Como de costumbre, tocan a la puerta diciéndome que ya es hora de levantarme para asistir al colegio, me siento en mi cama blanca y sedosa, llevo mis manos a mis ojos y los tallo con delicadeza. Bostezo por la pereza de querer dormir mas, tapo mi boca con una de mis manos, acto seguido busco mis anteojos rojos en la mesita de noche. Al encontrarlos, los tome con cuidado continuando con colocarlos en su respectivo lugar.
Me levante de mi cama, me puse unas pantuflas blancas. De nuevo, como todas las mañanas los gritos en la casa no se hacen esperar, ignoro las incoherencias que dice mi hermana con mi padre. Con pereza y a paso lento me dirijo a mi baño, prendí la luz, en el lavamanos me miro de reojo y luego me quito los lentes dejándolos ahí, para luego continuar con desnudarme. Al estar sin ninguna prenda, con cuidado me acerco a la regadera y dejo que la tibia agua me bañe…
Me miraba al espejo acomodando mis cabellos negros, me coloco mis lentes, pero estos están empañados por la humedad del baño, no debí meterme con ellos, pero si no me los pongo no veo nada. Suspire tratando de calmarme y no alterarme con mi hermana. Los limpio con una toallita, me los coloco, me miro al espejo y observo cómo me veo con el uniforme.
Tomo uno de los lados de mi pantalón, lo jalo hacia atrás haciendo que se me pegase a la pierna izquierda, no entiendo como les gusta a mis compañeros estar así, todo apretujado, no me imagino como han de llegar a casa, suelto mi pantalón negro, acomodo mi camisa blanca con el escudo en el lado izquierdo, me alejo un poco del espejo para verme de cuerpo entero, sigo pensando que con mi figura parezco una chica. Chasqueó por el enojo y voy a mi guarda ropa para sacar el suéter de mi colegio, me pongo y me miro de nuevo al espejo, ya no veía tan esquelético y con “curvas” como antes, ahora me veía mas gordito, bueno no gordito si no con mas figura masculina pues gracias a la herencia genética de mi madre mi cuerpo es un poco “curvoso", casi idéntico al de una chica, sin contar que también herede la estatura de mama. Vuelvo a suspirar, miro el reloj que está en la pared y observo que ya es tarde.
Tome mi mochila, salí del cuarto, y baje las escaleras, como era de costumbre me siento, coloque mi mochila en el suelo a un lado de mi silla.
Una sirvienta llego y coloco un plato con el desayuno, tome una servilleta y la coloque en mis piernas, cogi el tenedor y comencé a comer.
Los gritos por mi hermana retumbaban desde arriba, ya habían comenzado otra vez, mi hermana bajaba las escaleras, lo descubría por sus tacones, detrás de ella iba mi padre, un hombre de negocios con su traje gris y corbata azulada.
Ambos discutían importándoles quien estuviera presente, mi padre y hermana con enojo tomaron su lugar, a los pocos minutos llegaron dos sirvientas dejando un plato a cada uno.
-cuantas calorías, he dicho que yo no como esas porquerías no ven que engordare –protesto mi hermana viendo el plato con asco.
-discúlpeme señorita Riakanot –hiso una reverencia una de las sirvieras.
-¡eh dicho millones de veces que es Ria! –contesto enojada
-dis..discúlpeme seño…
-ni te disculpes Tomoyo, su nombre es Riakanot no Ria –comento mi padre con el mismo tono que el de mi hermana.
-¿pero papa?-protesto.
-es cierto, tu acta de nacimiento dice que es Riakanot
-¡tu cállate!¡no te metas! –me apunto, amenazándome con el tenedor.
-cállame cuando llegues a ser superior a mi –me defendí.
-¡ya lo soy! –sonrió.
-mentirosa, tienes la misma edad que yo.
-¡nerd!
-por lo menos soy inteligente, no como tu.
-ashhhh –Riakanot se levanto de su asiento, levanto su mano y me dio un zape en la cabeza, a lo que me queje.
-¡Riakanot!-grito nuestro padre.
-yo no tuve la culpa el inicio.
-¡mentirosa! –Por el sorpresivo golpe de mi hermana, me desacomodo los lentes, lleve dos de mis dedos a mi rostro y los acomode–tu eres la agresiva aquí.
-¡cállate idiota!
-¡es cierto lo que dice Takanori, el sabe comportarse, no como tu Riakanot, deberías ser como tu hermano! –y soltó la bomba.
-¡ja! ¿Ser como él? Ni lo sueñes
-¡Riakanot! ¡Respeta a tu hermano!
-¡Nunca!
-¡Riakanot, compórtate como tu hermano!
-¿Para que? Para que sea igual de amargado y feo –sonrió de lado.
-al menos tengo inteligencia a comparación tuya
-hijo de…
-¡Riakanot!
-¿que?
-¡cuida tu vocabulario!
-ashhh como los odio, bolas de amargados, ahora entiendo porque mama se fue.
-¡¡¡Riakanot!!! –mi padre furioso, se levanto de su asiento, golpeando la mesa.
-ashhh –giro su cabeza mirando a otro lado. ¿Cómo puede llegar a ser asi?
Después de la pequeña discusión que tuvimos se nos hiso tarde. Salimos y nos subimos en la limosina negra. Por su puesto la “princesita” me empujo para que ella entrara primero, acto seguido me metí yo. En el transcurso del viaje no decíamos palabra alguna, cada uno en su mundo, ella en su Iphone: twitteando, creo que así se llama a las personas que están metidas en esas páginas del internet. Y yo, solo veía por ventana, dejando que mi mente imaginara cosas con las nubes del cielo…
Ambos caminábamos por los vacios pasillos de la escuela, mi hermana, como era de esperarse empezó con sus discusiones:
-¿ves? Por tu culpa llegamos tarde.
-¿disculpa?, quien fue la que inicio un showcito en el comedor.
-¡tu! –me apunto.
-mentirosa.
-¡cállate nerd!
-zorra –mi hermana se detuvo, se puso enfrente de mí y coloco su mano con uñas acrílicas rojas con plateado, en mi hombro derecho.
-¿cómo me llamaste, idiota?
-lo que escuchaste, zooooorraaa.
-te voy a… -Riakanot me soltó, dos prefectos pasaron por nuestros lado, mirándonos detenidamente si no íbamos a iniciar un pleito. Justo cuando se fueron Riakanot me miro a los ojos, apuntándome con uno de sus dedos.
-esto no se queda así, ¿oíste, nerd?
-como digas zorra –me voltee, ignorando las palabrerías que me decía a mis espaldas.
Continuamos caminando para mi suerte, alguien le hablo al iphone y por fin dejo de molestarme. Caminaba enfrente mío pero no me importaba.
A lo lejos observe como un chico se recargaba en las afueras del salón, tal vez llego tarde como yo –suspire- espero y no lo hagan conmigo.
El chico de cabellos rubios mal teñidos, saludaba, no me hice ilusiones, ni me sorprendí pues era obvio que iban a mi hermana, quien sonríete y campante le saludaba.
Ignorando su bipolaridad, camine a un lado ella, esta mujer se enojo y fue a seguirme el paso para quejarse.
-¿quién te crees?
-tu hermano.
-ashhh eres un idiota, cuando yo camino nadie se mete en mi camino, ¿entendiste, nerd?
-aja.
-no me ignores.
-te estoy escuchando, que no acepte tus condiciones son otra cosa.
-ashh-hacía gestos mientras seguía quejándose, yo solo le seguía la corriente de forma burlesca.
-¿cuántas veces te eh dicho que no estorbes?
-no sé, perdí la cuenta.
-¡ashh te he dicho mil veces que no te me acerques!
-disculpa pero por si no te has dado cuenta estamos en la misma institución y mismo año, date por bien servida que no nos toco en el mismo salón
-mira lo feliz que estoy por no tocarme contigo.
-¿porque todas las mañanas son así?
-amargado.
-mira quien lo dice.
-cállate nerd.
-zorra.
-hijo de…
-es de mala educación escuchar las conversaciones ajenas –le dije al chico quien paraba oreja, el chico con cabellos rubios, hiso constantes reverencias disculpándose.
-Si me permites tengo clases Riakanot.
-¡Que mi nombre es Ria! –exclamo mi hermana.
-Dile eso a tu acta de nacimiento, Riakanot.
-¡estúpido nerd!
Ría se retiro enojada, yo me acomode mis lentes rojos, voltee a ver, abriendo así mis parpados, mire hacia enfrente donde me encontré los ojos miel de aquel chico rubio, aquel hombre no decía nada, me desespere al ver que no se quitaba así que le hable:
-Oye, por si no te das cuenta, obstruyes mi camino. –le dije seriamente, ya estaba harto de la discusión con Riakanot y ahora empezaría una con este.
-ah! lo siento, pasa. -Se hace aun lado, levante mi mano y toque a la puerta unas tres veces. No tardo mucho y la puerta se abrió, el profesor sorprendido al verme me pregunto:
-¿Y eso que llegas tarde Matsumoto?
-Mis disculpas por haber llegado tarde, tuve un contratiempo en el camino.
-espero y ese contratiempo no haya sido Akira –se voltea enojado a ver a un lado mío, donde estaba el chico rubio, quien se asusto.
-¿Akira? ¿Quién es Akira? –pregunte, no sabia quien era Akira, pero he de suponer que era el chico a mi lado, con su boca abierta.
-bueno Matsumoto, espero y esto no se repita –regreso su vista a mí.
-así se será- le conteste.
-bien, pasa entonces. –él profesor me dio paso y entre, la gente ni volteo a verme, eso estaba bien así me quitaba incomodidades, escuchaba protestas por la parte de atrás, debía de ser el chico rubio.
-wuju – se escucho en el salón voltee a ver de dónde provenía, al parecer el profesor de literatura lo dejo pasar, este chico fue recibido por todos, muy contrario a mí. Este chico llego hasta atrás debía ser su lugar, ahora entiendo ni porque conocía su rostro.
El profesor entro buscando a alguien con su mirada, al parecer al chico rubio, ya que volvió a repetir el nombre y este respondió.
-¿Akira?
-Hai! –se levanto del pupitre.
-de ahora en adelante ya no te sentaras ahí
-¿eh? ¿Pero porque si este es mi lugar?
-¡por lo de tus calificaciones idiota! –le lanza un gis a su frente. El profesor de literatura era famoso por su forma de impartir su clase además de que utilizabas métodos de castigos un poco ceberos.
-waaaaaa ¿porque me pega?
-te sentaras junto con Matsumoto de ahora en adelante. – ¿conmigo?
-hai…
-¡me escuchaste! –le lanza otro gis. Pero ¿porque se sentara a mi lado?
-¡waaaaa si! -Se escucharon los re chinillos de las sillas. El chico llego con su mochila y se sentó a un lado mío.
-¡hola! –me dijo con una sonrisa, yo lo ignore, no me gustaba ser social y menos le iba hablar por meterse en una conversación que no le incumbía. Creo que deprimí al chico, pues miraba entristecido su pupitre.
La hora paso y el cambio de maestros ocurrió. Llego el profesor de Matemáticas quien nos saludo educadamente, para luego seguir con su clase, donde en el pizarrón escribió ecuaciones. Termine rápido, eran fáciles, no tenían mucha ciencia si te sabias las tablas de multiplicar de arriba hacia abajo y viceversa. Fui a revisar, el profesor me felicito, diciéndome que podría llegar a ser un gran científico o algo por el estilo que tuviera como base las matemáticas.
Su hora concluyo, dando inicio al receso, necesitaba practicar un poco de algebra. Salí con intenciones de irme a la biblioteca, el único lugar donde supuestamente no había ruido, y a su “supuestamente” no había ruido, era porque el lugar siempre había algún idiota que se le ocurría ir ahí solo para besuquearse y manosear a sus chicas, o escuchar música a todo volumen en los audífonos.
El chico rubio me seguía, esto estaba empezando a molestar, continúe caminando, cambiando de dirección pero este seguía siguiéndome. Puse más velocidad con mis piernas pero este me perseguía, mínimo disimula chico rubio. Me detuve enojado, ya me había hartado, me gire y al tenerlo enfrente, le grite:
-¡deja de seguirme!
-¡waaa!
-¿porque me sigues?
-pues se supone que deberías ayudarme con mis estudios
Parpadee sorprendido, lleve mi mano en forma de puño sin tanta fuerza y la coloque en mis labios, tratando de recordar…
FLASHBACK_____________________________
Takanori, guardaba sus materiales en la mochila para retirarse, sus compañeros de clase se habían retirado, dejándolo solo en el salón. La puerta se abrió y entro un profesor.
-Matsumoto –se acerca el profesor de literatura.
-si, sensei.
-necesito hablar contigo Matsumoto.
-si claro. ¿Sucede algo?
-es solo que, ahhh mira, quiero, si no es mucho pedir que le enseñes a un chico.
-¿enseñarle?
-sí, quiero que le enseñes, no solo de mi materia, si no de todas, es que ha es un..ahh como decirlo…
-un burro.
-ummm bueno, si. Quiero pedírtelo como un favor, necesito de tu ayuda, eres mi mejor alumno y no solo de mi clase si no de toda la institución.
-déjemelo pensar.
-mira Matsumoto, por favor eres la unica salvación.
-ahhh está bien, profesor.
-muchas gracias Matsumoto, muchas gracias.. –Se voltea para retirarse, pero en la puerta se detiene –por cierto puedes usar cualquier método de enseñanzas, cualquiera hasta golpearlo si es necesario, pero si sientes que ya no puedes, que no hay salvación para él, dímelo y con la más grande pena me veré obligado a decirle al director que lo corra de la institución.
FIN FLASHBACK_________________________
-lo olvide –le conteste como escusa.
-waaaaa, ¿entonces me enseñaras? –me pregunto, yo suspire y luego le dije:
-sígueme.
Llegamos hasta una de las bancas-mesas. Tomamos asiento y coloque mi cuaderno en la mesa junto con mi bolsita de color limón, abrí el cuaderno en una página blanca, tomo de mi bolsita un lapicero de color celeste, voltee a ver a donde estaba el pero este no traía nada así que pregunte:
-¿y tu cuaderno?
-¿eh?...ejejejj lo siento, lo olvide…
-¿cómo que se te olvido? –levante mi mano con mi lapicero amenazando con apuñalarle – si sabias que ibas a estudiar debiste traerlo.
-si, pero tu te fuiste así de la nada y no me distes tiempo.
-¡eso no importa! –lo seguía amenazando con apuñalarle con el lapicero, el chico rubio se hiso bolita para no recibir ninguna apuñalada por parte mía. Por la violencia que usaba me hacia recordar a mi hermana, suspire tratando de tranquilizarme –olvídalo, continuemos –hice girar el lapicero muy rápido entre mis dedos, era divertido, tarde años para hacerlo. Acto seguido acomode mis lentes, arranque una hoja y escribí en ella una ecuación, necesitaba con qué clase de inteligencia me enfrentaba. Le acerco la hoja junto con el lapicero –resuélvela.
-¿eh? ¿yo? –se apunto.
-no el árbol-dije sarcástico.
-toma arbolito, todo tuyo –levanto sus brazos con la hoja en manos dándoselos al árbol. Este tipo ¿que se creía?, era algo ilógico.
-¡no seas idiota! –tome el cuaderno y lo golpeo en el brazo. El profesor me dio toda libertad de utilizar cualquier método así que no había problema alguno.
-¡waaa! –lloriqueo.
-hazlo –deje el cuaderno en la mesa.
-ya voy –el chico sudaba, parecía nervioso.
-¿y bien? ¿Ya acabaste? –le pregunto mientras cruzaba mis brazos.
-eh….bueno..yo… waaaa no entiendo nada!!!! –el chico de una forma infantil se dejo caer en la mesa e inflo sus mejillas–no puedo…
-pero si eso es hasta un niño de primer año puede.
-entonces tráemelo –me dijo enojado, levante una de mis ceja y lo mire enojado…muy enojado…
- ¿me estas retando?- este chiquillo ¿quien se creía?
-¡¡¡waaaa ten piedad de mi!!! –Tome su mejilla izquierda con fuerza –¡¡¡waaaaa duele!!! –gritaba de dolor el chico rubio, después de un tiempo de tortura lo solté debía tranquilizarme.
-¿Qué no entiendes? –le pregunte de buena manera para ayudarle.
-nada –volví a enojarme así que tome de nuevo su mejilla y lo jale con fuerza.
-¿Cómo que nada? Deberías saber hacer una ecuación.
-¡suéltame! ¡Duele!
-no entiendo, ¿Cómo pudiste pasar el examen de admisión? si en ella iban más de la mitad llena de ecuaciones.
-en realidad yo no lo hice.
-¿Cómo?
-yo estudie aquí desde la primaria, como al ser estudiante de esta institución me pasan directo a la secundaria, así sucede con todos, menos a los que viene de otras escuelas y buscan entrar aquí…
-no lo sabía -dije calmado.
-bueno ahora que sabes ¿podrías soltar mi mejilla? Ya no la siento
-discúlpame –me acomodé y me acerque al chico rubio, donde al tenerlo cerca le mencione como resolver una ecuación. Al terminar me dijo “ya entendí”, así que si entendió tendrá que resolver esta que es la misma solo que con otras cantidades.
-Bien, si entendiste, entonces resuelve esta otra ecuación.
-de acuerdo –coloque mi mano en mi mejilla, esperando a que el chico rubio terminase.
-estas tardando....-le dije al ver como estaba empezando a sudar.
-oh lo siento ahorita termino...
-¿necesitas ayuda?
-NO…yo puedo….¡AH estúpido Einstein! – grito.
-¿Cómo que Einstein?
-Pues si no, Einstein es el que puso las ecuaciones.
-Si serás idiota, Einstein era un científico Alemán.
-pero que no…
-Lo estas confundiendo todo, tal vez te refieras a Leonhard Euler –se quedo en silencio. Suspire cansado, esto era como enseñarle a una roca, trate de olvidar el incidente, me acerque y le dije de nuevo como hacer una ecuación. Le iba diciendo como hacerlo, pero cuando voltee a verlo a los ojos, este miraba a otro lado que no era la ecuación, lleve mi vista a donde supuestamente su atención estaba. Estaban unas chicas con una minifalda discutiendo, haciendo levantar un poco su trasero, mis mejillas tomaron un color rojizo al ver cómo podía ver sus bragas rosadas.
-¡Akira deja de ver el trasero de chicas!-le grite, era un poco vergonzoso decir eso en voz alta.
-¿qué?
-hay no te hagas, si bien que babeabas.
-¿Qué? Yo no…
-mira Akira, yo no acepte ser tu tutor, es una pérdida de tiempo, pero solo porque el profesor de literatura me lo pidió como un favor, acepte. Así que aprovecha y no vengas conmigo hasta que estés decidido a estudiar, si me disculpas me retiro porque en unos minutos el timbre sonara.
Tome mis cosas, esto era agotador, no creo aguantar mucho. Caminaba en dirección al salón cuando de repente alguien me tomo del hombro. Llegamos hasta un jardín de rosas.
-¿qué hacías con Akira? –me pregunto mi linda hermana.
-enseñándole.
-¿enseñándole, que?
-ecuaciones.
-escucha cerebrito, el es mío. Ok –me dice un poco molesta.
-Para que sea tuyo, debes de mostrarme un papel donde diga que es de tu propiedad y este firmado por un juez.
-hay como te odio, ¿porque no te moriste junto con mama aquella noche? –una fuerte punzada sentí en mi corazón, como podía decir eso, me quede callado, tratando de ignorar las palabras hirientes – eres odioso, debiste morir junto con mama, así muchas cosas se hubieran evitado. Te odio ¡muérete! - Ría, se fue enojada, yo me quede ahí parado, sin hacer ningún movimiento, baje mi cabeza, tratando de que las lagrimas no cayeran al recordar ese suceso tan desagradable. Me sentía algo extraño, mire a la ventana. De nueva vez, al chico rubio miro todo, fruncí el ceño enojado, este necesitaba de una lección.
Sonó el timbre, deje de mirar al chico, había una puerta de entrada, así que me dirigí a ella. Gente subía las escaleras y otros corrían pasando de un lado a otro. La avalancha de gente se detuvo y aproveche para subir. El chico rubio todavía seguía ahí, tome su mano e hice un jaloncito. El chico se sorprendió, como si un fantasma hubiera visto. No quise dar un rollo así que fui directo a lo que necesitaba saber.
-¿Por qué espías?
-lo..lo siento, no fue mi intención, ¡lo juro!
-no sé qué ocultes bajo tus manos, pero te diré que si sigues así, me veré obligado a denunciarte con las autoridades por acoso visual.
-pe-pe-pe-pe-pero si yo no hice nada malo –tartamudeo, sus ojos parecían demostrar, decir la verdad, no dije nada mas, solo me voltee y subí las escaleras.
-¿Qué no piensas entrar a clases? – El chico asintió varias veces y subía junto conmigo las escaleras, hasta llegar al aula. Aun no había llegado el profesor, así que entramos como si nada. Me fui a mi asiento y tome mi lugar, agarre mi mochila e introducir el cuaderno, busque entre todos los cuadernos y libros, mi siguiente material para la próxima materia, cuando lo encontré lo saque, colocándolo en mi pupitre. La puerta se abrió y entro un perfecto, quien se fue al centro y nos comunico.
-Su profesora de química, se encuentra enferma por lo cual hoy no asistirán. Tendrán hora libre así que no hagan escándalo, pueden platicar pero no griten.
El prefecto se retiro del salón y yo lleve mis manos al bolso del pantalón donde saque mi ipod, coloque los audífonos, me los coloque en su respectivo lugar, no sin antes pasarlos por debajo de mi suéter y esconderlo con mi cabello. Busque una canción, subí un poco el volumen y me perdí mirando a la ventana como siempre.
-hay como te odio, porque no te moriste junto con mama aquella noche…
Aquello que me dijo mi hermana, no dejaban de rondar en mi cabeza, aun no puedo creer como ella puede habla de eso como si nada.
-¡Matsumoto! – Parpadee, alguien me estaba llamando, voltee a ver, era el chico rubio, lleve mi mano mi oído y me quite el audífono.
-¿me decías algo?
-¡ahhhhhhh! –grito, esta personita se fue a ocultar con sus cosas.
-¿estás bien?
-¡nooo!
-ummm – analice la situación, antes de hablar, en eso entendí, con el audífono suelto, se lo di - ¿quieres escuchar?
-¿que escuchamos? –De una manera instantánea este dejo de lloriquear, para luego sonreírme –así soy, no te preocupes. –me dijo, debió darse cuenta por lo sorprendido que estaba.
-oh… ok
-¿Qué es?
-Mozart.
-ahh, ¿me permites? –coloco su mano, entendí el mensaje, saque de mi pantalón el aparato y se lo entregue.
-ammm ¿contraseña? –tome el ipod, y coloque la clave, acto seguido se lo volví a dar
-¿nada mas tienes música instrumental?
-no, tengo más, dale más abajo – tardo unos minutos pero después de mucho, puso una de Luna Sea.
-no pensé que escucharas rock
-¿porque creías eso?
-ammm no sé, no tienes cara así como de que escuches rock.
-¿quieres decir que me veo como una nenita que escucha perreo?
-NO, no, no, no, nada eso, es que… -alce una ceja en forma de molestia - ahh porque todo lo que digo termina ofensivo para ti
-No lo sé, tal vez sea la forma en lo que lo dices.
-no tienes que ser tan directo, aun así lo siento.
-descuida.
-¿Por qué nunca eres expresivo?
-¿Disculpa? -eso si eras molesto.
-lo siento, lo siento, lo siento, lo siento…
-No me gusta serlo –mire a la ventana, no quería verlo a la cara, eso era algo personal, y a personal me refiero a ¡muy personal!, baje mi cabeza mirando el pupitre, era triste recordarlo.
-¿y porque no te gusta serlo?...... ¡si se puede saber!
-eso si no te incumbe
-en…entiendo…
Las horas pasaron, después de varias clases dieron la hora de salida, todos mis compañeros se fueron, solo el chico rubio se quedo. Cuando termine de guardar mis cosas, el me dio paso a salir primero. Continuamos caminando hasta salir.
Afuera de la institución, aun lado del portón había un árbol muy grande, fui a la sombra y espere a la persona que pensaba recogerme.
-¿vienen por ti?-pregunto el chico.
-sí, ¿porque?
-no, no por nada, solo curiosidad.
-ummm...- me limite a decir. El chico se recargo en el portón, no dijimos nada, nos quedamos en silencio, hasta que un niñito de primaria llego. Platicaban felizmente, después de unos minutos llego otro chico. Este venia todo despeinado, con mejillas rojas y la frente sudorosa. Platicaban eufóricamente a un lado mío, escuchando risas por parte del pequeño. Me les quede mirando, eran muy energéticos, algo que yo no tenía, el pequeño volteo, me sonrió y me hablo con esa voz un poco chillante.
-¡hola!
-jum –voltee a ver a otro lado. No estuvo bien hacer eso, debería pedir disculpas…
-ahhh ¿porque estas enojado? –olvídenlo…
El pitido de la limosina se escucho, toda la gente volteo a ver, le he dicho varias veces a mi padre que compre otro carro, este llamaba mucho la atención, pero por capricho de mi hermana –suspiro- me subo a ella, da unos cuantos metros y se volvió a detener, mi hermana estaba ahí, con su nueva “presa”, quien se devoraba a mi hermana a besos. Se soltaron y mi hermana entro, no sin antes recibir una nalgada por el chico. Justamente cuando se subió mi hermana esta me vio directamente a los ojos, a lo que inicio una nueva discusión.
-¿qué? -dijo molesta.
-nada, es solo que eres una descarada
-por lo menos yo ya he probado lo que es besar y… -se acerca a mi oído – tener sexo jejeje – se reía mientras se alejaba de mi.
Esta chica de verdad era una, perdónenme por la palabra, pero era una puta.