Esa mañana, nadie había pensado que tantas emociones iban a surgir, tal como los remolinos de viento, que comenzaban con pequeñas ráfagas y terminaban como huracanes de vientos que rugen sin cesar. En aquel lago, que la cascada dominaba, los sentimientos de alegría y tristeza se mezclaban entre las gotas.
Naruto: Gaara, se que hay alguien a quien tú también quieres ver, y que no has olvidado. "Ryuta, trae a los siguientes mi niño".
Ryuta: Sí papi.
El círculo, brilló intensamente por tercera vez aquel día, pero trayendo esta vez consigo a dos personas, muy parecidas entre ellas. Sus ojos como oscuras amatistas, su cabello castaño clarito y rubio oscuro, con el mismo corte de cabello, que apenas les llegaba a los hombros.
Cuando el humo se disipo y sus rostros fueron reconocibles, Temari y Kankuro no vacilaron ni un segundo y echaron a correr para abrazarlos. No los veían desde que ambos eran unos niños, y los guardaban con un vivo recuerdo en su mente.
Kankuro y Temari: ¡Mama! ¡Yashamaru!
Su dicha era enorme, los cuatro se abrazaban contentos. Tanto Karura como Yashamaru estaban sorprendidos de lo grandes que estaban aquellos dos, y al principio les costó unos leves instantes reconocerlos, pues en su mente aun eran unos niños.
Shikamaru: "No tengo ni idea como enfrentarme a esto tan problemático".
Ten-ten: "Y yo que creía que jamás tendría que enfrentarme con mi suegra".
Pero toda aquella felicidad contrastaba por otro lado. Gaara se había quedado en shock total, parado como una estatua sin moverse, rígido y duro como el mármol, hasta que su cuerpo cayó apoyado sobre sus rodillas, su cabeza estaba agachada, tapando su cara con su rojizo cabello. Sai al verlo así, se agacho con una sonrisa, creyendo que aquel acto era por la emoción del momento, y rodeo sus hombros cariñosamente con uno de sus brazos.
Sai: ¿Estás demasiado feliz cerecita?
Gaara: No lo entiendes.
Unas gotas cayeron delicadamente sobre las verdes briznas de hierba, que no pasaron desapercibidas por los negruzcos ojos de Sai. Apenas en un susurro se escuchó su voz.
Gaara: Yo los mate...
El rostro del pelirrojo se giró, mirando directamente los negros ojos de Sai, mientras los suyos, llorosos, se enfrentaban a la cruda realidad que tantas veces le había atormentado a lo largo de su vida. Su voz se alzó esta vez más fuerte y quebrada que antes.
Gaara: ¡Yo los mate Sai!
La siempre dura tez blanquecina de Gaara contrastaba con aquel llanto lleno de dolor que mostraba ahora, su corazón dolía como si se lo estuvieran desgarrando con fuerza. Karura a pesar de haber visto solo una vez a su pequeño; el día en que nació aquel pequeño milagro, y al mismo tiempo el día en el que ella murió; lo reconoció al instante. Vio su llanto y escucho sus palabras, y sabía bien que eran falsas. Se acercó a su hijo, arrodillándose frente a él, y mirándolo de la forma más tierna que pudiese existir. Una mirada que nadie nunca le había otorgado de manera tan profunda como la que le daba ahora su madre. Ella le acarició suavemente el rostro, manteniendo la mano en su mejilla.
Karura: Has crecido bien Gaara.
Le brindo una dulce sonrisa a su hijo y no pudo evitar que sus ojos se empañasen al verlo. Lo abrazó con fuerza, como nunca antes lo llegó a hacer.
Karura: Me alegra haberte traído al mundo Gaara. Es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, me oyes. Nunca dudes de tu vida hijo, nada fue culpa tuya, asique no sufras tanto. Eres lo más valioso que he podido tener, soy feliz de haberte tenido.
Las cálidas palabras de su madre le llenaban totalmente aquel corazón roto, sanándolo de todo mal que hubiese tenido hasta ahora, sus inseguridades se iban como en un suspiro del viento. Sus brazos eran los más acogedores en los que jamás hubiese estado, su olor le relajaba, junto con el latido materno. Las lágrimas se le iban secando, durante el tiempo en el que estaba en aquellos brazos, donde se sentía de nuevo como un niño pequeño. Sai miraba enternecido aquella dulce escena, al igual que Temari, Kankuro y Naruto.
Daiki: Nunca había visto a papi de esa forma.
Taiki: Se ve tan vulnerable.
Estaban realmente preocupados por su papi, que siempre había sido un pilar fuerte en la familia y ahora lo observaban como cual niño.
Kizuki: Si, pero creo que ahora se siente mejor.
Sora: Su corazón está en calma ahora, no os preocupéis mellizos, la abuela ha conseguido tranquilizar su alma.
Yashamaru se acercó a Gaara y a su hermana, abrazando a ambos. Gaara lo miró sorprendido y horrorizado, sintiendo que sus lágrimas volvían a salir. Yashamaru puso un dedo sobre los labios del pelirrojo, en forma de silencio, para acallarlo, y negó con la cabeza.
Yashamaru: No tienes que disculparte por nada, todo está bien Gaara.
Dijo dibujando una dulce sonrisa en su rostro, abrazando de nuevo a aquel pequeño, al que tanto daño le habían hecho en su tierna infancia, y que nunca tuvo culpa alguna.
Itachi: Lo ves ototo, has conseguido que una familia se reúna de nuevo y sea feliz, ¿no te da satisfacción?
Sasuke: Hmm, supongo "aunque me llenaría más de satisfacción estar en una isla desierta con Naruto, vulnerable por sin querer, gracias a su torpeza, se hubiese comido algún fruto afrodisiaco, eso sería muy delicioso jeje"