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Tu me ayudas con las materias y yo te enseño Amar por Alice_alii

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Notas del capitulo:

HOLAAAA

de nuevo, muchas gracias por seguirme y acompañarme con este fic muy bonis n.n

ojale les guste el capitulo de hoy

dejen reviews -si no es mucho pedir- y nos vemos bye bye~

-¡PORQUE SIEMPRE TAKANORI PUEDE TENER MEJORES PRIVILEGIOS QUE YO!

-¡PORQUE EL ES MUCHO MEJOR QUE TU, HIJA MAL AGRADECIDA!

-¡AHORA SOY YO LA HIJA MALGRADECIDA!

-¡¿PODEMOS DEJAR DE PELEAR?!

-¡NO HASTA QUE ME DES PERMISO!

-¡NO TE LO DARE! ¡LA ÚLTIMA VEZ LLEGASTES EBRIA!

-¡¿Y ESO QUE?!

-¡ERES MENOR DE EDAD!

-¡Y LUEGO!

-¡NO TE DEJARE Y PUNTO! ¡CANCELA TU IDA AL ANTRO EN LA NOCHE!

-¡¿PERO PORQUE?! ¡YO VOY A IR Y ESO NO ME LO VAS A IMPEDIR!

-¡RIAKANOT VEN PARA ACA!

-¡JODETE VIEJO!

 

Mi linda hermana le mostro una seña obscena con el dedo del medio, mi padre furioso fue con ella, subieron las escaleras y prosiguieron gritando haya en el despacho ¿Por qué nunca puedo tener una comida decente?

 

Al bajar a la cocina junto con akira,

Percibí una calidez, una armonía,

 Una paz,

Hay tantas formas de llamarlo.

 

Fue lindo el momento cuanto desayune con la familia Suzuki.

 

De regreso a la escuela, francisco como siempre espera  a mi hermana, ella vuelve a avisar que no ira. Francisco se inclina, reverenciando a la “princesita”. Condujo normal y sin prisas hasta llegar a nuestro destino. Gritos, risas, empujones, abrazos y sonrisas por todas partes. Me bajo de la limosina con un millón de miradas hacia mí,  le diré a mi padre que compre un nuevo auto o que por lo menos francisco me baje una cuadra antes para no ser recibido por todos ellos.

Tras contarle a mi padre sobre mis libros entre otras cosas que se mojaron por la llovizna, el con tan solo llamar a la escuela y avisarles, estos en menos de un segundo, dijeron: “en este mismo instante pedimos unos nuevos”.

Me dirijo a la dirección con mi mochila un tanto vacía, solo traigo los cuadernos nuevos y mi lapicera. Paso por los pasillos solos, estudiantes aun no entran. Tras pasar por varios pasillos llegue. Toco a la puerta, me quito los audífonos, apago mi ipod –nuevo ipod que padre compro- y soy recibido por la secretaria. Me apunta una silla, dirijo mi mirada y observo como están en pila los libros nuevos, me acerco y comienzo a guardarlos.

-muchas gracias.-le dije a la secretaria.

-no hay de qué. Que tenga buen día.- me dijo amablemente.

Salí de la dirección, cerré la puerta y justo cuando me voltee alguien pega en mí. Gracias a mi estatura me estampe en el pecho de alguien, alce mi cabeza y mire a la persona con la que tropecé.

-perdóneme.- dije con mis mofletes encendidos.

-perdóname a mí. Lo siento pequeño.- dijo la mujer de pechos grandes, ahora  entienden porque me sonroje. Ella sonriente se hiso a un lado, hice una reverencia y me fui de ahí con la cabeza agachada. Escuche una risita, debió reírse de mí. Doblo en la esquina para bajar las escaleras pero de pronto alguien me toma del hombro, juntando mi espalda a un cuerpo grande que me abrazaba, con una de sus manos mí estomago y con la otra me enredaba por el pecho.

-mi pequeño ¿no piensas saludarme?- susurro a mi oído kai. Movió su pelvis  contra mi trasero provocando un leve gemido que tape con mi mano.

-déjame pervertido.- le dije a penas con mis mejillas carmín.

-no seas grosero, taka-chan.-lame mi oreja.

-suéltame.- suplique. Su mano que rodeaba mi cintura bajo hasta mi entrepierna sobando  con delicadeza.- ¿desde cuándo me tratas bien? – murmulle. El nunca me trato bien al contrario me lastimaba como si fuera su perro o una puta masoquista.

-desde que se me dio la gana. ¿Quieres que sea rudo? Como cuando te la metí.-dijo sin despegarse a mi oído.

-¡déjame! Ah~ -mordí mi labio inferior. No pude evitarlo, apretó mi miembro de forma sorpresiva y ruda. Dolía, dolía mucho.

-oh taka-chan, no sabes cuánto extrañe tus gemidos.- dijo meloso, acurrucándose en mi cuello.

-suéltame, pervertido.- forcejeaba pero era muy fuerte… o yo era muy débil.

-nunca más.- se escucharon unos pasos, kai me soltó y yo entre cortadamente por mi respiración le mire burlesco.

-ahora si me soltaste.- sonreí de oreja a oreja.

-¡cállate!

-¿qué pasaría si se enteran de que abusas de tus alumnos?

-cállate que batalle mucho para conseguir empleo.-se estaba enojando, lo estaba consiguiendo.

-sensei.- cambie mi voz a una muy infantil,  me acerque sigilosamente. Con mis manos recorrí desde sus hombros hasta su estomago, agarre de su corbata negra jalándola levemente para acercarlo a mi rostro.- ¿no me la quiere meter, sensei? –sonreí mas al ver su enojo contenido. Me separe de kai y a unos cuantos escalones subía un profesor, el de literatura.

-muy buenos días, matsumoto ¿se puede saber que hace aquí? –pregunto el profesor.

-solo vine por algo de la dirección. Me retiro sensei.- hice una reverencia. Sentí a mis espaldas el enojo que emanaba del cuerpo de kai. Cuando estemos a solas me matare por haber hecho eso. Lo provoque y mucho. Le conozco y en la primera oportunidad que tenga me violara.

 

No dejare que ese Kai le haga nada malo a takanori, no le dejare, el….es mío”.

 

No se si fue un sueño o fue en la vida real. Le escuche decir a akira esas palabras cerca de mi oído.- un leve sonrojo aparece entre mis mejillas.- ¿soy suyo? ¿Por qué sonrió bobamente en tan solo pensarlo? Mi corazón se agita y mi garganta quiere que diga algo. Un grito mejor dicho.

De nuevo prendí mi ipod y me puse los audífonos perdiéndome de todo mi entorno.

Camino y camino, maldita escuela es como un laberinto, recuerdo que el primer día me perdí y tuve que esperar a que un profesor amablemente me llevara. Fue humillante, tantos rostros mirándome y yo como idiota, si no me hubiera perdido… No, por culpa de ese chico me perdí. Como no sabía llegar, ni sabia cual era el edificio confié en un muchacho pelinegro que venía acompañado de uno más pequeño con cabellos rubios, le seguí la corriente y termine en la primaria ¡no soy tan pequeño! Bueno en ese tiempo sí.

La puerta de mi salón estaba abierta, aun no entraba el profesor, ni siquiera han timbrando, debí llegar muy temprano.

-¡taka-chan! –alguien grito desde la puerta de mi salón, sale el mocoso ese llamado ¿shima?

El niñito sonriente me abrazo de mi pierna como si de una garrapata pareciera.

-su-su-suéltame.- le trataba de quitar agitando mi pierna pero era imposible.

-lo siento taka, pero es que ¡alguien! no entiende la palabra ¡soltar!-era ¿aoi?

-ahh~.- inflo las mejillas el infante.

-venga shima, estuvo muy mal que no quisieras entrar al salón, ya es muy tarde tienes que ir. Además ya vistes lo querías ver. Ahora vámonos.

-¡no quiero ir!- se agarraba a mi pierna fuertemente, me tuve que aferrar a una pared para no caer.

-¡shima, no seas berrinchudo y vámonos!- jalaba de la cintura a shima, aoi.- ¡shima, te voy a dejar sin dulces!

-¡no! ¡Mis dulces! –se aferra ahora a la pierna de aoi. Si, por fin me soltó el mocoso. Me separe de la pared y mire como aoi lo cargaba sonriente. Shima felizmente reía en el aire…

 

Mama y yo dábamos vueltas en el jardín.

 

Aoi acerco su nariz contra la de shima, jugando infantilmente.

-nos vemos, taka.-se despidió aoi. Shima siendo cargado aun, levanto su manita y se despidió de mí moviéndola de un lado al otro. Bobamente sonreí, levante la mía e imite lo que hiso ¿Qué carajos?  Deje el asunto de la parejita, sacudí mi cabeza tratando de quitar mis ganas de sonreír, mire hacia enfrente y termine lo que faltaba para llegar al salón.

 Al entrar al aula escuche gritos por partes de mujeres. No eran de miedo o susto parecían emocionadas. Akira estaba en un asiento que no le correspondía pero eso sí, muy sonriente y rodeado de tantas mujeres. Sentí cierta incomodidad al verlo rodeado de todas esa arpías… ¿esperen dije arpías? Oh por dios ¿en qué me convierto? Ya parezco mi hermana con este vocabulario tan grosero. Los ignore, llegue a mi lugar, deje la mochila abajo y mire mi pupitre escuchando a todo volumen mi música.

Como no oía nada por los audífonos, no me di cuenta de que akira se acerco a mí junto con toda la bola de mujeres. Akira se sentó en su lugar –que es a mi lado-.

-aki-chan~ regálamelo a mí.

-reita, yo quiero la bolita peluda ¿dámela, si?

-akira~

-rei-chan~ ándale, yo lo quiero.- traía toda la música a todo volumen y podía escuchar los gritillos de las mujeres, akira sonreía, todas acercaban sus manos a los del chico rubio. Akira parecía cargar algo entre sus manos. Veía algo peludo y blanco, muy pequeño, pues sus manos los cubrían por completo.

-lo siento, pero yo ya se a quien se lo daré.- les sonrió, luego se me quedo mirando.- toma taka, es para ti.- abrí mis ojos a más no poder. ¿Para mí?

Me quite los audífonos, aun mas audible escuche los quejidos de desaprobación de mis compañeras. Akira acerco a mi rostro una bola peluda blanca, coloque mis manos a mi pecho impidiendo que lo acercarse a mí –“no me gustan los animales”- pero en vez de eso akira, lo coló entre mis manos.

Cargaba de una bola peluda, con orejas grandes y rosadas, acompañado de un listón rojo en su cuello y ese moño a un lado. Era un lindo conejito bebe con ojos azules.

-yo….-seguía sorprendido. No salía de mi shock. Las mujeres se fueron dejándonos a akira y a mí a solas, bueno no a solas a lo lejos murmullaban, de seguro por mí.

-a que es bonito.- me dijo sin borrar su sonrisa. La bola peluda se enderezo parándose en sus dos patitas traseras, se iba a acercando lentamente hasta que por fin –y por la cercanía que teníamos- choco su nariz con la mía, provocándome un leve sonrojo. Sus bigotitos me daban cosquillas y una pequeña sonrisa se me escapo en su acto. Escuche un “click” voltee a ver de dónde provenía el sonidito. Enterándome que akira tenía su celular. Me puse más rojo que lo que estaba, me tomo una foto y sin mi permiso. Abrí mi boca para reclamarle pero este me chito colocando su dedo índice en sus labios.

-no grites, se asustara nuestro bebe.

-be-be-be ¡¿EH!! –y el conejo salto. Akira se lanzo al suelo como todo portero de futbol y lo atrapo. Se levanto adolorido y se volvió a sentar entregándome de nuevo al conejito.

-es una friega atraparlo no vuelvas a gritar por favor. Que tarde toda la mañana para atraparlo.

-¿mañana?

-llegue muy temprano. Una de mis compañeras lo vio y grito muy fuerte, el conejito salió corriendo de mis manos, fue un show atraparle. Por suerte no salió del salón.

-lo siento.

-no, no hay de que.- acurruque al conejito a mi pecho percibiendo como se acomodaba.

-y ¿Cómo llamaremos a nuestro bebe? –acaricia la cabecita del conejito sin quitar sus ojos de los míos.

-¿nuestro bebe? –musite avergonzado.

-Sí. Bueno es tuyo pero yo lo quiero seguir viendo. ¿Cómo le llamaremos?

-yo….no se.- mire a la ventana tratando de calmar mi “calentura”.

-ummmm hay que llamarlo…. ¡Pancracio!

-¡no inventes! –Le mire enojado –ni yo llamaría si a mis hijos.

-oh~ pues si para eso te digo que me ayudes.- muestra una mirada triste.

-¿es hembra o macho? –acaricio su orejita rosada.

-creo que es macho. Las hembras no se dejan tocar.

-¿enserio?

-sí. ¡Ya sé cómo llamarlo!

-¿Cómo?

-Taka-chan.- sonrió más.

 -¿Por qué mi nombre?

-porque es pequeño - “le rompería la cara si no tuviera al conejo en mis manos” –es tímido, es blanco como tu piel, es suave, cuando lo vez te dan ganas de abrazarlo.- ¿esta  describiéndome? – Es tierno y tiene unos hermosos ojos azules como los tuyos.- levanta su vista, clavado sus ojos caramelos contra los míos perdiéndome en ellos. Borro su sonrisa. Nuestra cercanía era muy próxima. Sus labios están muy cercas de los míos y sus ojos no se apartan de los míos.

-¡EL NERD Y REITA SON NOVIOS! ¡EL NERD Y REITA SON NOVIOS! ¡EL NERD Y REITA SON NOVIOS!

 

 

Escuche a mis espaldas esa típica canción, no había necesidad de voltear reconocía su voz, era tora, hijo de tu mama.

-no te preocupes de nada, solo es Tora que anda diciendo de estupideces.- le sonrió tratando de calmarle.

 

“estupideces” sentí algo partirse en mi. ¿Por qué dolía que digiera eso? El y yo no somos nada ¿Qué me sucede? ¿Por qué esas ganas de llorar?

-sus ojos son idénticos a los tuyos.-me mira con esos ojos caramelos. Acerca lentamente su mano a mi rostro, quitándome mis lentes rojos, los cuales dejo en mi pupitre. Sus manos iban dirigidas a mis ojos, quería quitar mis pupilentes, retrocedí un poco pero insistió, su mano rasposa toco mi piel, mis mofletes ardían, no puedo creer que le deje. Si fuera otra persona ya me hubiera levantado ¿pero con el no es así?

 

Tora y saga traían en sus manos una pelota de futbol. Tora la aventaba desde atrás mientras saga la recogía, -¡No mames tora! ¡No tan fuerte! ¡Golpearas a alguien!

-¡jodete puto! –y la lanza. Saga por querer proteger a su amigo reita, se lanzo evitando que le golpease pero provoco algo que nunca pensó. Un acontecimiento que iba a pasar de boca a boca en toda la institución.

 

Mis labios eran aprisionados por los de akira, sentía sus tibios labios contra míos. Ambos nos mirábamos sorprendidos, mis mejillas ardían peor que nunca. Akira a pesar de traer esa banda cubriéndole podía verle sonrojado.

Se separo de mi, trago saliva fuertemente. El conejito no se movía al contrario se nos quedaba viendo. Las carcajadas no se hicieron esperar. Un chico abrazo a akira –quien seguía impactado por el beso – las risas por mis compañeros me hacían sentir mal. Me levante y salí corriendo con el animalito en mis manos.

 

Saga me abrazo, su colonia era fuerte que me mareaba. Takanori se paro y salió corriendo  a la vista de todos no obstante miro como por lo bajo de su cabeza y esos cabellos tapándole mire como pequeños brillitos caen. El lloraba….

Me solté del agarre de saga, cogí los lentes de taka y salí corriendo en dirección a matsumoto. No sabía a dónde ir, algunas personas parecían molestas. Takanori no trae lentes debió chocar con ellas.  Baje las escaleras pero nada. Me recargue en la pared mirando por la ventana y escuche a lo lejos unos sollozos, me asome y vi como en el jardín estaba ahí taka. Baje las escaleras restantes, abrí la puerta que daba con el jardín y entre. Matsumoto lloraba –creo que la gente no es como se pinta – el parece una persona fuerte que no se deja engañar y nunca dejaría mostrar sus emociones… se encontraba recargado en la pared, en sus piernas el conejito. Le abrace, hundiéndolo en mi cuello.

No habían protestas, nada. Percibía como mi camisa y piel se humedecían. Luego un empujón por mis hombros.

-¡quítate! ¡Aplastas a nuestro hijo! –me separe sonriente. Matsumoto parecía enojado. Seguía rojo por el llanto. Sentí que me derretía, no traía los pupilentes. Sus ojos azules eran realmente hermosos, nunca antes había conocido a alguien con ojos tan hermosos…. Riakanot también los tiene así…

-¿y tus pupilentes?

-por llorar se me cayeron.-dijo firme. Se repuso rápidamente. Guie mi mano a su rostro retire sus lagrimas y pronto este me golpeo la mano.

-oh~ y ¿cómo esta taka-chan?- acaricie la cabeza del pequeño…. Del animalito chicas. –oye taka…. ¡Te hablo a ti takanori!- le alce la voz pues ni me la puso debió pensar que le hablaba al conejo.- ¿puedo preguntarte algo?

-¿qué cosa? –este es el momento, tengo que hacerlo, tengo que poder.

-se que no me debo de meter en tu vida, ni nada de eso…

-déjate de rodeos y dime.

-tu... y…..Riakanot….son….hermanos.- cerré mis ojos, esperando alguna agresión por parte de matsumoto.

-si es mi hermana.-dijo calmado.

-¡¿enserio?! –le mire sorprendido.

-si, somos mellizos…

CONTINUARA….


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