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Perfumes y Armas por ItaDei_SasuNaru fan

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Reglas.

 

 

—Papá, ¿cómo lidias con Fugaku oto-san?

Minato levantó la vista del periódico que estaba leyendo para mirar a su hijo con expresión asustada.

—¿A qué viene esa pregunta, Naruto?

—Tengo la teoría de que todos los Uchiha-bastardos se parecen, porque son Uchiha y porque son bastardos. Sasuke está más amargado de lo normal últimamente, por eso quiero saber cómo le haces tú con tu Uchiha.

El rubio padre no pudo hacer nada más que reírse con las ocurrencias de su hijo, pero dobló el periódico y se tomó unos segundos para pensar antes de responder.

—¿Te refieres a unas… reglas sobre como manejarlos?

—¡Eso! —corroboró Naruto con entusiasmo, sentándose a su lado para escuchar con atención.

—Está difícil…

—¡Vamos, has el intento! ¡El teme ya me tiene desesperado! ¡O me ayudas o termino golpeándolo!

—Está bien, lo intentaré… Me imagino que alguna vez te ha dicho que le dejes solo —Naruto asintió con fastidio—. Créele, aunque sea una vez. A veces, un tiempo a solas consigo mismo es lo que más necesita.

—¡Copiado! ¿Qué más?

—Aunque él te diga que no le gustan las flores, no le hagas caso. Si quieres dárselas, hazlo.

—¿Les gustan?

—Sí, secretamente —dijo Minato con una sonrisa divertida.

—Está bien, confiaré en ti. Sigue~

—A ver… Háblale de su familia. Supongo que tendrás que hablas cosas buenas de su padre y cosas malas de Itachi, pero solo cuando realmente esté de mal humor.

—¿De quién se queja Fugaku oto-san?

—De sus primos.

Naruto dejó que tres puntos suspensivos e imaginarios se instalaran en su cabeza.

—No entiendo muy bien ese punto, pero sigue.

—¿Qué más…? Si realmente está de mal humor, cocina algo, no importa si es solo un huevo. No sé por qué demonios pero les fascina que les cocines algo. A Fugaku lo pone de muy buen humor…

—Por alguna remota casualidad, ¿el hecho de cocinarle debe ir acompañado de un delantal?

—Podrías usar uno, pero no es obligatorio —dijo Minato después de pensarlo un poco.

—Espero no tener que llegar a esos extremos, sigue.

—Cuando te cuenta un problema, no lo hace porque quiere un consejo. No le digas “Debiste haber”. Solo escúchalo y apóyalo, aunque cueste. Golpéalo solo si crees que lo necesita para entrar en razón.

—Definitivamente lo haré, ¿qué más?

—Cuando estén en una discusión, nunca saques a colación las opiniones de otras personas. Nunca digas “Mi papá piensa” o “Tu hermano dice”, porque todos los demás (incluyéndome) solo piensan. Nadie aparte de Sasuke y tú, sabe todo de su relación. Es suya, no de los demás.

—Eso es profundo. Creo que no he metido la pata con el teme en ese aspecto —Naruto se limpió una gotita que bajaba por su rostro—. ¿Tienes algo más?

—Algo me dice que si Sasuke te dice que no necesita ayuda, no se la des. Probablemente solo quiere impresionarte.

—¿En serio?

—En serio.

—Wow… Ese es todo un nuevo lado del teme. Dime más.

—Celebra su cumpleaños, aunque te diga que no. En realidad les encanta.

—Son unos malditos tsunderes.

—Te comprendo, hijo, te comprendo…

—¿Algún último consejo?

—Quizás… Pregúntale qué le gustaría que hicieras en la cama. Si te dice que no ha pensado nada, es porque definitivamente ha pensado algo.

Naruto abrió mucho los ojos y pensó que jamás volvería a ver a su padre de la misma manera. Cuando logró procesar la información y evitar imágenes subidas de tono acerca de su padre y su suegro, dijo:

—No suena tan complicado —Naruto rio contento.

—Ningún Uchiha es complicado cuando te tomas el tiempo y la paciencia de conocerlo —Minato le sonrió cómplice.

 

 

Mientras los dos rubios siguen comentando alegremente las diferencias y similitudes acerca de sus morenos, les pido a los lectores que nos traslademos a la puerta contigua.

Fugaku y Sasuke habían estado a una pared de distancia todo el tiempo que duró la conversación de Minato y Naruto. Tenían los rostros incendiados de rubor porque simplemente no podían creer la libertad y la confianza con la que hablaban de ellos a sus espaldas.

Por supuesto, no hicieron falta las miradas asesinas enviadas a Itachi, que prácticamente se ahogaba de risa en el suelo.

 


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