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Perfumes y Armas por ItaDei_SasuNaru fan

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Notas del capitulo:

 

Murayama.
(la montaña que va).
- Significado: La montaña cercana al pueblo.
- Significado abstracto: Firmeza. Seguridad. Remembranza a Japón.
- Escritura: 村山
- Nombre completo: Uchiha Murayama.

 

 

La montaña que va hacia el mar.

 

 

Ella decide visitar ese diminuto restaurante siguiendo una corazonada. Viajó desde la capital hasta este tranquilo barrio en la costa de la prefectura, donde el clima era más fresco y la fruta más dulce. Se fue nerviosa y afligida. Llega sin arrepentimientos pero con miedo.

Se sienta a esperar por la bebida de su preferencia, leyendo cuatro periódicos diferentes.

 

Hay que contextualizar narrando su proceder, explicando el curso de cada uno de sus pasos que cargan con el peso de recuerdos dulces y culpas amargas.

Nuestra dama dirige un negocio familiar de mediano alcance; ella es la jefa, quien toma las decisiones, protege sus bienes y comanda desde las alturas de su trono empresarial. Ella tiene que mantenerse informada, jamás asiste al trabajo sin tener organizada toda la información que el día procura, por lo que su atención siempre se dirige primero a la sección de economía. Revisa solamente los apartados de noticias nacionales cuando tiene tiempo, y solamente porque ciertos datos pueden resultarle útiles.

Ella recuerda, no sin cariño, que su ex-esposo solía traerle el periódico por las mañanas, cumpliendo con su capricho por llenarse los dedos de tinta y escuchar el crujir del papel barato. Con un jugo de naranja, una taza de té y un buñuelo mientras el desayuno estaba listo.

Aún repetía la rutina. Su compañero actual insiste en utilizar el iPad, pero siente un ligero placer en ignorarlo. Y es entonces, muy casualmente, en la cocina inmaculada pero fría de su enorme casa, cuando lo capta por el rabillo del ojo, en una columna que no puede pecar de llamativa, apenas notable por una minúscula fotografía un poco borrosa, mal impresa, que habla –para variar– de buenas noticias.

Un hospital que estaba a punto de ser demolido, y que evitó ese triste final gracias a la intervención de todas las comunidades aledañas, celebraba el reinicio de labores con un dichoso anuncio que decía más o menos así:

Fugaku Uchiha y Minato Namikaze están orgullosos de anunciar el nacimiento de sus dos gemelos varones, Murayama y Kaito Uchiha, nacidos ayer entre las 3:14  y las 3:30 de la tarde. Los gemelos son recibidos por un ambiente cálido y amoroso por parte de sus dos padres, sus amigos y el amistoso personal del hospital. Los emocionados y recién estrenados padres quieren ofrecer muchísimas gracias a todos sus conocidos y amigos por haberlos apoyado en este glorioso momento, en especial, a los doctores y enfermeras que no descansaron hasta ver a los dos pequeños, felices y sanos, en los brazos de sus progenitores. El Doctor Kenzo fue quien asistió el parto de estos dos chicos…

Y el artículo continuaba, pero ella no se sentía con las fuerzas necesarias para proseguir con la lectura.

Uno de los hombres en la fotografía era Minato. Su Minato. Habían pasado más de dos décadas desde la última vez que lo viera, pero si el temblor de sus manos y el galope de su corazón eran signo de algo, entonces aquel tenía que ser su hijo.

Era su viva imagen, con el cabello de oro y aquellos ojos celestiales. Era él, lo reconocería aún si estuviera en medio de mil personas. Sabía que podría distinguir su voz entre cientos de sonidos.

Su niño, que ya no era un niño, aquel que creció en su vientre, al que nunca vio dar sus primeros pasos… ahora tenía su propia familia.

Parecía que había encontrado una pareja, un hombre de aspecto rústico al que jamás podría saludar y conocer, para mirarlo a los ojos y poder decirle que si lastimaba a ese rayo de luz, lo destrozaría parte por parte. No tenía el derecho.

Había abandonado la perspectiva de una vida difícil y humilde, al volver a casa de sus padres y seguir las órdenes de convertirse en la persona que esperaban que fuera. Jamás pudo vivir consigo misma después de eso, pero no miró atrás.

Hasta hoy.

Sus pecados y dolores no la detuvieron. Inmediatamente logró procesar la información, llamó a sus subordinados y canceló todas sus actividades por los siguientes tres días. Viajó directamente a la dirección del hospital que proporcionaba el periódico.

En este día que prometía una aventura de lo más cotidiana, se levantó temprano, dejando solo a su marido en la habitación del hotel, con una nota para evitar cualquier alarma. Ha salido a la calle buscando a una cabellera rubia igual a la suya, con un aplomo que no siente tan adentro de sí misma, quizás guiada por la curiosidad y por la cobardía, más que por la nobleza.

Después de un par de horas, luego de esperar en las mesas del restaurante que los lectores ya conocen, ella lo ve cuando pone a descansar el periódico sobre sus rodillas y toma la taza de té para darle un sorbo que nunca llegó a sus labios.

Ella lo reconoce por la sonrisa y el relampagueo de sus ojos matinales.

Va pasando por la calle, justo a su lado, de la mano con el mismo castaño que salía en la fotografía. Cada uno lleva acunado en la curva de su brazo a uno de los gemelos. Su hijo lleva una sonrisa radiante, tan suave y alegre que solo es comparable al primer lucero de la mañana de un día de invierno.

Ella traga con dureza y se obliga a beber de la preciosa imagen de la pequeña familia, que pasea con el sol a sus espaldas y las nubes sobre sus cabezas.

Ella nunca sabrá si su hijo ama a ese hombre, ese tal Fugaku o como sea que se llamara. Nunca podrá decirle ni a él, ni a su esposo ni a sus nietos que juntos hacen un cuadro mucho más hermoso que todas las estrellas en el cielo. Nunca los verá crecer, nunca los podrá sostener entre sus brazos.

No les despega la vista de encima mientras caminan con paciencia, entre sonrisas y palabras que se lleva el viento otoñal, sin notar que ha dejado de respirar y que las lágrimas arruinan su cuidadosa máscara de maquillaje.

No se percata del triste espectáculo que está dando de sí misma hasta que su actual esposo parece materializarse junto a ella, ofreciéndole cortésmente un pañuelo, preguntándole si algo malo le sucede.

Alergias, tiene ganas de contestar pero se lo piensa mejor.

—No, no pasa nada —responde con una calma que no siente, mordiendo el interior de su mejilla hasta hacerla sangrar, odiándose un poco más fuerte por haber sido tan tonta.

Se limpia el rostro sin ceremonias, cierra el periódico, paga la bebida, lanza una última mirada a la familia de su hijo, al hijo que rechazó y a la familia que considerará unos extraños, y deseándoles toda la felicidad del mundo, toma de la mano a su pareja y se prepara para continuar con su vida.

 

 

Notas finales:

 

Kaito.
(hacia el mar).
- Significado: Mar. Océano.
- Significado abstracto: El que puede volar. Ir hacia el mar.
- Escritura: 怪盗
- Nombre completo: Uchiha Kaito.

 


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