-¿Qué sucedió aquí? –kai salió corriendo, por un momento pensé que dejar a aki morir… ¿dije aki? oh que mierda me importa eso ahora. Unos minutos después regreso kai diciendo con la enfermera de la institución. Ella inmediatamente ayudo en la hemorragia, hiso todo lo que tenía a las manos, pero kai aun así llama al médico. Una ambulancia y kai llevaba en brazos a aki.
Quería ir, quería estar a su lado pero no podía. El vehículo blanco se marcho. La enfermera comenzó a decir que nos fuéramos a nuestro salón mientras yo seguía petrificado mirando ir el auto con mi ropa manchada en sangre y mis manos. Las mire asustado…
-mami... despierta…. mami…. ¿mami? ¡Mami!
De nuevo mis manos fueron teñidas por ese líquido tan vital. Estoy tan sumiso a mis pensamientos que ni me di cuenta de mí alrededor. Alguien me tomo del hombro, ese ser se acerco y me susurro al oído.
-solo lo hice porque soy profesor.-kai, hijo de perra.
Caminaba de un lado al otro en mi cuarto, me moría por saber cómo seguía.
No podía ir al hospital, que iba yo hacer haya no soy nada de él. Con el deberán estar sus familiares, yo solo sería un estorbo, no tengo ningún derecho a estar ahí.
Martes: llegue a la escuela, todo normal, uno que otro murmullo por sobre mi apariencia y el sucedido de la pelea. Al entrar al salón me azotaron contra la pared.
-hola nerdcito.- todo, lo que menos quería: Tora.
-¿qué quieres?
-¿dónde está tu novio?
-¿no se dé que me hablas?
-no te hagas el tonto, me refiero a akira.
-no lo se.
-¿que no eran novios?
-no se dé donde sacaste eso.
-hehhehe.
-suéltalo, tora.- por un minuto creí que era akira, pero solo era el moreno de aoi.
-umm engañas a reita, huy que zorra saliste.- sonríe sínicamente. Esta tan normal ¿Cómo puede estarlo? lastimo a akira, le daño y él como si nada.
-tora, vete.
-ya, ya, ya.- se marcho y se fue con unas chicas.
-¿estas bien, takanori? - me pregunto aoi.
-si, estoy bien.
-no fuiste ayer a ver akira. ¿Qué sucedió? el te espera ver.- mi corazón palpitaba rápidamente. Pensaba en mi él. Pero ¿qué digo?, eso no debería importarme, yo no soy nada.
-¿qué? –me hice el despistado.
-akira, despertó ayer y pregunto por ti. Dijo que te quería ver. ¿Por qué no fuiste?
-yo… no pude.- esquive su mirada. Sus ojos tan profundos me desesperaban.
-oh~ y ¿lo veras hoy?
-¿disculpa?
-¿que si vas a visitarle hoy en el hospital?
-¿todavía sigue ahí?
-perdió mucha sangre. Esta débil en mejor palabras.
-entiendo.
-¿y bien?
-¿qué?
-¿que si iras a verlo?
-no… no lo se.
-mejor ve. Shima y yo iremos. Ayer yo fui pero fueron escasos minutos, shima le quiere ver e iremos hoy. Si quieres te esperamos en la escuela en la tarde. ¿Te parecería a las 4?
-lo pensare. Primero deberé preguntar.
-espero y puedas ir, akira…. se ve que te quiere…. y mucho.-palmeo mi hombro después se marcho. El me quiere, me quiere.-por un momento sentí flotar. ¿Que joterias digo? Y si en verdad me quiere, pero ¿en que forma?…
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Llegue a las 3:45 por si acaso mas no lo vi en el portón de la escuela. Shima estaba desesperado con que quería ver a akira y yo le dije que esperáramos, que tal vez íbamos a ver a la “niña de ojos bonitos” shima y sus inocentes pensamientos. Confunde a takanori con una chica, pero bueno tiene rasgos afeminados, no tantos como los de shima, pero cerca y esos ojos, tan azules como el cielo es muy bello.
Dieron las 4:20 y shima estaba hiperactivo, haciendo berrinches de todos tipos porque estaba aburrido, al final no vino. Tal vez no le dejaron, debió ser eso.
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Las 3:30 y no sabía si ir.
Las 4 y mi hermana se entero, ¡como chingados sabe todo de mí!
-deberías ir.- me dijo en el marco de la puerta, recargada con los brazos cruzados y su mirada penetrando a mi ser.
-no creo.
-¿Por qué?
-¿porque yo no soy nada de el?
-¡ja! ¿No eres nada de el?- se rio.- mequetrefe.-borro su sonrisa.- te defendió, te salvo sin importar su vida, te dio un conejo ¡eso no es más que suficiente como para saber que le gustas!
-¡¿Qué?!
-¿no me digas que no te habías dado cuenta? Por tu cara diría que no. Eres tan torpe
-¿pero…?
-mira nerd, no tengo tiempo, saldré. Así que como un consejo ve y dale gracias como mínimo. Se lo merece.- y con eso se fue.
Akira me quería, me amaba, un color subió por mis mejillas y un “malestar” vino a mi estomago, ¿que era todo esto?
Me quede dudando unos momentos y al final decidid ir. Me despedí de taka-chan y baje, le hable a francisco y este salió disparado a abrirme la puerta.
No sabía a dónde ir, solo le dije que al hospital más cerca, es una escuela de bajos recursos y por la gravedad de akira, debería estar ahí. El camino solo, nada de tráfico y él se estaciono enfrente del hospital, le dije que diera una vuelta que no tardaría.
A penas di un paso fuera del vehículo y una ancianita se me acerco con un ramo de flores.
-¿No me compras unas?- un ramo de flores amarillas con detalles de las hojas verde.
-yo…
-ándele, estoy segura que la persona a quien veras se sentirá feliz de verte con ellas.
-está bien.- metí mis manos a mis pantalones buscando mi billetera. Me dijo x cantidad y le pague. Me convenció, ¿hacerle feliz?, ¿yo quiero ver feliz a akira? oh dios, acaso ¿me estoy enamorando?, eh leído sobre ello. Generalmente en las escuelas platican mucho sobre eso y lo de las relaciones sexuales, claro para la “protección” de cada uno de nosotros. Y si tal vez me estoy enamorando, y akira siente lo mismo que yo, ¿seremos… novios…?
-¿joven se encuentra bien?- me pregunta la anciana.
-si, estoy bien.- le sonreí falsamente, cogí el ramo y entre por las puertas de vidrio. Busque y hasta encontrar a la mujer enfermera detrás de esa “barrera” pregunte.-¿se encuentra aquí un tal akira Suzuki?- Después de colocar su nombre en la hoja, me quedaron dudas de su apellido. Puse atención al pase de lista y a sus cuadernos.
-si.-que rápido.- está en la habitación.- revisa y yo espero.-605 piso 4.
-gracias.- le sonreí y proseguí. Ascensor y mucha gente. Me fui al rincón donde me recargue viéndome en los espejos. Piso cuatro y salí de ese montonadero.
Busque y busque y di con el lugar. Enfrente de la puerta, un silencio, no había nadie. Acerque mi mano a la perilla y la tome decidido a abrir, pero una risa me hiso detener.
-jajajjaja hay amo tu inocencia. –solté la perilla y esta hiso un ruido. ¿Porque sentía un malestar en mi pecho?- ¿que fue eso?- di un paso hacia atrás, porque me arrepiento de venir.- creo que fue la puerta, puedes revisar.- retrocedí una lagrima escapo. Akira era feliz… y no era por mí. Solté el ramo y me voltee corriendo como nenita por el pasillo donde me regañaron.
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-aki-chan~ -el pequeño se acerco, me senté mejor en la camilla y le correspondí el abrazo. Al ser pequeño le tuve que cargar y subir a mis piernas para abrazarle mejor.
-¡hola iguana! –saludo aoi cerrando la puerta detrás de el.
-hola mi negro.
-¡no chingues!
-ya, ya.-le sonreí.
-¿ya te siente mejor?
-sí, ya mucho mejor aoi…. aunque…
-¿aunque que aki-chan~?
-me hubiera gustado que viniera taka.- sonreí melancólicamente.
-quería darte una sorpresa.
-eh?
-le dije a takanori si quería venir, pero dijo que pediría permiso, yo creo que no lo dejaron.
-¿cómo sabes eso?
-pues que no vez que no está.
-ah y que tal si sale detrás de ti
-akira, no esta tan enano
-pero se pudo haber encogido
-akira, no es un duende mágico.
-¿taka-chan~ es un duende de santa?
--……………………………
-hahhahahaha. -estalle en carcajadas junto con aoi.- hay amo tu inocencia.
-no te burles de taka-chan~ –defendió shima haciéndome cosquillas y pucheros.- no alto hahahaha detente.- Un sonido particular sonó y pregunte: ¿Qué fue eso?
-no lo se-.
-creo que fue la puerta, puedes revisar.-
-¿y yo porque?
-yo estoy malito así que ve.
-Te lastimaste la cabeza todavía tienes intactos las demás partes.
-¡yo voy! – shima bajo. Corrió por el cuarto y llego a la puerta. Abrió, miro por ambos lados.- no hay nadie.
-entonces regresa.-le dijo yuu.
-esperen.- shima se incoo y cogió algo del suelo. – ¡mira que bonitas! –gritoneo shima. Cerrando la puerta.- te las trajeron aki-chan~.- me las da. Unos lirios amarillos. Que bellas flores ¿Quién me las abras entregado?
-¿quién abra sido?
-ummm ¿la mujer invisible?
-neee ¿enserio?
-hahaha- reímos.
-oye reita.
-mande, yuu.
-¿y tu venda?
-¿Qué tiene?
-¿ya no te gusto en la nariz?
-¡no te burles! –le grite. Ahora tenía un vendaje en media frente y nada en mi nariz. Mis cabellos despeinados y esa cosa no me hacia lucir lindo ¡joder!
La pasamos risa y risa, hasta que mi madre y hermana regresaron no tenia noción de hora, estaba encerrado y aoi no traía el reloj, ni su celular y shima, solo era shima.
La mera verdad ya estaba mejor, mi madre me trajo ropa limpia, me cambien cuando ellos salieron y al terminar entraron. Mama quiso cargarme, le dije que estaba bien, pero terca ahí iba ayudándome. Pasaba, ella era enfermera de este hospital, cuando llegue recupere un poco la estabilidad, al momento de entrar ella casi se desmaya. Atendió y me hiso puntadas mientras me regañaba por lo que había hecho.
Ya después abajo, me solté de mi madre, ella pidió permiso y la dejaron salir. Mi hermana y ella hablaba de lo sucedió mientras yo y aoi platicábamos. Shima daba de brinquitos, agarrado de la mano de mi amigo.
-¿así que tu eres el joven?
-eh? –voltee a ver quién me dijo eso. Una ancianita se me acerco y me sonrió.- ¿dis-disculpe?
-el ramo.- apunto mi mano con el objeto.
-¿que tiene?
-que el chico te las dio.
-¿usted sabe quien compro estas flores?
-¿Qué acaso no te las dio en presente?
-pues…. no.
-oh~ es una lástima. Pero si se veía muy feliz cuando las compro.
-¿usted lo recuerda?
-si, como no olvidarlo. Era tan bello, tímido pero era tan lindo.
-¿de casualidad no tenia ojos azules?
-claro que los tenia. Eran como dos diamantes. Como si un cachito de cielo estuviera impregnado en sus ojos.
-taka.- musite sonriente. Así que si viniste pequeño.
-es una lástima que no te las diera como debía. Ahora entiendo porque salió corriendo y con la mirada triste.
-¿perdón?
-estaba llorando.
-¿taka?
-¿sucede algo?
-no, es solo… Muchas gracias.- le sonreí.- De verdad muchas gracias.
-oh~ de nada.
-nos vemos.
-nos vemos jovencito. Y recuerda el suelo es para caminar no para romperse la cabeza.
-hahahahahh.- me reí junto con una carcajada de aoi.- ¡gracias! –Dije entre risas.- ¿Cómo se dio cuenta de que me caí?
-yo también tuve hijos.
-hahahha ok. Gracias.-Le hice un ademán.
Taka vino, ¡Taka, vino! estoy que cago corazones, ok no. ¡Pero vino! No puedo estar más que feliz. Aww taka, ¿tú me quieres?