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Los Varones de Papá, los Donceles de Papi por Serenamoon

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Notas del capitulo:

Ya casi se acaba el miercoles, pero antes dejo el capi del dia.

Perdon por no responder los comentarios, tengo mucho trabajo y agata me da el tiempo para publicar, en cuanto pueda lo hago, lo prometo.

DULCES DIECISEIS: LA FIESTA I PARTE

 

La semana había pasado sin más complicaciones que las propias de organizar semejante evento, pues la fiesta de dieciséis años del hijo menor del hombre del momento era un acontecimiento que prometía ser inolvidable. El sábado desde temprano Deidara y Naruto comenzaron con sus preparativos, el rubio pelilargo era el encargado de arreglar al cumpleañeros y hacer que brillara más que nunca. Luego de una sesión de belleza (masajes, faciales, corte de cabello, etc.) Lo ayudo a vestirse con un hermoso kimono amarillo con detalles en rojo y azul, que resaltaba los ojos y el cabello del pequeño. Naruto estaba nervioso, no se sentía a gusto siendo el siendo de atención de personas que no conocía, pero ya era tarde para arrepentirse. Como a eso de las ocho de la noche, Mikoto les informo que todos los invitados habían llegado y que debían bajar. Dei beso a su hermanito y se fue, ya que la entrada triunfal debía hacerla el solito. Los dieciséis años simbolizaban en los donceles y las mujeres el paso de niño o niña a adulto y en las familias como la de Madara se acostumbraban a celebrarlo por todo lo alto.

El salón estaba lleno de los más distinguidos personajes, magnates multimillonarios, sus hijos, celebridades, algunos reporteros, la mayoría gente que Naruto no conocía, pero que por algún motivo debían estar ahí.

En un momento las luces bajaron un poco, la música ambiental se detuvo y una hermosa melodía de piano comenzó a sonar con mas fuerza. Un reflector ilumino la majestuosa escalera y sobre ella el querubín de la familia Uchiha/Namikaze hizo su aparición. La multitud se quedo muda, la belleza del doncel era irreal. El atuendo, las luces y la decoración solo colaboraban a acentuar lo que el por naturaleza poseía. El corazón de Naruto latía desbocado, todo el mundo lo miraba y el sentía que quería irse a su habitación. Suspiro profundamente y recordando lo que su tía le había indicado se sujeto con una mano de la baranda de la escalera, debía hacerlo así, sin mirar abajo, caminando con lentitud y delicadeza, lo habían ensayado varias veces y siempre terminaba tropezando y siendo socorrido por su padre o por alguno de sus custodios, que ahora mismo no veía cerca. Seria demasiado humillante caer rodando las escaleras, pensó deprimiéndose. Decidió concentrarse en bajar. Un pie primero, el otro luego, lento, suave, con la gracia que un doncel de su clase debía mostrar. Esas cosas no le agradaban pero por su papi y su tía lo estaba haciendo. Ya llevaba la mitad, ya no quedaba mucho. Su padre lo esperaba al pie, para guiarlo al centro del salón, rogaba  poder llegar a su lado sin hacer el ridículo. Los ojos negros de su progenitor lo miraban fijo, Madara también estaba preocupado, pues la torpeza de su pequeño no era asunto desconocido para nadie, pero los ridículos protocolos indicaban que debía bajar solo las escaleras. Si llegaba a lastimarse uno solo de sus cabellos el mismo se encargaría de golpear al idiota que dictaminaba esas cosas. Ya casi, le quedaban tres cuartos, casi podía tomar la mano que su padre le ofrecía, pero claro, nadie conto con un inapropiado y cegador flash que descontrolo todo. El pobre rubito perdió la concentración, sus piecitos se enredaron con la seda de su traje y se precipito hacia adelante. Cerró los ojos esperando el golpe que nunca llego.

- Te tengo pequeño – la voz de su padre lo hizo mirar para encontrarse como muchas otras veces entre sus brazos, Madara sonreía pero él se quería morir de la angustia, todo el mundo lo había visto caer. Sus ojitos se aguaron y Madara sintió que alguien tenía que pagar por eso. Con un solo gesto se vio rodeado de custodios y se sentó en los últimos peldaños con Naru en brazos que ocultaba su rostro en su pecho - ¿te lastimaste? – pregunto sintiendo la sangre arder, sencillamente no soportaba que alguno de sus rubios se lastimara, sacaba lo peor de él. Naru negó con la cabeza, aun ocultándose.

- Todos van a burlarse dattebayo – exclamo compungido, dada su torpeza había sido victima durante su adolescencia de todo tipo de burlas por parte de sus compañeros de sus antiguos colegios, y eso lo lastimaba, no quería volver a pasar por ello.

- Cariño si alguien se atreve va a ser lo último que haga en su miserable y patética existencia – dijo con tono calmado pero muy intimidante el mayor – nadie con dos dedos de frente va a atreverse.

- Pero hice el ridículo – se quejo sujetando la camisa de su padre con sus manitos – cuando yo no este cerca van a burlarse.

- Eso no importa – Madara lo hizo mirarlo – ellos pueden decir lo que quieran, pero saben que en todos los sentidos tu eres superior – Naru iba a replicar – lo eres, tu belleza opaca a cualquiera de los aquí presentes, tu dulzura es capaz de derretir el corazón mas duro, eres inteligente, amable, cariñoso, considerado, y por si eso fuera poco eres mi hijo, un Uchiha, aunque en los papeles figure Namikaze, es mi sangre la que corre por tus venas, y nosotros somos superiores, y todos lo saben, así que si alguno de esos idiotas se atreve a burlarse, solo será su patético intento de llevarte a su nivel, cosa que jamás podrán conseguir, porque mi Naru – se puso de pie depositándolo en el piso – tu eres un sol, un ángel y eso nadie va a cambiarlo, solo no dejes que te afecte ¿lo intentaras? – Naruto asintió y Madara le limpio las lagrimas con le pulgar – ese es mi niño – Le sonrió y le ofreció su brazo para que lo acompañe – hora de demostrarle a todos quien es Naruto Namikaze – comento para darle ánimos a su pequeño. El no entendía muy bien como ayudarlo, en su familia desde pequeños les enseñaban a  ser los mejores, a que nadie nunca podía humillarlos porque todos eran inferiores. Así mismo había criado a Sai, y su hermano había criado a sus hijos, y posiblemente ellos criarían así a los suyos. Estaba al tanto que Jiraya también había inculcado lo mismo en Minato, puesto que le doncel era muy orgulloso y se notaba eso en Deidara que parecía llevarse el mundo por delante, pero Naru no había tenido la misma vida que ellos, su precaria salud lo había obligado a crecer encerrado y recibiendo todos los cuidados y atenciones, por eso era así. Frágil, temeroso y muy sensible a las criticas dañinas de los demás, pero él se encargaría de quitarle un poco de eso, no quería que su pequeño sufriera por ese motivo nunca mas. Mientras caminaba al centro del salón noto todas las miradas sobre ellos. Era obvio lo que pensaban, podía leerlos con precisión. Los varones, de diversas edades, solteros o no devoraban al pequeño con los ojos, tenían deseos impuros para con el. Algunas mujeres, las más viles y descaradas lo miraban con envidia, puesto que Naruto tenía todo lo que ellas quisieran tener y ni con el mejor cirujano plástico conseguirían. El rubito brillaba con luz propia, y eso venia de fábrica. Sonrió orgulloso, claro que con su típica sonrisa de medio lado, marca registrada entre los suyos. Se detuvo al centro, cerca de su familia y de los amigos del rubio que ya estaba mas tranquilo, alguien le acerco un micrófono y el tomo la palabra – queridos amigos, familia – comenzó – les doy las gracias por estar presente en este momento tan importante para todo padre – miro a su hijo menor – en este día mi niño comienza su camino hacia la adultez. Deja sus juguetes y la vida de fantasía para ingresar al mundo real, deseo con todo mi ser que este camino este lleno de felicidad y gozo y que sepa que siempre que lo necesite su padre estará para apoyarlo – era tradición que el padre varón dijera palabras alusivas al cambio que comenzaría en la vida de los agasajados, alentándolos a seguir adelante y vivir como sus padres le habían enseñado. Tradicionalmente tener 16 para un doncel o una mujer significaba que estaba listo para contraer matrimonio y dar a su esposo un heredero, pero Madara no pensaba cumplir con eso, su niñito no iba a casarse hasta dentro de muchos, muchos años, todos los que el pudiera evitar – ahora el cumpleañero dirá unas palabras – le paso el micrófono a su hijo que tenia los ojos mas abiertos que nunca – tranquilo, respira y di lo que quieras – le susurro al oído mientras le acariciaba los hombros. El rubito asintió, suspiro y se dispuso a hablar.

- Muy buenas noches – dijo tímidamente, era la primera vez que hablaba frente a tantas personas, por lo general le encantaba hablar, y cuando empezaba no tenia problemas en seguir, el problema era que se callara, pero ahora estaba bloqueado – recorrió a las personas con la mirada, su familia lo miraba sonriente. Dei le mostraba los pulgares arriba, Sai le guiñaba un ojo, su papi luchaba por no llorar de la emoción y sus abuelos lo miraban orgullosos, así que dándose ánimos el mismo sonrió y retomo su improvisado discurso – muchas gracias por venir a mi fiesta dattebayo, espero que lo pasen bien, mi tía ha conseguido la mejor comida y el mejor DJ – y así comenzó con su habitual monologo que se termino porque Madara le dijo sutilmente al oído que “ya era suficiente” – eso seria todo, diviértanse y nos vemos luego – guiño un ojo sonriendo como lo hacia cuando entraba en confianza y le entrego el micrófono al encargado de eso. Luego le sonrió a su padre que asintió complacido y lo guio para encontrarse con su familia.

- Mi amor has estado tan increíble – Minato lo atrapo entre sus brazos, no cabía en si de la dicha de ver a su pequeño convirtiéndose en adulto. Recordaba que al nacer le habían dado inexistentes esperanzas de vida para el y verlo así de hermoso y vital le llenaba el alma de felicidad – ha sido un discurso muy bonito – en eso mintió un poco, porque el rubito había desvariado un poco o mucho tal vez, pero le había salido bien y era lo importante.

- Gracias papi, la fiesta ha quedado muy lindo dattebayo – le sonrió.

- Naru-chan – Sai lo apretó ahora, más efusivamente que Minato. Él amaba a sus hermanos por igual, y estaba dispuesto a dar la vida por ellos, pero el menor le despertaba un instinto de protección y cariño que no podía reprimir – muchas felicidades mi bebe.

- Ya no soy un bebe, baka – rio el pequeño – oto san dijo que soy un adulto.

- Solo lo dije porque correspondía, tienes que acostumbrarte que para todos aquí siempre serás un bebe – hizo un puchero y fue el turno de Dei de abrazarlo. Cualquiera pensaría que el doncel podría sentir celos de su hermanito por llevarse toda la atención, pero era todo lo contrario, nadie mimaba y malcriaba mas al rubio que su hermano, para el pelilargo que Naruto estuviera vivo era un milagro que agradecía cada día de su vida, lo amaba incondicionalmente y buscaba la más mínima forma de demostrárselo.

- Eres un bebe grande, pero bebe al fin – se burlo con cariño – has sido la sensación baka, todo el mundo va a hablar de tu manera de bajar las escaleras – Naru frunció le seño.

- Deidi – se quejo.

- Fue tan genial, venias como todo un doncelito delicado y de repente – hizo un gesto con las manos para indicar el movimiento de la caída – magistral.

- Eres cruel dattebayo – se quejo con puchero que a todos hizo reír.

- Naru-chan – su abuelo se había acercado.

- Ero-sennin – dijo para luego abrazarlo.

- Que no me digas así mocoso malcriado – lo regaño tiernamente – muchas felicidades mi niño, eres todo un hombrecito ahora – Naru asintió – ya estas en edad de contraer matrimonio he considerado varios candidatos.

- Padre – hablo Minato – si no te callas voy a darle permiso a Madara de golpearte.

- No serias capaz – dijo el mayor mirando a su yerno que solo le sonrió de medio lado para confirmarle que si lo seria – igual solo bromeaba, no hay nadie a la altura de mis nietos, así que no tienen por qué casarse nunca – dijo esto abrazando a los dos rubios menores posesivamente – nadie los merece y nunca jamás un varón a ponerles una mano encima, no señor – comenzó a desvariar.

- Ya – Minato separo a sus hijos de su padre – estas delirando ¿tomaste tu medicina?

- Yo no tomo medicinas – se hizo el ofendido.

- Mi niño – una mujer rubio ojos miel se acercó, Naru la abrazo con fuerza.

- Oba-chan hace mucho no te veía – había unos meses que se habían visto por ultima vez – te he extrañado dattebayo.

- Y yo a ti mi niño – lo separo - tenia muchas ganas de ver a mi familia – observo a los presentes – a casi todos al menos – comento mirando a Madara y a Jiraya que solo bufaron. Los saludos entre ellos siguieron y luego Mikoto se acercó.

- Naru-chan, todos quieren felicitarte, tienes que circular saludando – indico. Madara se tenso, esa era una de las cosas que no quería que pasaran. Naru asintió y se encamino con su tía, pero Madara lo sujeto de la mano – Madara sama usted sabe como son las tradiciones – indico la mujer – Naru tiene que circular solo o con su pareja, no con su familia, no es apropiado que un doncel de su belleza y clase camine con su padre, eso significaría que no puede conseguir pareja, y no es conveniente para el – Madara iba a decir que le parecía lo mejor del mundo que todos pensaran que su hijito no podía conseguir pareja, pero la mirada severa de su esposo y su suegra lo hicieron desistir.

- Bien, pero solo no va a pasearse – Mikoto suspiro ¿Qué se supone que tenían que hacer? Él no había aceptado ninguna de las solicitudes para ser la pareja del menor esa noche – Naru ¿vinieron tus amigos del colegio? – el rubito recorrió el lugar con la vista y a unos metros vio a sus amigos, los saludo con la mano sonriendo.

- Si oto san están allá mismo – indico.

- Bien, esperen un poco – y se acercó a los jóvenes – muy buenas noches jóvenes.

- Madara sama – saludo Neji educadamente, Madara a leguas notaba las intenciones de ese chico con su niño.

- Buenas noches – secundo Shikamaru menos formalmente. Shino, Kiba y Lee saludaron como correspondía.

- Joven Nara – indico serio – ¿me permite unas palabras? – el aludido asintió y se alejaron un poco – necesito un favor tuyo – Shikamaru asintió suspirando, estaba en una fiesta no quería trabajar – quiero que escoltes a mi Naru esta noche en la fiesta – el menor lo miro sorprendido – resulta que los donceles deben tener una cita en estos eventos y que por obvias razones él no tiene – Shikamaru asintió, Naruto no tenia edad para tener citas, dudaba seriamente que algún día la tuviera, pero eso se vería luego, lo que importaba es que Madara pensaba lo mismo – ese chico Neji esta interesado en el y no voy a facilitarle las cosas – Nara asintió – Abrume esta mas interesado en Kiba que en otra cosa – otro asentimiento –así que eso te deja a ti como única opción ¿Qué dices?

- No hay problema – dijo serio - ¿Qué hago?

- Simple, lo tomas de la mano y lo guías por el salón, que salude a todos, pero que nadie lo toque – Shikamaru asintió – los abrazos no son necesarios, como mucho pueden besarle la mano, pero no mas de dos segundos.

- Entiendo – dijo – voy a mantenerlo a salvo.

- Lo se – hablo el mayor confiado – andando – se acercaron a la donde esperaban Naruto y Mikoto – Shikamaru va a escoltarte esta noche – Naru asintió sonriendo y se le colgó del brazo.

- Que bueno Shika – exclamo – no quería saludar a extraños yo solito – el varón el sonrió.

- Para estoy yo, andando – y comenzaron su recorrido.  Todos los presentes saludaron al menor deseándole lo mejor, sinceramente en algunos casos, de la boca para afuera en otros. Varios habían intentando abrazarlo pero su pareja lo había evitado a toda costa y la indirecta había sido entendida, estaba prohibido tocar al cumpleañero.  Llegaron a un lugar más apartado, donde varios jóvenes estaban reunidos.

- Saigetsu  viniste dattebayo – se soltó de su amigo para acercarse al nombrado que lo abrazo cálidamente.

- Claro que si pequeño, no iba a perderme la fiesta del año – le revolvió los cabellos – feliz cumpleaños, espero que te guste tu regalo.

- ¿Qué me regalaste? – pregunto emocionado.

- Sorpresa – dijo sonriente - ¿no saludas a los demás?

- Juugo sempai – se acercó al pelirrojo abrazándolo igualmente.

- Muchas felicidades Naru-chan, tu fiesta es la mejor – el rubito asentía sonriente – lo estamos pasando fenomenal.

- Que bueno dattebayo, mi tía y mi papi se esforzaron mucho.

- Y les salió fenomenal – una mujer se acercó a ellos – Haruno Sakura, encantada – se estrecharon las manos – debe ser fantástico ser tu y vivir tu vida – el rubito elevo los hombros, no le veía nada de extraordinario a su vida – eres como un principito de la modernidad, a mi me encantaría ser como tu.

- Gracias, supongo – dijo.

- Y muchas felicidades por tu cumpleaños, ojala cumplas muchos años mas – el asintió sonriente.

- Hay que seguir pequeño – indico el varón que lo acompañaba porque había divisado a cierto sujeto que el consideraba indeseable.

- Teme – el gritito de Naru lo hizo enfocarse en otro lugar, detectando otro peligro. Aunque Orochimaru era el peor, pero Sasuke no se quedaba atrás. Naru quiso acercarse a Sasuke pero la mano de Shikamaru en su cintura lo impidió.

- No – dijo serio – prometiste alejarte de él.

- Pero – quiso replicar, él no quería alejarse de Sasuke, el aludido viendo la situación se acercó, luchando contra las ganas de golpear al idiota que sujetaba de esa forma a su niño.

- Feliz cumpleaños dobe – dijo con su típico tono de superioridad y su sonrisa de medio lado. El Nara frunció el seño, pero Naru sonrió.

- Gracias, Teme, que bueno que pudiste venir – respondió con sus mejillas sonrojadas, de repente ya no le molestaba estar en la fiesta. Sasuke sonrió sinceramente ante el gesto, dejando sorprendido a todos los que lo conocían, pues él nunca sonreía.

- Gracias por invitarme – dijo el – toma – saco de su saco un paquetito forrado en negro con un moño rojo, muy bien envuelto – tu regalo, espero que te guste – el rubito estiro la mano emocionado, era el mejor regalo de eso estaba seguro – pero lo abres luego, ahora no es apropiado – se adelanto a las intenciones del menor que ya estaba por romper el papel. Naruto frunció el seño pero obedeció guardando en un bolsillo de su traje el paquetito.

- Uchiha – Sasuke suspiro, ya se estaba tardando pensó, Hidan y Pain estaban a sus costados - ¿Qué demonios haces aquí? – pregunto por lo bajo el peliblanco, tampoco quería causar un alboroto.

- Naru me invito – dijo como si nada.

- Mentira – dijo Pain.

- Si es verdad dattebayo, yo lo invite – corrigió el rubio.

- Da igual, tienes prohibida la entrada a esta casa y  mas prohibido aun acercarte a el ¿es que no lo entiendes? – pregunto el líder de Akatsuki.

- Me da igual lo que diga Madara, a mi me invito el dueño de la fiesta – los desafío a ambos.

- Maldito engreído – murmuro Hidan apretando los puños – voy a molerte a golpes.

- Hidan – Naruto intervino – Sasuke teme es mi invitado y se queda – repuso sujetando el brazo del moreno – nadie va a golpearlo, y mi padre autorizo que venga – ambos custodios se miraron sorprendidos – pregúntenle si quieren – Hidan asintió a la muda orden de Pain y se alejó, los demás se quedaron allí, esperando.

- ¿Cómo te atreves? – Madara llego a ellos y antes de hacer nada alejo a su hijo del lado de su sobrino – pensé que había quedado claro la ultima vez que nos vimos, aléjate de mi hijo – su voz, su mirada, la postura de su cuerpo, todo indicaba que estaba a punto de convertirse en el animal que lo había dejado en coma – vete y no vuelvas.

- Pero oto san – quiso intervenís Naru, Sasuke con la mirada le indico que se callara.

- Vete – volvió a repetir el líder de los Uchiha, Sasuke asintió, le sonrió por última vez a su rubio y se fue. Naruto estaba con el seño fruncido ¿Por qué su padre había hecho eso? – Naru – le llamo Madara, pero él lo ignoro, girándose para alejarse de su lado. El varón suspiro sentido, era la primera vez que su pequeño se molestaba con el.

- Ese idiota le ha lavado la cabeza – dijo Pain, Madara asintió.

- Asegúrate que no vuelva a acercarse – el pelirrojo asintió – de la forma que sea – y se alejó para volver con su esposo.

Notas finales:

La fiesta va a ser larga... quizas dos o tres capitulos mas con algunas historias de los personajes (SaixGaa - ItaxDei)


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