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Rescatame por alexriden02

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Notas del capitulo:

27/09/14

Hola guapas!!!

Aquí os dejo otro capítulo de este fanfic. Sé que he tardado bastante, un ligero resfrió, pero ya encuentro bien.

Este capítulo es el amanecer después de la noche que vivió el yoosu y el yunjae. Vale, paseen y disfruten de este nuevo capítulo.

 

Apenas cavia en él. Desbordaba de una inexplicable felicidad, dormir junto a otra persona nunca había sido  tan grato. Se repetía una y otra vez lo estúpido que fue al abandonarlo. Ya eso no podía cambiarlo. Aún sobre su cuerpo sentía la piel de Junsu. Aquella piel que había estrechado en sus brazos antes de quedarse dormido. Una escueta sonrisa se escapa de sus labios. Alguien como él había dormido en el asiento trasero junto a su hermoso ángel. Ambos desnudos. Cuando la mañana llego, Yoochun tuvo que separarse de Junsu para volver a su departamento bañarse  y cambiarse de ropa.

 

Llego hasta el congelador para coger un poco de agua,  tenía  sed y tenía que saciarla. Revisó su departamento y no encontró a Him Chan recostado en el sofá. Con el vaso en su mano se dirigió hacia su habitación, por alguna extraña razón presentía que ese joven estaría nuevamente en su cama. Aún recordaba que después de su fallido viaje, Him Chan lo había castigado con dormir en el sofá ya que la cama  según Him Chan fue entregada a él.

 

Yoochun bebió un sorbo corto y descubrió a Him Chang bajo sus sabanas. Ya se imaginaba que nuevamente tendría un debate de a quien le pertenecía la cama.

 

El cuerpo de Him Chan estaba de costado, escondido entre las sabanas. Yoochun se acercó hasta él.

 

 

– ¡Oye! – dijo en voz alta así despertar al más joven y tener nuevamente la charla en donde repetiría que  la cama le pertenecía a él y solo a él.

 

Him Chan se removió un poco y dejó ver su rostro. Un rostro diferente del que Yoochun conocía. El más joven tenía los ojos rojos, era evidente que paso la noche llorando.

 

– ¿Por qué lloraste toda la noche? – preguntó sumamente preocupado.

– No... No sé de qué estás hablando – Him Chan se sentó en la cama y fingió desperezarse.

– Tu ojos están rojo – explicó Yoochun sosteniendo su vaso frente a los ojos de de Him Chan – Ahora dime ¿Por qué  estuviste llorando?

– Ah, eso – rasco su cabello intentando despreocupar al mayor – Es solo alergia – se sentó en la esquina de la cama escondiendo su rostro.

– Deberías aprender a mentir mejor – Yoochun elevó con la mano libre el rostro de Him Chan. El más joven no tuvo más opción que verlo a los ojos  – Puedo saber cuando alguien  miente, no olvides mi profesión.

– ¿Me meterás a prisión si no te digo la verdad? – dijo haciendo un puchero.

– Odio las mentiras – respondió revolviendo el cabello del pelinegro – Me gusta este nuevo color, te queda bien.

 

Him Chan sonrió, borrando los motivos por los que estaba llorando hasta escuchar que la puerta del departamento se abría y ver los hermosos rasgos del rostro de Yoochun preocuparse por él. ¿Por qué no podía contarle todo su pasado a él? No. Él no podía hablar de su pasado. Him chan sabía que si lo hacia Yoochun lo juzgaría y hasta lo rechazaría. No podía permitirlo, Him Chan no podía permitirse alejarse de la única persona que había sido amable con él sin pedir nada a cambio. En ese lugar se sentía bien, reconfortado y protegido, la misma sensación que tenia al estar con Bang. Su corazón no quería alejarse de Yoochun y su cuerpo pedía a gritos una caricia de las manos de ese hombre.

 

– No quiero mentirte – susurro Him Chan estirando los brazos para rodear el pecho del mayor. Necesitaba un abrazo y rogaba porque Yoochun no lo rechazase – Un abrazo, eso es todo lo que te pido – suplicó aferrándose al cuerpo del mayor.

 

Yoochun correspondió al abrazo, una extraña sensación atravesó su cuerpo. Desde lo más profundo de su corazón quería proteger a Him Chan, su corazón le decía que aquel joven  lo necesitaba.

 

– Si aún no quieres hablar, yo esperare, pero por favor no me mientas – dijo con voz seria, él podía tolerar cualquier cosa menos una mentira. Odiaba la mentira, para él eso era una traición y era algo que no podía perdonar.

 

Him Chan no respondió solo hundió su cabeza contra el pecho de Yoochun. No queriendo que ese abrazo terminase. Aspiró todo el aroma que pudo del cuerpo de Yoochun, pero había un problema. El perfume masculino del cuerpo de Yoochun tenía un aroma diferente, un aroma mezclado con otra esencia. Him Chan reconocía ese aroma, sexo, ese era el olor del sexo. Con brusquedad se aparto de Yoochun y lo observó detenidamente. Una y otra vez buscaba alguna respuesta.  ¿Sexo? Ahora él recordaba haber visto a Yoochun salir de ese restaurante en compañía de otro hombre. ¿Acaso a Yoochun le gustaban los hombres? Si era cierto, eso lo enfurecía.  

 

– ¿Estás bien? – preguntó al ver la extraña actitud del pelinegro hacia él.

– ¿Pasaste la noche con alguien? – preguntó directamente sin andar con rodeos.

 

Yoochun abrió sus ojos como platos, no esperaba esa pregunta y no sabía que responder. ¿Por qué ocultar que paso la noche con Junsu?

 

– No es mi problema – Him Chan suspiro viendo que Yoochun tardaba en responderle. Se levantó de la cama, alejándose del mayor a toda velocidad. <<¡Maldición!>> gruño. Se alejó para no escuchar la afirmación a sus sospechas. <<No puedes estar saliendo con otro hombre. No, no quiero escucharlo>> Las cosquillas en la panza que sentido al ver a Yoochun se había transformado en un enorme vacío.

 

Con la mirada perdida sobre la taza no se percató que Yoochun estaba en la misma habitación que él. Esperó a que el vaso se llenara con café. No entendía porque Yoochun tenía una máquina de hacer café cuando éste detestaba el café. Pero Him Chan descubrió que no conocía muy bien a ese hombre. Aún le era difícil imaginar que Yoochun se acostaría con otro hombre << ¿No soy perfecto para ti?>> <>> presiona sus puños perdiendo de vista la taza

 

– ¡¿Estas escuchándome?! – apagó la maquina viendo como escurría el café por toda la taza y se desperdigaba por todo su piso de cerámica blanca.

– ¿Uh? – Him Chan volteo su vista hacia el enorme charco de café bajo sus pies. Rápidamente buscó algo para limpiar aquel enchastre – Lo siento.

– A veces es bueno dejar la monótona vida y cambiar el rumbo – dijo Yoochun.

– ¿Eh?

– Si algo te preocupa y eso que te preocupa se puede solucionar, tan sólo soluciónalo – dijo esperando con sus palabras ayudar a Him Chan – Sino todo se volverá monótono y gris, sin colores, sin gusto o sabores.

– El gusto es una sensación específica que permite valorar el sabor de las sustancias. La sede de esta sensación  gustativa es el paladar, pero también la lengua  – dijo Him Chan terminando de limpiar el piso. Yoochun se quedo observándolo sin entender nada. Him Chan sonrió divertido – Estoy repasando para un examen en la universidad.

 

 

Yoochun no entendía que le sucedía a Him Chan. De pronto entendía  que no sabía nada de aquel joven. Un extraño, Yoochun estaba viviendo con un extraño. Su mente había estado solo en Junsu, pero ahora se centraría no solo en su hermoso ángel sino en averiguar quién demonios era Kim Him Chan.

 

– ¿Asistes a la universidad? – preguntó asombrado por aquel dato.

– Si – sonrió divertido al ver la cara de asombro en el mayor – Estoy en mi tercer año en la universidad de medicina. Es por eso que me encontraba tan distraído. Lo siento.

– ¿Eh? ¿Medicina? ¿Cuántos años tienes? – pregunto asombrándose más aún.

– ¿Cuántos años tienes tú? – preguntó esperando una respuesta. Ansioso, él estaba realmente estaba ansioso de escuchar la edad de Yoochun.

– 26, así que respétame – gruño.

– Tengo 22, Hyung – dijo lo último con un tono más serio – ¿Quieres que te llame Hyung o Atssuji?

– ¿Te crees muy gracioso? – frunció el entrecejo, pero inmediatamente su falso enojo se desvaneció al escuchar su celular. No pudiendo evitar contestar – Hola, si. Sé que llego tarde. No. No hace falta. Estoy en camino – colgó el teléfono y centro  su mirada en   Him Chan que estaba bebiendo el café como si nada hubiese pasado.

– Que tenga un buen día Atssuji – sonrió divertido.

– Dongsaeng – dijo devolviendo aquella sonrisa bromista al más joven mientras cogía su gaban negro – No abras la puerta a extraños y pórtate bien.  

 

Him Chan apenas pudo responder esa provocación. Un niño, definitivamente él no era un niño pequeño y menos el hermano menor de Yoochun. Cuando estaba a punto de salir corriendo tras de Yoochun y reclamarle, se chocó con la esquina de la mesada tirando el reloj que descansaba sobre la misma.

 

– ¡8:30! ¡Llegare tarde! – guardo el reloj en el mismo lugar. Caminó hacia el cuarto de baño para maquillarse y ocultar sus ojeras. Nadie debía saber que paso la noche llorando y menos los motivos de su llanto. Se miró en el espejo y delineo sus ojos – Vida gris y sin colores o gustos, he vivido una vida así durante mucho tiempo.  ¿Cómo cambiarla? ¿Cómo olvidar mi pasado? Eso es algo que no sé si podre lograr.

 

 

¨*¨*¨*¨*¨*¨*¨*

 

La luz del día se colaba por los cristales de su ventana. Él no podía dejar de contemplar aquel cuerpo que dormía bajo sus sabanas. Con el anhelo de acariciar ese rostro no podía dejar de verlo. ¿Tocarlo era un delito? Cuanto más lo pensaba, más se daba cuenta de que su miedo a admitir lo que había ocurrido esa noche estaba justificado. Pero como negar lo que había sucedido. Como negar que aún su piel sentía la piel de Jaejoong. Los labios de Jaejoong se grabaron en los suyos. Era  un idiota si intentaba tapar el sol con un dedo.

 

Él temía pestañear y perder de vista la belleza que dormía a su lado. El vaivén de su respiración era tan preciso en su rostro, el cabello cayendo en la almohada y enredándose  entre sí hacia que la perfección en ese bello rostro no pudiera ser superado. La tez de Jaejoong era hermoso al dormir, Yunho se preguntaba si existía un rostro más atractivo que el de aquel hombre en el mundo. Belleza, Jaejoong tenía una belleza única, eso Yunho lo sabía. Estiró la mano intentando acariciar la perfecta tez de Jaejoong, pero se detuvo. ¿Estaba loco? ¿Cómo podía admirar la belleza de otro hombre? Yunho se apartó del joven que dormía en la cama. Presionó sus puños, ¿qué demonios había hecho? Él era un hombre y había tenido sexo con otro. Aunque debía admitirlo, el mejor sexo de su vida.

 

En  un leve movimiento de sus labios  Jaejoong dibujó una sonrisa llena de felicidad. Un ángel, Jaejoong definitivamente era un ángel.

 

 

– ¡Maldición! – maldijo entre dientes intentando no elevar el tono de su voz. Él entendía que sus actos  no eran  viables, hacer el amor con otro hombre no estaba ni en sus más locas fantasías. A la deriva, Yunho se sentía como un barco navegando sin rumbo. ¿A dónde ir cuando en su mente solo deseaba  ir hacia Jaejoong? Él un hombre fuerte y decidido ahora estaba a merced de las circunstancias.

 

Yunho creyó siempre recorrer un camino monótono, sin altibajos, sin recodos, sin paisajes nuevos, acostándose con alguna mujer para satisfacer sus necesidades y volviendo a ser ese Yunho monótono y gris. Él imaginaba que su vida siempre seria igual, haciendo las mismas cosas, las mismas actividades, y que el rumbo de su camino estaba en cierto modo tomado definitivamente.

<<Me resigne a vivir una vida monótona que me parecía estéril, pero aún así la considere inevitable. No podía escapar de mi destino>> su mirada nuevamente se posó sobre Jaejoong <<No veía ninguna esperanza de salir de ella>> Como huir de una vida monótona que lo atrapaba cada días. Los años pasaban y solo el recuerdo de una mujer estaba en su mente. Un recuerdo que se negaba a olvidar, un amor que Yunho no quería resignar. Pero tal vez muy en el fondo de su alma no quería resignarse a que ella ya no estaba a su lado y nunca volvería a amarlo. Yunho por tan solo una noche,  esa noche con Jaejoong la había olvidado. Ella había desaparecido de sus pensamientos, existiendo una sola persona en su mente y corazón. Un solo nombre: Jaejoong.

 

Algo había  cambiado desde el mismo día en que conoció a Jaejoong. ¿Qué era lo que había cambiado? Aquel encuentro fue el día en que su vida coincidió con la de Jaejoong, pero porque ver la imagen de ese joven lo llevaba al pasado. En todo momento de la vida hay un momento que parece definitivo. También todos, o casi todos, viven un momento maravilloso. Yunho sentía que existió un día maravilloso en ese pasado, pero no lo recordaba. Existió un encuentro que dejo en su corazón  una estampa indeleble, pero su mente la había borrado.

 

Rodeo con sus brazos el desnudo cuerpo de Jaejoong, aspiró su aroma ¿Por qué le era familiar ese aroma? No pudo luchar más, aquella necesidad de estrechar en sus brazos a Jaejoong fue más fuerte que sus negativas y sus dudas.

 

Jaejoong sintió como unas manos rodeaban su cuerpo. Una mejilla chocaba contra la suya. Piel con piel. Él se removió un poco, solo para buscar más contacto con aquel otro cuerpo. Un suave besó lo obligo a despertar. Poco a poco sus pestañas se abrieron. La luz del día era tan cálida. Tomó un profundo respiró antes de voltear su cabeza, pero ahora él deseaba nunca haber despertado. Frente a sus ojos estaba Yunho, observándolo. Estático y sorprendido Jaejoong no sabía cómo actuar frente a aquellos ojos que no dejaban de observarlo a tan corta distancia. ¿Cómo descifrar los pensamientos de Yunho? ¿Por qué aquellos ojos no dejaban de verlo? Una sonrisa, no, Yunho no estaba sonriendo, pero tampoco lucia molesto. Jaejoong no podía descifrar el motivo de aquella mirada.

 

Jaejoong parpadeo varias veces para comprobar que no estaba soñando. Con suma delicadeza Yunho acaricio su mejilla y entonces él reaccionó. Sexo, había tenido sexo con Yunho. La vergüenza recorrió todas sus fibras sensitivas y como si recibiera una descarga eléctrica se apartó de Yunho. El cuerpo temblaba como cuero de tambor, apenas podía creer haber hecho aquello con Yunho. Previendo que Yunho nuevamente parecía querer acariciarlo Jaejoong se apartó de la cama y cayó al suelo. Un golpe sordo a su ya adolorida espalda.

 

– Veo que te gusta huir de mi – dijo Yunho fingiendo no molestarse al ver como Jaejoong huía de él. ¿Por qué fingía si realmente le molestaba? Guardó sus sentimientos y se acercó hasta Jaejoong.

 

Jaejoong tenía miedo, no comprendía porque huía de Yunho. Levantó las pestañas y vio como Yunho se ponía de cuclillas. ¿Por qué él era el único desnudo cuando Yunho ya estaba vestido?

 

Yunho cogió en sus brazos el cuerpo de Jaejoong.

 

– No hace falta– murmuro Jaejoong temblando al estar nuevamente en los brazos del más alto. Sentir las fuertes manos de Yunho tomarlo con tal facilidad entre ellas, hacia que el cuerpo de Jaejoong se tensara ¿Por qué huía de algo que su cuerpo no quería huir?

– Descansa – dijo Yunho depositando con cautela a Jaejoong sobre el colchón. Miedo, Jaejoong le tenía miedo por eso temblaba de esa forma cada vez que él se le acercaba.  Dio media vuelta dejando a Jaejoong sólo en aquella cama. Yunho quería huir, huir muy lejos. Escapar, si esa era la palabra, escapar de Jaejoong. Pero incluso si cerraba sus ojos, su mente pensaba en ya de forma automática.

 

El tiempo parecía eterno, el silencio inundaba la habitación. Jaejoong se quedo sentando en la cama cubriendo su desnudez. Una vaga tristeza atravesó su corazón. << ¿Qué demonios paso? ¿Por qué  su mirada cambio tanto?>> Poco a poco la soledad y la tristeza lo obligaron a coger sus piernas  y apoyar su cabeza contra sus rodillas.

 

De repente la puerta volvió a abrirse y él levanto la vista con el corazón a punto de salirse del pecho. Ver a Yunho parado en el umbral de la puerta hacia que las células sensitivas de su piel gritaran de alegría, pero su rostro demostraba lo contrario. Sus ojos estaban abiertos de par en par, cualquiera interpretaría que aquella expresión era de miedo y así lo interpreto Yunho.

 

Yunho caminó hacia el cuarto de baño, Jaejoong lo siguió con la mirada. Esperó varios minutos a que Yunho saliera de esa habitación ¿Por qué tardaba tanto?

 

Cuando Yunho salió de aquella habitación en su mano traía una toalla blanca como las nubes del cielo.

 

– No hace falta que  tengas miedo – dijo él lanzando la toalla hasta donde Jaejoong parecía quedarse como un animalito asustado – Prepare la bañera con agua y sales de baño – ladeo el cuello hacia un costado para no ver los ojos inofensivos de Jaejoong. Una mirada más  de aquello ojos y él perdería el control – Puedes usar estaba habitación, yo me iré a la otra. Báñate y cámbiate de ropa. Deje una muda de ropa en el cuarto de baño.

 

Yunho dijo lo último y salió tan rápido de la habitación que Jaejoong apenas pudo procesar las palabras del más alto. Miedo, Jaejoong no le tenía miedo. Era diferente la sensación que sentía.

 

El dolor bajo la parte baja de su espalda era como un zumbido y  la parte de su entrada no escapaba de un extraño dolor. No era agobiante, pero tampoco le era agradable.

 

Con pequeños pasos se acercó hasta la bañera. Un cuarto de baños muy lujoso ante la vista de Jaejoong. La bañera era cuadrada, la habitación bastante amplia y muy iluminada. A un costado él divisó la ropa de la que Yunho hablaba. Un leve puchero se dibujo en sus labios. Introdujo su mano en la bañera cuadrada para comprobar la temperatura del agua, ni muy fría ni  muy caliente, era perfecta.

 

Jaejoong se sumergió en aquella agua, enjuago su piel con cuidado. Primero sus brazos, su cuello, froto sus pectorales rozando sus botones rosas, bajo por la parte baja de su vientre y se detuvo antes de llegar a su miembro. Cerró los ojos. Sus manos temblaban.

 

– Yunho – dijo con la voz temblorosa. Sus ojos se abrieron como platos mientras su pecho subía y bajaba en una agitada respiración – No – se ordenó a sí mismo y sus manos se detuvieron en las caricias a su propia piel. Agacho la mirada y lo que vio realmente lo asusto. Su miembro estaba tan duro que dolía – Tranquilízate, Jaejoong – se dijo a si mismo intentando que su cuerpo dejara de tensarse al recordar las manos de Yunho. ¡Ah! Jaejoong empezaba a desear esas manos en su piel. <<¡Basta!>> grito en su mente. Lo mejor era cambiar aquella tibia agua por una más helada, él no estaba dispuesto a tocarse pensando en Yunho. <<No puedo, no debo hacerlo>> repetía una y otra vez esperando que el agua helada calmara la situación.

 

Cuando salió del cuarto de baño encontró sobre el escritorio una charola de plata con un arreglo de frutas y un zumo de naranja. Jaejoong dibujó una media sonrisa en sus labios al leer la anotación  que descansaba junto a la charola. “Come un poco, yo estaré en la otra habitación.

 

Jaejoong estiro el brazo y cogió el zumo de naranja, lo bebió de un solo trago. Su intestino rugía por darle un mordisco a esa manzana que se veía tan apetitosa. Dando algunos bocados a la manzana Jaejoong tuvo la loca idea de ir a buscar a Yunho. Al menos para darle las gracias. Jaejoong era consciente de que Yunho no era bueno cocinando y aquel arreglo de frutas y el zumo de naranja era un gran esfuerzo a alguien que creció con todo sus caprichos cumplidos por empleados.

 

Aún con media manzana en sus manos, Jaejoong llego hasta la habitación donde se suponía que Yunho estaría. Su cuerpo tembló de solo escuchar detrás de esa puerta, a medio abrir, la voz masculina y pacifica de Yunho.

 

<<¿Con quién estará hablando?>> se preguntó mientras pegaba la oreja a la puerta. Un débil empujón abriría la puerta, pero él prefirió permanecer en silencio y escuchar.

 

 

– No creo que sea necesario – dijo Yunho dando una vuelta por la habitación con el teléfono celular pegado a su oreja.

–  ¡Yunho! ¡Es sumamente necesario! – dijo la voz del otro lado del teléfono – Enviare al helicóptero. ¿Dónde estás?

– Heechul, encárgate tu – dijo Yunho sin percatarse de un par de ojos viéndolo pasear de un lado a otro.

– Los inversionistas llamaron a una junta de emergencia y tu como presidente de la compañía debes estar presente – intentó explicarse – La agenda de la junta es el “Lanzamiento  del nuevo producto”.

– De eso se encarga la parte creativa de la compañía – replicó Yunho cansado de esas reuniones, inversiones y números.

– Los inversionistas quieren cancelar el nuevo producto porque no les convence – explicó Heechul casi desesperado – Quieren retirar sus inversiones en el producto, eso significa perder muchos millones de won porque la mitad de la producción del producto ya está en camino.  ¡Yunho! ¡¿Dónde demonios te metiste?!

– Heechul, tienes razón la pérdida  es millonaria si se retira el capital de los inversionistas  – repensó Yunho la situación. El dinero que se perdería era una fortuna, ahora él no entendía porque el repentino cambio de los inversionistas. Desde un inicio el producto era bueno y perfecto para vender, incluso duplicaría el dinero invertido. ¿Qué había sucedido para llegar a ese cambio repentino?

– Yunho, debes volver. La situación es muy delicada.

– ¿Volver a la ciudad? – preguntó Yunho como si fuera la última opción, rogando porque Heechul tuviese otra solución. ¿Cómo abandonar a Jaejoong?  Aunque tal vez era lo mejor, tal vez todo fue un error y él no debía estar al lado de Jaejoong.

 

 

A Jaejoong le costó tragar el último mordisco que dio a la manzana. Aquella fruta tan dulce se le hizo tan amarga que quería vomitarlo. Yunho se iría. Jaejoong comprendía que la compañía de Yunho estaba perdiendo bastante dinero si éste no iba a la ciudad, pero una parte suya, la parte egoísta tal vez,  quería que Yunho dijese “No, no voy”.

 

– No tengo opción, envíame el helicóptero – dijo Yunho. Era mejor dejar a Jaejoong, ahora el más joven parecía temerle y eso él no lo toleraba.

– ¡No! – exclamó con un grito casi desgarrador. Jaejoong cubrió rápidamente su boca con ambas manos al darse cuenta que sin poder controlarse grito aquella negativa a la partida de Yunho.

 

Yunho volteo hacia la puerta y vio a Jaejoong cubriéndose la boca. Yunho miró a Jaejoong, éste volteo rápidamente, evitando los ojos del más alto y  a zancadas se alejo de la puerta.

 

– ¡Yunho! ¿Con quién estas?

– Lo siento – colgó la llamada aún con los gritos de Heechul al otro lado. Yunho corrió tras Jaejoong.

 

Jaejoong temblaba, sin saber el motivo.  Al no poder mantenerse de pie cayó al suelo. Las lágrimas no tardaron en hacerse presente. Había sufrido tantas decepciones, que ya no le extrañaba que Yunho se fuera y lo dejase sólo. Después de todo él había sido el idiota que creía que Yunho era diferente, y que podía conocer al verdadero Yunho de su infancia.

 

Él se apoyó en el marco de la puerta cuando logró alcanzar a Jaejoong. En silencio lo observó. Con cuidadosos pasos se acercó hasta donde Jaejoong estaba tirado en el suelo como un costal abandonado.

 

– Jaejoong – la voz de Yunho sonó clara y suave.

 

Escuchar la voz de Yunho fue como una caricia para Jaejoong. Él contuvo el aliento, la sangre se le agolpo en el rostro, se fregó los ojos intentando secar sus lagrimas y como si tuviera un resorte en su trasero se levantó del piso.

 

– Jaejoong…yo – intento decir Yunho, pero no pudo seguir.

– Lamento haber irrumpido tu conversación con Heechul – dijo Jaejoong sin voltear a ver a Yunho – ¿Te irás en helicóptero? – preguntó con un puchero infantil que Yunho no veía. <<Me sobran ganas de pedirte que te quedes, pero no lo hare. Hay cosas que deben nacer de ti, como permanecer, querer permanecer aquí>>

 

Jaejoong seguía evadiendo de ver a Yunho y eso a él le molestaba. Levantó el brazo para alcanzar a Jaejoong, pero se detuvo. Yunho seguía con la idea de que Jaejoong le temía, pero porque había exclamado ese “¡No!”

 

– No hace falta que me temas, si quieres que me vaya me iré – dijo Yunho mordiéndose el labio inferior y se llevo las manos a las sienes, claramente frustrado. Cuando Yunho estaba dando media vuelta para irse, Jaejoong voltea verlo con los ojos rojos y leves rastro de sus lágrimas por su rostro – No hace falta que me odies.

– ¿Miedo? ¿Odiarte?– Jaejoong abrió de par en par sus ojos cargada de tristeza.

 

Yunho no respondió solo desvió la mirada.

 

Jaejoong negó con la cabeza y le preguntó.

 

– ¿De dónde sacaste esa idea? Yo tengo algo de miedo, pero no te temo. Es solo que…  – Jaejoong no pudo seguir explicándose porque unos musculosos y largos brazo lo rodearon por la cintura estrechándolo en un profundo y cálido abrazo.

 

Jaejoong apretó sus labios con fuerza, la sensación de ese abrazo era tan agradable que Jaejoong estaba a punto de echarse en llanto.

 

Yunho liberó a Jaejoong de sus brazos tan solo unos centímetros. Con sus ojos recorrió el rostro de Jaejoong, su expresión dura en él se suavizó. Yunho con una tierna caricia limpia las lagrimas de Jaejoong. Por un momento sostiene en sus manos el rostro de Jaejoong. Ambos se quedan mirando fijamente sin pestañear. Ambos captaron e inhalaron profundamente el aroma del otro para saborearlo bien.

 

Yunho sin pedir permiso, cubrió con sus labios los de Jaejoong. Ambos labios se unieron en un ensamble perfecto, como si hubiesen sido hechos a la medida. La lengua de Yunho chocaba con una boca dispuesta a su intromisión. Saboreó la boca de Jaejoong con una pasión casi romántica, esos labios eran tan dulces y con ese ligero sabor a manzana. Yunho no se permitió desperdiciar la deseosa cooperación del más bajo y lo aprovecho todo. 

 

 

– Me costaste un millón de dólares – dijo tragando  saliva mientras iba  separándose ligeramente de los labios de Yunho. Aun deseaba más – ¿Qué piensas hacer?

 

Jaejoong retrocedió un paso. Su rostro sonrojado no tardo en hacerse presente. ¿Cómo poder combatir contra el deseo?

 

– No tengo dinero así que lo único que puedo hacer es preparar  tu platillo favorito – dijo Jaejoong recuperando rápidamente el ánimo. Yunho había dejado todo por quedarse con él. Eso de alguna forma lo hacía sentirse bien. Aunque sea por un vago tiempo, él sería la prioridad de Yunho, esa idea le gustaba.

– No tengo un platillo favorito – esa vez la voz de Yunho era suave y gentil.

– ¿No tienes nada que te guste? – preguntó él mientras caminaba a la salida. No era buena idea permanecer en una habitación donde había una cama.

– Bueno – puso su mano bajo su barbilla haciendo ademanes de pensar – Sí tengo algo que me gusta y mucho – alargo la última palabra.

– ¿En serio? – abrió sus ojos sorprendido y curioso por escuchar la respuesta. Él prepararía cualquier platillo que Yunho desease, hace tiempo que Jaejoong  no cocinaba para nadie más, pero ahora él quería cocinar para Yunho y que éste halagara sus platillo – Tal vez pueda prepararlo.

– Es el platillo más difícil de preparar – enarco una ceja como si le divirtiese la conversación.

– No importa lo difícil que sea, puedo prepararlo – dijo confiado de su talento – Dime como se llama ese platillo.

– Escucha bien porque no lo repetiré dos veces – empezó a decir con una pequeña sonrisa en sus labios – Se llama – dijo pausadamente así Jaejoong lo escuchaba fuerte y claro – J-a-e-j-o-o-n-g     – terminó de decirlo  y Jaejoong abrió los ojos como platos.

– ¿Eh? – se volvió lentamente frunciendo el entrecejo. Del llanto al enfado, Jaejoong podía pasar de una emoción a  otra en cuestión de segundos cuando se trataba de Yunho. Se llevó las manos a la cintura – Ese platillo no está disponible.

 

 

Notas finales:

 

Ok, quien levanta la manito para que Yunho exija probar ese platillo llamado “Jaejoong”?? La respuesta más original se llevara un Yunjae a  casa… jajaja dejando las bromas, prometo intentar actualizar más seguido. Gracias por seguir comentando y dejándome vuestros ánimos y cariños, ya sea a mí o al fanfic.

Tal vez digan, ah!!! El Yunjae están juntos y el Yoosu también, sólo falta el Changminho. Pero déjenme advertirles algo, nunca me gusta hacer las historias predecibles. Así que el próximo capítulo dará inicio con una nueva etapa de esta segunda temporada del fanfic. Hay partes oscuras de un pasado familiar que se irán develando.

Nuevamente gracias por vuestro apoyo, espero que sigáis brindando el mismo apoyo y cariño al fanfic en el futuro.

Nos leemos pronto!!!


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