión. En cambio, Erwin se limitó a sonreírle en agradecimiento antes de volver a su asiento frente al escritorio.

Estaba hecho, si salía mal al menos podría culpar a ambos por su insistencia y librarse de la responsabilidad. Él no tenía la capacidad para tratar con adolescentes ni para instruirlos del modo mesurado. Levi era un bailarín retirado, no un profesor y mucho menos alguien amable, por lo que sus alumnos seguramente terminarían odiándolo.

Qué pena por ellos.

 


 

Cuando el curso llegó a su fin, todos los asistentes tuvieron un breve convivio para celebrar. Una buena parte de ellos se había anotado para la evaluación que se llevaría a cabo tres días después, por lo que esa misma tarde recibieron la noticia de los leves cambios que se tendrían al respecto.

La mayoría quedó satisfecha, pues veían en ello la oportunidad de permanecer en la academia, aunque sus habilidades para el baile fueran mínimas, empezarían de cero a más sin ningún problema. Otros, concibieron como inaceptable la forma en la que estaban relajando las exigencias de la prestigiosa institución, se suponía que solo debían admitir a aquellas personas que demostraran estar hechos para tal disciplina.

A Eren esto no le hizo mucho ruido, que sus oportunidades se ampliaran no significaba que se iba a confiar. Daría todo de sí mismo para quedar en el grupo de nivel avanzado, sabía que sus amigos también lo harían, así que eso lo motivaba más.

De hecho, había visto la coreografía de varios de ellos, especialmente la de Mikasa y Armin, con quienes se reunía en su casa para ejercitarse o ensayar un rato más en las noches. Su madre le reprendía en ocasiones porque le parecía que estaba sobreexigiéndose, pero él estaba seguro de que no era así. Sin duda, podía hacerlo mejor y no descansaría hasta despertar todo su potencial.

—No doy más. Me voy a morir aquí —Armin se dejó caer con dramatismo al suelo alfombrado de la sala, tenía los pómulos enrojecidos y el cabello húmedo adherido a su frente. El pobre chico estaba agotado.

—¡Oh, vamos! Quince minutos más, Armin —el castaño trató levantar a su amigo del brazo—. Dijiste que querías mejorar tus movimientos, ¿no? Esta rutina está hecha para eso. Venga, no te dejes vencer.

Sin embargo, el rubio apenas podía seguir respirando en el suelo. Mikasa dejó de practicar los ejercicios, se secó el sudor y se sentó junto a Armin para palmearle la espalda. Ella entendía que tenía sus límites, limites que a veces Eren quería sobrepasar sin tomar mucho en cuenta el estado físico de su amigo.

Los tres eran muy diferentes.

—Eren —le habló ella—. Déjalo recuperarse, Armin ha progresado bastante y merece un descanso.

Ante la mirada suplicante de su novia, el castaño decidió no insistir más.

Dejaron de ejercitarse y practicar sus rutinas para permitir que sus músculos se relajaran hasta el día de la evaluación. Los tres tenían ya un pie dentro de la academia Smith, tal como habían estado fantaseando desde hace un buen tiempo. Un sueño que surgió en la infancia de Eren y que luego fue transmitido hacia los otros dos. Se asegurarían de estar juntos hasta donde sus planes individuales les permitieran.

Al día siguiente acordaron pasarla con el resto de los chicos que conocieron durante el curso, afortunadamente todo el grupito había podido dar el siguiente paso para la inscripción formal, esto les permitiría seguir viéndose a diario dentro del mismo ambiente.

Mikasa se volvió muy cercana a las chicas del grupo, lo cual a Eren le agradó porque ella casi siempre estaba rodeada solo de ellos dos, la Ackerman nunca había tenido la oportunidad de tener amigas con quienes compartir. Su noviazgo funcionaba bien, no se presionaban, a lo mejor porque se conocían de tiempo suficiente como para no tener que pasar por la etapa en la que las parejas se empalagan tanto. Además, su madre la adoraba y a su padre le caía bien (algo muy difícil de conseguir), por lo que él asumió que hizo lo correcto al pedirle que fueran pareja.

Sintió el toque cálido de sus dedos rodearle el brazo.

—Las chicas quieren ir a la planta superior a ver los establecimientos de maquillaje, ¿vienes?

—Uh… —vaciló. Por encima del hombro de su novia pudo ver la cara de pocos amigos de Annie y la mueca en los labios de Sasha, Historia e Ymir. Se trataba de un plan de chicas, él captó el mensaje claramente—. No, ve tú. Yo me quedaré con los chicos. Vamos a ir al arcade que está en la entrada en lo que hacen lo suyo.

Mikasa echó un vistazo hacia sus amigas, ellas fingían verse las uñas o mirar sus teléfonos mientras la esperaban. Quería ir con ellas, comprarse accesorios lindos o algún gloss para sus labios. No era muy apegada al uso de cosméticos, pero traer un poco de brillo en los labios le agradaba. No obstante, también quería pasar tiempo con Eren, caminar de la mano, ir por un helado. Hacer cosas de pareja.

—Nos vamos adelantando —anunció Historia, jalando a Ymir que ya empezaba a desesperarse.

—Ve —el castaño tuvo que alentarla para que no se quedara atrás.

—Anda, Mikasa. Si no te apresuras Sasha se perderá hacia la zona de comida —advirtió Jean, más para alejarla de Eren que porque de verdad quisiera que se fuera con las chicas.

Ella asintió para alcanzar a las demás, no sin antes inclinarse y dejarle a Eren un beso en la mejilla. Fue breve, pero bastó para que el rostro de este se coloreara y Jean echara humo por las orejas.

Fue un día muy entretenido para todos.

 


 

La fecha tan esperada, llegó.

Eren tenía el número quince del orden de participación, lo cual le daba tiempo de mentalizarse y calentar. Armin había estado hecho un manojo de nervios desde que el sol salió, tanto que casi lo contagia a él. No era que no estuviera inquieto como los otros, simplemente trataba de controlarse lo mejor posible, no quería que nada fuera a arruinar presentación.

El jurado que estaba a cargo de evaluar no parecía ser tan estricto, o al menos era lo que había podido notar a través de la participación de los demás. Mikasa fue la tercera, Armin el quinto y justo ahora estaba Reiner, a quien se le veía algo rígido en comparación a los días anteriores. Eren se lo atribuía a los nervios, ya que Reiner fue un miembro destacado desde el inicio del curso.

Los puntos que se consideraban para la evaluación eran cuatro: dominio escénico, ritmo, variedad de pasos y expresión corporal. Los aclararon desde días atrás, pero había sido gracias a Armin que pudo memorizarlos.

Y hablando de él, se le podía encontrar abrazando sus piernas con la espalda pegada a la pared. Según sus propias palabras, su presentación fue un desastre de dimensiones colosales.

—Lo hiciste bien —Connie palmeó el hombro del rubio en tanto bebía un gran sorbo de agua—. Desastre yo, que casi me tuerzo el tobillo en los últimos segundos.

—Shhh —Eren los mandó a callar, pues ya casi era su turno y quería escuchar cuando lo llamaran—. Ambos lo hicieron bien, no tienen de qué preocuparse.

Desde su lugar veía hacia la mesa del jurado. Estaba la profesora Hange y la profesora Nanaba, obviamente, otro sujeto de gesto petulante al que nunca había visto en su vida, y, por último, Levi. Lo cual solo significaba una cosa, volvería a verlo cuando todo el asunto de la evaluación pasara, entonces tendría la oportunidad de corroborar las habilidades que poseía como profesor. Recordaría preguntarle a la profesora Nanaba sobre él en el colegio, sentía algo dentro su estómago que le exigía obtener más información del hombre de mirada fría. El hambre tal vez.

—Eren Jaeger, al escenario —la presentadora dijo su nombre y tuvo que avanzar armándose de valor.

Dentro del publico pudo divisar a su madre con el celular en mano, de seguro grabando para mostrarle a Grisha más tarde y enviarle el vídeo a Zeke también. Sonrió, decidido a sorprender a todos los presentes, confiando plenamente en sus capacidades.

Antes de que la música comenzara a sonar, lanzó una mirada de reojo hacia la mesa del jurado y se percató de que tenía toda la atención de Levi sobre él. Se esforzaría al máximo para que se notara cuánto había estado trabajando en su coordinación como se lo sugirió.

Le pediría su opinión una vez que tuviera la oportunidad.

 


 

Erwin sonreía complacido al corroborar que sus decisiones habían sido acertadas, tenía la prueba de ello frente a él.

El grupo de principiantes fue el más numeroso, por lo que tendría que ser dividido en dos. Por otro lado, el de nivel avanzado era más reducido, pero cada integrante de este conformaba una luz de esperanza para el futuro y las convocatorias que se venían encima.

Los reunió a todos en el auditorio, pudo notar que ya cada alumno buscaba acomodarse junto a sus compañeros más cercanos. Otros, los que por cuestiones de la evaluación quedaron en una sección distinta, aprovecharon la ocasión para reencontrarse ahí a la espera de sus indicaciones. Uno de los propósitos específicos del curso introductorio se cumplió al pie de la letra, había unidad y compañerismo entre todos. Aspectos fundamentales para que la academia funcionara.

Caminando hacia el centro del escenario, Erwin aclaró su garganta y se tomó un instante para apreciar mejor el resultado del primer paso de su proyecto. Por supuesto que nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de sus colegas, lo cual valoraba muchísimo.

—Hoy es un día de alegría para la Academia Smith —manifestó, solemne—. Día de alegría y también de incertidumbres, anhelos y expectativas que seguramente habrá en sus corazones, así como en el nuestro. —mientras hablaba, el resto del personal subió para acomodarse detrás suyo—. Agradecemos la oportunidad de poder seguir ofreciendo un servicio de excelencia en el arte de la danza, acompañados de los mejores profesionales. ¡Bienvenidos sean a su “Academia Smith”!

Los aplausos no se hicieron esperar ante el cálido discurso de bienvenida. También hubo silbidos y gritos eufóricos, aunque fueron los menos.

Se encargó de presentar apropiadamente a cada profesor que, si bien la mayoría ya conocía de antemano gracias al curso u otra circunstancia, había entre ellos uno que otro rostro desconocido.

Eren y sus amigos se hallaban sentados en la fila del centro del auditorio, escuchando atentamente a la máxima autoridad de la academia.

—Sus cejas parecen gusanos —murmuró Sasha hacia Connie, pero todo el grupo de amigos la escuchó. Las risas no se hicieron esperar.

—Guarden silencio, chicos. Nos llamaran la atención —señaló Eren, pese a que también se acababa de reír por la ocurrencia de su amiga.

—Sí, cállense. Que no ven hay ciertos inútiles que no son capaces de concentrarse —las palabras de Jean iban dirigidas a una sola persona.

—Ay no, no otra vez —Mikasa se apresuró a tomar a Eren por la manga.

—¡Te patearé el trasero al salir, cara de caballo!

—¡Lo que tú digas, bastardo suicida!

Después del momento de tensión entre ambos jóvenes, el grupito pudo seguir escuchando las presentaciones del personal. Auruo Brossard era uno de los nuevos profesores, él estaría a cargo del ballet clásico a partir de la siguiente semana, para que Rico pudiera ocuparse de otra clase. El tipo tenía ciertos aires de superioridad hasta en la forma de pararse, su cara con arrugas bien podía recordarle a Eren al terrible profesor Teodoro del colegio Paradis.

Esperaba no caer en sus garras pronto.

Por último, el director Smith pidió un caluroso aplauso para quien presentó como su mejor amigo y el mejor bailarín profesional en todo el país. El castaño localizó a la persona a la que hacía referencia, era más bajo que la mayoría, tanto con intimidante y serio.

—Levi… —musitó para sí mismo. Armin alcanzó a escucharlo.

—¿Lo conoces?

—No en realidad. Lo vi por casualidad en los pasillos —tuvo que mentir, y ni si quiera se explicaba la razón. A nadie le había contado de la vez que lo conoció ni cómo fue que pasó.

Su amigo pareció quedar satisfecho con su respuesta, por lo que ambos pudieron volver a enfocar la mirada hacia el nuevo profesor que tenía cara no querer estar ahí.

—Levi Ackerman estará a cargo de los alumnos que fueron seleccionados para el grupo de nivel avanzado, con él trabajaran desde una perspectiva multidisciplinaria gracias su gran experiencia y versatilidad —explicó Erwin. Al mismo tiempo, Hange trataba de forzar a Levi a dar un paso al frente—. Espero que se sientan a gusto con él.

La bienvenida se alargó unos minutos más, pero toda la atención de alguna forma recaía siempre en el menudo profesor. A Levi nunca le gustó sentir las miradas de la gente sobre él, le enfurecía como nada. Todas aquellas miradas pertenecían a alumnos de su nuevo centro de trabajo, no importaba que solo fuera a recibir un pago simbólico por sus servicios, no podía golpear a ninguno para que dejaran de verlo como a una figura de exhibición. Se las cobraría de otra manera, los haría pedir piedad cuando estuvieran ya en las clases. Les enseñaría lo que era amar a Dios en tierra ajena.

En eso pensaba cuando sus ojos grises se encontraron con unos verdes muy peculiares, los reconocería en cualquier lugar pese a solo haberlos visto una vez en las semanas pasadas.

—Eren…

Supuso que el jovencito le leyó los labios a la distancia, ya que le sonrió. Cierto, en parte era culpa del chico que él haya caído de nuevo en la magia del baile.

Notas finales:

Este fic se encuentra publicado también en Wattpad, Ao3 y fanfiction, por si les es más cómodo leer en alguna de esas otras plataformas.

Espero les esté gustando :3


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