Tanto Siwon como sus empleados no comprendían el accionar de Yunho. Apuntarle a aquel joven sin motivos, no salían de su asombro.
Yunho apuntaba firmemente hacia la frente de Jaejoong. Su puntería era excepcional y Siwon lo sabía, por eso estaba algo aterrado. Si Yunho lo deseaba con un sólo disparo podía asesinar a Jaejoong y a Siwon.
- Como tú lo mencionaste – Yunho continúa con la mira sobre Jaejoong – Es solo un empleado. En este momento podría darle un tiro en la frente. Su vida no me interesa. Pero él es la prueba viviente del fracaso de tu plan – volteo con fastidio hacia Siwon.
- ¿Qué es lo quieres? – pregunto Siwon tragándose su orgullo. Devolviendo la mirada con fastidio. Ya no podía hacer nada, la vida de su pequeña Ye Eun dependía de él. Amaba a su hija y no podía permitir que nada le sucediera. Desde hace tiempo la había mandado a un internado fuera de la ciudad, al resguardo de unas monjas, pero fue en vano. Años, alejado de su hija, para que Yunho la encontrase tan fácilmente. Además de Donghae, nadie más sabia del paradero de Ye Eun. A su mente cayó una idea como un baldazo de agua fría, no solo Donghae lo sabía sino que existía otra persona. Sabía que Donghae jamás lo traicionaría, pero la otra persona no era de fiar.
- Nada – negó ladeando los ojos – Solo me llevare a ese idiota – dijo mientras apuntaba a Jaejoong. Después hizo una señal a Him Chan para que fuera en busca del joven.
Him Chan acato las ordenes de su jefe, pero estaba alerta, ya que estaban en campo enemigo y cualquier movimiento en falso traería la muerte a Yunho.
Con un agarre suave Him Chan cogió al joven. Jaejoong lentamente se apoyo del hombro de Him Chan. Le extrañaba la presencia de aquel joven alto, ya que nunca lo había visto en las oficinas de Yunho.
Cuando Jaejoong estuvo frente a Yunho, se sentía a salvo. Pero debía guardar silencio y esconder su rostro de felicidad al ver a aquel hombre o Siwon se daría cuenta de sus mentiras. Antes de que Jaejoong devolviese la mirada a Yunho, este lo desmayo con un sórdido golpe en la nuca.
- Debe interesarte mucho ese joven – musito Donghae a Yunho desafiante.
- No me interesa – guardo su arma – Pero quiero que escuches esto – dijo en tono grave y desafiante mientras miraba a Siwon – No me importa si es el barrendero de mi edificio, el cartero… sea quien fuera. Nada te autoriza a tomar lo que es mío. Tal vez no hubiese reaccionado de este modo, pero a quien intentaste secuestra fue a mi hermano – miró a Jaejoong con despreocupación – Y éste infeliz cayo por error.
- Aléjate de Ye Eun – exigió Siwon.
- Lo hare, pero después de que abandone este lugar – miro al hombre del tatuaje de dragón, extendió su mano – ¡Entrégame el celular!
El hombre del tatuaje dudo, pero la mirada de Siwon lo autorizo a ceder al pedido de Yunho.
Antes de abandonar el lugar Yunho volteo hacia Siwon, lo miro desafiante.
- Siempre estoy a un paso adelante. Cuando tú fuiste, yo fui y volví. Como soy generoso – arquea una ceja – Este asunto no será comentado ante Psy. Jamás sucedió.
Salió del lugar azotando la puerta. Him Chan cogía a Jaejoong como una bolsa de papas, pero estaba asombrado al igual que Yong Guk. No entendía el motivo por el que Yunho guardaría silencio.
- Señor – dijo Yong Guk abriendo la camioneta a su jefe – ¿Es verdad?
- ¿Qué es verdad? – pregunto Yunho observando como Him Chan acomodaba a Jaejoong en el asiento trasero.
- Si cayéramos en manos del enemigo… ¿usted vendría por nosotros? – observó a Jaejoong con desconfianza.
- Si – asintió levemente – No olvides que el deber de un líder es velar por todos. Somos como una gran familia. Pero asegúrense de no caer en manos del enemigo – advirtió Yunho, ya que había usado el único recurso que tenía contra Siwon. Si el jefe de los Yakuza volvía a atacar, ya no tenía nada con que amenazarlo. Había guardado el secreto de Ye Eun para destruir a Siwon, pero tuvo que usarla para salvar la vida de Jaejoong.
- ¡Tendremos cuidado! – agrego Him Chan con una débil mueca de sonrisa. La primera expresión en su rostro. De cierta forma estaba feliz al escuchar las palabras de su jefe.
- Si – asintió Yong Guk con una expresión de satisfacción. Observando a ese hombre, al cual llamaba señor. Admiraba profundamente el liderazgo de Yunho. Si bien junto a Him Chan eran los custodios de aquel hombre, sentía que ellos eran los que estaban bajo el resguardo de Yunho. No importaba cuando o como, pero tanto él como Him Chan estaban dispuestos a dar la vida por su jefe.
Yunho despido a Him Chan y a Yong Guk para que fuesen con Junsu. Aún temía alguna represaría de los Yakuza contra su hermano. Con una reverencia ambos hombres se marcharon, dejando a su jefe con aquel joven.
Después Yunho aceleró el auto alejándose del lugar junto con Jaejoong. Por el espejo retrovisor observaba al más joven, que estaba tendido sobre el asiento trasero. El imponente hombre parecía sonreír, ya que no entendía como arriesgo tanto para ir en su búsqueda. Perder su valiosa carta, Ye Eun, por salvar al amante de su hermano. Ahogo un respiro profundo antes de volver su vista sobre el camino.
- Debo ser un idiota – musito a sí mismo – Jamás haría esto por cualquiera – dijo pensando en Jaejoong - ¿Por qué confundes mi mente? ¿Por qué elegiste amar a Junsu? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti? – volvió su mirada hacia Jaejoong por el espejo y suspiro profundo – Sí… debo ser un idiota… porque siento esto por ti – coge su pecho lamentándose, sintiéndose abatido. Después marco su celular liberando a la persona que estaba con Ye Eun.
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Con una dulce sonrisa Ye Eun se aproxima a un joven que estaba escondido detrás de una columna. Usualmente no era hora de visitas, por lo que le extraño la presencia de aquel joven. Muy animada y sin que las monjas la viesen corrió al encuentro con aquel joven.
- Heechul – grito suavemente.
- Linda Ye Eun – sonrió Heechul.
- Paso algo con mi padre – musito la niña prendiéndose de los brazos de Heechul y besando la mejilla del más alto.
- No, solo vine a verte – sonrió Heechul besando la frente de la niña – Has crecido.
- Si – sonríe angelicalmente ante el alago de Heechul – Hace tiempo no te veía – dijo la niña animada cogiendo a Heechul por el brazo - ¿Cómo esta mi padre?
- Trabajando – sonrió Heechul. Adoraba Ye Eun y esperaba no obedecer las órdenes de Yunho. – ¿Te gusta este lugar?
- Si, es muy divertido – sonrió la niña observando que Heechul estaba más apuesto que la última vez – Pero más divertido es verte.
- ¡¿Quieres que sea más divertido?!
- ¿Cómo?
- Qué tal si mi visita a este lugar es un secreto – acaricio tiernamente le rostro de la más pequeña – será nuestro secreto. ¿Qué te parece?
La niña aceptó guardar en secreto la visita de Heechul, lo quería demasiado. Era muy buena ocultando cosas, tanto que su padre nunca se dio cuenta de sus sentimientos por Heechul.
- Heechul – dijo dulcemente y aquel hombre la miro con dulzura – Cuando sea mayor de edad ¿podremos casarnos?
- ¿casarnos? – pregunto Heechul recordando cuando Ye Eun le hizo la misma pregunta hace algunos años atrás.
- Lo sé, sé que no puede ser – sonrió la niña risueña – Igual ya tengo un novio y tú tienes a mi padre.
- No creo que Siwon quiera casarse conmigo – dijo aséptico – Recuerdas que estamos distanciados.
La niña extendió sus brazos para envolverlos sobre el cuello de Heechul. Un último abrazo, pensó Ye Eun, entendía que su amor por aquel hombre no podía ser. Desde la primera vez que lo vio en compañía de su padre, se enamoro de Heechul. Pero aquel hombre le pertenecía a su padre, solo a él y a nadie más. Aún así estaba feliz, le agradaba la idea de tener dos padres. Con una cándida sonrisa y la certeza de guardar el secreto, Ye Eun se despidió de su amado Heechul.
Una vez fuera del internado de monjas, Heechul recibió una llamada. El número no lo tenía agentado, por lo tanto en la pantalla aparecía “desconocido”.
- ¿Dónde estás? – pregunto la voz detrás del teléfono.
- Hace tiempo que no me llamas – sonrió, reconoció la voz de Siwon.
- ¿Dónde estás? Quiero verte.
- Qué pena… yo no – dijo chasqueando sus labios – estoy revolcándome en la cama con alguien – sonrió macabramente.
- ¡Idiota! Nos vemos en una hora.
- Que sean dos, si es que quieres verme – saboreo sus labios mientras subía a su camioneta – Sabes que tardo mucho en quedar satisfecho.
- Está bien, voy a tu departamento – dijo en tono amenazante – Más te vale que estés solo.
- ¡Vale! Estaré limpiecito para ti – ahogo una risa y corto la llamada.
Heechul respiró con liviandad, había zafado, puesto que le tomaba más de una hora regresar a Seúl, eso sí usaba la carretera. Subió presuroso a su camioneta, piso el acelerador, cosa que adoraba realizar y lo hacía muy bien. En sus viejos tiempos junto a Yunho mataban el tiempo jugando en las pistas de carreras. Heechul agradecía esos juegos, ya que le habían dado un manejo excelente de cualquier vehículo.
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La camioneta plateada se estaba alejando de la ciudad. Las débiles gotas caían y el servicio meteorológico anunciaba una poderosa tormenta.
Él levemente observó el cielo. Bostezo, estaba cansado. De repente se escucho su celular. Miro el identificador de llamadas y contestó.
- Yunho ¿estás bien?
- Si, gracias por preocuparte – respondió Yunho cansado.
- ¿Vendrás a casa? – pregunto la mujer – Yunho te estoy esperando.
Yunho se mordió el labio, había olvidado completamente ir a la casa de Yoona.
- Se me presento un imprevisto – dijo tomando paso hacia la carretera – ¿Podemos dejarlo para otro día?
- ¿Es Junsu? – pregunto la mujer en tono angustiante.
- No, es otro asunto – musito Yunho sin perder de vista el camino.
- ¿Qué es tan importante que no puedes venir a verme? – recrimino la mujer.
- Discúlpame, te lo recompensare. Pero ahora no puedo ir.
- Yunho ¿estás con alguien más?
<<-¿Alguien más?>> se preguntó Yunho a sí mismo, viendo por el espejo retrovisor hacia Jaejoong. No podía decirle a Yoona que la dejaba plantada por otro hombre.
- Créeme que te lo compensare, discúlpame.
Yunho cortó rápidamente la llamada. Sin quererlo admitir, su prioridad era la seguridad de Jaejoong y curar las heridas que los Yakuza proporcionaron sobre su cuerpo.
La camioneta se estaba alejando de la ciudad. La noche aún era joven.
- Soy un idiota – se repetía a si mismo Yunho – Debo estar loco – rechino los dientes – Hacer esto solo por ti… - rió entre dientes – Sí, estoy loco.
Sin esperarlo la distancia con Jaejoong se había vuelto tan pequeña que Yunho no podía medirla. Pero por más que Yunho estuviera cerca de Jaejoong sentía un ambiente de tristeza a su alrededor.
Yunho intentaba negar lo que su pecho sentía y lo que su corazón clamaba cuando estaba cerca de aquel joven. Era tan difícil como tapar el sol con una mano. Había intentado borrarlo, olvidarlo, apartarlo, pero una y otra vez Jaejoong parecía volver a su vida. El recuerdo de Jaejoong parecía ser más fuerte que el de aquella mujer, eso lo confundía y hería su pecho. Su mente racional luchaba contra el sentimiento de su corazón, una batalla que parecía estar ganando su corazón.
- No debimos habernos conocido – ahogo un suspiro melancólico – Si tan solo no te hubiese visto, si tan solo te hubiese ignorado… no estaría sintiendo esto por ti.
Las preocupaciones de Yunho parecían inútiles, ya nada podía hacer. <<- ¿Cuándo llegaste a mi corazón?>> se pregunta Yunho mientras pega un golpecito a su frente contra el volante. <<- ¿Cuándo empecé a sentir esto por ti? ¿Cuándo?>>