Saber.
“Saber es poder.”
“No da nada quien no se da a sí mismo”, dice un refrán popular. Minato puede responder de su certeza.
No así el hombre que ama.
Mirándolo incluso con detenimiento, era difícil vislumbrar cualquier signo de inseguridad en Fugaku.
Pero él ha entrenado sus ojos para ser capaz de ver lo que otros no pueden.
Minato sabe que Fugaku siente miedo por las noches. Si se despierta de una pesadilla, está cubierto en sudor frío y lo primero que hace es levantarse de la cama y vigilar el sueño de cada uno de sus hijos. Cuando regresa al lecho, no duerme.
Sabe que si Fugaku está molesto o temeroso, se meterá las manos en los bolsillos. Así nadie podrá ver que sus manos están temblando.
Sabe que cada vez que Fugaku está preocupado, lo abraza por la espalda sin decir palabra, porque no le gusta mostrarse vulnerable.
Sabe que Fugaku entra en pánico cada vez que le habla suave al oído. Porque cree firmemente que en ese momento Minato es capaz de mandarlo al infierno y hacerlo irse sonriendo.
Sabe que si Fugaku está encolerizado, sonríe de tal manera que la sonrisa no alcanza sus ojos.
Sabe que cada vez que Fugaku pierde la mirada, es porque está luchando con sus demonios internos.
Sabe que cuando Fugaku está feliz, no se lo dice a nadie porque no quiere que lo sepan muchos, no es de las personas que comparte su alegría.
Sabe que Fugaku alza una ceja imponente cuando se apodera de él la arrogancia, o cuando no sabe una cosa y los demás se enteran.
Sabe que Fugaku guarda silencio frente a otras personas no por desconfiar de ellas, si no porque desconfía de sí mismo.
Hay muchas cosas que Minato sabe acerca de Fugaku. Hay muchas que no, pero aún se da a la tarea de descubrirlas con calma y paciencia, porque eso es lo que al rubio le parece tan interesante; ir creciendo los dos juntos, poco a poco.
No hay día en el que no aprenda algo nuevo. No hay día en el que no se maraville de la vida.
En ocasiones se siente cansado, ya que tiene la responsabilidad más grande: hacer de todos los días uno diferente.
Sin embargo, lo que más le preocupa al rubio es que el Uchiha está asustado de caer perdidamente por alguien, por Minato específicamente.
Tampoco tiene idea de cómo decirle que, para él, Fugaku es un libro abierto. No es su intención leer sus pensamientos, ni saber que una ligera curva en la comisura de los labios puede significar para él un millar de cosas. Simplemente lo sabe.
Fugaku tiene miedo de perderse a sí mismo y él lo comprende, porque Minato ya pasó por lo mismo.
El rubio no se ha rendido, no obstante. Quiere amarlo como merece, justo como el moreno estuvo igual de firme para él en su momento.
Minato está seguro de que le hará saber, con toda claridad, que Fugaku no debe tener miedo de lanzarse al abismo porque él estará ahí para sostenerlo.
Era una buena idea empezar por esa misma noche.