Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Perfumes y Armas por ItaDei_SasuNaru fan

[Reviews - 76]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Guardería

 

 

El primer día de kínder no iba del todo bien para Fugaku Uchiha. Lo había pasado enfurruñado y solitario, con el entrecejo tiernamente fruncido y la boquita apretada de disgusto, y el día apuntaba a seguir empeorando. Él quería regresar pronto a casa para arroparse entre los brazos asfixiantes de Madara y los besos de Izuna, donde se sentía completamente a salvo del mundo.

En primer lugar, estaba indignado porque había visto a los otros niños quemar insectos utilizando un par de lupas y él, en toda su pequeñez, no podía creer que instrumentos tan valiosos fueran ocupados para hacer daño y no para estudiar. Cuando quiso enfrentar a los niños que cometían las travesuras, fue excluido del grupo por el líder de sus compañeros. Le hacía falta un diente a ese niño, y Fugaku se sintió tentado a quitarle otro por ser tan grosero, pero prefirió dejarle hablando solo.

Ahora estaba en el salón de clases y nadie quería tomar el refrigerio con él. Las niñas tampoco le habían hablado, pero ellas jugaban a bailar o cantar por lo que el Uchiha no sintió deseos de interactuar con ellas aún. Tomó sus frutas, su jugo y fue a un rincón del salón para comer sin sentir las miradas encima. Una voz lo sorprendió de repente:

—¿Qué haces tan solo?

Minato le hablaba y era el sensei a cargo de ese grupo. Era el hijo mayor de los dueños de la guardería. Minato-sensei se había presentado con ellos esa mañana, había dicho que trabajaba allí para ganar un poco de dinero extra y ayudar a sus padres con el personal, tenía un gran sentido de responsabilidad a pesar de que tenía quince años. Lo único que Fugaku recuerda es que Minato-sensei sonrió todo el tiempo mientras les daba la bienvenida y el morenito piensa que le gusta mucho su sonrisa, cree que es muy bonita.

Se avergüenza un poco porque el maestro quiere charlar con él (¡él, de entre todos!) y guarda silencio por la emoción. Minato toma asiento a su lado y comienza a comer su propio refrigerio.

—Los niños no quieren jugar conmigo —dice después de unos minutos de aunar coraje.

—¿Por qué dices eso?

—Me ignoraron en el recreo solo porque les dije que dejaran de matar hormigas.

—Eso no es muy amable… —dijo Minato luego de pensar un poco—. Hablaré con ellos y también le diré a Zetsu-sensei que preste más atención durante el recreo, ¿te parece? Así ninguna hormiga volverá a salir lastimada y tú no tendrás que meterte en discusiones.

—¿De verdad? —pregunta Fugaku cuando una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro.

—Te lo prometo —responde Minato con otra de esas sonrisas que le gustan tanto, es la sonrisa más brillante que ha visto alguna vez y es toda para él.

Más tarde, Minato, Zetsu y otros senseis reunieron a todos los chicos para jugar a los superhéroes. Minato hizo que se disculpara el grupo que trató mal a Fugaku, únicamente con él para no exponerlos frente a todos los peques. El moreno los perdonó, pudo hacerse amigo de otros chicos y así terminar muy bien la tarde.

Cuando llegó la hora de la siesta, Fugaku insistió en que no se sentía cansado y que esperaría despierto por sus primos, leyendo un libro de cuentos. Fue tan consistente con sus argumentos que ninguno de los mayores logró convencerlo de dormir un rato.

Minato simplemente lo levantó y lo acogió entre sus brazos sin preguntarle. Fugaku, con la carita completamente pintada de carmín, se escondió en el pecho del rubio, se abrazó al otro como un koala y a los pocos minutos, quedó profundamente dormido.

Ese sería el sitio preferido de Fugaku para tomar la siesta durante mucho, mucho tiempo.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).