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Rescatame por alexriden02

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Él se sentó en el  enorme sofá frente al televisor. Se quedo viendo un punto muerto en la oscura pantalla  y no pudo evitar dejar caer todo su peso  contra el respaldo del mueble. ¿Por qué ese dolor seguía molestándolo? ¿Era tan difícil sonreír por la felicidad de la persona que amaba?

 

Changmin no podía sonreír, su parte egoísta seguía ahí deseando algo solo para él. Algo que no podía tener.

 

—Es difícil, ¿no?

 

Su  postura de abatido cambio al ver a Heechul parado frente al televisor. El chico de pelo rojizo hizo un mohín y tomo lugar a su lado.

 

—Ese dolor un día desaparecerá – lo miró y sonrió mientras tomaba lugar junto a Changmin  –. No dejes que te consuma, no cometas mis  errores.

—¿Estas intentando reconfortarme?

—¡Claro que no! – le dio un golpe suave a su pierna poniéndose de píe  –. Nunca espere verte así, no vuelvas a dejar que te vea de esta manera.

—Tranquilo, sobreviviré. ¿Feliz?

—Si – levantó su mano y enseñó el celular al más joven –. Minho debe estar despierto, ¿no?

—¡Devuélveme mi celular o te matare!

 

Heechul sonrió divertido.

 

—Sí logras atraparme.

 

Diciendo lo último Heechul salió huyendo, lo más rápido que pudo. Él  prefería molestar a su amigo  de esa forma  que verlo lamentándose por dejar ir a su primer amor.

 

.

.

.

.

 

A pesar del frio de Seúl, sus  calles estaban muy transitadas. Algunos volviendo de sus trabajos, otros saliendo a cenar o beber con amigos. Y ahí estaba él, montado en el teleférico rumbo a la montaña Namsam.

 

—¿Tienes frio? – le preguntó curioso al verlo tiritar.

—Algo – respondió avergonzado de no llevar una mejor defensa contra el frio. – Yoochun te das cuenta de la hora. No es muy tarde para…

 

Junsu  queda con la palabra en la boca al sentir como sus hombros era cubiertos por un cálido abrigo. No pudo esconder su sorpresa ante Yoochun.

 

—Lo siento, debí mencionar que vendríamos a este lugar.

 

Escuchar pedir disculpas de Yoochun fue algo que Junsu no creía. En el pasado Yoochun difícilmente pedía disculpas y menos a él. Un  ligero sacudón   sacó a Junsu de sus pensamientos.

 

—Llegamos – le dijo un enérgico  Yoochun señalando la puerta.

—¿La Torre Namsam?

—Sí. ¿Sorprendido?

 

Junsu examinó la hora en su celular.  Pasadas de las once de la noche. La Torre Namsam a esa hora cerraba  sus puertas de acceso al público. ¿Acaso Yoochun no lo sabía? Con esa pregunta en sus ojos, miró a Yoochun.

 

—Está cerrado – dijo con voz muy fina, casi un susurro.

—Vamos – cogió la mano de Junsu. – Te congelaras si te quedas más tiempo aquí.

—Pero esta  cerrado – dijo esta vez con voz más fuerte y hasta molesto al ver las pocas luces del  desértico lugar. 

 

Yoochun soltó la mano de Junsu y se puso frente a él.

 

—Tengo la llave.

—¡¿Cómo la conseguiste?!

—De manera legal.

 

Antes de que Junsu pudiera hacer más preguntas Yoochun lo cogió de la mano obligándolo a ir por la puerta principal. Efectivamente Yoochun traía la lleve consigo pues las puertas se abrieron.

 

—Esto es allanamiento de propiedad privada.

—Por una vez podrías dejar de pensar como un policía – le susurró Yoochun con una risa divertida al ver la expresión de asombro en Junsu.

—¿Quién eres y qué hiciste con Park Yoochun?

—Muy gracioso – respondió llamando al ascensor.

 

 Junsu sonrió, una parte de él le divertía aquello y otra parte estaba pensando en su explicación al ser atrapados. Ya veía los encabezados de los periódicos del país: “Dos policías atrapados como ladrones”

 

—Pésimo encabezado – murmuró para sí mismo.

—Cierra los ojos – le pidió Yoochun al ingresar al ascensor.

—¿Qué estas planeando?

—Dejara de ser sorpresa si te lo digo – hizo un ademan para mostrar que sus labios estaban sellados.

 

Junsu dudo, pero  cuando Yoochun cogió su mano y lo jaló  dentro del ascensor su mente quedo en blanco. Ya no eran los mismos  jóvenes del pasado, pero de alguna forma la curiosa actitud de Yoochun frente a sus ojos, transportaba a Junsu a ese día que lo conoció.

 

—¿Y bien? – Yoochun preguntó levantando las cejas.

 

Curioso, Junsu hizo lo que Yoochun le pidió. Al cerrar los ojos relamió sus labios y los estiró. Al menos esperaba un beso.

 

Impaciente Junsu estaba por refunfuñar cuando la sacudida del ascensor lo desestabilizó, pero él no termino de bruces  en el suelo.

 

—Creo que lo hiciste a propósito – le dijo Yoochun sosteniéndolo contra su cuerpo.

 

Junsu perdió el habla por esos segundos que su cuerpo estaba pegado al de Yoochun.

 

—Hiciste trampa, abriste los ojos – dijo él besando la frente de Junsu que quedó  completamente inmóvil. – ¿Estás bien?

 

El menor parpadeo lo más rápido que pudo y asintió enérgico.

 

—Yo también estoy nervioso – confesó Yoochun y Junsu pudo volver a tener control de su cuerpo. – Es la primera vez que hago este tipo de cosas… románticas.

— ¿Románticas?

—Mira a tu derecha.

 

Junsu torció su cuello  hacia su derecha y no pudo quedar más maravillado al ver aquel paisaje.  Las luces de la ciudad, pequeñas, grandes, blancas, de colores brillaban igual que las estrellas del cielo.

 

»—Me gustaría ir alguna vez a la Torre Namsam con la persona que amo…         

 

Esas fueron sus palabras en el pasado, su sorpresa fue doble al saber que Yoochun aun lo recordaba.

 

—Es hermoso – caminó con pasos cortos y se quedo muy cerca del vidrio.

—Feliz cumpleaños – le besó la mejilla a Junsu de la manera más tierna que le provocaba hacerlo.

 

»—… el día de mi cumpleaños.

 

Junsu miró la hora en su reloj, un minuto pasadas de la medianoche. Su primer cumpleaños junto a Yoochun,  el hombre que amaba.

 

Yoochun le sonrió.

 

Con el corazón repleto de felicidad Junsu se arrojó a los brazos de Yoochun y éste le correspondió en un cálido abrazo. Yoochun y Junsu se aferraron con la misma esperanza y los mismos sentimientos en sus corazones.

 

—¿Estas llorando?

—Son lágrimas de felicidad.

 

De  felicidad o de tristeza, Yoochun no quería ver más  lágrimas en el bello rostro de Junsu nunca más. Sin pensarlo alejó  a Junsu y con el pulgar de su mano secó esas lágrimas. Se miraron y él no dudo en sellar su promesa con un beso. Un dulce beso que mostraba cuanto amaba a Junsu y al mismo tiempo pedía disculpas.

 

—Junsu te amo.

 

El corazón de Junsu se sintió abrazado por aquellas palabras que siempre añoró escuchar de labios de Yoochun. Ahora que las escuchaba era tan feliz que no podía creer que todo era verdad.

 

—Soy muy afortunado al escuchar un te amo de tus labios – dijo mostrando su mejor sonrisa.

—No, soy yo el afortunado por tener tu amor.

 

Suspiró Junsu.

 

—Te confieso que siempre quise que me amaras pero  ahora tengo miedo.

 

Yoochun se inclinó confuso por las palabras de Junsu.

 

—Jaejoong es una persona increíble, al conocerlo entendí que no podía pelear contra él y mucho menos competir…

—Él es mi hermano, es así como veo a Jae, no tienes porque ganarle en nada. – Se explicó tomando  ambas manos a Junsu – No me escuchaste, te dije que te amo.

—Por favor, permíteme seguir mi confesión – Junsu tomo valor. –  El día que te fuiste quise morir – desnuda su muñeca del costoso reloj, dejando ver una cicatriz. – Esto me lo hice en el hospital después de que Changmin me salvara.

 

Escuchar aquel  relato le erizo la piel, estrujaba su corazón y volvió a traer culpa a Yoochun. 

 

—Si ese día me hubiera enfrentado a tu madre…

 

Yoochun se arrodilló.

 

—Lo siento.

 

Junsu también se arrodilló frente a Yoochun.

 

—¿De  verdad me amas?

—Te amo de una forma que jamás pensé hacerlo. Me gustaría volver el tiempo y evitar que tú…

—No fue tu culpa, tal vez perdimos ambos el control. Tu miedo por no ser correspondido y perderlo todo. Mis celos por Jaejoong me cegaron  hasta el punto de querer acabar con él y conmigo. – inflo su pecho y soltó el aire – Al final elegí vivir con la esperanza de que  en otro tiempo  o en otra vida  las cosas serian diferentes.

 

Junsu ayudó a Yoochun a ponerse de pie.

 

—Valió la pena esperar.

 

Yoochun cogió la muñeca desnuda de Junsu, la llevó cerca de sus labios y besó la cicatriz.

 

—Fuiste muy fuerte mi amor – sus ojos brillaron al encontrarse con los de Junsu, él ya no tenía  dudas de lo que pediría al más joven –  ¿Junsu me harías el honor de compartir tu vida a mi lado?

 

Silencio.

Yoochun contuvo la respiración. Jamás se había declarado y menos de aquella forma.

 

—Si – respondió sin dudarlo y con la felicidad brotando en cada expresión de su rostro – Desde que te vi por primera vez es lo que siempre he querido.

—Ahora, para mi  eres lo único que quiero.

 

.

.

.

 

 

—¡Eso fue cruel! – Heechul gritó a la puerta fingiendo estar enojado con Changmin.

—¡Es tu culpa! – gritó Changmin desde adentro.

 

Heechul escucho que Changmin se reía a carcajadas.

 

—Misión cumplida – se dijo a sí mismo.

—¿Heechul?

 

Esa voz lo sorprendió mucho a Heechul.

 

—Tía, ¿Qué hace despierta a esta hora?

 

MiRa no puso buena cara a esa pregunta.

 

—¿Dónde está Yunho?

 

Heechul fingió sorpresa, él conocía a su tía y sabía que no estaba de buen humor. ¿Qué había hecho Yunho para ponerla de ese humor?

 

—No lo sé.  Yunho no me informa a donde va.

—¿Quién es ella?

 

Él intento guardar su sorpresa y fingir tranquilidad, porque si algo sabia hacer MiRa era detectar las mentiras.

 

—No hay ninguna mujer, al menos ahora.

—Entonces, ¿qué es lo que está haciendo mi hijo que es tan importante que no puede responder una llamada de su madre?

—Últimamente Yunho está actuando muy raro y no encuentro explicación.

 

Heechul sonó tan convincente que la expresión de MiRa se suavizo.

 

—Si fuera una mujer lo entendería, pero no entiendo que hay en la cabeza de mi hijo.

—Tia,  no se preocupe yo averiguare donde estuvo Yunho.

 

MiRa negó con la cabeza.

 

—Esta vez seré yo quien lo haga.

 

«Jaejoong» pensó inmediatamente Heechul. Si su tía lo descubría, Jaejoong estaba acabado.

 

—No sé qué es lo que está en la cabeza de mi hijo, pero debe ser muy importante para que alejara el fantasma de Go AhRa.

—¿El dejo de visitar su tumba?

 

Heechul sabia la frecuencia con la  que Yunho visitaba la tumba de aquella mujer, pero hasta él se alarmó al saber que ya dejo de hacerlo.

 

—Tengo que conocer la razón por la que Yunho esta así.

 

Él asintió y su tía se fue.

 

Cuando ella desapareció de su vista, Heechul soltó el aire y respiro aliviado.

 

—¿La escuchaste?

 

Changmin abrió la puerta y asintió.

 

—Tenemos que hacer algo.

—No, le advertí a Yunho que dejara de jugar con fuego – Heechul dijo en un fino susurro mostrando su desagrado. – El peligro del deseo es enamorarte.

—¿Y te hacer llamar amigo? – Changmin desafío a Heechul. – No hay nada malo en enamorarse. El amor es amor.

 

Heechul negó.

 

—Cuando un amor nace del deseo solo puede terminar en tragedia.

Notas finales:

Al fin doy señales de vida. Mil gracias a las lectoras que me siguen y esperaron una nueva actualización.

No voy dar excusas por mi ausencia de casi un año porque  que el tiempo es relativo. En este tiempo ausente, revise nuevamente esta historia y gracias a la ayuda de una persona, estoy mejorando mi redacción. Reconozco mis limitaciones y si bien antes escribía porque podía y me gustaba, ahora quiero escribir porque sé hacerlo. Yo vengo de las ciencias exactas, mis conocimientos son totalmente en esa área y no en letras. No espero ser escritor y vender libros, pero si empecé algo por lo menos quiero  hacerlo bien. En este tiempo, no sentí ganas de volver a escribir y tuve que leer nuevamente Rescatame, debo reconocer que la historia en sí no es mala, solo mi redacción.

Hay momentos en los que te dicen “eres malo en esto ríndete”, bueno fue así como deje todo. Pero por respeto a ustedes  que me siguen en estos años decidí no tirar todo por la borda. Busque volver a escribir, pero no podía. Entonces esta persona que conocí me ayudo mucho para volver a escribir. Reconozco que soy alguien que le gusta contar algo y que alguien me escuche, dar una conferencia y tener cientos de personas que me escuchen. En esto de ser leído y no poder ver a los ojos a la persona, deje ajeno que hay alguien leyendo mi historia y prestándome su tiempo. El tiempo es valioso y por eso gracias.

Ahora, puedo sentarme a escribir, nunca  seré como Federico García Lorca; pero quiero intentar una vez más volver a crear. Quiero terminar esta historia y las que deje en pausa.

Espero sepan entender.

Álex 


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