Himeko: (seria) Sé lo que pretendes y es mejor que estés quietecito.
Hiroto: (nervioso) No se a que te refieres.
Himeko: Si lo sabes, sé que mi hermano te advirtió.
Aka: ¿De qué habláis?
Hiroto: Venga princesa, no puedes quitarme ese derecho, ya soy bastante mayorcito. Además yo tengo 15 años y tu solo 6.
Himeko: (sonrisa Uchiha) Pero soy más lista que tú.
Haruka: Himeko explícate.
Hiroto: Mocosa.
Himeko: Solo te estoy advirtiendo si no quieres acabar muerto.
Kasai se puso delante de Himeko.
Kasai: (enfadado) Explícate.
Himeko: No puedo.
Hiroto: Ni se te ocurra contar nada.
Las cosas sin darse cuenta se habían subido un poco de tono.
Soun se interpuso entre Kasai y Hiroto.
Soun: No le levantéis nunca la voz a mi hermana, que os quede claro. Vamos Himeko.
En cuanto salían del salón estaba el balcón donde su hermano mayor Taigaken solía vigilar a todos.
Soun: Súbete a mi espalda, te daré una vuelta volando.
Himeko: (O///O) Pe-pero llevo falda Soun oni-chan y si…
Soun: Jajaja, tranquila cuidaré que nadie pueda ver nada, no podría consentir algo así.
Himeko: Jeje, está bien.
Al no tener una cuarta pared el salón, y ser un espacio abierto, podían oír y medio ver aquella escena. Himeko se subió a la espalda de Soun. Todos los hijos Uchiha solían poseer dos tipos de chakra, aunque luego predominara más uno. El de Himeko era agua y viento, formando el chakra hielo, ella directamente dominaba el frío, ya con los dos chakras combinados, no como sus hermanos. Soun dominaba el viento y el rayo, no sabía al contrario que su princesa, combinar ambos, y su chakra principal era el viento, por eso podía volar al igual que Tsuyoshi, pero sin tanta velocidad ni destreza.
Soun volaba con el lugar con su hermana a la espalda.
Soun: ¿Me contaras que pasa?
Himeko: (sonríe) A ti siempre te cuento todo.
Soun: Je, lo sé, yo también hago lo mismo.
Himeko: Bueno la verdad… es que Hiroto es un poco como tú, pero es diferente.
Soun: ¿Qué quieres decir?
Himeko: Bueno, tú y yo sabemos que te gusta cortejar a las chicas, pero nunca llegas más de eso y en tu corazón solo esta Kizuki. Pero… pero Hiroto es diferente, analicé su comportamiento y todo, y enseguida supe que también era un ligón…
Soun: ¿Y el problema es?
Himeko: Le gustan las yogurinas y el llega más lejos que tú.
Soun: ¿¡QUÉ!?
Himeko: Por eso le advertí que lo estaría vigilando.
Soun: (enfadado) ¿¡No te habrá tocado!?
Himeko: No lo ha hecho, para él solo soy una mocosa, (sonrisa Uchiha) y si lo intentara lo congelaría entero.
Soun: (sonrisa Uchiha) Je, eso estaría bien. Pero él tiene 15 años, en todo caso sería Sara, que tenía 12, pero murió por desgracia. Con 11 años solo hay chicos, y no creo que viole a Sora.
Himeko: (gotita) Estas mal de la cabeza, además no es gay.
Soun: Puede, pero las únicas así… ¡mierda Kiuiko, Suiko y Kizuki!
Himeko: No, tranquilo, Kizuki es demasiado joven.
Soun: Por eso se puso al lado de Kiuiko y de Suiko.
Himeko: ¿Cuánto crees que tardará en morir en mano de Toshiki?
Soun: Creo que no mucho.
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En una habitación alejada del bullicio, diferentes aromas relajantes la envolvían, y era iluminada por velas y la luz del exterior. En ella se encontraban dos personas, sentados con las piernas cruzadas y los ojos cerrados.
Taigaken: ¿Te gusta meditar?
Tsuyoshi: (asiente)
Los dos suspiraron y siguieron relajando sus mentes.
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Kai: Oye Hiroto, ¿de qué hablaba la pequeña princesa?
Hiroto: Divagaciones suyas.
Kenji: Eso no es.
Toshiki: No faltes el respeto a mi hermana.
Hiroto: Toshiki, tu ya eres más mayor, compréndeme, de repente llega una niña mucha más pequeña que tú y dice que sabe algún secreto tuyo y puede que no sea verdad.
Ryuta: Si lo dice Himeko es verdad.
Aka: Oni-chan deberías comportarte.
Hiroto: Pero si no hecho nada. Oye y si dejamos tanta pelea y jugamos a algo.
Sora: ¿A qué?
Hiroto: Pues no se lo típico, un escondite.
Etsu: Venga me la quedo.
Taiki: Pero no uses tu olfato.
Etsu: Vale, está bien.
Todos desaparecieron en un santiamén. Inutai y Ryuta aprovecharon un poco el momento, para poder abrazarse a escondidas, Toshiki y Sora supusieron esto, así que se fueron los dos a esconderse entre las ramas. Kasai se fue con los trillizos, Kiuiko y Suiko se fueron por otro lado, Aka, Nonomi y Buki se escondieron en uno de los mecanismos del gran árbol y Kenji y Haruka entre la oscuridad de uno de los rincones de la cueva. Kai no jugaba, ya que decía que ya era bastante mayorcita para ello.
Hiroto siguiendo su plan, encontró a Kiuiko y Suiko, que estaban en una de las grandes ramas del árbol.
Hiroto: Hola damiselas, ¿se han escondido bien?
Kiuiko: ¿He? ¿De qué vas?
Hiroto: Solo quería saludaros un rato, pequeñas.
Suiko que era más inocente, se escondía detrás de Kiuiko.
Kiuiko: Ha, pues hola y adiós.
Hiroto: Que alteranía gatita, ¿es que no queréis jugar?
Kiuiko: Sigue soñando y déjanos.
Hiroto cogió a ambas de las muñecas, poniendo sus brazos encima de sus cabezas, y aprisionándolas contra el tronco.
Kiuiko: (miedosa) Ya, para, esto no es gracioso.
Suiko temblaba y cerraba los ojos fuertemente.
Hiroto: (susurro) No temáis, os haré sentir muy bien.
Las chicas cerraron los ojos sin saber qué hacer, y de repente notaron como el agarre se esfumó.
Toshiki: Grrrr.
Abrieron los ojos y podían ver como Toshiki agarraba del cuello a Hiroto, mientras lo tenía contra el árbol, los ojos de Toshiki estaban rojos por el Sharingan y llenos de furia.
Todos pudieron notar la repentina aparición del chakra de Kyubi y fueron rápidamente al lugar.
Sora que estaba con Toshiki, vio la escena al llegar al lugar y abrazó a Kiuiko y a Suiko, intentando calmarlas, sus ojos estaban llorosos, y sus cuerpos temblaban.
Toshiki: (enfadado) ¡No se te ocurra tocarlas!
Los demás consiguieron llegar de una forma rápida. Taigaken apartó a Toshiki, dejando respirar a Hiroto, que se quedaba sin aire.
Toshiki: ¿¡Por qué me has parado!? (gruñendo)
Taigaken: ¡No puedes matar al hijo de la Mizukage!
Toshiki: ¡Pero tú sabes lo que pretendía hacerles!
Hiroto: No es lo que pensáis, solo iba a besarlas.
Toshiki lo miró queriendo matarlo sin piedad.
Taigaken: ¡Cállate! ¿¡Es que eres imbécil, no lo provoques más!?
Toshiki: ¡Lo voy a matar!
Taigaken: ¡Quieto! ¡Ve a golpearle a una raíz y desahógate!
Toshiki: ¡Mierda! ¡Maldita sea!
Toshiki obedeció a su hermano mayor, y furioso fue corriendo a cuatro patas a una de las rices del árbol, dándole puñetazos, arañándolo, poco a poco se iba destrozando las manos, que en seguida empezaron a sangrar.
Taigaken cogió a Hiroto y le dio un fuerte puñetazo en la tripa, dejándolo inconsciente.
Taigaken: Esto no es nada con lo que te hubiera hecho mi hermano. Kai, ayúdame a llevarlo al calabozo.
Aka sabía que su hermano se merecía eso, pero su cara estaba llena de preocupación y alguna lagrima se escapaba de sus hermosos ojos color vino.
Himeko al verla la abrazó fuertemente.
Himeko: Tranquila, no le harán nada más, tu hermano estará bien.
Mientras un poco a lo lejos Kai y Taigaken lo llevaban al calabozo.
Kai: Mierda Hiroto, imbécil.
Taigaken: Lo sé, a mí también me cae bien, pero ahora querría matarlo. Tendría que haber tenido más cuidado, Himeko me lo advirtió.
Kai: No es culpa tuya Taigaken, es de este degenerado.
Taigaken: Espero que recapacite.
Los más pequeños no se enteraron de la situación y seguían jugando en el interior de la habitación con almohadas, pero era mejor que no supieran aquello. Kiuiko ahora estaba siendo abrazada por su hermano menor Kenji, que también había querido matar a Hiroto por intentar tocar a su hermana.
Kiuiko: Debo ir con él.
Kenji: ¿Con quién?
Kiuiko: (todavía lagrimeaba) Con Toshiki.
Kenji: Está bien, ve.
Kiuiko encontró rápidamente a Toshiki y su cuerpo volvió a temblar, estaba enfurecido y no paraba de dar golpes a una gran raíz.
Kiuiko: Para, tus manos…
Veía como las gotas de sangre caían al suelo, y algún rastro se quedaba en la madera del árbol. Kiuiko no aguantaba verlo en ese estado y lo abrazó desde la espalda.
Kiuiko: ¡Para, estás sangrando!
Dos pequeñas gotas cristalinas caían al suelo, el rostro de Toshiki miraba al suelo, apretando los dientes enfadado, pudiéndose apreciar sus colmillos. Kiuiko pudo apreciar aquel par de gotas.
Toshiki: Te intentaron atacar, te intentaron atacar y yo no estaba ahí para protegerte, ¡de que sirve que mis manos estén ensangrentadas, si con ellas no pude golpear a ese bastardo!
Kiuiko: ¡Pero duele! ¡Noto como tu corazón grita desesperado de dolor!
Toshiki no decía nada solo seguía con rabia.
Kiuiko: ¡Pudiste protegerme! ¡Lo hiciste!
Kiuiko se agachó, y se puso delante de Toshiki.
Kiuiko: Toshiki.
Pudo ver su cara llena de desesperación, y sus ojos lagrimosos. Con dulzura susurro su nombre. Sin que Toshiki tuviera tiempo para pensar, Kiuiko lo besó, rodeando con sus brazos su cuello. Los oscuros ojos de Toshiki estaban abiertos de par en par por la gran sorpresa, pero enseguida logró reaccionar. Correspondió el beso, de manera dulce y apasionada, y sus manos rodearon el cuerpo de Kiuiko, atrayéndola más hacia él.
Toshiki: Tú eres mía.
Kiuiko: Jeje, tranquilo, mi primer beso estaba hace tiempo solo dedicado a ti.
Toshiki se sonrojó un poco, y miraba de un lado a otro con los ojos.
Kiuiko: Jeje, te sonrojaste.
Toshiki: Calla.
Selló aquellos labios con los suyos.