“Porque eres una mujer” aquello hizo eco en su cabeza, sitio una punzada en su pecho y solo desvió su mirada –No entiendo, esa no es una razón-
-¿No lo entiendes?- se sentó a su lado y levanto sus manos hasta su rostro mostrando los dedos índices -¿Ves esto? Esta son las mujeres y estos los hombres- no entendía a donde quería llegar así que solo se mostro confundida –Estas somos nosotras, nuestro genero es delicado por lo que entre nosotras debemos llevarnos y tratarnos bien, con los hombres es distinto, ellos al ser personas serias, felices u orgullosas no les gusta mucho esta clase de tratos, por ejemplo, yo con Zoro, si él estaba herido por pelear con un extraño lo regañaría por ser un idiota pero desde un punto me preocupo, en cambio si Robin resulta herida yo me preocuparía y se lo demostraría ¿lo entiendes?- Eso no la alegro en nada, no podía hablarle sobre el tema así que solo agradeció la atención y le pidió que se retirara, la navegante sin quejas se fue y la dejo, estaba perdida en sus pensamientos “Nami… ¿Ese es tu pensamiento con nosotros?” Se recostó en la cama de la enfermería para relajarse un poco pero no dormiría, quería pensar.
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Mizaki jugaba con Luffy y Usopp a las atrapadas, en verdad esos dos eran unos niños, Robin la llamo así que fue hasta ella, Nami se encontraba junto a ella por lo que también estaría involucrada pero solo en oír
-¿Necesita algo Robin-San?- ella solo quería saber un poco de la pequeña, esa es su razón
-Nada en particular pero quería saber algo, eh notado que no te pareces mucho a Sora- no le gusto nada lo que dijo ¿ya había notado la diferencia entre ellas? Aun que era verdad, la pequeña Mizaki era distinta en varios aspectos a Sora, su cabello negro largo hasta la cintura no era como el de su hermana, sus ojos color turquesa no eran iguales a los de la mayor, negros, una gota cayo por su cuello pero mantuvo la sonrisa
-Es muy inteligente Robin-San, es como dice, no nos parecemos porque somos de padres distintos, ambas nacimos en el Nuevo Mundo de la misma madre, mi padre era un buen hombre en cambio el de mi Onee-Chan era un ebrio, por desgracia nuestros padres y nuestra madre murieron en accidentes distintos, me busco y me encontró en un orfanato, estuvimos juntas desde que yo era un bebé, jamás me lo oculto-
-Así que son medias hermanas- acaricio su cabello con ternura, entendía que Sora era su hermana a pesar de que un porciento de su sangre eran distinta –Tienes una hermana increíble, cuídala tu también- la pequeña la miro algo triste, sabía que no podía cuidarla ya que habían iniciado algo inevitable. –Mizaki ¿no quieres ir a buscarla? Estoy segura que Chopper no se molestara, ve- la niña salió corriendo en busca de su preciosa Onee-Chan, antes de entrar hacia la puerta de la cocina para luego entrar a la enfermería dio media vuelta para ver a la arqueóloga quien sonreía y le saludaba, sintió una molestia y se perdió tras la puerta -¿Qué dices Nami?-
-Yo la entiendo, es algo diferente a mí pero tiene una hermana, me alegra que ambas no se sientan solas- una firme mirada hacia el mar junto con una expresión de tranquilidad había en ella.
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Escucho que tocaban la puerta -Pase- no tenía ganas de levantarse de la cama así que no le importo quien sea, lo echaría de inmediato, sintió que esa persona permanecía de pie frente a ella, se concentro un poco y se altero al saber de quién era
-¡¿Qué quieres aquí Ero-Cook?!- le sorprendió que lo llamara así ya que el único que lo hacía era el espadachín ahora ausente por el momento –Yo imito todo de Roronoa ¿Lo recuerdas?- se había dado media vuelta yse rasco la cabeza para no mostrarse más nerviosa, estaba segura de que el cocinero no le creería y que se daría cuenta de todo, a veces no era tan idiota como lo demostraba siempre –¿Ero-Cook?- lo miro directamente y su expresión dudosa cambio a una de repugnancia al ver que al hombre frente a ella le caía la baba y tenía los ojos en forma de corazón, le metió un golpe en la quijada cuando se le lanzo encima con quien sabe que intenciones tenia -¡¿Qué pretendías pervertido?!- cruzo sus brazos molesta, no iba a permitir que ningún hombre se le lanzara encima y menos que la tocara -¿No vas a responder?- no se movía, pensó que tal vez lo golpeo demasiado fuerte a tal punto de haberlo dejado inconsciente, se arrodillo a su costado y se inclino para mirar su rostro, había un raspón en la quijada pero nada grave, de golpe Mizaki entro corriendo y salto sobre la espalda de su hermana, cayó encima del cocinero haciéndole unir sus labios con las de este, se quedo inmóvil de la impresión, noto que Sanji ya tenía los ojos abiertos así que se hizo para atrás cayendo encima de la pequeña –¡Mizaki! ¡Voy a matarte!- su enojo con un leve sonrojo fue dirigido hacia la niña ya que ella provoco la pequeña gran escena -¡¿Te das cuenta de lo que has hecho?!- le comenzó a gritar muchas cosas, Sanji se sentó y apoyo su mano en la mejilla, le pareció algo exagerada su dramatismo, noto su sonrojo y dejo visible una media sonrisa, con los ojos blancos y los colmillos sobresaliéndose le golpeo la cabeza -¡¿De qué diablos sonríes maldito pervertido?!- se retiro echando humo por la cabeza dejando a un inconsciente Sanji y a una Mizaki de cuclillas tocándose el enorme chichón rojo que sobresalía de su pequeña cabeza.
Nami al verla salir iba a llamarla pero sintió su aura asesina así que bajo rápidamente el brazo, todos la miraban con miedo hasta que se subió a la Torre.
-Al parecer algo sucedió- Robin miro la puerta de la cocina, nadie salió de allí, llamo con un leve grito a Chopper que se asomo por la ventana -¿Puedes ir a la enfermería? Tienes pacientes- el reno no entendió pero bajo de todos modos, como todos esperaban de Robin, Sanji y Mizaki necesitaban atención debido a los golpes.
-¡Maldición! ¡Maldición! “Ese ah sido mi primer beso, no, espera, el primero fue con Mizaki”- las cosas empeoraban, tenía sus manos en su cabeza sujetándose sus largos cabellos, no podía creerlo -¡Maldito Ero-Cook! Me ah robado mi primer beso con alguien de mi altura ¡Maldito!-
-Si maldice mucho le dolerá la cabeza Señorita-
-¡¿Qué quieres Brook?!- el esqueleto se rio y se sentó en el piso cerca de la escotilla, ya podía notar que se encontraba enfurecida, el tan solo mirarla causaba temor pero hizo lo mejor de sí para tener una conversación civilizada -¡Te pregunte que querías aquí!-
-¿Sabe muy bien el nombre de todos?- dejo su enfado y mostro que no comprendía lo que quería decir –Me refiero a todos los de aquí, usted nos investigo al igual que Zoro-San ¿verdad?- sonrió con malicia al ver que su compañero no era estúpido, por su parte el músico sintió un gran escalofrió -¿S-Señorita Sora?- al darse cuenta de su reacción deshizo la sonrisa y mostro una expresión normal, estaba segura que lo había asustado
-Sí, yo eh averiguado muchas cosas de ustedes pero no te preocupes, no hare nada malo-trato de levantar una pesa para relajarse pero no pudo, en ese momento se dio cuenta que su fuerza masculina había desaparecido por completo -Maldición- dijo a lo bajo pero Brook pudo oírla
-Se lo dije, si maldice le dolerá la cabeza- una mirada fulminante hizo que se callara pero no podía evitar hablar -¿No se ha confiado mucho en subir aquí de golpe?- soltó unas risas nerviosas al darse cuenta que tenía mucha razón, apenas había llegado y ya estaba en la Torre -¿Le ah sucedido algo en la enfermería?- recordó el leve beso con el cocinero, con un sonrojo que se notaba le lanzo una de las toallas que había en el sillón, con el rostro tapado por el trapo continuo hablando –No sé que haya sucedido pero no se preocupe, nadie de aquí se burlara- eso lo sabía perfectamente ya que él conocía mejor que nadie a todos, simplemente no acepto el pequeño beso, miro hacia el suelo tratando de soltar algunas palabras adecuadas pero simplemente mostro silencio –Chopper-San esta curándola herida en la cabeza de Sanji-San y Mizaki así que no se preocupe, la estaremos esperando abajo, cierto ¿No le duelen los pies?- Sora se miro sus pie vendados
-No, estoy bien, esto no es nada- entendiéndola Brook se retiro la toalla y de ese modo se fue, dejándola sola.
Tomo asiento en el sillón y miro hacia la ventana, al parecer no habría un mal clima, todo lo contrario.
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Todos se encontraban en la cocina -¿Qué le has hecho para que te golpeara de esa manera Sanji-Kun?- levanto la vista mirando al techo, sabia la razón pero no iba a decirla ya que dedujo que por su reacción había sido su primer beso así que simplemente dio una excusa que le dejo un nuevo chichón en la cabeza -¡¿A penas ah llegado y ya la acosas?! No tienes remedio- se dio media vuelta y fue hasta Mizaki que estaba sentada cerca y se acariciaba la venda de su cabeza –No entiendo el por qué te golpeo a ti también pero no te preocupes, hasta que ambas se sientan bien pueden quedarse- sorprendió a algunos y alegro a Sanji quien se levanto de un salto -¡Tu quédate quieto o te volveré a golpear! Luffy ¿estás de acuerdo?- el capitán asintió felizmente, ya las estaba considerando sus nuevas Nakamas, corrió hasta la cubierta para luego trepar la Torre, quería decirle la noticia de que podría quedarse en el barco el tiempo que quisiera, se asomo para ver si todavía estaba allí, ahí estaba, la vio sentada en el sillón mirando hacia la ventana, no sabía si avanzar o quedarse donde estaba, la joven se dio cuenta de la presencia de su capitán así que lo miro con sus ojos negros llenos de tristeza y miedos. Subió por completo y se paro ante ella -Luffy- lo dijo en un susurro inconscientemente, su capitán tenia esa aura tan positiva que lo calmaba un poco, su nombre significaba mucho para él, su salvador, su capitán, su gran amigo.
Dirigió su mano hasta tocar el hombro de ella
-No entiendo lo que te está sucediendo pero no te sientas así, puedes decirnos todo lo que te sucede porque nosotros seremos tus Nakamas- las palabras fueron lo que necesitaba, lo que lo animaba, dejo de lado aquella melancolía momentánea y sonrió, era un gran capitán, estaba seguro que la mujer que sea su futura esposa sería muy feliz, se levanto mostrando el gran cambio en su rostro, eso dejo satisfecho a Luffy que la tomo de la muñeca y de un salto bajaron a la cubierta, le sorprendió un poco de que no gritara, Nami siempre lo hacía, subieron corriendo hasta la cocina y se toparon con las miradas de todos –¡La traje y ah aceptado ser nuestra Nakama!- se deshizo de la mano de su capitán algo molesta
-Yo no eh aceptado ser la Nakama de ustedes, no pongas palabras que no eh dicho- Luffy temblaba decepcionado mientras la palabra “Imposible” rebotaba alrededor de él –No eh dicho nada y no lo hare- un libro golpeo su rostro haciéndola caer al suelo, se levanto un poco con la mano en la cara -¡¿Quién ah lanzado eso?!- otro libro la golpeo en la cara regresándola al mismo sitio, quedo unos minutos allí hasta que se levanto un poco y vio que Mizaki tenía un libro
-Eh sido yo Onee-Chan- le lanzo otro más pero esta vez puso su brazo para que no le diera de nuevo pero al bajar su brazo creyendo que era todo recibió un zapato
-¡Ya es suficiente Mizaki!- se levanto para hacerle frente pero la pequeña había vuelto a tomar asiento -¡Me duele la cara! ¡M-Mi nariz!- su mano tenía un leve rastro de sangre luego de haberse tocado el rostro, su nariz estaba lastimada, Chopper de inmediato se acerco con un pañuelo con alcohol -¡Duele!-
-No te muevas- haciendo algo de esfuerzo obedeció y resistió el dolor –Mizaki, te has pasado- la pequeña solo sonreía, al parecer disfrutaba la escena
-Maldita mocosa del demonio, te voy a—sintió la frialdad en la mirada de la niña así que guardo silencio de inmediato, un ligero temblor en su mandíbula hizo que volviera a sentarse, no sabía que había sido eso -“¿Podría ser algún poder?”- un temblor en su mano se presento, se la sostuvo con la otra, no entendía lo que hacia la mocosa pero no era algo bueno -¿Dónde está el camarote de los hombres?- Usopp señalo por donde es, no era que no sabía dónde estaba pero debía recordar que tenía que fingir, agradeció a Chopper y tomo camino mientras que sentía que Mizaki lo seguía por atrás, al llegar a destino espero a que ella entrara y así cerrar la puerta –Tu… ¿Quién eres?- lo dijo extremadamente tranquilo ya que sabía que no estaba tratando con una niña normal, la pequeña se tapo la boca para ocultar su sonrisa, troto hasta la litera que pertenecía a Zoro y se sentó allí moviendo sus piernas para adelante y atrás -¿Por qué no me respondes?- aun conservaba esa sonrisa que estaba a punto de sacarlo de sus casillas hasta que de repente levanto su brazo para apuntarlo con dedo índice -¿Qué?-
-Roronoa Zoro, tienes 21 años, tu cumpleaños es el 11 de noviembre, te bañas una vez a la semana, eres el soporte del grupo si el capitán comete alguna estupidez, siempre hueles a acero, fuiste el primero de esta tripulación en unirse a Luffy, te gusta el Sake, ere el segundo al mando y el segundo más fuerte, tu espada con funda blanca te la entr—
-¡¿Qué significa todo eso?! ¿Cómo es que sabes tanto de mí? ¡¿Quién diablos eres?!- camino hasta la joven sorprendida y la miro a sus ojos, Zoro no sabe porque pero se puso de cuclillas para ver mejor esos ojos, eran muy llamativos, muy puros –Dime ¿Quién eres?-
-Mi nombre como ya sabes es Mizaki, soy un ángel del amor y de la muerte, como podrás ver lo que te eh hecho es la muestra de que no soy humana-
-¿Un ángel? ¿Eso existe?-
-Soy la prueba de ello ¿no me ves?- el negaba lentamente, eso no podía ser cierto, solo el idiota del cocinero creía en los ángeles aun que recordó a Conis de la isla del cielo –Sabes Onee-Chan, desde que te bese hemos hecho un trato de amor- no entendía lo que quería decir contrato de amor pero dejo que continuara, poso sus manos en la nuca del espadachín –Tienes cinco días para que la persona que tu amas te diga que también te ama, cuatros días para que te ame y el quinto será la confesión, aun que depende de cómo lo manejes, no es necesario los cinco días- sabia que nada bueno venia luego de la pausa que hizo –Estarás con ese cambio durante esos cinco días, en las últimas tres horas del quinto día cambiaras, volverás a ser tu pero…si esa persona no te ama, ni nada sucede como razón de que tengas esperanzas tu vida estará en mis manos y vendrás conmigo en lo más oscuro de este mundo ¿entiendes? Este es nuestro trato- ante la mirada de terror Zoro no pudo alejarse de ella, el sudor caía como agua de su cara ¿Había hecho un trato de amor y muerte? -No tengas miedo, yo soy amable- lo soltó y acaricio su mejilla mojada para calmarlo –No temas, estoy segura que si te esfuerzas todo saldrá bien para ti, te lo doy por seguro- no la entendía ¿Quería matarlo o ayudarlo? Calmo su respiración y sus nervios, nadie iba a asustarlo de esa manera, respiro hondo, la miro con firmeza y decisión
-Está bien, no me importa ¡yo ganare!-