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~ Casado con un hombre ~ por Monnyca16

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Capítulo 39

“No puedes amar a alguien si no te amas a ti mismo”

Los pasillos de la planta alta eran igual de silenciosos que las calles por las que había cruzado, sin embargo la casa siempre era más acogedora que una vida callejera. Nicolás pudo ver la diferencia, inclusive, de los aromas. Mientras que La bajada olía horrible, su casa seguía impregnada de ese aroma dulce y fresco. Olía a amor y aunque poca gente pudiera percibir ese perfume, eso no significaba que  no existiera.

El caminar de Oliver parecía lento, como si no quisiera llegar a la habitación, como si temiera más que Nicolás. Pero aunque sus pasos fueran torpes y lentos, no se detenía, mostrando de ese modo lo importante que era tener esa conversación privada, íntima y poco casual.  

Nicolás era considerado, se sentía con el deber se serlo en esos momentos. Se quedó callado, viendo solamente la perfecta y ancha espalda de su esposo. Oliver seguía igual de guapo y fuerte, pero esa noche parecía nervioso, pensante e intranquilo. El pelinegro parecía tenso, se percibía frío y afligido. Cualquier cosa menos feliz y enojado.

Al llegar a la habitación, Oliver se quedó en medio de la espaciosa estancia. La puerta de su baño personal estaba media abierta y  el edredón de la cama revuelto entre las almohadas. Los objetos estaban en orden, mientras que una foto se encontraba sobre la cama. Se trataba de  una de las tantas fotos que se tomaron en Francia, en la sesión, y era  exactamente la fotografía que captaba la imagen de un beso. Nicolás podía recordar aquella vez que se las tomaron. Aquel día estaba muy molesto con Oliver, pero también muy en su interior se sentía feliz; había sido amenazado con un vestido rabón y el marica del fotógrafo le había pedido que se colgara como Koala enamorado. El resultado era ese, y estaba ahí, sobre la cama.

 

Aquello sólo significaba algo.

 

Algo andaba mal, Nico lo sintió en su interior. Era un sexto sentido. 

 

En la espera del regaño, Nicolás respiró profundo. Podía suponer que esa conversación sería más bien un regaño, pero esta vez se equivocó. Oliver no parecía tener intenciones de reprenderlo, eso lo notó cuando su esposo se dio la media vuelta para que sus miradas chocaran. Los ojos grises de Oliver se oscurecieron todavía más, brillando a la vez como mercurio líquido, y bajo éstos había apenas unas visibles ojeras de cansancio.

La consecuencia de la fusión que sus ojos lograron crear fue suficiente para atormentar el momento. En  la mirada de Oliver existía un sentimiento que Nico jamás vio. Esa fue la primera vez que su corazón se apachurró por el contacto visual.

El más alto se sosegó con inconveniente.

 

Abrió la boca y de sus labios salió una voz imperfecta.

—Desde que te conocí supe que eras para mí. Mi vida ha sido buena, Nicolás. Poca gente me conoce y en estos días algo me decía que tú estabas comenzando a conocerme de verdad. Las promesas que le hice a tu padre no fueron falsas. El esfuerzo que hice para que viviéramos estables, tampoco lo fue. Yo no soy una persona falsa ni flexible, es por eso que prefiero decirte que ya no me siento bien.

Los azules ojos de Noah se entornaron. La voz de Oliver  había salido  singular y la situación lo estaba comenzando a asustar.

—¿Qué tratas de decirme? —Nicolás le preguntó de vuelta, tensando la mandíbula y cuidando de no ser tan precipitado.

La inestable mirada de Oliver brilló todavía más. Lo que  le diría necesitaba de fuerza, que sí tenía, pero que por miedo a las consecuencias no deseaba dar a conocer.  

—Cuando no sentí tu cuerpo junto al mío, desperté. Al no verte, lo primero que pensé fue en que te encontrabas en el baño, en la sala viendo la televisión, incluso pensé que te había dado hambre y que te estabas preparando algo, pensé que no podías dormir y que necesitabas distraerte. —Apretó los labios, tomando su inquebrantable fuerza para proseguir—. Pero al pasar los minutos, me preocupé y te busqué por toda la casa, pero no estabas. No estabas en los lugares que imaginé que estarías y no llevabas contigo el celular. —Se detuvo, desviando la vista hasta la cama, recordando de ese modo cómo la había pasado en aquellos momentos—. Fui silencioso, cuidadoso y paciente, algo que jamás había sido en momentos de preocupación. Mi último pensamiento fue que quizá te habías cansado de mí y de todo lo que te ofrecía, y,  justo cuando lo aparté de mi cabeza, llegaste tú.

—Yo…lo siento —balbuceó el pelirrojo, caminando directo a su esposo, tratando de abrazarlo.

Oliver levantó las manos y dio un paso hacia atrás, pidiéndole que no se acercara. Necesitaba hablar y estaba seguro que si Nicolás lo mimaba, entonces todo el esfuerzo que en esos momentos hacía, se irían a la basura.

—Tenía miedo, y durante todo el tiempo que estuviste fuera de casa pensé en lo que había hecho mal contigo. ¿Qué es lo que verdaderamente falta en nuestra relación? Desde un principio lo sabía, desde que te conocí lo supe, pero pensé que ese problema se terminaría, porque te amaba y porque estabas cambiando. No quiero que te equivoques al pensar que este problema es por tu antigua vida, ya que todos tenemos subidas y bajadas. Pero hay algo que tú nunca has tenido y que hace  que me dé cuenta que es el causante de que nuestra relación no esté funcionando como siempre soñé. Puedo entenderte; tenemos  vidas que difieren, perspectivas diferentes y una historia totalmente opuesta. Y aunque suene extraño, también comprendo todo lo que te pasa. Te entiendo, y porque te entiendo te pido que por favor me pongas toda la atención y que pienses muy bien lo que estoy diciendo. Necesito que me entiendas así como yo te comprendo, y también quiero que no hables hasta que termine de hablar. —Nicolás asentó, confundido—. Yo no podía creer lo que uno de tus amigos de barrios me contó de ti. Él dijo que siempre buscabas el peligro y aunque fue difícil asimilarlo, lo hice. Me esforcé por ello y aunque te enojara que cuidara tus espaldas, lo hice. No quería hacerme a la idea de que no te amabas, pero hoy esa idea me llegó. —Apretó los labios, tranquilizándose un poco—. No te amas, Nicolás. No amas tu cuerpo, ni tu vida. No amas lo que tienes y yo he trabajado en ello. He logrado que aprendas a hacer las cosas bien y que te sientas orgulloso de todo lo que haces, he logrado que pidas disculpas cuando haces algo mal, y que cuando estés  triste no te sientas solo. Inclusive he logrado que me confesaras tus sentimientos. Pero creo que eso no es suficiente. A pesar de que me dices que me amas ¿en realidad lo haces? Porque una persona que no se ama a sí misma, nunca puede amar a alguien más.

 

Los ojos de Nicolás se abrieron, brillando y anunciando que pronto lloraría. Nicolás estaba seguro que amaba a Oliver… pero… pero no estaba seguro si se amaba a sí mismo. ¿En realidad lo hacía? ¿Cuántas cosas había hecho para satisfacer a Oliver y no a sí mismo? Incluso las buenas notas… todo lo que había hecho lo hizo pensando en ser aceptado por su esposo, porque deseaba no fallarle, y aunque Oliver esa vez le dijo que debía sentirse orgulloso de sí mismo, su orgullo en mayor porcentaje era porque le daría esa noticia a Oliver.

 

—No eres independiente, Nicolás. Y aunque te esforzaste para cambiar para tu bien, todo parece indicar que lo hiciste para satisfacerme. Y eso no es amor. Es necesidad. Tú me necesitas para todo, como aquella vez que me llamaste por el gato ya que se había enfermado. Me necesitaste aquella vez que reprobaste materias.  Necesitas mi aprobación para situaciones que puedes manejar.  Necesitas que te regañe o que te premie, y es por eso que la mayoría del tiempo estás ansioso. Y yo no requiero que me necesiten, yo quiero que me quieran. Pero justo hoy fue peor, porque aunque no necesitaste de mí para ir a la calle con ese canalla, fuiste sin pensar en lo que podía pasarte si te encontrabas con él. No importaba si no pensabas en mí, o en tu padre, me importaba que pensaras en ti, porque tienes que cuidar de ti y aprovechar que eres joven. Pero no lo hiciste, sólo te fuiste. Te largaste y pusiste en peligro tu vida, y yo…, yo estuve aquí, rogándole al cielo para que algo malo no te pasara. Son tantas cosas, Nicolás… yo quiero que siempre pienses en ti cuando la situación lo exija. Porque aunque no lo creas, eres especial y no sólo para mí. Eres una gran persona y quiero que te sientas cómodo con quién eres ahora, que disfrutes al máximo tu vida y que nunca dependas de los demás. Puedes extrañar pero nunca necesitar, puesto que una relación se trata de amar y confiar. Y lo que yo veo, es que nuestra relación es diferente. Es verdad que hay buenos momentos entre nosotros, que conocemos los gustos de cada uno y nuestras personalidades, pero no sólo es darlo todo por esa persona, también es darse  a sí mismo. Justo apenas cuando hablamos de alquilar un vientre, dijiste que querías darme todo para hacerme feliz, pero ¿acaso pensabas en tu felicidad en esa ocasión? Yo no busco eso. Y si estar conmigo te hace suponer ese tipo de cosas, entonces lo siento. No es mi intención hacerte cargar con mi felicidad, porque aunque siempre trates de hacer lo posible por “hacerme feliz” no estás consciente de que ya soy feliz a tu lado, por el simple hecho de existir. Y, ¿sabes qué es lo más triste? Que yo me estoy volviendo como tú. También estoy dependiendo de ti y no quiero hacerlo. Porque el amor puro no implica necesitarse a cada segundo, eso más bien es una obsesión o droga. Y tengo miedo de agrandar ese sentimiento de necesidad, porque está mal.  No quiero vivir así; me duele demasiado. Esto ya me está haciendo dudar de todo el amor que siento por ti, porque aunque mi corazón esté latiendo como loco en estos momentos, me arde la garganta porque te necesito. Te necesito demasiado, incluso para tener ánimos para ir a trabajar y no quiero que nuestra relación esté compuesta por tenerte siempre ahí, sin que mires a alguien más, y para que toda la atención la pongas en mí. Yo te quiero a mi lado para que disfrutemos juntos y para que unidos logremos todos los sueños que tengamos, viviendo felices. Pero justo ahora es necesario que pensemos las cosas y que lo hagamos por individual.  Debemos alejarnos, debes aprender a subir tu autoestima para que puedas amarte a ti mismo, y yo tengo que dejar de deformar mis sentimientos.  Es necesario que volvamos a empezar y…

Nicolás levantó ambas manos, encogiéndose en su lugar y viendo al suelo. No quería seguir escuchando. Con solo hacerlo le dolía el corazón. Así que se armó de valor para contestar a todas las acusaciones de su esposo, pensando en que lo mejor sería terminarlo por completo.

—Tienes razón. Siempre tienes la jodida razón y estoy de acuerdo. No lo quería ver, no quería darme cuenta que todo lo hacía para ti y que siempre he necesitado de tu atención. Y es verdad; yo no me amo y nunca lo haré estando a tu  lado, porque para mí, tú eres más que yo. Porque tú eres lo más sorprendente y lo más inalcanzable del mundo. Lo más seguro es que en todo este tiempo te admiré y no te amé. Porque en estos momentos no siento nada, y no estoy llorando como tú —musitó, forzando una sonrisa cínica. Si burlarse de los sentimientos de Oliver ponía fin a la relación, entonces estaba dispuesto a carcajearse frente a su cara —.Necesitas algo mejor, Oliver. Te mereces algo mejor que yo —le espetó con la frente en alto y guardándose los lamentos.

Eso era lo mejor. Lo  más adecuado era cortarlo de raíz y que mejor que en estos momentos, en los cuales, Oliver estaba siendo lo suficientemente sincero. En todo caso, Nicolás sería libre y eso le ayudaría a enfrentar su realidad, aunque su corazón estuviera roto en mil pedazos. Lo mejor era separarse, lo mejor era dejarlo por la paz; así Nicolás dejaría a Oliver ser feliz y que cumpliera  el gran sueño de ser padre. Nicolás todavía no lo olvidaba, no podía esquivar el deseo que su esposo tenía y sabía que se encontraba entusiasmado por tener un hijo, que deseaba con todo su ser descubrir lo que era ser padre, y ese momento era el oportuno.  

 

Lo aprovecharía completamente.

 

Si Oliver quería volver a empezar y dejar de necesitarlo, estaba bien. Quizá podría ser completamente feliz, quizá eso le daría la oportunidad de buscarse  a una guapa mujer de su edad y tal vez formar una familia con ella. Porque en todo caso, las familias homosexuales no existían. Porque los homosexuales eran señalados por la sociedad y porque los dos podían todavía ser felices sin que los demás levantaran el dedo para apuntarlos.

Y aunque el chiquillo  lo amara y  lo necesitara al mismo tiempo, y aunque Oliver dijera que era sólo necesidad y no amor, Nicolás  por enésima vez buscaría la felicidad de Oliver al dejarlo completamente libre. Si dejarlo libre era lo único que podía ofrecerle sin cometer un error, entonces lo haría, porque lo quería  y aunque no pudiera dormir por las noches, y aunque…dejara de verlo todos los días, lo haría feliz desde la lejanía.

Porque el amor era difícil y la necesidad lo deformaba. Noah no sería paciente y podía ser demasiado dramático en su soledad, sin embargo, lucharía para lograr amarse a sí mismo. Y no se rendiría para valorar lo mucho que valía y lo extrañamente feliz que podía ser. Aunque en esa despedida siguiera pensando primero por Oliver que por él y que de los ojos de su esposo siguieran  acechando las lágrimas repletas de  miedo.

No lo quería ver llorar  más, deseaba salir bien de esa situación y armarse de valor para mover las piernas e ir por su ropa, empacar la maleta y largarse muy lejos. Pero aunque quisiera marcharse, no podía. Su cuerpo entero necesitaba todavía estar sumido en esa recamara, frente a Oliver. Anhelaba retractarse, rogarle para pedir otra oportunidad, incluso un impulso por hincarse le llegó rápidamente. Pero si hacía cualquiera de esas cosas, le demostraría a Oliver que era verdad que dependía de él. Porque lo hacía. No sabía qué hacer y deseaba preguntarle a su esposo para encontrar una salida.

La ansiedad lo acorraló. Todo era cierto, tan cierto como sus temblantes manos. Si no necesitara a Oliver, en esos momentos no sintiera decaerse y deseara aferrarse a su cuerpo para no separarse nunca de él.

 

Le costaba trabajo no llorar.

 

Le dolía al respirar.

 

No era nada sin Oliver.

 

Si Oliver lo dejaba ahora, no sabía qué sería de él.   

 

Lo más seguro era que las drogas lo albergaran nuevamente.

 

Lo más seguro era que cayera en depresión y que volviera a ser el mismo mediocre de siempre.

 

Porque sin Oliver ya nada tenía sentido.

 

Porque nadie lo había amado, sólo Oliver.

 

Porque de nadie se había enamorado, solamente de él.

 

Y aunque le rogara a su corazón que se calmara, éste no lo hacía. Lo delataba. Lo exhibía como lo que era. Un débil. Un mediocre y endeble ser humano.  

Pero no quería seguir siendo un débil. Nicolás en el fondo quería ser mejor. Quería ser fuerte e impávido. No obstante, junto a Oliver no podía. Oliver era tanto para él. Tanto que ni siquiera podía separarse por un segundo de  su lado.

Más sin embargo, en aquellos horribles segundos, alcanzó a caminar hasta el closet. Se agachó, dándole la espalda  a Oliver. Buscaría su maleta y metería todas sus cosas, o las que alcanzara. Pero cuando por fin iba a dar el primer paso, sus manos comenzaron a temblar y las lágrimas  calientes a quemarle el rostro. Sentía el rostro arder y su cuerpo encogerse, sintiéndose más pesado de lo normal.

 

Tenía miedo a estar solo.

 

No emitió ningún sonido, sólo se puso nuevamente de pie y se dio la media vuelta, enfrentándose al rostro deshecho de Oliver. Éste seguía mirándolo, guardándose las ganas y los impulsos por cerrar la puerta y evitar que se fuera. Oliver se sentía arrepentido, y no quería que se marchara Sabía que sería difícil separarse de él, pero también era complicado seguir en una relación que estaba siendo deformada por la necesidad y la baja autoestima. De lo que también Oliver estaba seguro era que si ayudaba a Nicolás esta vez, como lo hizo las otras veces, entonces nada de lo que ansiaba sucedería; Noah debía madurar solo.

El pelirrojo tenía que sacar su problema a flote, afrontarlo y cambiar por su cuenta. Quizá lo más recomendable era que lo hiciera con ayuda de su padre y de Tomás. Pero no de Oliver. Porque Nicolás tenía que dejar de depender de él. Aunque el problema podía ser la poca edad del crío. A la edad de 16 años una persona no siempre podía madurar, y era demasiado duro rogar para que eso pasara. Miles de jóvenes maduraban y cuidaban su integridad por si solos cuando llegaban a los 19 años. Y Nicolás no saldría rápido de su baja autoestima y su adicción a las drogas, porque él tenía problemas psicológicos, mostrando la principal causa: no tener madre y poseer una cimentación poco resistente, casi rompible.

Las lágrimas de Yael seguían cayendo, lentamente, dejando sus bonitos ojos grises totalmente rojos. Y al verlo, el corazón de Nico se estrujó. Era muy arduo irse y dejarlo así. Lo era, pero aunque lo fuera, ambos debían seguir su camino y esperar a que el destino, o quizá una  inesperada reconciliación apareciera por parte de alguno de los dos. Aunque, a decir verdad, Oliver cuando era serio, pocas veces pedía disculpas y si se ponía a comparar, entonces Nicolás estaba seguro que  las próximas semanas, o tal vez meses, no recibiría ninguna llamada ni visita por parte de su esposo.

Oliver era así y en esta ocasión no cambiaría su forma de actuar.

Entonces sólo pasó por su lado, dejando su teléfono celular sobre la cama y toda su ropa y calzado en el ropero. Su cepillo de dientes en el baño y algunos de sus piercing en los cajones. Oliver no lo detuvo, sólo se quedó ahí, escuchando cómo Nicolás bajaba las escaleras y dejaba incluso a los dos gatos. 

 

No se llevó nada consigo, sólo su enfermedad y su cuerpo intoxicado.

 

Al salir de la enorme casa, corrió veloz, sin sentir frío ni calor. Sus piernas  se flexionaban al ritmo de su corazón, y el sudor comenzaba a perderse entre sus lágrimas. Los dos líquidos eran salados y no pudo distinguirlos cuando éstos llegaron a su boca entre abierta, que era consecuencia  de correr tan rápido.

 

Pero quería huir. Huir de su realidad. Como siempre lo hacía.

 

Iba sin rumbo, cruzando las avenidas y sin percatarse que a esa hora nadie estaba despierto, sólo los gatos en los basureros y las farolas de las manzanas. Entonces bajó la velocidad, caminando de este modo, pero rápido, evitando perder el control de sus acciones. Viró hacia el asfalto, perdiéndose en el gris de éste, recordando de ese modo los ojos de Oliver. Nunca olvidaría ese color, así como tampoco que la puntualidad era importante para todas las personas. Luego sonrió amargamente, recordando que tenía un padre que  trabajaba mucho y que nunca le ponía atención ni le daba un minuto para explayarse.

 

Se sentía cruelmente idiota.

 

Todas las promesas se habían perdido. ¿Qué haría Oliver después de lo que acababa de suceder? No lo sabía. ¿Qué haría él? No lo sabía. ¿Qué pasaría con la decisión de alquilar un vientre? No lo sabía. ¿Cuándo celebraría su segunda boda? No lo sabía. ¿O era que se había cancelado junto con todo lo anterior? Deseaba que no. Aunque lo más seguro era que después de esta triste noche, Oliver y él jamás volvieran a verse las caras.   

Pero aunque sintiera que no tenía a nadie esa noche, se detuvo frente a una puerta. Tocó el timbre y golpeteó la tabla, esperando a que alguien saliera de ese lugar. No sabía cómo había llegado ahí, si en todo el camino todos sus pensamientos vagaron y se perdieron por las calles. Sin embargó, descubrió que se encontraba en casa de su mejor amigo, justo frente a su puerta y sólo podía imaginar que sin pensarlo había llegado ahí, sabiendo que Tomás era ahora su salvación.

 

Su amigo era el único que podía cuidarlo esa noche y las demás.  

 

Tomás abrió la puerta, viendo a Nicolás sudando y llorando en silencio, como si una brutal tormenta le hubiera caído esa madrugada. 

Notas finales:

Ok. Nicolás todavía no ha aprendido lo suficiente y ahora tendrá que amarse a sí mismo. Este capítulo me hizo recordar a varias de mis amigas. No crean que yo escribo por escribir. Yo escribo situaciones que son reales. Esta historia es muy real...y lloré mucho, recordando que tengo amigas con baja autoestima y que tienen una mascara de superioridad o simplemente de maldad (como Nicolás) Él tenía la mascara, y la droga y el ambiente en el que vivía antes, cubría sus necesidades de amor. Ahora que lo tiene todo, se aferra, olvidandose de lo más importante AMARSE A SÍ MISMO. 

Esto es muy cierto, pequeñas.

Si uno no se ama a sí mismo, entonces es imposible que dé amor a los otros. Porque si NO SE SABEN AMAR ¿Cómo van a poder amar a los otros? Además, Nicolás se hizo dependiente emocional. En la historia había fragmentos de ansiedad y eso pasa cuando el paciente se enfrenta a dos panoramas diferentes. 

La vida de Nicolás no es fácil. 

Quiero poner aquí una respuesta para " tycana "

Bueno, yo actualizo los sábados y domingos. Referente a si tengo otros lugares de publicación, la respuesta es sí. Tengo un blog :3 Y no, no he declarado como mía, pronto la registraré Y PUEDES TOMAR LA IDEA BASE. La verdad es que hay muchas historias que hablan de matrimonio forzado, y sé que la mía no es la única. Y es totalmente agradable leer que te inspira leer mi escrito. Espero leer pronto tu creación. Y bueno, tengo toda una trama y ustedes no se imaginan algunas cosas xD.

 

Me gustan las sorpresas y no me gusta mucho lo triste, así que no se preocupen. La historia no será tan depresiva, porque trataré de alimentarla con cositas bonitas y graciosas. Además odio llorar frente al computador :C 

 

Y respecto a que mi historia a algunas las está aburriendo... no sé, a lo mejor no les gusta que desarrolle el proceso psicológico que estoy poniendo aquí, pero TENGO QUE DECIR QUE LO PSICOLÓGICO NO SE PONE EN UN CAPÍTULO. El aspecto emocional tiene piquitos que se van uniendo y no es posible que  los aparte, porque si eso pasa, entonces la historia deja de poseer importancia. La mayoría de las historias que leo son cosas muy locas... pedofilia de niños de 6 con personas de 26... sexo duro, venganza, escritos que manejan un lenguaje muy chistoso y que hace que pierda la seriedad. 

En mi caso yo trato de que esta historia tenga de todo. Son cosas reales que me han pasado, que les pasan a mis padres, incluso que quizá les pasen a ustedes. Gracias por respetar mi historia y por seguirla. Quiero que la disfruten y que la apoyen. 

Si no les gusta mi historia, entonces nimodo y si les gusta, pues que genial. Soy el tipo de escritor que no se muere si alguien dice que mi historia es un asco. Todos tenemos gustos diferentes y yo no escribo para satisfacerlas totalmente a ustedes, sino a mí misma. Porque si a mí me gusta, entonces no debe importarme nada más. 

Mañana se sube el último cap de esta primera "TEMPORADA" Y luego continuaré publicando los sábados y domingos, pero haciendo otra entrada para esta historia. Igual yo les paso todo y comenten!! Nada les cuesta, y sirve que me dicen si ustedes han sufrido algo como esto o si tienen amigos.. ¿Qué les parecen los temas que expongo aquí? De antemano, gracias. Un beso.


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