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Perfumes y Armas por ItaDei_SasuNaru fan

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Notas del capitulo:

El sabueso de los Baskerville.

 

Amnesia.

 

 

—“El señor Sherlock Holmes, que de ordinario se levantaba muy tarde, por las mañanas, salvo ocasiones, bastante frecuentes, en que no se acostaba en toda la noche, se hallaba sentado a su mesa de desayunar. Yo estaba, en pie, en la esterilla de la chimenea, y eché mano al bastón que nuestro visitante de la noche anterior había dejado al marcharse…” —leía Minato a un Fugaku durmiente en una cama de hospital.

Para no molestarle leía suavemente, sosteniendo el libro de aventuras con una mano, y con la otra sujetaba la mano de su esposo, solo por el placer de sentir su calor. Estaba encendida una lámpara de mesa que le permitía leer cómodamente en medio de la penumbra.

A Minato el mundo se le vino encima cuando lo llamaron del hospital y le notificaron del accidente del moreno. Dejó a sus pequeños con Madara e Izuna y salió despavorido en busca del otro, con el corazón latiéndole como desquiciado en su pecho y la garganta reseca por el frustrante deseo de gritar.

Pasó por la recepción, corrió por las escaleras porque el ascensor subía demasiado despacio, las enfermeras se apartaron de su camino al verlo desesperado y respiró por primera vez cuando lo vio durmiendo tranquilamente sobre la camilla, con vendas rodeándole la frente y la intravenosa en su brazo. Lo besó y acarició con todo el cuidado del que fue capaz sin desmoronarse ahí mismo, bajo la mirada conmovida de los presentes.

El doctor le explicó que el traumatismo craneoencefálico del Uchiha había sido a causa de un accidente de tránsito. Los testigos dijeron que cruzó la calle distraído y chocó contra una motocicleta, que por un milagro no iba a toda velocidad. Afortunadamente, solo se quedaría con una cicatriz de recuerdo y un par de moretones en las costillas que se desvanecerían con días de descanso. Dijo que había tenido mucha suerte de que no fuera un daño cerebral irreversible.

El médico pronosticó un periodo agudo de amnesia, en el que Fugaku sería incapaz de recordar muchísimas cosas, pero pasada esa etapa, recuperaría los recuerdos en su totalidad. Al sanarse por completo, lo más seguro es que no pudiera evocar las memorias antes del accidente, pero las demás estarían intactas y aparecerían conforme pasaran los días. Al estar a solas, aprovechó para llamar a casa y avisarles a todos que el Uchiha estaba bien, que sanaría pronto.

Hoy apenas era su segundo día en el hospital. Durante el día habían llegado a visitarlo los chicos, pero por culpa de la morfina, el padre de los retoños dormía plácidamente. Minato había llegado para cuidarlo durante la noche. Sus hijos insistieron en quedarse para vigilarle, pero los tíos se encargaron de convencerlos a base de películas y dulces para poder llevarlos a casa.

Los médicos solo estaban esperando a que despertara para hacerle un chequeo general y darle de alta.

Por eso el rubio había traído un libro y lo leía en voz alta; le habían dado instrucciones de estimular su memoria con lo que más le gustara, algo que fuera significativo en la relación de ambos. Fugaku, en más de una ocasión, había recalcado que disfrutaba escuchar la voz del otro mientras leía.

Se interrumpió cuando sintió que la mano que sostenía le devolvía el apretón. Minato levantó la mirada y cerró el libro. Observó con detenimiento el sutil movimiento de los ojos que tanto amaba bajo los párpados cerrados. Fugaku frunció el entrecejo graciosamente, arrancándole inevitablemente una sonrisa, e hizo una mueca de dolor mientras se revolvía entre las almohadas. Minato se levantó para apretar un botón que llamaría al doctor a cargo de su esposo. Esperó en silencio, hasta que Fugaku abrió los ojos.

Un par de abismos lo miraron sin ver un instante, un poco desorientado, hasta que parpadeó repetidamente para enfocar.

—¿Dónde estoy…? ¿Quién eres? —preguntó el moreno entre susurros roncos por el desuso de su voz—. ¿El doctor te mandó?

—No, no me ha mandado nadie —respondió lo más sereno que los sentimientos le permitieron.

—¿Seguro? Porque creo que te he visto en revistas —esa era la droga hablando por él.

—Te aseguro que no —respondió Minato más alegre a cada momento por el pequeño halago.

—Pareces un modelo, eres precioso…

Minato sonrió con coquetería deliberadamente y se inclinó en su dirección con una ceja enarcada.

—¿De verdad eso crees~?

—Sí. Es como despertarse viendo el amanecer.

«Ya perdí», pensó Minato cubriéndose con la mano libre el lindo sonrojo que se extendía por toda su cara.

—Sería genial que fueras mi esposo. Deberías casarte conmigo, nuestros hijos serían bellísimos…

Nuestro rubio soltó una carcajada que asustó al Uchiha sin querer.

«El muy idiota sufre de amnesia pero no pierde ni un segundo para enamorarme.»

—Te tengo buenas noticias~

Minato sonrió con todo el cuerpo, estremeciéndose de alegría porque el corazón de Fugaku de alguna manera lo reconocía incluso en medio del velo de la oscuridad de su inconsciente. El doctor abrió la puerta y compartiendo una mirada cómplice con el rubio –que disparó las alertas en el moreno–, se dispuso a hacerle los exámenes al paciente. Su Fugaku estaría como siempre muy pronto.

 

Notas finales:

"Y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas sin saber que lo son."


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