En la habitación de Takanori:
Terminando de hacer mis deberes proseguí hacer las mezclas para mi tinte de cabello. Me miraba al espejo atento, el mechón rojizo tenia ahora una tonalidad rosada lo cual me molestaba, con paciencia fui aplicando la pintura, me agradaba, me traía buenos recuerdos, como olvidarlo. Para mí fue como el renacer del caos en el que me encontraba.
Al finalizar, tomo el siguiente botecito para agregar el siguiente tinte: color negro. Me cambie los guantes por unos nuevos, con una de mis manos tome la brocha con un poco de pintura mientras la otra iba a mis cabellos oscuros, buscando mostrar mis raíces güeras, a unos milímetros de agregar la sustancia me detuve.
- ¿porque pintarla?
Me dije a mi mismo, baje mis manos, observaba con atención la brocha con pintura, ¿era corrector seguir pintando mi cabello de negro? Nuestras indiferencias acabaron, Ria y yo regrésanos a querernos, debería mostrar mi verdadero yo ¿Cómo me veré de rubio ahora de joven? Somos mellizos, la herencia de mama debería mostrar…. Aun lado de mi tocador se encontraba un bote de basura, mire unos segundos más la brocha. Ya no dude y tire la brocha con odio al bote. Agarre también la mezcla y tire todo aquello que sirviera para pintar mi cabello, todo termino en la basura. Dejaría a mi cabello crecer, volvería a mostrar con orgullo mi cabellera rubia; somos hermanos mellizos ¡el mundo debe saberlo! Inconscientemente la idea de saber que volveríamos a ser uno me agrado trayendo así una sonrisa a mis labios.
- Me siento feliz. Pero a la vez preocupado.
- Cuando kai te violo, te dijo alguna vez “¿papa?”
Negué con mi cabeza, que clase de pregunta era aquella. En que pensaba Akira en ese momento. Espero y no le haya pasado nada. Salió muy asustado y cuando cayó, bueno es normal que grites adolorido pero ese grito para mi significo algo más.
- ¡Estoy alucinando! –grite seguido de un suspiro pesado, estoy cansado. Tome mi celular del peinador y me tumbe en la cama en un brinco. Prendí el aparato y comencé a buscar en la galería. Aún tengo el video sobre Kai, su confesión pero aún no me animo a decirle a alguien. Akira sacrifico mucho ese día, estoy en total agradecimiento pero aun así no sé qué hacer con él. Estoy indeciso sin embargo no puedo depender siempre de Akira, necesito ser yo el que tome el valor, la valentía de derrotar a Kai. Por esa razón me obsequio este video.
-Dentro de dos días pelearas.
Cierto. Fue lo que dije el día de ayer; así que mañana ya por fin es el concurso. Estoy tan nervioso, no por mí sino por Akira me pregunto si invitara a su familia. Es obvio que mi padre asistirá en primera fila pero su situación es más importante que la mía. Debe encontrarse muy estresado ¿pero qué puedo hacer yo?
-Un plan para vernos.
Apoyarlo es lo menos que puedo hacer, espero y el plan funcione, quiero verle ese día aunque sea al final, pero deseo verle, por favor, es tanto pedir. Me abrazo a mí mismo haciéndome ovillo en mi cama, tengo miedo, quiero estar con él. Pronto, se acerca la graduación, cinco meses, solo unos cuantos días para ya jamás volver a verlo.
- ¡Me niego! – abrazaba mi almohada pensando en él.
Caminos diferentes, yo en el extranjero y el aquí, tan lejos y pocas posibilidades de volver a vernos.
- Dejarme disfrutar estos últimos momentos a tu lado Akira.- Lloraba aferrándome al cuerpo suave, anhelo tanto que seas tú.
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A la mañana siguiente:
Hoy empezaba el nuevo día preocupado, mi mente vagaba en saber si hice lo correcto mi hermana llego hace unas horas, se encuentra profundamente dormida y mama llegara dentro de unas dos horas, perfecto para que vea la nota que deje en el refrigerador. Estoy a un paso de salir de la casa con mi mochila en el hombro, hice lo correcto, no puedo mentirle a mama, debo enfrentar este temor y ella debe aceptar esta decisión, lo siento mama pero solo sigo lo que tú y papa me enseñaron: “sigue tus sueños”
Me apresure a llegar al instituto, no puedo llegar tarde, hoy no. Además, Takanori me espera, voy a verle y darle ánimos, definitivamente el plan funcionara. Gracias Ria, eres una genio.
Corría por los pasillos, apresurando mi paso, estuve dudando tanto en dejar esa nota o no y por eso vengo tarde ¡y yo vivo tan cerca! ¡Qué pena! Acomode mis ropas y cabellos para después tocar a la puerta.
- Llego tarde Suzuki-kun. - Me recibió el profesor de literatura sentado en el escritorio con un libro en mano. Vestía tan formal para el día de hoy, bueno, es el encargado del concurso de oratoria era de esperar que viniera en ese traje azul marino, camisa blanca, corbata color rosada y sus cabellos perfectamente peinados hacia atrás, viéndolo así, es hermoso… ¡pero no tanto como mi Taka!
- ¡lo siento! –hice una reverencia.
- por favor pase y ponga atención.
- gracias profesor.- obedecí cual perro. Sentado en mi asiento, gire hacia mi lado izquierdo para hacer un ademan de saludo a Takanori. Claro que fui ignorado pero no me sorprendo, es Takanori después habría tiempo para hablar. Por el momento hay que concentrarse en ganar, eso es, Tora no es rival para mi
- ¡Yo ganare esta pelea!
- Suzuki-kun salga.- hablo el profesor.
- ¡Eh! –apenas dije, creo que grite en voz fuerte mi pensamiento.
- por favor me interrumpe la clase, hágame el favor de retirarse.
- si. - Cabizbajo tome mi mochila arrastrándola por el piso. Corrí desde mi casa hasta aquí para después ser corrido, menuda suerte.
- ¡Yo ganare hoy Akira-tonto! –grito Tora desde el ultimo asiento.
- ¡Eso ya lo veremos Tora! –con gran entusiasmo levante mi cabeza. No iba a perder, no frente a mi madre.
- ¡Si, si pero eso lo harán afuera! ¡Aquí es mi clase, por favor, los dos afuera!
- ¡Mierda! –exclame. Salimos ambos del salón muy indiferentes, no nos hablamos al caso solo una mirada de odio pero hoy se decidiría todo en el combate, haya en el gimnasio. Veremos quién es el que tiene madera para el karate y eso ¡soy yo!