El pequeño ángel negro nunca tubo la más remota posibilidad de saber lo que era jugar. Desde que nació sus más numerosos recuerdos eran de torturas que nunca llegaban a acabar, de tener siempre frío hasta perder la sensibilidad de su cuerpo. Sus ojos lo único que vieron fueron barrotes de duro metal y paredes de hormigon. Solo había conocido la nada.
Sus sentidos se sorprendían al probar comidas nuevas, pues su gusto solo conocía el sabor a pan y agua, sus ojos veían otros mundos, llenos de color y de vida, era como volver a nacer. Aun así solo había pasado apenas un par de días, y todavía era un novato en disfrutar de la vida, tenía que aprender a ser feliz.
Su hermana Hana le miraba de manera dulce y sonriente, al principio no sabía si aceptar, pues en su corazón que solo llego a conocer dolor y desesperanza, la dureza de la vida, pero ayer lo acogieron y no sintió miedo alguna a llorar en los brazos de su padre. Aquella familia le mostraba calidez y amor, y Himeko estaba inmensamente feliz a su lado, como nunca la había visto.
Kurama: "Demonio acepta de una vez"
Tsuyoshi: (7u7) Esta bien.
Hana: Jeje, vamos a la piscina de bolas.
Tsuyoshi: "No preguntare el por qué"
El ángel oscuro aterrizo en aquella piscina llena de bolas, la cual lo hundió, moverse allí era algo difícil y sentía que se caía. Vio como los otros niños se tiraban de plancha y su cuerpo se sumergía entre las esferas y Nevu metía a Shin.
Tsuyoshi: ¿Qué tiene de divertido todo esto?
Tsurik: Que es difícil mantener el equilibrio.
Hana: Te puedes esconder entre las bolas y no te ahogas nunca, jeje.
Tsuyoshi esquivo una de las bolas que venía desde atrás y sin a penas fuerza.
Shin: (mirada inocente) Poma.
Tsuyoshi: (-.-)
Tsuyoshi miró hacia atrás, el pequeño rubio empezó a dar palmaditas mientras reía alegremente.
Tsuyoshi: No es divertido.
Todos se empezaron a reír, debido a la seriedad de Tsuyoshi, pero este no lo llego a terminar de entender el porque las carcajadas.
Tsuyoshi: ¿Qué pasa?
Mei: (risa tímida) E que es muy divertido Zuyoshi.
Hana: Jeje, no te tienes que enfadar con Shin, la piscina de bolas es para tirarselas.
Tsuyoshi: "Es Tsuyoshi, aunque no creo que sepa pronunciarlo aun"
Asami: ¡Toma esa!
La volvió a esquivar sin problema alguno.
Tsuyoshi: (suspiro) "Bueno si quieren que tire bolas lo haré"
Agarró una de ellas con su mano y la lanzó fuerte hacia Tsurik, esta le dio en el estomago, como si un martillo lo golpeara. Se estremeció ante el dolor, rodeando la tripa con sus manos, intentando calmarlo.
Hana: ¡Tsurik!
Grito preocupa al ver como su amigo estaba dolorido, corrió como pudo hacia él entre las bolas.
Hana: ¿¡Tsurik estas bien!?
Tsurik: Duele mucho Hana.
Asami también fue corriendo hacia el preocupado, Shin y Mei observaban sin saber que hacer.
Asami: (enfadado) ¿¡Qué hiciste tonto!?
Tsuyoshi: Pero... me dijisteis que tenía que lanzar las bolas.
Asami: ¡Pero no tan fuerte! ¡Maldito monstruo!
Esas palabras fueron como mil espadas clavandose lentamente en su corazón, creía que lo aceptarían, que todo sería fácil, pero no era así. Agachó la cabeza no quería que nadie lo viera, se giró y dio media vuelta, agito sus negras alas y salió de aquella habitación sin decir ni una sola palabra.