Llegamos a casa. Como era de esperarse nuestros familiares nos recibieron con los brazos abiertos. Salude a todos con una sonrisa. Trataba de seguir los pasos del libro. La tarea no era nada fácil. Inclusive mis abuelos se asustaron, me preguntaron si me encontraba bien, si tenía alguna clase de enfermedad, etc. Al final solo dije que estaba agotado. Dejamos nuestro equipaje en nuestras habitaciones, los sirvientes se hicieron cargo de acomodar mientras yo jugaba con taka-chan, mi pequeña cosa peluda.
-¡takanori! – Padre me llama desde abajo. Guardo de taka-chan en su jaulita, no quería que escapara. No conozco bien la casa así que será fácil perderlo además de que hay como dos perros grandotes que podrían atacarlo.
-mande.- bajo las escaleras.
-iremos de compras, ¿deseas venir?
-sí, claro.- asiento.
-bien, vámonos, ¡Riakanot! –le grita y ella se levanta del sofá con mala cara.
-¿qué sucede?
-no me contesta mi novio.-dice molesta, haciendo de toques repetitivitos en el IPhone.
-umm no es de sorprenderse.
-¿qué quieres decir?
-Ria, no es por ser malo pero todas tus parejas son unos infieles de primera. Deberías escoger mejor.- apresuro el paso y subo al auto. Ria se quedó pensativa después entro. Guardo el celular para acto seguido acomodar su cabeza en mis piernas.- ¿crees que Michael es buena persona?
-lo es. – acaricio sus cabellos.
-¿porque lo piensas?
-porque simplemente él es bueno.
-yo no lo creo.
-¿porque?
-porque él me traiciono
-que se haya ido, no significa que no te amara.
-¿cómo es que sabes? –se levanta de repente.
-soy tu hermano, somos uno recuerda.
-eso no te hace especial.- me mira molesta con un leve sonrojo en sus mejillas.
-lo sé.- sonrió.- pero al menos se cómo te sientes. Defraudado, solo, sin nadie en que confiar.
-pero kai siempre fue tu amigo y en la actualidad lo sigue siendo.
-te equivocas, el creció, ya no es un niño como yo.
-tienes razón… ¿tú crees que Michael me ama?
-por supuesto.
-¿no lo dudas?
-¿porque dudarlo? Cuando hablamos en los recesos, él se sonrojaba al recordarte. No negare que tengo celos pero sé que serás feliz al lado de él.
- yo no sé si creer.- bajo su mirada, al parecer solo recuerda los momentos malos.
-es tu decisión, pero recuerda, el no siempre estará, si no hay razones él se ira de nuevo estados unidos
-¿cómo? – da un saltito sorprendida por lo que dije.
-Recuerda que va en mi clase. El me lo conto.
-¿él se ira? –su mirada se entristece, la abrazo dándole consuelo.
-creo que cuando acabe el año, no estoy seguro.- no hubo respuesta solo un suspiro.
***
Llegamos al centro comercial, padre nos dio de unas tarjetas a cada uno. Dijo que había depositado suficiente dinero en ellas para “disfrutar” nuestra navidad. La guarde, nunca gasto dinero a menos que sea ropa, zapatos, lo esencial.
-entonces creo que si fue buena idea traer esto… toma.- levanto mi cabeza para ver aquello que me entregaba.- ¡feliz navidad! –sonríe cálidamente, relajándome un poco, pues me sentía muy mal al decirle que no.- no es la gran cosa pero creo que te gustara… Eso espero hhehehe.- ríe nerviosamente. Cogí de una bolsita no muy grande de color roja impregnados con diseños de copos de nieve en brillantina.
-akira… gracias.- le sonrió, escapándose un leve sonrojo mío.- ¡pero yo no tengo nada para ti!
Cierto, debo regalarle algo akira, no porque le ame sino para regresarle el favor, no me gusta deber… ¡A quien engaño! Le amo y creo que la mejor forma de darle mi afecto seria con un regalo ¿no?
Busco entre las tiendas algo para el no obstante no encuentro nada “llamativo”. Camino cabizbajo, creo que mis ánimos se habían bajado, por más que me esfuerce me siento del asco.
Un llanto ajeno me hiso detener. Volteo a ambos lados tratando de descifrar de donde provenía, parecía ser un niño, ese tipo de llanto lo conozco. A unos cuantos pasos de mí, esta una niña de tal vez 8 años.
“Ayuda a los demás”
Y ahora veremos si tienen razón. Me acerco a la niña, me agacho quedando de cuclillas consiguiendo perfectamente su altura.
-are you okay? This loss? (¿Estas bien? ¿Estas pérdida?).
-my mom, I do not find (mi mami, no la encuentro).
-quiet, come, we will look at your mom, you think? (Tranquila, ven, vamos a buscar a tu mami, ¿te parece?).
-Yes (si).
-Okay, let (bien, vamos)
Me alegra saber inglés, comunicarme con la gente en estados unidos me es fácil. Cojo de su mamo y miro a ambos lados buscando de un oficial. Cuando por fin lo visualizo nos dirigimos a él.
-officer, this girl was lost, the could help? (Oficial, esta niña se perdió, la podría ayudar?).
-yes (si). - el oficial atendió a la niña, preguntándole primero como se llamaba y después el nombre de su madre. No quise interferir mas, aquí ya era asunto del policía, me di la vuelta para regresar a mi ardua tarea de encontrar el obsequio perfecto aunque la misión estaba casi fallida.
-bye~ -escucho detrás mío, voltee mirando a la niña irse de la mano con el oficial, alzando de su otra manita.
-bye~.- e inconscientemente una sonrisa se formó. Hice el mismo gesto que ella, moviendo mi mano de un lado al otro. Giro para continuar con mi rumbo sin embargo la sonrisa sigue pintada en mis labios, parece ser que el libro tenía la razón…
***
Regrese a casa con las manos vacías, ya sería otro día en que buscaría el regalo para akira. Padre compro carne para asar, no hacía mucho frio lo que permitía a la gente estar afuera sin muchos problemas. Subía las escaleras decidido a encerrarme pero recordé el paso 3 y 4. Suspire, no quería, pero me prometí cambiar, di la media vuelta y baje. Fui a la cocina, abuela hablaba con mi padre diciendo que vendrían mis demás familiares, pase aun lados de ellos hasta llegar el refrigerador, saque una botella de agua y regrese.
Subí las escales rápidamente, al entrar a mi habitación, busque a taka-chan~, seguía en su jaula. Busque el alimento y serví en su platito la suficiente comida al igual que un poco de agua, espero no le dañe por estar tan fría. Le acaricie y escuche portazos de carro. Ya habrían llegados mis tíos. Suspire hastiado, no quería salir, coño. Cogí de un libro que compre en el centro comercial, se me hiso atractivo, bueno, creo no vine con las manos tan vacías. Al bajar, nadie se dio cuenta de mi llegada, ignorado entre todos, me escabullí y fui al jardín. Me senté en una silla de plástico color blanca, debajo de la sombra de un gran árbol y a leer se ha dicho.
Recargue mi mejilla en uno de mis brazos mientras la otra daba la vuelta a la hoja. Mis piernas cruzadas balanceándose levemente una de ellas. La tranquilidad en esta parte me gusta, escucho pláticas y risas leves, no les prestó atención y prosigo con leer.
Llevaba ya unas 45 páginas, muy interesante el libro. Sin embargo toda esa armonía que me acompañaba se acabó al oír risas y gritos más fuertes. Mis primos de entre 8 a 17 años jugaban en el jardín justo enfrente de mí. Les ignore así de simple pero no fue hasta que el balón pego en unos de mis pies. Miro la pelota unos minutos.
-¡taka, pásala! -pensaba en refunfuñar como el grinch de la navidad pero, porque siempre hay un pero, me levante y la patee hacia ellos.- ¿taka, quieres jugar?- me preguntan.
“Has ejercicio”
-si, claro.- ellos sonríen y yo, bueno, yo pongo una pulsera en la hoja que me quede porque no tenía un separador, dejando del libro en la silla. Me acerco a ellos con la mentalidad de jugar, solo consiste en seguir y patear la pelota, ¿cierto?
Mis pantalones entubados no ayudaban mucho pero era divertido. No corría demasiado tampoco aunque debo admitir que pase de un buen momento además de que varias risas se me escaparan.
-¡chicos vengan a comer! –grito una de nuestras tías.
-¡ya vamos!- grite y esa distracción mía provoco que me dieran un pelotazo en media cara. – ¡AUCH! –me queje, por supuesto termine en el suelo chillando como nena sobándome de mi nariz ¡YA RECORDE PORQUE ODIO EL FUTBOT!, exclame mentalmente.
-¿Estas bien?- me preguntan mis primos preocupados.
-si.-chillo. Me levanto gracias a uno de mis primos mayores.- iré a lavarme la cara.
-¡te acompañamos!- dijeron todos en unísono. Fuimos al baño, el primero entrar fui yo, me lave y me cheque en el espejo.
-me partieron la nariz.- queje mientras sobaba, creo que necesitaría de un curita para tapar el moretón. Un momento, akira usa un trapo en media cara, y ¿si a él le dieron una patada karateka consiguiendo así que se la partieran? Estupideces mías. Suspiro cansado. Vuelvo a lavarme la cara y me seco con una tolla para luego dejarla en su lugar salir. Ellos se turnaron para lavarse la cara e irse a comer. Me adelante, tenía hambre, correr me dio mucha hambre.
Tome asiento aun lado de Ria y una tía platicadora. Tome un plato y comencé a comer.
-pensé que eras emo, takanori.- y si me miras de arriba abajo, era un negro. No de piel sino de vestimenta: pantalones NEGROS, zapatos NEGROS, camisa roja pero con suéter NEGRO, cabellos NEGROS y un mechón rojo con los lentes del mismo color.- de esos que se cortan las venas.
-sí, me cortaba las venas con galletitas de animalitos.- rieron. Se me escapo una sonrisa, nadie comento nada acerca de mí, solo chistes y esa clase de cosas, yo comí a gusto dejándome al final una barriga de pura carne asada.
***
Navidad, navidad, navidad, regalos, regalos, regalos y más regalos.
La cena de navidad fue estupenda, una armonía que nunca había respirado, se sentía en el ambiente, Ria no dejaba de decir que llamara a akira, lo veía innecesario. Entre bromas y risas dieron las 3 am, me fui con la excusa de que ya tenía mucho, no mentía realmente estaba agotado. Al llegar a mi cuarto, taka-chan daba brincos por todo el lugar, ¿Quién lo soltó? Cierto antes de irme lo deje libre pero la puerta con seguro. Cheque que tuviera alimento y agua.
Al tener, me dirigí a mi cama, tumbándome en ella, sintiendo de inmediato un agradable momento. Taka-chan~ no dejaba de brincar. Cogí mi celular, tenía la necesidad de llamarle pero nunca pregunte su número, joder. Lo avente quien sabe a dónde y mire al techo. Recordé todos los momentos que pase con él. Aún recuerdo el beso…
Tomo mi rostro cuidadosamente, doblo sus rodillas para quedar a mi altura y sin más preámbulos me beso suavemente.
-¡Ahhh! Mierda, mierda, mierda.- pataleo en mi cama. Abrazo una almohada, mis mejillas se pusieron rojitas al recordarlo. Mierda ¿de verdad es amor?
-Yo también te amo, akira…
Oh cierto, ya lo admití. ¡Pero es tan vergonzoso! Doy vueltas en la cama hasta topar con el suelo. Santo chingadazo que me di al caer, espero no haber aplastado a mi conejo, por suerte no fue así. Me levanto y miro a mi ventana aun con la almohada en mis brazos. Quiero abrazar a akira, sentirlo junto a mí. Admito que le amo, pero nuestro amor es imposible, no porque seamos hombres, bueno en parte, pero también mi padre hará lo que sea por separarnos. No quiero que lo desaparezca de mi vida. Muchas veces padre compro a mis amigos, el cree que mi estudio es más importante que la amistad, nunca me negué tal vez por eso no lo piensas dos veces en actuar, separándome así de mi vida social.
¿Y si tomo un avión y me largo a Japón para verle?
Imposible, no puedo, debo quedarme y aprender a ser feliz. Si quiero enamorar a akira… ¡alto! El me beso, por lo que significa que le gusto, ¿entonces es un amor correspondido?
-¡kyaaaa! –pego el grito emocionado aferrándome al cojín. Tapo mi boca inmediatamente. Esto debió oírse abajo. Se escuchan pasos apresurados, ¿Qué invento? ¿Qué invento? La puerta se abre, me asusto, incluso doy un salto y tiemblo como gelatina, mas mi suerte es grande, era solamente Ria.
-¿qué paso? –me mira entre molesta y preocupada.
-yo ah… nada.
-¡¿haaa?! ¡¿Nada?! ¡Escucha bien renacuajo con lentes no vine hasta aquí por un “nada”! ¡Suéltalo!
-¡vale, ya te digo! –Abrazo con fuerza a la almohada, tomo una gran bocanada de aire y grito.- ¡Amo a akira! -cierra la puerta ferozmente.- ¿Ria? –le miro confundido, ¿dije algo malo?
-nee nerd, hablemos de amores.- me dice con cabeza baja.
-¿disculpa?
-¿recuerdas a él?
-¿a él? ¿Te refieres a él?
-si, a él.
-si ¿qué tiene?
-¿tú crees que deba perdonarlo? –gira la cabeza a la izquierda apenada. Noto su sonrojo a pesar de la oscuridad de mi cuarto, es tan linda mi hermana.
-eso dependerá de ti, pero a mi opinión yo digo que aun te ama, no entiendo por qué lo dudas.
-es que me traición.- su mirada sigue siendo triste, tal parece que aún lo recuerda muy bien, como si hubiera sido ayer. Si no me equivoco paso el día después del funeral de mama. Michael tenía que regresar a estados unidos por sus padres, al ser menor de edad no tenía opciones.
-entonces dale una segunda oportunidad.- sugerí.
-¿cómo? –exclama con los ojos llorosos.
-déjalo que se te acerque, que te pida perdón y el vuelva a ganar a tu corazón.
-para ser un nerd sabes de eso. Me sorprendes.
-leí muchas novelas sobre amor.
-¡¿haaa?! ¿Entonces estas palabras lo sacaste de un libro? –no debí decir eso.
-si.- y ahí va mi vida, coño, debí callarme.
-que sincero.
-la sinceridad ante todo
-hijo de puta.- se cruza de brazos molesta.
-¡no me trates así!
-takanori.- su voz se calmó, no parecía enojada sino melancólica.
-sí.
-recuerdas, cuando mama decía que el amor lo puede todo. –esas palabras. Mi corazón se estremeció y al igual que Ria, me puse melancólico. De nuevo me sentía triste por causar su muerte. La culpabilidad aun me ganaba.
-sí, lo recuerdo muy bien.- musito.
-creo que mama ya sabía nuestro futuro. – Toma asiento en la cama.
-mama siempre sabía todo.
-sí, la extraño.
-yo también.- me acercó, sentándome a un lado de ella. Recuesto mi cabeza en su hombro, no hubo golpes o agresión alguna, solo se acomodó.
-¿tú crees que mama nos mire desde el cielo?
-así lo creo, Ria.
-¿y si, mama desde el cielo te mandara a akira para olvidar tu pasado?
-¿cuál pasado? - trago saliva nervioso.
- lo sé todo, no lo ocultes, no digas que kai es buena persona.- me separo rápidamente de ella.-
-¡¿cómo sabes?!- me levanto y le miro sorprendido. ¿Cómo sabia? Nunca se lo dije a nadie, solo akira sabe... ¡Hijo de puta, le conto!
-soy tu hermana, y te conozco, no metas a akira en esto. Además, yo vi parte de lo que sucedió
-¡¿que?!