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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

¨*¨*Hola¨*¨*¨

Bueno he terminado de escribir este capítulo, el café de mi hermana levantaría hasta los muertos ~ahora no puedo dormir~

Bueno hablemos sobre el fic: Debido a la demanda de un capitulo enteramente Yunjae, os escribo este capítulo que he titulado “Más que palabras” A veces no hacen falta las palabras para demostrar los sentimientos. Bajo estos sentimientos que Yunho profesa, solo dependerá de Jaejoong en aceptarlos o no.

Era incomprensible para Jaejoong tener que cargar con un hombre a  cuestas, un hombre más alto y con mayor peso al de su cuerpo. Agotado de subir los escalones, tomó un profundo respiro para así poder ingresar al comedor donde descansaba un viejo sofá. Con sumo cuidado deposito al masculino cuerpo de Yunho sobre aquel acojinado objeto.

- Aún esta frio – susurró mientras acariciaba la frente de Yunho. En sus vaivenes había perdido la timidez de tocar a aquel hombre, lo que ahora le importaba era que la temperatura corporal de Yunho subiera. Con cuidado le quitó el abrigo y lo cubrió con una frazada de lana. Jaejoong se preguntaba qué hacer, Yunho parecía empeorar. Tiritaba de frio, su cuerpo estaba helado y con sus labios morados castañeaba los dientes.

A Jaejoong le paralizó el corazón ver a Yunho en ese estado sin ninguna mejora. ¿Qué hacer? De cuclillas miró como él respiraba con pesadez y dificultad. Culpa y remordimiento, esos sentimientos quemaban en su corazón.

Jaejoong suspiró.  Cubrió con más frazadas el cuerpo de Yunho. Escuchó un sonido como el timbre de un celular, no prestó atención ya que primero debía cubrir el cuerpo de Yunho con las frazadas. El sonido era molesto e incesante, así que él esculcó por los alrededores para dar con el aparato. Entre los bolsillos del abrigo de Yunho halló el aparato. Con curiosidad observo la pantalla del celular para ver de quien era la llamada entrante.

“Heechul” leyó en la pantalla. Torpemente contestó la llamada.

- ¿Dónde estás? – preguntó Heechul con su melódica voz, pero su tono cambió al no recibir respuesta alguna de su amigo – ¡Yunho! ¿Sucede algo?

- Yo… yo lo siento.

- ¡Jaejoong! – exclamó Heechul al reconocer la voz del cocinero – ¿Dónde está Yunho? ¿Algo malo le ha sucedido? – preguntó con desesperación ya que recordaba haberse despedido de su amigo en la tarde, pero Yunho jamás le comentó de una visita a Jaejoong – ¡Responde con mil demonios!

- Él… él esta… su cuerpo esta frio…está…  en mi casa – había murmurado él.

Ni bien escuchó “su cuerpo esta frio” Heechul cogió las llaves de su lujoso BMW último modelo y partió a toda velocidad a la casa de Jaejoong.

Casi tumbo la puerta con sus golpes, sin su cortesía preguntó por su amigo. Jaejoong le señalo el lugar donde reposaba Yunho, sobre un viejo sofá.

- ¡Su cuerpo esta helado! – al decirlo se había quedado petrificado del horror, le parecía estar tocando el cuerpo de un muerto. Heechul sintió una punzada en su pecho, le era aterrador ver a Yunho en ese estado. Él debía actuar rápido o su amigo moriría y Jaejoong no parecía ayudar mucho con su estado.

 

Maldita sea, Jaejoong que había sido tan frio con él ahora sentía un fuerte dolor al ver como Yunho desaparecía del pasillo y era llevado a la sala de urgencias. Los hospitales no le traían buenos recuerdos, los odiaba, pero muy en el fondo de su ser algo le fascinaba de esos lugares. Él no había dirigido palabra alguna con Heechul en la trayectoria de su casa al hospital, el silencio era lo mejor, ya que en los ojos del esbelto hombre de rostro delicado había salvajismo y furia como si fuera un arpía lista para atacar. Atacar contra Jaejoong.

 

- Él espero por más de dos horas en la calle – explicó Jaejoong con timidez.

- ¡¿Cómo dejaste que esperará por horas bajo el frio?! – en sus ojos había una furia cual arpía dispuesto a degollar con solo una mirada. Jaejoong trago saliva, el silencio se había roto.

- Nunca pensé que lo haría – dijo en voz baja mientras escondía su cabeza entre los hombros.

- ¡Eres un idiota! – gruñó –  ¡Sí Yunho dice que lo hará, él lo hará! – presionó su mano formando un puño, canalizando en ese punto toda su ira.

- Lo siento – susurró con un tono lastimoso. Suficiente tenía con el sentimiento de culpa como para que Heechul lo insultase.

- ¡¿Crees que con decir “lo siento” arreglaras todo?! –alzó la voz junto a su mano derecha, se aproximaba el descargo de su furia – ¡Yunho está en ese estado por tu maldita culpa! – ladeo su mano así abofetear la hermoso piel de Jaejoong, algo que debía hacer desde el principio.  Toda la culpa de lo que le sucedía a Yunho era culpa de Jaejoong – ¡Unos minutos más bajo el frio y Yunho hubiese muerto por un paro cardiaco! ¡¿Eres consciente de eso?!

Ante ese gritó de furia Jaejoong solo espera a que  Heechul descargue su furia. Cerró los ojos resignado, todo era real. No era un sueño como él deseaba, tampoco era una nueva trampa de Yunho pues Heechul realmente estaba  enfadado.

Al esperar y no sentir el golpe, Jaejoong abre los ojos. Ve como un hombre canoso y bastante alto de mirada tranquila, vestimenta pulcra y elegante detuvo el golpe de Heechul a centímetros de su mejilla.

- No creo que sea el momento ni el lugar para armar escándalos – dice mientras libera la mano derecha de Heechul y hace una reverencia. Jaejoong estaba casi tan sorprendido como Heechul ante la presencia del hombre. El más joven recordaba a aquel hombre, claro que  recordaba al sirviente de Yunho. Su presencia en el lugar era evidente, pero ambos jóvenes no se habían percatado de sus pasos o su cercanía.

- Sebastián, apártalo de mi vista… no quiero ver su rostro – rabio Heechul de ver la imagen de mártir en el rostro de Jaejoong. El sonido de unos tacones capturo la atención de Heechul, la voz en la lejanía era de una mujer y no cualquier mujer sino la madre de Yunho, Mi-Rah –  Sera mejor que te marches – dijo dirigiéndose a Jaejoong – Si Mi-Rah se entera que eres el culpable del estado de Yunho… no solo te abofeteara, será mucho más cruel.

Jaejoong quedó tembloroso, no sabiendo si eso era una amenaza o una advertencia. Se preguntaba quién era aquella mujer llamada MI-Rah. Sebastián guio de forma educada a Jaejoong fuera de la vista de Heechul y Mi-Rah, sabiendo que su ama sería capaz de matar al más joven.

- Disculpe al señorito Heechul – dijo Sebastián haciendo una reverencia en señal de disculpas – Él y el señorito Yunho han crecido juntos, son primo hermanos.

- Primo hermanos – repitió Jaejoong.

- Exactamente, son muy unidos y han estado juntos desde que eran muy pequeños – Jaejoong aún no creía escuchar aquello, Heechul y Yunho eran familia – Si desea puede esperar en este lugar hasta que la señora Mi-Rah se marche – señaló los asientos pegados a la pared del pasillo.

- ¿Usted no piensa igual que Heechul? – preguntó tímidamente esperando que aquel canosos hombre no fuera tan cruel.

- No creo que sea el culpable de nada, a veces el señorito Yunho es muy impulsivo y hasta un cabeza dura, pero es un hombre muy fuerte y estoy seguro que estará bien – hizo una reverencia ante Jaejoong –  Con su permiso.

La amabilidad de Sebastián era exactamente como Jaejoong lo recordaba. Una sensación de nostalgia se vio en los ojos del hombre canosos cuando hablaba de Yunho, pero aquel hombre no miraba con desconfianza a Jaejoong. Todo lo contrario, hablaba a Jaejoong con mucha soltura y amabilidad. Esa actitud del hombre canoso para con él lo llevaba a un interrogante ¿Sebastián lo recordaba?

Jaejoong presionó su labio y espero donde Sebastián le indico. Las horas pasaban, sólo, en ese pasillo sintió una fuerte opresión en su pecho, la desesperación y la culpa lo invadieron. Rogaba para que Yunho estuviese bien, con todo su ser pedía volver a verlo.

Terminó de dejar un mensaje en la contestadora de su casa, así sus padres no se preocupaban al no verlo abriendo la cafetería como cada mañana. Ahora su prioridad era saber cómo estaba Yunho. Sus piernas tamborileaban sin cesar, las horas había pasado y temía ir hacia la sala de urgencias y toparse con Heechul.

Escucha que unos zapatos caminan hasta él, pero temerosos decide no levantar la vista.

- El señorito Yunho logro ser estabilizado. Los médicos lograron  evitar el posible paro cardiaco a causa del descenso de la temperatura corporal – Jaejoong casi llora al escuchar aquella explicación, pero le aliviaba saber que Yunho estaba fuera de peligro – Fue trasladado a una habitación 378 del tercer piso – dijo Sebastián de manera servicial.

Cuando Jaejoong alza la vista, Sebastián no  estaba. Con pesadez arrastró los pies, su mirada era triste y sus ojos picaban amenazando con dolorosas lágrimas. Sin importarle nada se dirigió hasta el tercer piso donde Yunho se encontraba, la necesidad por verlo era tan grande que los insultos o gritos de Heechul eran problemas menores. Para su suerte, Sebastián había convencido a Heechul y Mi-Rah de descansar ya que Yunho estaba estable y se recuperaría.

A los lejos Jaejoong sólo pudo ver la silueta de aquella mujer llamada Mi-Rah. Alta, con una esbelta figura, el cabello recogido y vestida de forma elegante. Jaejoong no había visto mujer más elegante, de pasos firmes y seguros, una mujer que se daba a si misma importancia. <<¿La madre de Yunho?>> pensó con inseguridad.

No debía haberlo hecho, debió marcharse como Heechul le ordenó, pero ya era tarde. Dentro de la habitación, la penumbra era iluminada bajo la luz que se colaba por la ventana. Esa tenue luz del exterior le ayudaba a ver al hombre recostado en la camilla de hospital. Ver esa imagen fue algo depresivo para Jaejoong, era como ver a su hermano antes de su trágico fin. Yunho vestía una especie de camisa azul cielo, un vestuario que lo hacía ver frágil y delicado. Los aparatos conectados a su cuerpo eran tan extraños, un lector de pulsos presionaba la punta de su dedo índice, una mascarilla conectada a un motor de oxigeno se encargaba de ayudarlo a respirar.

Con pasos silenciosos, se acercó hasta donde descansaba Yunho. Miró fijamente al hombre. No le gustó eso. Definitivamente odiaba ver esa expresión estoica de resignación en el rostro dormido de Yunho.

- Jaejoong – susurró Yunho de manera suave, como una plegaria.

El cuerpo de Jaejoong reaccionó al instante, se endureció cada musculo. Se le acelero el corazón, las manos le dolían con el deseo de tocar al adormilado hombre. Oír su nombre en los labios de Yunho era maravilloso. Probablemente lo más hermoso que escuchó nunca.

Pasaron varios minutos de silencio, en los que Jaejoong contemplaba la forzosa respiración de Yunho, el color había regresado, el rosáceo había vuelto sus labios. Tembloroso, como si no pudiera evitar lo que hacía, Jaejoong alargó la mano superponiéndola con la de Yunho. Lo agarró y se lo llevó hacia el pecho, cerca de su corazón.

- Yo…  lo siento – susurró mientras las lagrimas descendían de sus ojos – No quería verte así, lo lamento.

Él pudo sentir como su mano era aprisionada por otra mano, con lentitud abrió los ojos. Su vista inmediatamente se deposito sobre el joven que sollozaba mientras le sostenía la mano.

- ¿Por qué estas llorando? – preguntó con debilidad en su tono de voz.

Jaejoong sintió una especie de alivio al volver a escuchar la voz de Yunho. Con las mejillas sonrojadas, su cuerpo de rellenó ante la mirada de él. Sus emociones ahora eran unas cuantas, pero no podía distribuir cual de todas ellas había  salido a flote.

 

- Tengo sed – dijo quitándose la mascarilla de la boca.

Como una orden ineludible, Jaejoong buscó en la habitación una botella de agua o algo similar. La encontró dentro de un mini-refrigerador que estaba en la esquina de la habitación. Hospitales de ricos, pensó mientras volcaba  el agua en un vaso de cristal así Yunho lo bebía.

Yunho se levantó con pesadez para recostarse en el respaldo de la camilla, apartó la mascarilla del respirador artificial, que calentaba sus fosas nasales. Jaejoong se agachó frente a él, de forma que sus ojos quedaran a la misma altura. Él alzó la barbilla para beber el agua.

Unos segundos después, Yunho se había bebido toda el agua.

- Yo… yo en verdad lo siento – murmuró Jaejoong mientras de sus ojos nuevamente descendían lagrimas. Era un alivio ver a Yunho y no podía explicar el motivo de su lanto, sólo quería llorar.

Ver esa imagen con lagrimas  en Jaejoong, hablando el corazón de Yunho y produjo una extraña sensación. No sabía porque, pero ver llorar a Jaejoong entristeció su alma, quería alzar sus brazos y reconfortarlo. Estrecharlo contra su cuerpo y calmar su llanto. Como el flash cegador de una cámara, un recuerdo golpeo su mente, pero la imagen era borrosa. Tenía la seguridad de haber vivido una escena similar en su infancia con alguien, pero no podía recordar el rostro de la persona que lloraba, sólo sus lágrimas y sus sollozos, tan similares a los de Jaejoong.

- Quien debe pedirte disculpas soy yo – se le escapó un suspiró – Por favor no llores, los hombres no lloran – <<Dejavú>> pensó al sentir haber usado esas palabras en otra ocasión, la pregunta era cuando y con quien.

A Jaejoong se le encendieron las mejillas. No entendía lo que el otro le decía. Había recibido una especie de disculpas de Yunho, no le comprendía.

La puerta se abrió antes de que Jaejoong indagase más. Casi sin reacción alguna, Jaejoong ve a una mujer de uniforme blanco ingresar a la habitación. La enfermera queda asombrada al ver a otro joven junto al paciente.

- No puede estar aquí – dijo ella viendo al más joven con una mirada seria.

- No te vayas – cogió la mano de Jaejoong así impedir que éste se fuera.

- Pero… - intentó soltarse, pero Yunho se lo impidió.

- Señorita Sun – dijo él habiendo leído en el gafete de la enfermera, una excelente vista – Haga una excepción por esta vez –  miró a Jaejoong, quien no salía de su asombro. Hace horas Yunho estaba a punto de morir y ahora ponía una seductora mirada a la enfermera, una mueca de disgusto se dibujo en los labios de Jaejoong.

- No es el horario de visitas, él debe marcharse.

- Entiéndame usted, si él no está a mi lado me dejare morir –sujetó con más fuerza la mano de Jaejoong, éste solo pudo sonrojarse – Entienda que sólo necesito de él en estos momentos, sólo denos unos minutos a solas – suplicó a la mujer esperando apelar al lado sensible.

La joven enfermera se sonrojo y aceptó el pedido. Cuando ella se marchó, Jaejoong apartó bruscamente su mano. Su garganta tembló al igual que su cuerpo, aquellas palabras lo tomaron desprevenido.

- ¿Por qué? – murmuró él.

- Sé que fui un idiota al tratarte de aquella forma – suspiró – Debes tener razón al decir que soy un demonio – observó sus manos – Aunque no me creas, lamento haberte hecho llorar  – añadió él, al ver que Jaejoong permanecía en silencio.

Jaejoong se puso de rodillas, todo su cuerpo había sucumbido.

- ¿Por qué? – repreguntó a través del nudo en la garganta.

Yunho le apoyó la mano en los hombros, presionando con suavidad. Luego le tomó la cara con ambas manos, obligándolo a mirarlo. Los ojos marrones se convirtieron en el centro de su mundo, un ancla en medio de una tormenta.

- ¿Por qué?... porque te quiero – le acarició la mejilla con el pulgar – Suena extraño, pero no encuentro otra explicación – prosiguió al ver que Jaejoong le sostenía la mirada y se sonrojaba ante su débil caricia – En el momento en que nuestros ojos se encontraron… Sentí que el tiempo se detuvo… Sólo verte me hace sentir vivo – explicó con el corazón a punto de estallarle –  Mi corazón esta latiendo sólo por ti. ¿Lo puedes sentir? – cogió la mano de Jaejoong y pegó la palma de éste sobre su pecho, su corazón ya lo delataría –  Tu voz sigue sonando en mis oídos… Mi cabeza está llena de ti ¿Lo entiendes?

Jaejoong enmudeció, las palabras se filtraron de sus labios sin ruido alguno. ¿Qué era aquello? ¿Yunho le estaba diciendo lo que él realmente creía? ¿Eso era una declaración de amor o nuevamente Yunho estaba jugando con sus sentimientos? Jaejoong no sabía que pensar o sentir, todo era inesperado, pero al mismo tiempo él lo ansiaba.

Con una mano lo sujetó por la base del cuello y tiró de Jaejoong hacia adelante, mientras se inclinaba sobre su cuerpo. Sus labios se unieron, en un  enredo cálido. Su lengua caliente le separó los dientes y luego un aire tibio se deslizó por su garganta.

Los brazos de Jaejoong se cerraron en torno a él por iniciativa propia, sujetándolo, apretándolo contra si, pecho a pecho, dureza con suavidad. El baile frenético del corazón de Jaejoong se relajó hasta un suave vals. Lo invadió la necesidad de besarlo, besarlo de verdad y probar su sabor. Olvidó las hirientes palabras con aquellas otras palabras << Mi corazón esta latiendo sólo por ti. ¿Lo puedes sentir?>>, << porque te quiero >>. Solo existían los dos. Sólo importaba el aquí y ahora, en sus brazos la vida real se escurría y los sentimientos que había negado afloraban con fuerza, deseaba a Yunho y no quería soltarlo jamás.

Deslizó los dedos por los cabellos sedosos de Jaejoong y probó el sabor de la lengua de él. Nadie nunca lo había hecho sentirse tan seguro, querido, ni con tanta necesidad. No con algo tan sencillo como un beso. Quizás podría dejarse llevar, olvidarse del hecho de que el otro era un hombre como él <<-Ahora no me importa nada… solo él>>

- Han-Jung – susurró.

<<-No digas Han-Jung… ¿susurras mi apellido o recuerdas a Junsu?>> Yunho  apartó la cabeza y se quitó de encima los brazos de Jaejoong, hasta que ya no hubo contacto físico entre ellos <<-Intento decir cuánto  te quiero y tu mencionas a mi hermano>>

<<-Bésame>> quería gritar Jaejoong, su cuerpo lo necesitaba, necesitaba el contacto de Yunho.

- Tengo sueño – dijo Yunho volviendo a recostarse en la camilla. Debía controlar sus celos por Junsu, ahora su prioridad no era aquellos sino que Jaejoong estuviese a su lado. Extendió la mano hacia Jaejoong una vez que se acostó en la camilla – Quédate a mi lado  hasta que me duerma.

- Yo… yo – tartamudeo Jaejoong ante el pedido de Yunho. Necesitaba sentir la piel de Yunho, realmente él lo necesitaba. Cumplió el pedido. Estrechó la mano del otro con suavidad así permanecer a su lado.

-  Derramaste tus lágrimas por alguien como yo, eso me hizo entender que eres un alma bondadosa y de sentimientos puros – acaricio la mano de Jaejoong – Los ángeles no se mesclan con demonios – dice él visiblemente angustiado. Sabía que Jaejoong era un alma benévola, tan diferente de él. Ahora no sólo luchaba contra el hecho de que ambos eran hombres sino consigo mismo, no quería dañar a Jaejoong.

- Lamento haberte llamado de esa manera – dijo Jaejoong con un tono de vergüenza.

- Sólo dijiste la verdad. Un demonio es un ser malvado que carece de humanidad – dijo apenas como un susurró, el sueño lo estaba por vencer – Junsu es un ángel como tu… ahora entiendo que los ángeles debe estar con ángeles, lejos de los demonios – volvió su mirada a Jaejoong –  ¿Tú también me odias?

- Si te odiara no estaría aquí – respondió Jaejoong con seguridad, realmente no odiaba a Yunho.

Al escuchar la respuesta de Jaejoong, una escueta sonrisa se dibujo en los labios de Yunho. De alguna manera le aliviaba saber que Jaejoong no lo odiaba.

- Intente odiarte así alejarte de mis pensamientos  – explicó él – Pero como odiar algo tan hermoso, no puedo odiar algo que quiero.

Yunho cayó en un profundo sueño al decir las últimas palabras. Jaejoong apenas comprendía lo sucedido. Quería a Junsu, pero también quería al idiota de Yunho. Por primera vez su corazón se dividió entre dos sentimientos que parecían similares y al mismo tiempo tan diferentes.

Abandonó la habitación antes de que la enfermera volviese a echarlo. Él no estaba emocionalmente preparado para enfrentar a nadie más después de aquella declaración de Yunho. Perdido en descifrar las últimas palabras de Yunho, no se percato que alguien lo llamaba. Se volvió sobre si mismo algo asustado, encontrándose con Sebastián.

- El señorito Yunho me pidió darle esto – extendió un sobre de papel blanco a Jaejoong – Ábralo cuando éste en su casa, esas fueron las palabras de señorito Yunho – él hizo una reverencia antes de marcharse.

Jaejoong sostiene el sobre en sus manos, pero finalmente opta por marcharse y tal vez leer el contenido del mismo en algún momento. Con una sonrisa Jaejoong camina por las calles teñidas de blanco, le alegraba saber que Yunho no lo odiaba, pero le asustaba saber que lo quería. Una parte de su ser quería escuchar un “te amo”, pero otra parte de su pequeño ser temía escuchar esas palabras. Su mente estaba tan confundida, todos sus sentimientos eran como una enredadera, sólo quería llegar a su casa y dormir por varias horas. Tal vez al despertar aclararía sus sentimientos con Yunho.

Notas finales:

 

 

De regreso a mi casa, como extrañe mi mullida cama (n__n) <3

Nuevamente os agradezco por ser pacientes con las actualizaciones. Pero ahora tendré que volver a abusar de vuestra paciencia. En esta semana me dedicare enteramente a pedir y copiar los apuntes de las clases que me perdí. Así que subiré el fic el próximo domingo por la noche ~ cruzáis los dedos para que llegue con el tiempo~


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