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Los Varones de Papá, los Donceles de Papi por Serenamoon

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Notas del capitulo:

Buenas mis queridos/as lectores, con un poco de atraso vengo con el esperado epilogo.

Como notaran por el titulo el mismo tendra dos partes, porque se me hacia largo y porque una parte era de una cosa y la otra de otra... cuando lean me van a entender.

En esta primera parte nos situamos unos años despues del capitulo final, para conocer que fue de la vida de los Uchiha-Namikaze, y la segunda parte estara mas enfocada en Naru chan y su teme... y el prometido lemon que yo se estan esperando.

Sin mas los dejo que lean y espero me disculpen el retraso.

EPILOGO PARTE I

 

 

En una lujosa mansión, en el interior de la habitación principal se podían observar a dos amantes entregándose a los placeres de la carne. El varón estaba sobre el delicado cuerpo del doncel embistiéndolo como a ambos les gustaba. Los gemidos y jadeos se mezclaban con sonidos de los movimientos. Con un gritito de puro éxtasis el doncel acabo, arrastrando a su pareja al orgasmo inmediatamente. No cambiaron de posición hasta que recuperaron el aliento. El varón se giro para colocarse al lado del doncel y lo abrazo.

- ¿Ahora vas a hablar? – Pregunto el pelirrojo, no obtuvo respuesta - ¡Sai! – lo sacudió para dejara de fingir que dormía - ¿Por qué Sasuke cree que estamos separados?

- Porque se lo dije yo – respondió acomodándose para dormir un poco mas, a pesar de que ya iba a sonar el despertador.

- ¿Y por qué hiciste eso? – cuestiono nuevamente.

- Porque si – recibió un fuerte golpe en las costillas – Gaara amor, no me maltrates.

- No te quejes y responde.

- Es una broma, necesitaba que se quedara unas horas mas en Londres y tuve que mentir – el doncel lo miro confundido.

- ¿No va a llegar a la graduación verdad? – Al ver la maliciosa sonrisa de su esposo supo lo que había planeado – ya tienes que dejar de lado esa actitud Sai, ellos van a casarse en seis meses.

- No si puedo evitarlo – murmuro por lo bajo.

- ¿Sabes quien va a sufrir mas por esto verdad?

- El bastardo – respondió levantándose – voy a tomar un ducha ¿vienes?

- No, creo que estoy molesto contigo – el azabache enarco una ceja – además estamos separados ¿verdad?

- Gaa chan – exclamo el Uchiha con falsa indignación.

- Esta noche duermes en casa de tus padres – continuo ignorando a tu esposo – hasta que nos reconciliemos.

- Si ese es el caso nos reconciliamos ahora mismo – comenzó a acercarse nuevamente a la cama.

- Olvídalo, hasta que tu primo no este en la ciudad no te me acerques – y rápidamente se metió al baño, cerrando con seguro.

- Mi cerecita, eso no es justo – Sai golpeaba la puerta – eso no tiene nada que ver con nosotros – pero su esposo no respondió, se ducho, arreglo, seco el cabello y cuarenta minutos después salió sonriente – eres cruel – el pelirrojo elevo los hombros y se metió a su guardarropa a cambiarse. Sai se quedo mirando la puerta unos segundos y luego se metió al baño, ya estaban un poco retrasados. Gaara ya listo salió de la habitación, avanzo por el pasillo y abrió una puerta. Dentro sus dos niños lo esperaban sentados en la cama.

- Buenos días mis amores – los saludo feliz, los niños sonrieron.

- Buenos días papi – el mayor de los dos, Shun de siete años se levanto para abrazar al doncel – estas muy hermoso hoy – le beso la mejilla.

- Muchas gracias mi vida – le revolvió el cabello amorosamente – ve a lavarte ¿si? – Shun asintió entrando al baño – buenos días pequeño diablito – se sentó en la cama de su hijo menor, Kai de cuatro años. Ambos niños tenían la piel blanca y los ojos negros, pero Kai era pelirrojo y Shun era cien por cien Uchiha, con su cabello negro y la mirada de superioridad. Ambos varones muy inteligentes y responsables, los dos totalmente “enamorados” de su papi y súper competitivos con su padre.

- Papi – se quejo el pelirrojo menor por las cosquillas de su papi, pero no pudo evitar reír feliz – yo quería decirte que estabas hermoso primero – se quejo con un puchero adorable.

- Mi bebe no importa quien lo diga primero, yo amo escuchar que mis hijitos me ven bonito – lo sentó en su regazo. El menor sonrió.

- Eres el mas bonito papi – le beso la mejilla – pero ya no soy un bebe – Gaara lo apretó riendo.

- Eres mi bebe hermoso – lo puso en el suelo.

- Lo malcrías demasiado – hablo Sai desde la puerta.

- ¡Intruso! – Grito el menor y le lanzo a su padre una zapatilla - ¡fuera intruso! – Sai esquivo divertido los ataques, sus hijos le habían prohibido ingresar a su habitación cuando Gaara estaba con ellos, no querían compartirlo. Y si bien podría hacerles el capricho, le gustaba demasiado hacerlos enfadar y demostrarles que el dueño de la cerecita sexi era el. Así que muy tranquilo camino hacia su esposo lo levanto de la mano y lo abrazo. Shun salió del baño y miro a su padre con el seño fruncido.

- Déjalo, no puedes estar aquí, ya sabes las reglas – hablo el primogénito del matrimonio.

- Esta es mi casa así que las únicas reglas que valen son las mías – les sonrió con superioridad, noto que su hijo menor iba a llorar y eso significaba problemas para el – oh el bebito va a llorar – se burlo cínicamente, Gaara intentaba soltarse pero su esposo era mucho mas fuerte – ni las hijas de Dei lloran tanto como tu – eso fue suficiente para que el menor corriera a encerrarse en el baño. Gaara le dio una patada en la pierna y se soltó molesto – no es para que me mires así, no le haces bien consintiéndolo tanto, es un varón, no una niña o un doncel no puede ser tan sensible.

- ¡Tiene cuatro años! – Grito el doncel molesto – y no me digas como criar a mis hijos.

- ¡Nuestros hijos! – Sai elevo un poco la voz.

- ¡No le grites! – Shun reacciono poniéndose frente a su papi, encarando a su padre – y sal de aquí ahora.

- Estas cada vez mas cerca del internado militar en Alemania – amenazo molesto.

- ¡Ya basta! – Gaara exploto, lo tomo del brazo y lo arrastro al pasillo. Shun abrió un poco la puerta para espiar, su hermanito salió del baño y lo imito - ¿se puede saber que demonios te pasa? – El varón apretaba los labios con el seño fruncido – hace días que estas buscando la mínima excusa para pelear y amenazar a los niños y no pienso tolerarlo mas – silencio - ¡habla! – exigió gritando.

- Los quieres mas que a mi – reconoció apenado – solo a ellos les sonríes, y los mimas y les cuentas cuentos ¿y yo? – se señalo – a mi solo me insultas y me usas como tu juguete sexual – Gaara tenia la mandíbula hasta el piso, los menores que espiaban igual – solo me utilizas para el sexo – el silencio se rompió por las carcajadas del pelirrojo mayor, que tuvo que apoyarse en la pared y sujetarse en estomago, miraba a su esposo y la risa comenzaba de nuevo. Sai se sentía ofendido y herido, él le hablaba con el corazón en la mano y su pelirrojo se burlaba de él.

- Por Kami – hablo Gaara cuando se calmo un poco - ¿estás celoso de tus hijos? – pregunto y volvió a romper en carcajadas. El varón estaba indignado, él no estaba celoso. Simplemente le hacia notar a su esposo el poco tiempo que le dedicaba. Antes no lo había notado, porque le encantaba todo de su matrimonio, pero últimamente había pasado mucho tiempo con su cuñado y este le contaba lo amoroso que era su hermano con el. Y se le hacia injusto que su cerecita no lo tratara así.

- No es eso – murmuro con el seño fruncido – solo te pido un poco mas cariño – a las carcajadas de Gaara se le sumaron las de su hijo mayor que no pudo aguantar mas y estaba en el piso sujetándose el estomago. El menor los miraba sin comprender porque se reían tanto, su padre estaba sufriendo por la falta de cariño. Piso a su Aniki y llego a su padre, le estiro los brazos para que lo cargara. Sai confundido hizo lo que le pedía y luego estuvo bajo una lluvia de besos y caricias por todo su rostro. Los otros dos dejaron de reírse y miraban la escena sin comprender del todo que pasaba.

- Ya no estés triste oto san, yo voy a darte muchos mimitos ¿si? – le dijo dulcemente el pelirrojito con una tierna sonrisa. Sai suspiro y asintió, era imposible ser duro y firme con ese chiquillo. Con el mayor no le costaba, porque el condenado era igual que el, pero su mini cerecita era muy sensible y tierno. Le recordaba a su hermanito adorado.

- Gracias Kai, eres el único en esta casa que me entiende – le beso la frente y lo dejo en el piso – quiero que sepas que me siento muy dolido con ustedes dos – señalo a su esposo y a su primogénito que hicieron hasta lo imposible por no volver a reírse, pero fue en vano. Les dolía el estomago y estaban llorando pero la situación era demasiado cómica – vamos mini cerecita, tu y yo desayunaremos fuera – tomo a su niño de la mano.

- ¡Si! – grito el menor – pero tengo que cambiarme de ropa primero.

- Te espero abajo, no tardes – el menor corrió a su habitación, Sai miro indignado al resto de su familia y se marcho con la cabeza en algo, para la diversión de su esposo y su primogénito, al que le llevo unos minuto calmarse. Tiempo que uso el menor para cambiarse y correr en buscar de su padre.

- Los veo luego – grito corriendo por el pasillo.

- Parece que nos quedamos solos – murmuro Shun. Gaara asintió - ¿vamos a la casa del abuelo? Muero por contarle lo que paso.

- Vamos – dijo divertido, seria inútil pedirle a su hijo que no dijera nada, además de que seria divertido ver a Sai ser el blanco de las bromas de los demás Uchiha para variar.

 

En el auditorio de la más prestigiosa Universidad del país, las familias mas distinguidas iban llegando para presenciar el acto de graduación de una nueva generación de profesionales. Como no podía ser de otra manera, la llegada del retirado líder del clan más poderoso llamo la atención de todos los presentes y de la prensa. Madara caminaba como si el mundo le perteneciera, llevando de la mano a su esposo, tan hermoso como siempre, el cual llevaba a su vez al menor de sus hijos. Uchiha Akira, todo un varón del clan. Con sus ocho años recién cumplidos, caminaba con la misma seguridad que su padre y sujetando de manera firme la mano de su oto chan, para que nadie osara acercarse más de lo necesario. Madara no podía estar más orgullos de su último vástago, tenia el carácter de los Uchiha y la belleza de los Namikaze. Una combinación explosiva, sumado a la superior inteligencia y los aires de grandeza que acompañaban a todos los suyos. Si tenia que criticarle algo al pequeño era su complejo de Edipo, el intentaba comportarse como el adulto que era pero cuando ese chiquillo le pedía a su rubio que durmiera con el, toda la madurez se iba por un caño y se portaba como un chiquillo malcriado. Y Minato solo reía y le decía que iba a disfrutar de su hijo mientras pudiera, porque cuando creciera ya no se dejaría mimar tanto, así que tenía que aguantársela estoicamente. Caminaron hasta sus lugares, detrás de ellos Gaara caminaba junto a su hijo, que se portaba igual de protector que su tío. Lanzaba miradas asesinas a los varones que miraban de más a su papi, dejando bien en claro que debían mantener los ojos bien lejos de él. Madara estada muy complacido con su yerno. Años atrás cuando supo todo el plan que el padre de Gaara había armado con los otros bastardos se había sentido un poco resentido, pero comprendió que el pelirrojo era una victima mas, además de que se notaba el sincero amor que le tenia a su primogénito y ni hablar de Sai, que prácticamente vivía por y para el doncel. Así que tuvo que hacer desaparecer el resentimiento y mirar a Gaara como lo que era, el doncel que su hijo amaba y no el hijo de un enemigo. Fue difícil, porque había pasado muchos años de su vida vengándose de quienes lo ofendían con ataques a sus seres queridos, pero su esposo y sus hijos donceles lo habían cambiado. No quería decir que se había ablandado, porque en un hombre de su posición seria un sacrilegio, pero él sabía que era la verdad, sus donceles lo habían vuelto más humano y eso le agradaba demasiado como para intentar cambiarlo. Habían sido tiempos duros luego del ataque a su familia, pero por suerte todo había salido mejor que bien. El único inconveniente fue decirle a Minato la verdad, esperaron a que su pequeño rubio estuviera recuperado casi del todo para contarle. El Namikaze mayor se había alegrado por su niñito, pero había pasado más de un mes ignorando a su esposo y a su madre, por mentirosos y ocultadores. Se dedico ese tiempo a pasarlo con sus hijos y a ayudar a Mikoto con los planes de la boda de Sai y Gaara, el cual estaba casi desesperado por ir hacia el altar. Cuando se le paso un poco el enojo decidió aprovecharse de Madara y tenerlo como un sirviente personal, para después perdonarlo y mucho después comunicárselo al Uchiha, que estaba desesperado haciendo de todo por reconfortarlo. Después de eso vinieron momento de pura felicidad. Su primogénito se había casado un mes antes de que Akira naciera, y cuando volvieron de la luna de miel les anunciaron que esperaban a su primer hijo, que nació solo cuatro meses después, dejando claro que Gaara se había casado embarazado. Prácticamente su hijo menor y su primer nieto tenían la misma edad, una diferencia de meses y eran los mejores amigos. Su Naru se recuperó perfectamente y estaba tan inquieto que Pain y Hidan no daban abasto para cuidarlo, motivo por el cual Kisame y Zetsu los ayudaban, además del acosador de Sasuke que cada minuto que tenía libre lo pasaba pegado a su pequeñito, eso no era precisamente un recuerdo feliz, pero era inevitable lamentablemente para él. Deidara había concluido su carrera de arquitectura y diseño de interiores. Itachi lo había ayudado a montar su estudio y tenia una cartera de clientes que lo mantenían muy ocupado y contento. Su hijo era muy bueno en lo suyo, varias de sus casas habían sido publicadas en diversas revistas, mostrados en programas de tv o por internet. Su nombre era sinónimo de elegancia, confort y buen gusto a la hora de decorar y diseñar un hogar. Por motivo de su carrera su boda había tardado casi tres años en realizarse luego de la de Sai. Había notado lo ansioso, por no decir desesperado, que su sobrino mayor estaba, por eso no le sorprendió nada que Deidara regresara de la luna de miel muy embarazado. Su segundo nieto llego casi al mismo tiempo que el tercero, porque Sai y Gaara esperaban también a su segundo hijo, que nació con una semana de diferencia del primogénito de Itachi y Deidara. Otro par de Uchiha, que lo llenaron de orgullo, un doncel y un varón. Cuando vio a los niños había jurado que Kai era el doncel y que Suishi el varón, pero los estudios indicaron lo contrario. Itachi tenía un doncel y Sai otro varón. Quienes los veían pensaban que era al revés, pero los médicos aseguraban que el azabache de ojos azules, hijo su sobrino era un doncel, un poco masculino, pero con útero y que el tierno pelirrojo hijo de Sai era todo un varón, que no tenia mucho de varonil, pero él no era medico para discutir a la ciencia. Así que tenia dos nietos varones, un doncel y dos hermosas niñas, las primeras Uchiha que nacían en años. Su Dei había tenidos mellizas, dos hermosas niñas rubias de ojos negros como la noche mas oscura. Tenían dos años pero parecían de mas, su alto nivel de inteligencia había sorprendido a todos los especialistas, y eso que en el clan eran comunes los superdotados, pero sus niñas era cosa aparte, antes de los diez les pasarían a todos por encima y eso lo hacia sentir enormemente orgulloso. Y para rematar tanta felicidad, ese día su niñito de oro culminaba sus estudios universitarios. Le había costado un poco acabar la secundaria, no porque fuera tonto, si no porque prefería hacer todas las cosas que no había hecho en su vida que estudiar, y él no tenia corazón para negarle nada. Se lo había llevado de viaje, habían visitado todos los parque de diversiones que encontraban, le enseño a montar en caballo, a conducir un coche deportivo, una motocicleta. Lo llevo a escalar, se lanzaron de un paracaídas, volaron en una avioneta, en helicóptero, bucearon. Más de un año estuvieron de aquí para allá cumpliendo los deseos de Naru chan y cuando pensó que era suficiente le puso un par de tutores privados para que acabara la escuela y se postulara para la universidad. Le costó horrores convencer a su caprichoso hijo que le hiciera caso, tuvo que aguantar muchos berrinches y chantajes emocionales, para que finalmente fuera el idiota de Sasuke el que lo consiguiera, le agradecía por ello, pero lo detestaba por lo mismo, no podía aceptar que ese desgraciado tuviera mas influencia en su pequeño que él. Pero ya no podía hacer nada más que amargarle la vida cuando lo tuviera a mano, y contaba con el apoyo de sus dos hijos varones y de Deidara para conseguirlo. Entre los cuatro le hacían misión imposible quedarse a solas con su niño y pensaba seguir con lo mismo para siempre, ni siquiera cuando se casaran en seis meses lo dejaría en paz. Tenía pensado arruinarle la noche de bodas y la luna de miel, para que ese degenerado no le quitara la inocencia a su bebito. Sus cómplices y el trabajaban duramente, a escondida de sus parejas claro y ya estaba todo cocinado para que Sasuke no le tocara un solo cabello a su kitsune. Salió de sus pensamientos cuando Deidara llego y lo saludo con una hermosa sonrisa y le entrego a su nieta, Mina era muy apegada a él y eso le encantaba. Amaba a todos sus nietos, pero la pequeña rubia le recordaba tanto a Naru que no podía evitar mostrar cierto favoritismo, además de que los demás niños no eran muy demostrativos con el, todo el cariño se lo daban a Minato y no le molestaba, así había sido siempre, incluso con sus hijos, salvo Naru chan que aun se le sentaba en las piernas y se dejaba mimar con un bebito por el.

- Abu – Mina le beso las mejillas – te amo – y le regalo un chocolate.

- Yo igual mi niña – le beso la frente con una sonrisa pintada en el rostro.

- Pensamos que llegábamos tarde – Deidara se sentó a su lado – Sui chan no quería ponerse el traje – señalo a su hijo que lucia un hermoso kimono rosa con el rostro totalmente desfigurado por la rabia – no se porque se queja si se ve hermoso.

- No le gustan esas ropas Dei, si mal no recuerdo tu odiabas los kimonos de niño – hablo Minato - ¿Por qué lo obligas?

- Porque luce adorable – dijo feliz el pelilargo – Ino chan se esmera mucho en hacer ropa hermosa para donceles y lo usa a el como musa, lo mínimo que corresponde es que se vista con sus diseños.

- Igual que tú – ironizo Itachi que no le gustaba ver a su hijo vestido así, pero no podía discutir con su esposo sobre el tema, porque era una causa perdida.

- A mi esa ropa no me sienta, soy demasiado delgado y los pantalones me quedan mejor – respondió como si nada.

- Eres un mentiroso, los kimonos de donceles te sientan de maravilla – el rubio se sonrojo por lo que dijo su esposo. Itachi sonrió y lo tomo de la mano – oye Gaara ¿y Sai? – pregunto al pelirrojo.

- Se fue a desayunar con Kai, deben estar por llegar – miro la hora – aunque no me sorprende que llegue tarde, tiene la cabeza en cualquier lado últimamente.

- Si esta mas idiota que lo normal – admitió Itachi divertido.

- Y no sabes que lo hizo hoy – Shun se puso de pie frente a su familia, Gaara negó con la cabeza pero no pudo evitar que su hijo contara lo que su padre había hecho en la mañana. Akira volvió a reírse de su hermano mayor, Madara se contenía porque si decía algo ofensivo su esposo contaría lo que el hacia cuando tenia que dejarlo dormir con Akira.

- No puedo creerlo – Deidara miro a su esposo - ¿de donde carajos saco Sai que yo soy amoroso con Itachi?

- Dei no digas grosería delante de los niños – le reprocho Minato – pero tengo la misma duda que tu ¿Itachi sabes algo? – el aludido sonrió de medio lado.

- Digamos que fue una pequeña venganza por algo que me hizo – todos comprendieron.

- Fue divertido, pero podrías decirle la verdad, no tengo intención de ser mas cariñoso con ese bobo – aclaro Gaara, Itachi elevo los hombros y asintió. Solo un tonto se creería que su rubio era cariñoso y mimoso todo el tiempo con el. Deidara solo se ponía así cuando quería algo y por más que sabía la verdad no podía no acceder a cualquier cosa en esos momentos.

 

Sai había llegado hacia minutos al colegio pero estaba hablando por teléfono en el estacionamiento.

- Mira imbécil como no me mandes un coche ahora te destrozo la cara – Sasuke estaba en el aeropuerto, a mas de una hora de distancia y sin un vehículo para trasladarse.

- No me amenaces bastardo o te quedas ahí todo el día – Sai estaba satisfecho, Sasuke no llegaría a tiempo.

- Maldito desgraciado, todo es tu culpa mi vuelo salía anoche, pero te hice ese estúpido favor y ahora estoy retrasado – Sasuke parecía a punto de incendiarse del coraje, en donde estaba nadie se la arrimaba porque daba miedo.

- El asunto es primito que todos están en el colegio y dudo que alguien quiera ir por ti y perderse la ceremonia, todos esperamos este momento con ansias – Sai hablaba tranquilo y Sasuke estaba que se lo llevaba el demonio.

- ¡Quiero un coche ahora! – exigió.

- Buena suerte con eso bastardo – Sai corto más que satisfecho con el mismo.

- ¿Qué significa bastardo papá? – Kai estaba en su sillita en el asiento trasero y recién recordó que no debía decir grosería delante de él.

- Es solo el sobrenombre de tu tío Sasuke amor – se bajo y lo saco del coche – pero tu no puedes decirle así, por lo menos delante de los demás ¿me lo prometes? – El niño asintió sonriente – ese es mi niño y ahora vamos que ya es tarde - Entraron al auditorio que ya estaba casi lleno, faltaban minutos para el comienzo. Con Kai en brazos llego donde su familia sonriendo muy feliz.

- Llegas tarde – Gaara lo regaño y le quito el niño de los brazos.

- Es que después de desayunar fuimos al medico – dijo el pelirrojo menor, todos lo miraron preocupados, pero confundidos al ver que Sai no dejaba de sonreír – me hicieron un estudio – siguió el niño – con una cosa frían en mi pancita – se acarició la zona - ¿verdad oto san? – Sai asintió.

- Explica – exigió Madara serio.

- Es simple, mi niño es un doncel – sonrió mas ampliamente – el estudio que le hicieron a los tres meses de nacido estaba errado, Kai es doncel y acabo de comprobarlo – mostro los resultados del estudio a su padre que asintió – en realidad es algo que pensaba desde hace tiempo, pero el idiota del doctor me aseguro que no había errores.

- No voy a decir que me sorprende porque es algo obvio – miro a su nieto que le sonreía a la pequeña Mina en sus brazos – muy obvio – aclaro el mayor y luego miro al primogénito de Itachi que quería destruir con los ojos su traje rosa - ¿El estudio de Sui chan fue en el mismo lugar? – Itachi lo medito y asintió atando cabos – el idiota confundió a los niños, Sui es el varón, es indudable, porque no parece para nada un doncel.

- Se los dije – exclamo indignado el aludido – les dije que no era un doncel y ustedes no me creyeron y ahora tengo que usar este estúpido traje rosa – estiro con rabia la tela – papi quítamelo – exigió al borde del berrinche - ¡quítamelo, quítamelo! – comenzó a repetir intentando sacarse el kimono.

- ¿Y vas a quedarte desnudo aquí? – preguntó Deidara tomándolo de las manos para que no se desnudara.

- Prefiero estar desnudo que con ropa de doncel – admitió – odio los kimonos y odio más los kimonos rosas.

- A mi me parece bonito – la vocecita de Kai lo calmo.

- En ese caso dame tu ropa y yo te doy este – demando. El doncelito asintió y comenzó a desabotonarse la camisa, pero Gaara lo detuvo.

- Vamos al tocador Dei – le propuso a su cuñado y ambos se marcharon con sus retoños en brazos. Sai ocupo su lugar y recibió las felicitaciones de sus padres, su hermano menor y su cuñado por su recién descubierto doncel.

- Sai ¿sabes algo de Sasuke? – Madara pregunto fingiendo inocencia.

- Esta en camino – mintió con descaro y le guiño un ojo a su padre, ambos eran cómplices de esa situación.

 

Notas finales:

¿Madara es un abuelo super tierno verdad? El podre hijo de Itachi paso los primeros años de su vida como un falso doncel... pobrecillo y encima usando ropa rosa que le ponia Deidara.

Los hijos de Gaara y Sai son todo un caso, y Sai es Sai.

La segunda parte veremos al nuevo Naru chan, que como podran imaginar estara mas hermoso que nunca y tambien mas malcriado y caprichoso, todo culpa de Madara y el que lo tiene que "padecer" es Sasuke.

Nos leemos prontito, lo prometo ♥


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