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Rock Lee y el Castillo Ambulante por kairu Goutokuji

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Notas del capitulo:

Hola"!!!! y arigatou por entrar aquí!!segundo capitulo.... y espero que sea de su agrado....

CAPÍTULO: Nº2: La maldición...
 
Cesari era un lugar precioso. Muy concurrido en realidad. En parte gracias a sus camareras tan amigables. TenTen era una de ellas. y en otra parte por las deliciosas comidas que allí se servían. Las personas, en especial hombres, se apelmazaban en el mostrador. Las mesas estaban repletas y había que reservar con tiempo para conseguir una.
-Tenga. ¡Gracias! -saludó TenTen con un vestido rosado debajo de su delantal. Le alcanzó una caja de chocolates.
-Yo quiero...
-Oye ¿A qué hora sales?
-Ahora me toca a mí. - decían los comensales. agolpándose para ser atendidos. Otra de las chicas que ahí trabajaba se acercó a TenTen le susurró algo al oído y los ojos de la joven asemejaban a un par de platos.
-¿Qué ha hecho qué? -dijo asombrada. levantó la tabla que hacía de mesada y salió disparando.
-TenTen ahora es mi turno ¿A dónde vas? -dijo un cliente. La castaña subió unas escaleras con forma de caracol a mucha velocidad. -¡Lee! -gritó una vez se hubo acerado bastante. Se detuvo a unos pocos centímetros de él.
-TenTen. -dijo  el pelinegro
-¿Qué ha pasado? Acaban de contarme que llegaste por el aire a nuestro balcón. -dijo tomando entre sus manos las de Lee.
-Entonces ha ocurrido, no ha sido ningún sueño. -dijo pensativo. -
TenTen si quieres puedes pasar a mi despacho. -dijo un gerente.
-En realidad tengo que volver a mi trabajo, pero muchas gracias. dijo cortésmente. Rock Lee había decidido contarle lo sucedido a su mejor amiga, aunque al hacerlo se arriesgaba a que ella lo considerace un loco o algo así.
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-Vaya. Entonces tiene que ser un mago. -dijo con decisión TenTen mientras hablaban sentados en unas pilas de caja en la bodega.
-Pero ha sido muy bueno conmigo, ha venido a rescatarme TenTen. -dijo con la mirada ida.
-Claro que sí. Porque intentaba robarte el corazón. -dijo con preocupación. -Has tenido mucha suerte Lee, si ese mago hubiera sido Maito Gai, se lo habría comido.
-No lo creo. -dijo bajando la cabeza. -Maito Gai solo hace eso con las chicos bonitos. -No empieces. -suspiró.
-Tienes que tener más cuidado. -lo regañó. -Hay muchos peligros ahí afuera. Y dicen que el Hechicero del Páramo está rondando por aquí. - dijo seria. -¿Me estás oyendo?
-¿Huh?- respondió, pensativo. De repente una de las cajas se abrió y dejó pasar la cabeza de un joven cocinero.
-TenTen los pasteles de chocolate ya está hechos. - anunció.
-Ya mismo voy . -dijo con una sonrisa amplia.
-Bien. -la caja volvió donde estaba.
-Será mejor que me vaya TenTen, solo quería asegurarme de que estabas bien. -dijo Lee poniéndose de pie. La muchacha acompañó a Lee hasta la puerta del café.
-Hola TenTen. -saludó en la entrada al hombre que venía con una pesada bolsa de harina.
-Buenos días señor. -le respondió el saludo.
-Vamos Lee ¿De veras quieres pasar el resto de tu vida en esa sombrerería?
-La tienda era muy importante para mi padre. No me importa. -No  te estoy preguntando qué habría querido tu padre, sino que quieres tú.
-Será mejor que me vaya. -dijo dándose media vuelta.
-Es tu vida Lee, piensa en ti por una vez en la vida.
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Muy cerca del lugar por el cual el joven Lee pasaba ni se hubiera podido imaginar lo que se estaba gestando. Era un habitáculo para una persona. La puerta se abrió y con un atizador dejó salir una pequeña figura de porcelana a la cual acudieron todos los esbirros pegajosos. Con el mismo palo, recogió la vasija y la entró. Desde adentro se golpeó dos veces y los hombres de lodo salierón, uno delante y el otro por detrás para levantar el habitáculo.
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Mientras tanto... el joven pelinegro se hallaba ya en el tranvía como su casa como último destino. Podía observar como la ciudad se alejaba lentamente a medida que avanzaba. Estaba anocheciendo ya, cuando arribó. Abrió la puerta de entrada, la de la tienda. Se adentró y cerró con traba la puerta tras de sí. Se quitó el sombrero y prendió una luz.  El ruido de la campana que estaba en la puerta, le advirtió que alguien acababa de entrar a la tienda. Se dió la vuelta lentamente y allí estaba en el recibidor, vestido de negro, era un chico de gorda constitución el que se  encontraba en el vestíbulo.
-Lo siento... pero la tienda está cerrada. -dijo tomando coraje. -Juraría que había cerrado la puerta. Me habré olvidado. El hombre se adentró sin permiso y comenzó a examinar la mercancía. -¡Qué tienda tan vulgar! Nunca había visto sombreros tan ridículos. Y tú eres como mucho lo más vulgar de la tienda. -dijo con impertinencia. Con una torcida sonrisa.
-Me temo que va a tener que irse ahora mismo. -dijo poniéndose firme. Lee se dirigió hacía la puerta con la intención de hacer que el desagradable invitado se largase de una buena vez. Abrió la puerta y se dirigió hacía el enorme sujeto. -Se sale por aquí señor. -El hombre se dió la vuelta y dijo
-¿Te atreves a desafiar al Hechicero de los Páramos? Qué valiente.  -de forma burlona.
-¿El Hechicero de los Páramos? -dijo asombrado. por la puerta desde el lado que daba a la calle, comenzaron a llegar los esbirros de Hechicero. Lee por poco entra en pánico al verse en aquella situación. El gigantesco especimen extendió sus brazos, cual alas y se acercó a él con gran velocidad, atravesándolo, Lee se cubrió con los brazos la cara, por instinto.
-¡Hah! -gritó Lee. Cerró los ojos, apretándolos con fuerza.
-Lo mejor de este hechizo es que no puedes contárselo a nadie. - murmuró con soberbia. -Saluda de mi parten a Gai... -después lanzó una carcajada siniestra.
 
Continuará...
Notas finales:

CAPITULO DOS COMPLETADO!!! espero ke les haya gustado y muchas gracias por leerme!!! no se olviden de dejarme un review, porfis!!!!


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