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Rescatame por alexriden02

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Dentro del interior de Jaejoong había una lucha existencial, una parte suya le decía que corriera y otra parte le ordenaba quedarse <<¿Qué hacer?>> Pensó mientras acomodaba a Yunho sobre cama.

 

 No podía dejarlo en ese estado, se veía tan vulnerable y la fiebre pronto ocuparía todo su cuerpo.  De alguna manera el estado febril de Yunho le hizo recordar cuando él se enfermo. En ese entonces él estaba lejos de su casa, solo en una habitación de hospital; sintiéndose tan desamparado. Suspiro melancólico pues por culpa de esa fiebre perdió su oportunidad de conocer el mar, además de casi perder la vida.

 

- ¡Vete! – exigió  Yunho mientras intentaba por sus propios medio acomodarse entre las sabanas - ¡No me oyes idiota lárgate de esta habitación!

- ¡no me iré! ¡no te dejare solo! – dijo Jaejoong recordando cuando estuvo a punto de morir en la cama de un hospital. Lo que lo hizo entristecer – No sabes lo duro que es estar solo.

Ese rostro de sufrimiento de Jaejoong hizo quebrar la voluntad de Yunho. Quedándose callado, guardando silencio  mientras Jaejoong lo ayudaba a acomodarse bajo las sabanas. Bajo una gélida expresión intentaba disimular su nerviosismo por la cercanía de Jaejoong. Ya que esa habitación no había sido ocupada por nadie desde que la mansión fue construida, en realidad era para sus padres pero nuca la usaron.

 Después de acomodar a Yunho. Sonrió amablemente y se dirigió al baño continuo a la habitación.

 

- ¿A dónde vas? – interrogo Yunho al ver que Jaejoong se alejaba.

- No voy a escapar si es lo que crees – dijo Jaejoong entrando al baño.

- Lo sé… serias un suicida si lo hicieras – dijo Yunho temblando por los escalofríos típicos de la fiebre.

 

Jaejoong salió del baño con la ropa mojada de Yunho, fue hacia la habitación de lavado para secarla. Había entrado al baño con la esperanza de encontrar un botiquín de emergencias con algún medicamente pero no fue así. Bajo nuevamente a la cocina para buscar en el baño que tenía la planta baja y encontró un botiquín. Contento tomo posesión del botiquín y subió nuevamente a donde descansaba Yunho. 

 

 Desde su cama Yunho observaba atentamente la puerta, para ver si Jaejoong regresaba o escapaba bajo la lluvia. De repente lo vio entrar con una valija blanca en mano, se pregntaba que era lo que traía Jaejoong.

 

- ¿Qué trajiste?

- Es un botiquín…

- Sabes que hace años nadie vive en esta casa – recriminó Yunho algo somnoliento, sus parpados parecían pesarle mucho – Lo que quiere decir que lo que haya ahí debe estar vencido…

- Si… pero debe haber algún medicamento contra el resfrió que no esté vencido – dijo Jaejoong abriendo la caja y esculcando en ella – Pero antes debo bajar – corrió velozmente hacia la salida.

 

 

Jaejoong había dejado la comida en el fuego. Bajo enérgico pues se quemaría e incendiaria la casa.

 

Pasado algunos minutos Yunho empezaba a sentirse cada vez peor. Su nariz estaba congestionada, le dolía la cabeza y el resto del cuerpo, un extraño escalofrió le atravesaba el cuerpo. Adjudicaba todo su malestar a Jaejoong. Si tan solo no se hubiese cruzado en el camino de su hermano, si tan solo no se hubiese cruzado en su camino jamás hubiese sentido esa intranquilidad que le daba cuando lo tenía cerca. Su vida ya estaba complicada con el solo hecho de ser el sucesor de Psy, el acecho de los Yacuza, proteger a su hermano y mantener la estabilidad económica de su familia, incluyendo la de su propio país.

 

 Maldecía a Jaejoong responsabilizándolo de su cuadro febril. Ya que antes de conocerlo su vida estaba equilibrada, cumpliendo los deberes como cabeza de su familia después de la muerte de su padre. Además tenía una venganza muy poderosa, una venganza que había planeado desde hace años. Algo que no podía posponer por sentirse afiebrado. No. Esa venganza debía llevarse a cabo, pero ahora su interés estaba centrado en Jaejoong.

 

 

Culpaba a Jaejoong pero de alguna forma entendía que algo de culpa era suya, pues si no hubiese arrastrado a Jaejoong hasta la mansión de la playa nunca hubiese salido en medio de la lluvia. Aun así, lo seguía maldiciendo por sus malestares. Lamentaba estar perdiendo sus verdaderos objetivos al tratar de destruir al amante de su hermano.

 

Amaba a Junsu y jamás permitiría que alguien lo apartase de su vida. Y eso era Jaejoong, un posible candidato que apartaría a su querido hermano de su vida y no podía permitírselo. Desde que ambos eran niños Yunho siempre cuido y velo por la seguridad de su querido hermano menor. Ambos tenían un lazo que iba más allá de la sangre, un lazo de amistad y amor, pero ese lazo empezó a quebrarse desde que Yunho tomo las riendas del negocio familiar. Aunque los lazos familiares los seguía manteniendo unidos, pero la llegada de Jaejoong hizo que Yunho sintiera que ese lazo ya estaba quebrado y para volver a unirlo debía eliminar al estorbo.

 

 

Yunho estaba tan compenetrado en sus pensamientos que no se percato de la presencia de Jaejoong. Levanto algo cansado la vista y vio que Jaejoong llevaba un sus manos una charolas de plata y sobre esta un plato de porcelana.

 

 

En ese plato Jaejoong llevaba una caldo de pollo, que según recordaba, su madre se lo preparaba cuando solía resfriarse.

 

-        Ten – acercó la charola de plata que contenía el plato de sopa a Yunho.

-        ¿Qué es? – dijo Yunho algo desconfiado.

-        Caldo de pollo… mi madre dice que es muy bueno para el resfriado…

-        Es un estúpido mito… - miro despreciando la sopa – Seguro que le pusiste veneno – dijo con una mirada llena de desconfianza.

-        ¡que! ¿Por qué haría algo así? – replico Jaejoong molesto, pues de alguna forma eso era un insulto a su comida.

-        Fácil… si muero tú serás libre – dijo Yunho intentando reírse pero le dolían demasiado los músculos. La fiebre empezaba a ganarle.

-        ¡Jamás haría algo tan espantoso! – dijo Jaejoong frunciendo el ceño – No soy un monstro para ir por la vida asesinando gente – mira despectivo a Yunho.

-        ¿un monstro? – dijo Yunho intentando mofarse, pero no pudo evitar sentirse molesto – ¿así es como me ves?

 

Jaejoong bajó la mirada mientras acomodaba la charola en la mesita de luz que estaba  cercana a la cama de Yunho. Nuevamente  insistió a Yunho para que tomara la sopa pero este  volvió a negarse y  hacerle la misma pregunta – ¿Me ves como un mounstro?

 

Kim Jaejoong encogió sus hombros de miedo, pues si le respondía con la verdad estaría acabado. Si le respondía que lo veía no solo como un mostro si no como a su peor pesadilla, que lo odiaba de una manera que jamás creyó hacerlo en su vida. Imaginaba que si respondía de tal manera, inclusive el débil Yunho saltaría con sus garras para destruirlo, aun así de débil podría arrebatarle la vida. Por lo tanto decidió guardar silencio.

 

-        ¡Responde! – grito furioso Yunho con toda sus fuerzas, aunque  no era su habitual grito enérgico, sino que sonaba más débil. Aún así amedrento a Jaejoong.

-        ¿Qué te importa lo que yo piense? – dijo Jaejoong alejándose de Yunho.

 

Antes de que Jaejoong lograse apartarse completamente, Yunho lo detiene por el brazo, estaba sumamente débil, pero quería escuchar la opinión de Jaejoong.

 

-        Si me importa o no, ese es mi problema… te hice una pregunta esclavo – recrimino somnoliento mientras veía a Jaejoong.

 

Desde la frente de Yunho empezaba a iniciar la fiebre, estaba transpirando, su cuerpo intentaba combatir con el detestable resfrió común. Jaejoong aparto su brazo y tomo el botiquín. Después de tanto revolver descubrió que los medicamentos no vencías hasta 2018, lo que le parecía extraño porque según Yunho, esa casa había sido abandona desde hace mucho tiempo.

 

-        Bebe la sopa y después tomate esta pastilla – dijo acomodando las pastillas en una esquina de la mesita de luz.

-        ¿A dónde vas? – dijo Yunho desganado.

-        Ya te dije que no me voy a escapar. Debo seguí preparando ese banquete que me ordenaste o tus invitados no tendrán que comer – dijo más calmado pero aun así seguía intranquilo. No sabía que era, pero la cercanía de ese hombre hacía temblar su cuerpo.

-        Nadie vendrá – dijo Yunho temblando y entrecerrando los ojos.

-        Puede ser por la lluvia, pero alguno puede estar a mitad de camino…

-        No, nadie vendrá… nunca hubo tales invitados…

-        ¿me engañaste? – recrimino molesto.

-        Estamos a mano tu también me engañaste o lo olvidas…

-        Maldito me iba a hacer cocinar sin descanso – susurro entre dientes. Respiro profundo pues ahora estaba molesto – si esa es tu manera… de vengarte está bien – frunció el ceño molesto – así deben actuar los de tu tipo… bebe tu sopa.

 

Estaba tan molesto que no se percato de que Yunho estaba demasiado débil como para tomar el plato de sopa y menos de poder llevar un bocado de comida a su boca. Viendo el desastroso accionar de Yunho al  intentar tomar el remedio, Jaejoong no pudo evitar ayudarlo pues había heredado el instinto maternal de su madre y no podía abandonar a nadie ni dejarlo a su suerte. Ese instinto era el que lo metió en problemas la primera vez que conoció a Junsu.

 

-        Abre la boca – dijo Jaejoong acercando la cuchar a la boca de Yunho.

-        Te dije que me niego – corrió su boca.

-        No está envenenada – recrimino Jaejoong mientras  probaba la sopa – Ves no me paso nada… ahora abre tu boca – dijo Jaejoong volviendo a cargar la cuchara con sopa y acercándola a la boca de Yunho.

-        Esta caliente…

-        ¿Qué esperabas? – dijo Jaejoong con una expresión de desagrado. Llevo la cuchara cerca de su boca para soplarla y así sacarle el calor remanente de la sopa.

 

Esa expresión de Jaejoong soplándole a la comida le trajo vagos recuerdos a Yunho. Recuerdo como cuando su madre lo cuidaba de niño al enfermarse, además la manera en la que Jaejoong lo estaba atendiendo le recordaba a una mujer de su pasado. Alguien a quien no había podido olvidar. Después de esas dos mujeres y su hermano nadie más podía verlo en ese deplorable estado, pues se sentía débil e indefenso. Ahora debía agregar a esa lista a Jaejoong. Lo detestaba tanto pero su cuerpo estaba muy  débil como para continuar odiándolo.

 

 Como líder de su compañía no podía mostrarse débil ante nadie, debía ser el líder fuerte que todos veían, un hombre sin emociones sin debilidad  alguna; capaz de todo sin importarle las consecuencias. El heredero al gran emporio Han-Jung y pronto dueño de toda Corea. Ese era él y nada podía cambiar su destino. Hasta ahora.

 

 

Rescatame by Alexriden02

 

Notas finales:

Espero que os guste. Pronto escribire las continuaciones. 

 

gracias por sus comentarios, ya que me animan a seguir. 

>_<

Hata la proxima.


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