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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

08/11/2015

Hola mis lectoras!

Lo sé, prácticamente desaparecí. Mucho trabajo, mucho realmente. Pero aquí estoy con este capítulo donde se leera que paso con cada pareja de la historia, lo sé mueren porque mas Yunjae y habrá más de ellos.

 

 

Yunho miró la pequeña tienda de flores que estaba a unas calles de la universidad de Jaejoong.

 

– ¿Debería comprarle flores? – se quedo mirando las preciosas rosas rojas que eran difíciles de conseguir en invierno.

– Bienvenido  – saludo la encargada que no lucia mayo de veinte – ¿Le gustaría un arreglo de flores para su novia?

 

De todas las preguntas que él podía esperar, esa definitivamente no estaba en su lista.

 

– Tenemos las mejores rosas de la ciudad – sonrió la empleada – Estoy segura que a su novia le gustaran.

– Novia – Yunho repitió como si estuviera horrorizado. ¿Acaso pensaba que Jaejoong era una chica? ¿Cómo podía aparecer con un ramo de flores frente a la puerta de la universidad? Se golpeo la frente. ¿Acaso estaba loco? Jaejoong era un hombre, uno muy hermosos, pero un hombre al fin.

– Disculpe mi atrevimiento, pero si no es para una novia las flores son el mejor regalo para cualquier acontecimiento – dijo la muchacha sin perder su jovialidad – Las flores siempre alegrar el alma de quien las recibe.

– ¿En serio? – preguntó Yunho enarcando una ceja. Estaba considerando la idea de comprarle flores a Jaejoong.

– Cada flor tiene un significado especial como el alma de las personas, algunas flores muestran la pasión o amor   – señalo a las rosas rojas – Otras esconden amores secretos – enseñó la acacia amarilla – Los tulipanes rojos simbolizan el amor eterno,  la rosa amarilla lleva el significado de la verdadera amistad.

– Quiero tulipanes rojos – pidió Yunho sin dudarlo. Aquella jovencita hablaba con verdadero aprecio por las flores y lo habían convencido.

– Magnifica elección – sonrió la jovencita – Ahora mismo las preparare para usted.

 

Al ver marchar a la jovencita llego una pareja de hombres, Yunho lo supo pues venían tomados de la mano.

 

– ¿Me compraras flores? – dijo el más joven  cruzándose de brazos. Yunho en ese instante pensó que había cometido un error. Jaejoong no era una mujer. ¿Cómo podía regalarle flores?

– Te compraría la florería entera, pero hoy comprare tus flores favoritas.

– ¿Apuesto a que no sabes cuales son mis flores favoritas?

– DaeHyun, se todo de ti y aunque con frecuencia no te digo que te amo, eso no quiere decir que no lo sienta.

 

La empleada apareció con un ramo de tulipanes doble. El arreglo de flores  superaba la imaginación de Young jae cuando lo había encargado.

 

 

– Estos tulipanes significan tendremos éxito como pareja – dijo Young Jae

– Yung Jae… ¡Son hermosas! – lo abrazo y deposito pequeños besos en la mejilla.

– ¿Eso significa que estoy perdonado?

 

DaeHyun asintió enérgico mientras cogía el enorme ramo de tulipanes en sus manos.

 

Lejos de sentirse asqueado al ver a dos hombres expresar su amor, a Yunho le provoco ternura. Él nunca había tenido amantes, una novia después de Ah Ra. Se negaba a creer en el amor, pero todo había cambiado desde que Jaejoong apareció en su camino.

 

– ¡Aquí esta su pedido! – enseñó el arreglo de tulipanes rojas.

 

Yunho pagó la compra, se despidió de la joven empleada que aun tenia a la joven pareja dando saltos de alegría  y demostrándose cuanto se amaban.

 

– Esto es tan ridículamente cursi – se dijo caminando con el arreglo de flores. Solo unas calles y estaría en la puerta de la universidad de Jaejoong.

 

El teléfono celular vibraba. Una llamada. Haciendo equilibrio con las flores logro coger su móvil y contentar.

 

– Sebastian, ¿Sucede algo? – preguntó al reconocer el numero de la mansión.

– Lamento molestarlo, pero su madre…

– ¿Qué sucede con mi madre? – preguntó asustado.

– La pregunta es, ¿Qué sucede contigo hijo? ¿Es esta tu reunión tan importante?

 

Yunho sintió la voz de su madre detrás de su espalda. Con cautela volteo y  por primera vez se sentía como un niño descubierto al decir una mentira.

 

– Su madre salió a buscarlo.

– Lo sé. Hasta luego – Yunho colgó la llamada. Tomo un respiro. Después de todo debía dar una buena explicación. Una convincente.

– ¿Esas flores? – enarcó una ceja.

– Las compre para ti, es una de las mejores florerías por eso pase por este lugar – dijo Yunho sin movérsele un musculo al mentir – Le dije a Sebastian que me llamara cuando llegaras así te invitaba a comer. Las flores y la comida eran una sorpresa – entregó las flores a su madre y le beso la mejilla.

 

Su madre lo analizó, buscando saber si su hijo le mentía. Pero Yunho no parecía nervioso o afectado al verla ahí.

 

– Entonces vamos a comer. No quiero arruinar mi sorpresa.

– Te llevare a un lugar elegante – dijo Yunho pensando las posibilidades de encontrar un lugar distinguido y fino, del gusto de su madre – Pero vamos en tu auto – dijo viendo a Bang fuera del automóvil, al menos así no explicaría porque estaba en ese lugar sin su convertible negro.

 

Bang abrió la puerta del automóvil y Yunho le dijo el lugar a donde irían. Con cautela Yunho miró la calle por donde estaba la universidad de Jaejoong. Y ahí estaba Jaejoong, esperándolo.

 

“Espérame en la puerta de la universidad. Vendré por ti”

 

Jaejoong leyó el papel que Yunho le había entregado. En su celular sonó la canción de Max Changmin. Era un mensaje.

 

“Realmente, lo siento. Surgió un imprevisto de última hora. Prometo compensarlo.”

 

“No te preocupes, de todas formas aun estoy en clases. Nos vemos”

 

Yunho sabía que Jaejoong mentía.

 

“No estés enojado”

 

“No lo estoy. Diviértete en tu imprevisto de última hora. Hablamos más tarde”

 

“Pasare por ti esta noche”

 

“Haz lo que quieras. Adiós”¨

 

¨*¨*¨*¨*

 

Ella abrió los ojos. La luz impacto sus retinas, pero cuando pudo centrar su visión ahí estaba aquel chico mirándola con verdadera preocupación. 

 

 

– Lo siento – se disculpo Sung Ryung con verdadera pena. No solo había causado molestias a un muchacho desconocido, ahora estaba nuevamente en un hospital. Aquello le daba miedo – Te cause muchas molestias.

– No debe disculparse – dice enseñando una amable sonrisa a ella –No podía dejarla.

 

Sung Ryung trago saliva. Aquel joven no solo era hermoso, en  su  sonrisa encantadora  había mucha bondad. Entonces ella supo que en el mundo aun había personas  buenas.

 

 

– Los resultados no muestran nada fuera de una débil anemia – explicó el médico que Sung Ryung no vio llegar.

– Es algo que se puede revertir con la ingesta de vitaminas  – habló Him Chan y Sung Ryung estuvo casi segura que aquel muchacho estaba familiarizado con la terminología  usador por los médicos.

– Acabo de recetarle unas – dijo el hombre de bata blanca entregando a Him Chan un papel con las prescripciones – No creo ser prudente, pero debes pasar por la administración para…

– Lo hare – no dejó que el médico terminara la frase pero Sung Ryung sabía perfectamente de lo que hablaba el hombre.

– Espera – dijo antes de Him Chan fuera hacia la administración – No puedo dejar que pague por mi atención. Es demasiado… por favor no lo haga.

 

El más joven estiró la mano para estrechar  de ella. Con una resplandeciente sonrisa apaciguo a la hermosa mujer.

 

– Es solo un préstamo, por favor tómelo.

– Yo… no puedo aceptarlo – se encogió de hombros. Ahora ella no era la Sung Ryung del pasado. Su fortuna estaba en el olvido, al igual que su viejo ser.

 

Sus manos temblaron y Him Chan se toma el atrevimiento de estrecharla para apaciguar los temblores.

 

– Solo permítame ayudarla.

– No sabes quién soy o qué clase de personas soy. Tu madre debió decirte que no debes hablar con extraños.

 

Him Chan sonrió con verdadera alegría.

 

– Mi madre me  enseño a ayudar a los demás.

 

Sung Ryung contuvo las lágrimas. Pues ella recordaba a su madre y su sentido de justicia y solidaridad <<- A medida que crezcas  descubrirás que tienes dos manos, una para ayudarte a ti misma y otra para ayudar a los demás>>

 

¨*¨*¨*¨*¨*

 

Changmin estaba disfrutando del postre de crema y fresas que Sebastián había preparado especialmente para él.  La mansión estaba muy silenciosa para su gusto.  Yunho no llegaría, al menos, no temprano y Junsu... El cantante sonrió al recordarlo. ¿Cuánto había durado su amor? ¿Podría alguna vez terminar? No. Junsu estaba en lo más profundo de su corazón y nadie podría sacarlo de ese lugar. Él lo había intentado y fracaso, pues Junsu seguía ahí como la primera vez que lo vio.

 

El sonido de su celular lo saca de aquellos pensamientos. Deslizo la pantalla para ver quién era.

 

– Número desconocido – leyó y dudo en contestar. La pantalla brillaba y el sonido le decía que no desistiría aquel extraño en su llamada. Con cautela contestó  – Hola.

– ¡Hyung!

 

Changmin reconocía esa voz al otro lado.

 

– Minho.

– No quiero irme, no quiero irme – repetía con desesperación.

– ¿A dónde no quieres irte? ¿Dónde estás? – pregunta con verdadera desesperación pues temía que algo le pasara a su joven amigo.

– No quiero… no quiero irme.

 

Changmin escucho una voz de fondo, era Taemin, el lo reconocía.

 

– Si nuestro manager descubre  que estás hablando con Changmin-hyung me asesinara.

– Yo no quiero irme.

– No te comportes como un niño. Tenemos que viajar a promocionar nuestro nuevo álbum.

– ¡No soy un niño!

 

Ahora Changmin lo entendía.

 

– Minho, escúchame – pidió con voz tranquila y Minho dejó de pelear con Taemin – Somos profesionales en lo que hacemos y por caprichos tontos no podemos dejar de cumplir con nuestro trabajo.

– No es un capricho tonto – Minho dijo con la voz quebrada – No quiero alejarme de ti.

 

Changmin abrió los ojos, no esperaba aquellas palabras del menor.

 

– ¿Dónde estás? Iré a verte.

– En la puerta – respondió y Changmin no parecía creerle – Estoy aquí.

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

Aparco el auto a unas calles de distancia. El menor presiono los labios. No quería apartarse de él, no ahora que estaba tan feliz de tenerlo.

 

– Honestamente, no sé si quiero que te vayas – habló Yoochun sujetando con ambas manos el volante. Con solo estar ahí, junto a Junsu, sentía que el deseo lo calentaba por dentro. Desear aquellos cabellos enredados entre sus dedos, aquel cuerpo lascivo temblando bajo el suyo y los gritos de placer en sus oídos.

– Podemos escaparnos – sonrió divertido pero sin una pisca de ironía. Si Yoochun lo decidía ahí mismo, él no dudaría en escaparse y dejar todo atrás.

– Secuestrar al heredero de la corporación Han-Jung – dijo volteando  así tener muy cerca el rostro de Junsu. Frente a frente, respiraban el mismo aire y no parecía molestarles –Suena muy tentador.

– Entonces… secuéstrame – dijo enseñando su más bella sonrisa. Una clara invitación a Yoochun para hacerlo.

 

Yoochun no pudo controlarse más. ¿Quién podía controlarse ante alguien como Junsu? Tan inocente y sexy,  esas dos cualidades le hacían perder   el control.

 

Sus labios se movieron como si bebieran uno de la boca del otro, lentamente ambos buscaron más contacto, más pasión. Enredaron sus lenguas una y otra vez.

 

Yoochun estaba perdiendo el poco autocontrol que tenia al sentir la pasión con la que Junsu le correspondía el beso. Estaba loco si creía poder contenerse. Esta vez besaría cada centímetro del cuerpo de Junsu, justo como él quería. Le pasaría la lengua entre las piernas, lo mordería, lo colocaría boca abajo, lo sujetaría por las caderas y le haría suplicar por su…

 

Y si seguía por ese camino, le haría el amor. Un segundo después pensó que era un error. No, él no podía comportarse como el libidinoso y joven Yoochun. Ahora él era un hombre  y tenía una relación. Se detuvo en seco. ¿Una relación? ¿Tenía una relación con Junsu?

 

– ¿Por qué te detienes? – pregunta Junsu haciendo una infantil mueca.

– ¿Quieres cenar conmigo esta noche? – preguntó él, en parte para no responderle y en parte porque de verdad quería pasar un noche con su ángel.

– Si – repuso Junsu, sonrojándose.

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

La cocina parecía haber sufrido un bombardeo.

 

– ¡Oppa! – JiYeon dijo con alivio y esperanza al verlo – Estas más guapo con el pelo corto – lo alago al ver el nuevo cambio de look de Jaejoong. Si con el pelo largo se veía bien, con el pelo más corto se veía sumamente atractivo.

– Veo que necesitan ayuda – sonrió imaginándose el doble de trabajo que tenia, pero eso no le molestaba. Le agradaba ser útil y poder ayudar a los demás.

– Toda la que puedas brindarnos – bromeo el jefe de chefs Hayami y Jaejoong hizo una reverencia al verlo – Me alegra tener al ex apprenti de vuelta – sonríe con amabilidad  el japonés y Jaejoong le correspondió la amabilidad.

– Espere, dijo ex asistente… ¿estoy despedido?

 

Él no se esperaba ser despedido, pero había faltado muchas veces y ahora que Jaejoong lo pensaba mejor, aun no entendía porque no lo habían despedido desde el principio. Desde que llego solo había sido tomado como un lava platos, ese debía ser su labor pues era un simple aprendiz. Aun así había prendido mucho observando a Hayami Mokomichi, el jefe de cocina, responsable de supervisar a los empleados y crear menús sublimes. Cuando Jaejoong lo vio por  primera vez supo que tendría que esforzarse el doble. Hayami Mokomichi, el renombrado chef japonés no era un hombre que riera con frecuencia, era un maniaco del perfeccionamiento. En su corta y fructífera vida, ya había ganado premios en Japón y en el exterior. Era autor de un libro de cocina, el cual se ha vendido miles de copias y alguna vez trabajo en televisión. A sus treinta años había conseguido un renombrado puesto en uno de los restaurantes más concurrido y famosos de Seúl. Un hombre alto,  joven y guapo, nadie dudaba eso. Su atractivo era igual de perfecto que sus recetas, sus platos eran famosos puesto que era un asiático preparando a la perfección platos occidentales.

 

 

– Debes mejorar tu francés – dijo frunciendo las cejas  y Jaejoong dudo en responder – La jefa ha escuchado los halagos  a tu postre y me pidió entrenarte. No me he negado, así que espero que puedas seguirme.

 

La altura de Hayami era notablemente más que la de  Jaejoong, pero ahora, él se sentía más pequeño que nunca. ¿Acaso estaba soñando?

 

– No sé qué decir – dijo con un fino hilo de voz. Seria entrenado por alguien que se negaba a tener aprendices. ¿Sería entrenado por el famoso chef japonés Hayami Mokomichi?

– Deberías decir “me esforzare al ciento diez por ciento” – dijo Hayami cruzándose de brazos y mostrando su porte de jefe de cocina. Él no se había negado ante el pedido de la jefa porque probó el postre del joven aprendiz y era una maravilla culinaria. No tenía dudas que aquel joven pelinegro tuviera talento, pero no bastaba sólo el  talento si no experiencia y más conocimientos.

– ¡Me esforzare  el ciento diez por ciento!

 

Hayami lo entrenaría y vería si valía la pena  depositar sus expectativas en aquel joven de rostro alegre y un poco infantil.

 

¨*¨*¨*¨*

 

Jaejoong sentía que salía de un campo de batalla. Sus cuerpo estaba más cansado que cuando era un simple asistente. Se estiró esperando destensar  los músculos de su espalda.

 

– No rebanarte un dedo significa que mañana puedes seguir– dijo Hayami cogiendo su bufanda y enredándola a su cuello para protegerse del frio de la noche – Duerme bien, mañana continuaremos

– Gracias – Jaejoong hizo una reverencia. Su cuerpo dolía  por el cansancio, pero él sabía que valía la pena. No todos los días te entrenaba un chef de fama mundial.

– Hasta mañana – saludo a Jaejoong alzando la mano en el aire y luego miró a JiYeon que no parecía separarse nunca del pelinegro. Le sonrió a ella y luego se marcho.

– ¿Acaba de sonreírme? – pregunta aun estupefacta por la acción del japonés.

– Creo que le gustas – bromeo Jaejoong y rió divertido  al ver como el rostro de su amiga se ponía de todos los colores.

– ¡No creo gustarle! – hizo un mohín infantil mientras salía por la puerta  para tomarse el autobús.

 

Jaejoong la siguió y al estar afuera se cruzó con las demás empleadas que no parecía gustarles lo escuchaban.

 

– Eso es verdad, como el jefe de chef Hayami le gustaría una niñata como tu  – Lee  Ji Hyun, mejor conocida como la “princesa Qri”, ladeo su largo pelo como si desafiara a la belleza de JiYeon.

– JiYeon es una mujer muy hermosa – dijo Jaejoong  y a Qri no parecía gustarle.

– No dudo que sea hermosa, pero no está al nivel de Hayami – sonrió con ironía – Adiós – la frívola rubia dio media vuelta y se fue riendo junto a las demás empleadas.

 

JiYeon se encogió de hombros.

 

– No debes escucharla, ella  tiene envidia.

– No lo creo, ella es hermosa y elegante. Yo solo soy…

– La mejor persona en el mundo – Jaejoong la abrazo con la calidez de un hermano mayor consolando a su hermana menor – Eres hermosa, dulce, gentil, bondadosa y muy divertida. No dejes que Qri te diga lo contrario.

– Ella sabe cómo hacerme sentí mal – se dejo abrazar por Jaejoong.

– Si te sientes mal, entonces no te contare lo más maravilloso que me paso hoy.

 

Los ojos de la hermosa jovencita se iluminaron y cambio por completo su semblante de tristeza por una más curiosa.

 

– Estoy bien. ¡Vamos, cuéntamelo!

 

Jaejoong sonrió, a pesar del frio de la noche  JiYeon se veía como una adorable niña.

 

– Gane el sorteo “Un día con tu ídolo” – mostro con orgullo la tarjeta que lo declaraba como ganador oficial.

– ¡Aigo! – grito emocionada  sin importarle que la gente pasara y la viera – ¡Pasara un día con Max Changmin! – salto en su lugar con verdadera euforia de fanática – ¡Qué suertudo! Yo quería ganar ese sorteo.

– Tu… ¿Eres fanática de Max Changmin?

– ¿No lo mencione?  –  Jaejoong negó con la cabeza – Soy la vicepresidenta del club de fans de Seúl.

– ¿Estás jugando?

– No – ella cogió de su bolso una credencial  que aseguraba la veracidad de sus palabras – Nosotras hoy tenemos una reunión,  se caerán sentadas cuando les diga que un fanboy ganó “Un día con tu ídolo” y que ese fanboy es tan guapo… Promete tomar muchas fotos.

– Si quieres puedes acompañarme, me dijeron que podía llevara a una persona.

– ¡Aigooo! – grita mientras abraza  a Jaejoong – Creo que puedo morir feliz.

– Te necesito viva para mañana.

– ¿Es mañana? – saltó más emocionada como si fuera una niña que recibe un dulce – No podre dormir. Gracias, muchas gracias – sonríe la hermosa jovencita  de oreja a oreja.

 

 

Al llegar su autobús, JiYeon se despidió de Jaejoong con la promesa de verse mañana.

Jaejoong estaba tan feliz como ella, un día con Max Changmin, un día con su cantante favorito. ¿Podía estar más emocionado? No, no podía.

 

– ¿Así que lo más maravilloso que te paso el día de hoy  fue ganarte ese estúpido concurso?

 

El pelinegro volteo y vio a Yunho parado a unos centímetros de él, con los puños apretados.

 

– Si – respondió con un tono divertido. Una pequeña venganza por haberlo dejado esperando durante una hora en la puerta de la universidad.

 

No había ninguna vacilación en su respuesta y por un momento Yunho estaba ardiendo en celos.

 

– Creo que perdiste la memoria o ¿tal vez deba refrescártela? – dijo mientras pasaba una mano por el pelo de Jaejoong.

 

Él captó el mensaje oculto en sus palabras y enarco una ceja. No, definitivamente hoy no se sonrojaría como una adolescente.

 

– Puedo salir corriendo.

– No lo harás.

– ¿Qué te hace sentir tan seguro?

 

Yunho mojo sus labios, se estaba muriendo por besar a Jaejoong. Se acercó más al pelinegro.

 

– Porque tu cuerpo me dice lo contrario. Tu boca puede decir una cosa y tu cuerpo otra.

 

Jaejoong apartó la vista de él.Sus mejillas ardían de un rojo carmesí. Yunho tomó su cara con las dos manos para mirarlo a los ojos.  Su respiración era rápida, bocanadas de aire golpean los labios del más alto y Jaejoong trato de alejarse. Pero Yunho lo inmovilizó, entreabrió los labios, abriendo su boca para un beso de verdad.

 

– Jaejoong, déjame refrescarte la memoria – dijo acercando la cara de Jaejoong para tomar aquellos labios que deseaba como loco.

 

Cuando sus labios se tocaron, Jaejoong dejo escapar un suave gemido. Apretó sus manos contra el pecho de Yunho en un fallido intento por alejarlo. Yunho desesperado por sentí más le abrió la boca, empujando su lengua dentro de la boca de Jaejoong para probar al hombre que hacía latir su corazón una y otra vez. Las temblorosas manos de Jaejoong viajaron al cuello del más alto, hambriento por más, mucho más.

 

Las manos de Yunho fueron a las caderas de Jaejoong y sin pensarlo, pasó un brazo alrededor de su cintura para, mantenerlomás cerca. Sus bocas se movían sin esfuerzo, mezclando sus salivas en un beso desordenado y caliente.

 

Para sorpresa de Yunho, escuchó unos pasos acercándose por la calle contraria. De mala gana, se aparto de Jaejoong. El pelinegro respiraba bocanadas de aire, intentando recuperara el aliento. Sus mejillas rojas y sus labios hinchados eran la imagen más erótica que Yunho alguna vez vio.

 

– ¿Aun piensas huir?

 

Jaejoong negó con la cabeza. Nunca podría huir, sus sentimientos, fuera dónde fuera lo alcanzarían. Estaba atrapado y sin proponérselo también había atrapado a Yunho.

 

Yunho le agarró la mano y lo guió hacia su auto. Jaejoong se detuvo, se negaba compartir un espacio tan pequeño con Yunho. Su cuerpo estaba caliente  y no podría detener a Yunho si éste avanzaba másallá de los besos.

 

– Prometo no hacer nada que no quieras – dijo él prácticamente leyendo la mente de Jaejoong y por su reacción supo que había acertado.

 

<<¿Nada que no quiera? >> pensó mordiéndose los labios, saboreando aun los rastros del néctar que Yunho dejo sobre ellos.

 

–  Hace frio. Sube. Te llevare a tu casa – abrió la puerta para que Jaejoong subiera.

– ¿Sabes? No soy una chica  – dijo algo molesto por la actitud tan caballerosa de Yunho.

– Créeme, eso lo sé y muy bien – enarco una ceja como si estuviera desnudando a Jaejoong con la mirada.

– Pervertido – dijo Jaejoong fingiendo enojo mientras tomaba  lugar en el asiento delantero.

 

Cuando se detuvo el vehículo Yunho esbozo una débil risa, estaba  feliz como hace mucho no lo hacía. La simple presencia de Jaejoong cambiaba su mundo. Un simple muchacho lo estaba rescatando de la oscuridad. Por un instante no le quito la vista a Jaejoong.  Su  ahora corto cabello  dejaba ver su rostro. Tan hermoso que Yunho lo creía irreal, con sus manos elegantes y su sensualidad sin explotar. Lo había seducido, lo había conquistado un hombre, el hombre más maravilloso que sus ojos vieron. Y por primera vez Yunho pensó que tal vez  aquello  era amor. ¿Acaso había logrado enamorarse?

 

– Después de todo no suena tan loca esa idea – habló Yunho en voz alta mientras enseñaba una enorme sonrisa en sus labios.

– ¿Qué idea? – preguntó curioso Jaejoong.

– Amor – respondió Yunho sin dejar de ver a Jaejoong, sin importarle que el semáforo estuviera en verde.

 

Jaejoong abrió los ojos con sorpresa y Yunho sonrió sin malicia o ironía en su rostro. Una autentica sonrisa de felicidad.

 

– ¿A-Amor?

– No sé si esto que siento es amor, pero desde que estas a mi lado no puedo evitara reír como un loco.

– Tal vez eres uno – dijo Jaejoong intentando esconder su nerviosismo. En cada latido de su corazón, deseaba, suplicaba porque Yunho de verdad lo amara pues él ya no podía estar lejos del  más alto.

– Puede ser – le acarició la mejilla con el pulgar  – Pero estoy loco por ti.

 

Jaejoong, esta vez, no se resistió a los labios de Yunho. 

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer y dejar vuestros comentarios. Aun no me han olvidado. Prácticamente desaparecí hasta de casa y a Lally eso no le gusto, pero es este trabajo que me absorbe. Mi relación con Haro sigue siendo la misma, él sigue insistiendo en dormir juntos y yo me niego.  Ahora entenderán, de donde saco inspiración para escribir Yaoi jajajaja

He leído todos vuestros  comentarios, pero no he tenido tiempo para responderlos. Intentare responderlo poco a poco.

Intentare actualizar pronto!

Otra vez gracias por vuestro apoyo.

PD: A las lectoras que se animaron a escribir, gracias por invitarme a leer vuestros fanfic, me hare un tiempo y los leeré. 


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