Todas las clases me las pase amargado, bueno si de paso soy amargado me volví más por culpa de Akira. ¡El muy hijo de su puta madre recibe chocolates solo porque le gustan! ¡No me jodas! Y yo que me esforcé por esto. No los hice, está más que claro, pero muchas confiesan su amor me hubiera encantado confesarle los míos… ¡PERO ESE ESTUPIDO DE MIERDA LA TUVO QUE CAGAR! ¡Hay pero sí que estoy cabreado!
- ¿taka estas bien? Esta es como la décimo tercera vez que gruñes.
- ¡no molestes! –le grite, incluso me cruce de brazos, más bien llevo así desde que empezaron las clases.
- va-vale. –se hiso bolita en su asiento.
- hum.- seguía molesto, ¿cómo es posible que ese gilipollas no pueda pensar una sola vez en mi? ¡es un hijo de perra!
- ¡taka-chan! ¡Aki-chan! –exclamaron a la puerta, preste atención al pequeño que me llamo. El muy contento se adentró al salón junto con Aoi detrás. – les traje esto, lo hice yo con ayuda de mama. - muy sonriente nos entrega a Akira y a mí una bolsita transparente con galletitas de chispas de colores. Tomamos una bolsita agregando un agradecimiento.
- gracias.- trate de bajar mis humos solo por el pequeño, él no tiene la culpa.
- ¿eh taka-chan porque está enojado?
- ¿eh? Yo-yo no estoy enojado hehehe.- reí nervioso.
- pero si ahorita le gritaste a Akira.- comento Aoi.
- ¡Entonces pregúntenle al insensible de Akira! – me levante de mi asiento, deje el presente en mi pupitre y me marche del lugar hecho furia, me niego a quedarme cerca de ese lugar donde solo ocasionan ponerme más bravo.
Hui del salón, es receso por lo que decidí dar una vuelta a ver si así se me bajaban los humos. Los pasillos estaban llenos de chicas entregando cartitas y chocolatitos, es ¿que no paran? Me cabreo en solo pensar en esas confesiones románticas. Podría admitir que siento celos o envidia, ellas tan sinceras demostrando sus sentimientos a las personas que aman mientras yo sufro porque mi amado es un insensible egoísta. Entre caminatas llenas de suspiros de dolor me topé con Tora, pero no me ataco, nada de eso, solo lo vi a lo lejos. Un chico, parece ser con el choque hace tiempo; él se ve tan feliz entregándole una bolsita de chocolates y Tora las acepta pero aunque no esté cerca escuchando se puede ver la aura oscura que los rodea. No hay amor, él se ve enamorado pero Tora se ve tan oscuro. Era de imaginarme, ¿Tora, enamorado? ¡Ja! Primero me confesaría con Reita, y eso es imposible.
- ¡Ya te confesaste!
- ¡HAAA! –pegue grito al sentir el aliento ajeno de alguien a mi oído. Ria se reía a carcajadas sobre mi reacción y Michael tampoco ayudaba, mal amigo.
- y bien ¿me dirás como te fue en tu confesión amorosa?
- bueno…
- ¿Que te dijo?
- Pues…
- si te dijo que no, yo voy y le jalo los huevos hasta que diga que sí.
- no nada de eso, más bien yo… no me confesé ¡duele! –un coscorrón por parte de mi hermana en mi brazo.
- ¿estas pendejo o qué? Es que ¿porque?
- porque el idiota de Reita dijo que acepta chocolates sin importarle los sentimientos de la gente y ya, punto final.
- ¡estás loco! ¿Cómo que no se fija? Si es en lo primerito que se fija.
- ¿Haaa?
- A ver te explico, todo mundo sabe que Reita ama los chocolates ok, ¿hasta ahí vamos bien?
- Sí, no soy tonto. No soy Reita.- bufe molesto.
- Bien, Reita en estas fechas les dice a las chicas con suma delicadeza que no quiere una relación, pero ellas insisten en obsequiarles esos chocolates como muestras de su intento.
- Eso no puede ser.
-Reita te ama coño, ve, entrégale los chocolates y dile que lo amas y veras la respuesta.
- ¡Pero sería vergonzoso! –me sonroje un poco al imaginar la situación.
- ¡Hay no jodas! Y te haces llamar hombre.
- ¡No me chingues! Los libros dicen que mientras haiga un órgano reproductivo masculi…
- ¡Si, si lo que digas! Solo ve, regresa y confiésate.
- Los dices muy fácil.
- ¡Porque lo es!
- ¡No chingues!
- ¡Es la verdad!
- ¡Me voy! –le di la vuelta a mi hermana odiosa.
- ¡Si, lárgate y déjame aquí sola hablando!
- ¡Vete a chingar a otro lado! – sin voltear y siendo firme a marcharme, levanta mi mano derecha y enseñe el dedo de un medio, no hay mejor forma de demostrar mi cariño a Ria.
- ¡Igualmente!
__*__
- A ver ¿qué hiciste pendejo?
- Nada, lo juro Aoi no sé qué hice.
- ¡Eres un tonto!
- no sé qué hice y hoy que íbamos a tener una nuestra primera cita.- me desparrame en el pupitre, patalee y di manotazos al aire, mi berrinche era tan vergonzosos que no se podían comparar con los de Shima, él tiene elegancia cuando los hace.
- en verdad eres un tonto, arruinaste un día perfecto. Tus planes de 300 horas tirados a la basura.
- ¡ya ni me lo recuerdes!
- ¡aki-chan!
- ¿Qué quieres Shima? No vez que tengo el corazón roto.
- ¿Taka-chan te dio chocolates?
- ¡No me dio nada! –Lloriqueo infantilmente, peor que los berrinches de Shima.- En realidad, él dijo que ya no me iba dar porque no pienso en los sentimientos de las personas que me regalan los chocolates. No le entendí.- ladee mi cabeza mirando al techo, esperando a que llegaran las respuestas de ahí.
- Y le explicaste que ellas insisten en que te quedes con lo chocolates, ¿verdad? –de repente me sentí la persona más estúpida en este mundo. Gire mi cabeza para ver a mi mejor amigo que de brazos cruzados me miraba como todo un psicólogo. Sonriente conteste bobamente a su pregunta.
- Heheheeh. - rio nervioso. – Creo que lo olvide.- ladeo hacia un lado mi cabeza rascándome la nuca con una de mis manos.
- ¡TU! –levanta su puño.
-¡No espera todavía quiero vivir! –trate de huir de la bestia furiosa que tenía enfrente pero sus garras atraparon mi camiseta blanca.
- ¡IDIOTA INSENSIBLE, SIN CORAZON! ¡POR ESO TAKANORI ESTA ENOJADO!
- ¿A qué te refirieres? – de pronto me abofetea de un lado a otra sin parar, claro juguetonamente... eso creo yo.
- ¡ESTUPIDO SIN CEREBRO! – me zarandea de un lado a otro; cuando detuvo esos movimientos sentía mi cabeza rodar y mi cerebro botar como una pelotita encerrada en una caja que agitan muy brusco.
- ¡hay no entiendo! –puse mis manos en mi cabeza para detener mi confusión ¡veo a seis negros!
- ¡TE EXPLICO! –me suelta y se sienta en el banco de Takanori. Toma un gran suspiro antes de iniciar su explicación.- A ver gilipollas, Matsumoto de seguro piensa que tomas a juego los sentimientos de la gente y por eso se resignó a darte chocolates ¿ya entendiste o te explico con peras y manzanas? Así como le enseñan a mi nene.- apunta Shima, quien inocentemente se balancea con ayuda de sus pies.
- ¡Yo si entendí! –levanto victorioso su manita Shima.
- ¿eh?
- No me sorprende que este enojado maldito idiota.
- ¿eh?
- Vamos Shima, dejemos morir solo a ese idiota.- toma de la mano al pequeño y salen huyendo.
- ¡Hey no me abandonen! ¡Ayúdenme a recuperar a taka, no sean malos amigos! – grite esperanzado a que escucharan mis plegarias, lo hicieron pero los muy perras me ignoraron, desgraciados se largaron sin mí, ¡yo que soy su padre! ¡Yo que los uní en este hermoso romance…! ¡Como sea! Soy tonto y estúpido, jamás se me ocurre algo razonable para beneficio mío. ¿Hay y ahora como le hago para que Takanori me perdone?