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Los Varones de Papá, los Donceles de Papi por Serenamoon

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Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda... aqui llega el capi con un poco de madaxmina... espero que les guste.

 

COMO QUIERE UN NAMIKAZE PARTE I

 

Minato estaba decidido, la felicidad y el bienestar de su bebito dependía de que el jugara bien sus cartas. Y no era por tirarse de irresistible, pero después de tanto años conocía muy bien los puntos débiles de su marido: El sexo, el mismo, el sexo y el sexo con el. No podía fallar si actuaba correctamente y no por nada era el esposo del hombre más poderoso e insoportable del universo. Estaba claro que tenia lo suyo.

Pensando así le parecía increíble que cuando conoció por primera vez a su esposo lo hubiera despreciado. ¿Y es que como no hacerlo? El maldito se había presentado diciendo: Hola soy Uchiha Madara y tu vas a ser mio. Esas simples palabras habían bastado para ponerlo en el primer lugar de seres desagradables. No porque no fuera guapo, o sexi o no tuviera ese aire de chico malo que le alborotaba las hormonas a cualquiera con sangre en las venas. El problema había sido simplemente esa desfachatez de darlo por sentado. Y Minato lo sabia, él era hermoso, inteligente, divertido, gentil, apasionado pero era también, y gracias a su padre, muy malcriado y caprichoso. Y a sus catorce años que alguien decidiera algo de su vida le había sentado como una patada en el estomago, por el simple hecho de que a el nadie le decía que hacer.

Había disfrutado mucho haciendo sufrir a su padre al irse al internado luego de que lo comprometiera, y había disfrutado más aun haber ignorado y humillado a Madara antes de la boda. Había sido tan divertido, ver a ese imponente, fuerte y varonil hombre rogándole por un poco de atención. Como esa vez en el cine, que lo hizo llevarlo junto a todos sus amigos, pagar sus entradas, sus golosinas y bebidas para luego dejarlo sentado solo y lejos de ellos. Había sido divertido, hasta que vio la cara de cachorro apaleado del Uchiha y sintió un poco de cargo de conciencia, pero solo un poco, porque luego recordó que por su culpa no iría a la universidad, ni daría la vuelta al mundo como tanto había soñado. Por su culpa debía dedicarse a ser un esposo y un padre. Sonrió al recordar como detestaba la idea de ser padre en un principio, y ahora no seria nada sin sus hijos. Claro que había renunciado a mucho para casarse con un hombre como su esposo, pero si era honesto y justo también había ganado bastante. Sus primeros dos años de matrimonio habían sido soñados, los celos de Madara y su posesividad eran aun normales y controlables. El nacimiento de Sai le había iluminado la vida, pero luego todo cambio. Madara era cada vez mas asfixiante, cada día que pasaba era menos una persona y mas un adorno, por no decir mascota. No podía hacer nada sin que su esposo lo aprobara y esa situación de a poco lo fue apagando. Su hijo era lo único que lo mantenía en pie, porque después de eso no le veía sentido a la vida. Y luego lo supo, otro bebe venia en camino, pero no era un varón. No sabía explicar como lo sabia, pero lo sabia. Una niña o un doncel se gestaba en su vientre y fuera cual fuera el caso no quería que tuviera la vida que el tenia. Encerrado en una cajita de cristal, aislado del mundo, de la gente, de todo. Oculto lo mejor que pudo su embarazo y cuando ya era muy obvio hizo lo que jamás había pensado hacer. Le mintió a su amado esposo, con todo el dolor que eso significaba, lo engaño. Un falsa enfermedad de su madre y se fue al otro lado del océano. La mujer lo ayudo, pues no soportaba a su esposo y odiaba ver lo que le hacia a su retoño. Se quedo allí hasta que nació Deidara. Un hermoso doncel, rubio de ojos azules como el. Cuando lo tuvo en brazos y lo vio supo que había hecho lo correcto. Una criatura tan especial y preciosa como su hijo hubiera vivido encerrado en casa de Madara y él quería que fuera libre, feliz, que viviera su propia vida. Le costó dejarlo con su madre y con Iruka, pero debía volver, su esposo y su hijo lo esperaban.

La depresión que le conllevo separarse del bebe fue horrible, pero lo soportaba porque era lo mejor, por su pequeño. De a poco intentaba recuperar su personalidad, su felicidad. Pero Madara se empeñaba en impedirlo. Más celoso y paranoico que antes, apenas podía respirar si él no estaba. No tenia uno, si no cinco custodios que lo seguían a todos lados, sin exagerar. Ni siquiera podía hablar por teléfono a solas, aunque sospechaba que su esposo había intervenido las líneas de la casa.

Un día todo había empeorado. La llamada de un amigo, el prometido de su mejor amiga. Un café, una fiesta sorpresa en planeación y el monstruo que jamás imagino seria su esposo. Entre diez hombres tuvieron que separar a Madara del pobre hombre, que acabo en coma varios días. Con varios huesos rotos y para el colmo tuvo que posponer su boda, puesto que no podía salir de la cama. Eso fue lo ultimo, le temía, le daba pánico pensar que alguna vez podría ponerse de esa manera con el o con Sai y sabia que terminarían muertos. Su padre le dio refugio en la casa y le prohibió la entrada a Madara. Le rogo, le suplico, incluso comenzó una terapia de control de la ira y le prometió dejar de sofocarlo. Lo perdono, porque a pesar de que era un celoso-idiota-posesivo, lo amaba con locura y sabia que no existía nadie mas para el. Le pertenecía en cuerpo y alma a ese bastardo narcisista. La vida se volvió color de rosa de nuevo, hacían el amor todos los días, el varón lo mimaba, lo consentía y le dejaba tener su espacio a solas. Lo que el aprovechaba para hablar con su madre e Iruka y saber sobre su pequeñito. Y luego paso de nuevo, la misma sensación que tuvo al embarazarse de Deidara. No quería irse, no quería mentirle de nuevo, pero era inevitable y lo hizo. Claro que esa vez fue por más tiempo, su pequeñito había nacido mal, sin mucha esperanza de vida. Se sintió morir al saberlo. Su Naru era tan hermoso, tan chiquitito. Su madre lo ayudo a dar con Kakashi y este le trajo la esperanza. Estuvo más de un año fuera de casa, regreso un par de veces, para el cumpleaños de Sai y el de Madara y se volvía a ir. Estaba cansado, abatido, triste y necesitaba terriblemente el apoyo de su amado. Decidido a acabar con su mentira regreso a Japón ¿y para que lo hizo? Para encontrar al bastardo de su esposo en la cama con otra. Eso fue lo que le dio la fuerza necesaria para irse de una vez por todas y dedicarse a su hijo nada más. Extrañaría a Sai, pero tenia previsto visitarlo seguido, hasta que el tuviera edad suficiente para visitarlo y conocer a sus hermanitos. El divorcio no llevo demasiado trabajo. El contrato que habían firmado antes de casarse era claro, una infidelidad y el matrimonio acababa. Madara no pudo hacer mucho, cuando su amante había “decidido” dar su testimonio. Ni siquiera se vieron para firmar los papeles. Su abogado se los llevo y así dio por terminada su vida al lado de su otra mitad. La enfermedad de Naruto no le dio tiempo a deprimirse por Madara ni nada, simplemente dedico toda su energía a su niño. Y dio frutos, claro que lo hizo. Varios años luego, después de muchos sacrificios, noches en vela, oraciones e intervenciones medicas su pequeño bebe estaba relativamente saludable. Esa fue la mejor noticia que pudo tener en la vida. No necesitaba nada más. Sus hijos estaban sanos y felices. Sai luego de conocer a sus hermanitos y saber porque su papi había mentido decidió ayudarlo y comenzó a visitarlo mas seguido. A los niños les dolía mucho separarse, pero entendían la situación y lo llevaban lo mejor que podían. No tenía pensado regresar a Japón, pero la situación se le salía de las manos. Para su desgracia sus hijos eran demasiado hermosos para su propia seguridad y no tuvo más opción que buscar la protección de su padre. El pobre hombre casi se infarta cuando lo vio aparecer con los rubios y los amo de inmediato. Luego todo se había descontrolado y había tenido que recurrir a Madara. No lo había planeado, pensaba que algún día debía decirle la verdad pero esperaba que fuera luego de los 18 años de Naru, para asegurarse que Madara no podrían intervenir en su vida. Había pecado de ingenuo ¿acaso la edad era impedimento para Madara? Claro que no, su vida y la de sus pequeños le pertenecían a ese hombre, pero no podían estar en mejores manos. Madara había cambiado y el igual, para bien y su relación era mejor que nunca. Podría decirse que la separación había sido beneficiosa. Sonrió terminando de perfumarse. Su hombre llegaría en minutos y era hora de comenzar el plan. Luego de hablar con su idiota sobrino, el culpable de todo, estaba más convencido que antes. Definitivamente el baka de Sasuke amaba a su niño.

 

FB

 

Sasuke estaba por prepararse la cena cuando la puerta de su departamento se abrió. Furioso se dirigió al lugar para encontrarse con su ¿suegro? No estaba seguro, pero le sorprendía bastante verlo allí.

- Sasuke – lo saludo serio Minato – tu y yo tenemos que hablar – el menor asintió - ¿cenaste?

- Estaba por preparar algo – dijo algo intimidado. No entendía porque pero el rubio le ponía los pelos de punta. Minato sonrió y se encamino a la cocina como si fuera su casa.

- ¿Queso y aceitunas? – Pregunto mirando la “comida” – eso no saludable – tomo la botella de vino que estaba por la mitad - ¿problemas con el alcohol sobrino?

- Quería relajarme Minato-sama – le quito la botella y le ofreció una copa. El doncel estaba sacando cosas de la heladera para cocinar algo - ¿Qué hace?

- Voy a cocinar, no puedes comer solo eso – Sasuke supo que su opinión no cantaba así que se callo y se dedico a ayudarlo. El rubio preparo un salteado de vegetales y pollo. Simple pero delicioso y luego se sentaron a comer, en silencio. Incomodo para Sasuke porque se sentía bajo evaluación, algo que era real. Minato lo estudiaba a detalle, quería saberlo todo de el para estar seguro que era merecedor de su niñito – lindo lugar ¿tu lo decoraste?

- Gracias – respondió – lo decoro una amiga.

- ¿Amante? – Pregunto sin rodeos y el Uchiha supo que no debía mentir así que asintió con la cabeza - ¿hay muchas de ellas? – Sasuke suspiro.

- Unas cuantas – admitió.

- ¿Solo unas cuantas? – Se burlo el rubio – por lo que se mi hijo ha tenido cientos de amantes, igual tu hermano y sé que mi esposo las tuvo antes de casarse conmigo – Sasuke asintió, era verdad. Ellos eran unos bastardos promiscuos que se follaban a quien quisieran, hasta que se enamoraban claro.

- Han sido varios y varias – reconoció mas relajado.

- Lo sabia, tu madre me lo dijo – eso era genial, pensó el varón - ¿sabes por qué estoy aquí?

- Por Naruto – respondió mirándolo a los ojos. Minato asintió – yo siento mucho lo que le hice, de verdad lo lamento – no sabia disculparse, y le costaba pronunciar las palabras, pero lo intentaba. Debía hacerlo. Minato sonrió enternecido, todos los Uchiha padecían para pedir disculpas.

- Lo se Sasuke, leí la carta – abrió los ojos como platos y se sonrojo. Era tan vergonzoso que alguien aparte de su niño la hubiera leído – y no estoy aquí para burlarme, aunque fue bastante cursi voy a admitir – Sasuke parecía un tomate – pero muy tierna eso si. El asunto aquí es que cualquiera pude escribir algo así sin sentirlo, incluso puedes pedir a otro que lo haga por ti ¿entiendes lo que digo?

- Todo lo que escribí es verdad – se puso de pie – yo no se como explicarlo, ni se como paso – se despeino con las manos – solo sé que lo vi y me sentí vivo por primera vez – miro a los ojos a su suegro – jamás había sentido algo así, ni esperaba sentirlo tampoco. Me asuste como el idiota que soy y trate de regresar a la normalidad, pero fue imposible, estaba totalmente hechizado – volvió a sentarse mas relajado – yo sé que es difícil de creer después de que lo maltrate e intente abusar de el – apretó los labios al recordarlo, le daban ganas de golpearse por ello – pero lo amo, y estoy dispuesto a todo por ser merecedor de él. Sé que Madara me odia, y lo entiendo, pero le juro que si tengo que arrastrarme y humillarme ante él lo hare. Por Naruto soy capaz de dar mi vida sin dudarlo – se miraron a los ojos, para que el rubio supiera que no mentía y lo supo – espero que pueda perdonarme algún día y me permita acercarme a el un poco – Minato sonrió y se acercó al muchacho – lo amo, de verdad lo amo – sintió que sus ojos se aguaron – jamás he llorado en mi vida y desde que supe que Naru podría morir lo hago todos los días, no me reconozco – admitió y luego sintió que lo abrazaban - ¿patético verdad?

- No tiene nada de malo llorar por la persona amada, yo lo hago y te aseguro que hasta tu tío lo hace cuando cree que nadie lo ve – Sasuke sonrió al imaginarlo – para todos es una situación difícil lo que vivimos, pero estoy seguro que mi bebe saldrá adelante – se separaron y el mayor le limpio el rastro de lagrimas – nosotros debemos estar a su lado, mantenerlo tranquilo y hacerlo feliz hasta que su nuevo corazón llegue.

- Si es necesario le daré el mio – dijo decidido el azabache.

- Lo se, Sai dice lo mismo, mi esposo igual, incluso Dei y yo, pero no creo que sea necesario. Tengo la esperanza de que conseguiremos uno sin hacer un sacrificio en la familia – Sasuke asintió – ahora debo irme, voy a llamarte pronto y quiero que estés bien, así que deja el vino y como sano. Naru te necesita fuerte y sobrio ¿entendido?

- Solo bebí un par de copas – quiso justificarse.

- Vi tu basura abajo, muchas botellas vacías ¿acaso tuviste un fiesta anoche? – Minato pregunto enarcando una ceja y Sasuke se supo descubierto.

- No soy un alcohólico – aclaro – solo quería despejarme y lamentablemente soy muy resistente a los efectos del alcohol.

- Se que no eres uno, pero si sigues así lo serás y ahí no habrá fuerza humana que permita que te acerques a mi bebe ¿he sido claro?

- Si señor – asintió firme.

- Así me gusta – le acaricio la mejilla – eres un bueno hombre Sasuke, un poco idiota en los temas del corazón, pero eso es culpa de la genética me temo – el Uchiha asintió algo ofendido, pero no podía discutir. Por dos razones, su suegro le estaba dando una mínima esperanza de acercarse a su rubio y tenia toda la razón del mundo. Todos ellos tardaban mucho en asimilar sus sentimientos y los mas lentos reaccionaban como el. Como un verdadero cabrón – espera mi llamado – le guiño un ojo y se marcho como llego. Dejando a Sasuke con una boba sonrisa y la mirada ilusionada.

 

Fin FB

 

Sonrió, Sasuke era en definitiva un idiota, pero amaba a su niño y su niño lo amaba a él, así que no tenia mas remedio que “sacrificarse” para conseguir la aprobación del “ogro” de su esposo. Era un trabajo “pesado” pero alguien tenía que hacerlo.

 

Madara ingreso a la habitación, lucia abatido, agotado, con diez años de más encima. Saludo con la mano a su esposo y se metió al baño. Acababa de ver su niñito, que seguía sin hablar y apenas si comía un poco, obligado siempre. Se dio un relajante baño y salió dispuesto a dormir por unas horas para olvidarse de todo. Minato lo observaba desde la cama, fingía leer una revista, pero lo detallaba. El varón se sentó en su lado del lecho matrimonial, con el cabello largo aun mojado y suelto. Minato se coloco detrás de él y le arrebato la toalla para comenzar a secarle la cabeza. Se dejo hacer, necesitaba los mimos.

- No me gusta verte derrotado – le susurro el rubio a su oído – no debemos darnos por vencidos, aun queda mucho camino – Madara suspiro.

- Se esta muriendo en esa cama y no sé que hacer para sacarlo adelante – apretó los ojos, no quería llorar y verse débil, él debía ser el sostén de su familia.

- El no esta muriendo, no digas eso – le reprocho el rubio – nuestro bebe es fuerte y va a superarlo, solo esta triste.

- No se como animarlo – confeso derrotado.

- Ya pensaremos en algo amor, no te desesperes – comenzó a masajearle los hombros – estas demasiado tenso.

- Mis días han sido muy pesados últimamente – confeso.

- ¿Algo mas aparte de Naru?

- Nada que debe preocuparte – le beso la mano – los idiotas del consejo, los pedidos de mano. Esos tipos no se cansan de insistir.

- Saben lo que ganaran si lo consiguen – admitió Minato – deja de pensar en eso, creo que ahora lo que necesitas son unos mimos – Madara sonrió – acuéstate – lo obedeció quedando de espaldas al colchón – voy a mimarte así te olvidas un poco de todo ¿si? – el varón asintió cerrando los ojos, disfrutando del cálido contacto de las manos de su rubio sobre su pecho. Minato se sentó sobre sus caderas. Masajeando todo el trabajado pecho y la cabeza. Balanceándose de a poco sobre el dormido miembro de su esposo, buscando despertarlo. Madara se mordió el labio. Deseaba a Minato cada segundo del día, pero de verdad no estaba para eso, le sujeto la cintura detenerlo.

- Estoy cansado amor, solo quiero dormir – lo bajo para luego ir a ponerse un bóxer y el pantalón del pijama. Minato no se deprimió, él tenia sus trucos bajo la manga. Aprovechando el cortísimo pantalón que usaba de pijama se coloco boca abajo en la cama, en una posición que dejaba su apetecible traserito a vista y disposición de su pervertido esposo. Cerró los ojos pretendiendo dormir. Madara regreso a la cama y se encontró con esa visión. Se mordió el labio inferior. Maldita sensualidad de su esposo que lo volvía débil – corazón ¿no vas a taparte?

- Quizás luego ahora tengo calor – remarco intencionalmente la última palabra. El Uchiha suspiro y se sentó en la cama admirando el perfecto cuerpo que reposaba cerca suyo ¿de verdad era capaz de dormirse sin tomarlo? Se moría de ganas, pero no podía hacerlo ¿Cómo podía disfrutar de su esposo si su solcito estaba deprimido en otra habitación? No debía hacerlo. El pobre no sabía de los planes de Minato para acabar con la tristeza de su pequeño y con el estrés de su esposo. Necesitaba relajar a Madara con sexo para luego decirle lo de Sasuke, en tal estado de tensión seria imposible conseguir algo mas que una pelea con el. Se removió a conciencia, retorciéndose de manera provocativa y suspiro.

- Amor tapate – suplico el Uchiha.

- Tengo calor Madi, luego - ¿Madi? ¿Le había dicho Madi? Minato sabia que ese sobre nombre lo enloquecía, y el tono aniñado y caprichoso que había usado mas aun.

- ¿Qué pretendes Minato? – pregunto serio, podía ser que estuviera despistado, pero de ahí a no entender las indirectas muy directas de su rubio había mucho tramo.

- Ya nada, tu solo quieres dormir – respondió sin esconder su frustración.

- Mina no lo hagas más difícil.

- Yo no hago nada, si quieres dormir duerme – le replico poniéndose de costado y escondiendo el rostro bajo la almohada, para que Madara no viera su sonrisa victoriosa.

- Amor – lo llamo y no obtuvo respuesta – bebe – le paso la mano por la espalda y el rubio se estremeció. Su rubio estaba excitado y no él no quería complacerlo – ven aquí malcriado – lo tomo de la cintura para girarlo, dejándolo boca arriba - ¿quieres un poco de atención por aquí? – le acaricio el miembro levemente - ¿o por aquí? – Le apretó el trasero con ganas - ¿Qué es lo que quiere mi rubio berrinchudo?

- No te burles maldito, déjame en paz – le reclamo molesto, falsamente molesto, y quiso empujarlo.

- Eso si que no bebe, mira como me pusiste – le hizo sentir su erección – ahora te haces cargo.

- Ya se me quitaron las ganas, infeliz – siguió “intentando” quitárselo de encima. Madara sonrió con perversión, como solo él podía hacerlo y le sujeto las muñecas sobre la cabeza.

- No mi vida, tu no te duermes hasta que me haya saciado de ti ¿estamos? ¿Eso querías verdad?

- Si vas a hacerlo por obligación mejor no, prefiero una ducha fría – se hizo el ofendido el rubio.

- Mi amor, contigo nunca es obligación. Es un placer, una necesidad. Pensé que sabias que soy adicto a ti y a tu cuerpo – le susurraba mientras le besaba el cuello.

- Hace días que no me tocas – hizo un puchero – pensaba que ya no me deseabas mas – gimió al sentir que su marido le mordía un pezón.

- Te deseo todos los días, a toda hora, jamás tengo suficiente de ti, pero la situación me supera – lo miro tiernamente acariciándole el rostro – voy a tener que sacar esas ideas de tu cabecita, voy a demostrarte que ardo en deseo por ti – y dicho esto le comió la boca casi con desesperación. 

Notas finales:

Lemon en el proximo capitulo... si no me quedaba muuuuuuuuuuuuuuuuy largo...

Gracias por leer!!!


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