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[EXO - SeKai / KaiHun]Sinapsis por I_feel_that_

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Notas del capitulo:

Me quedó asquerosamente corto -.-#
Lo que significa que el Tercer Impacto va a ser asquerosamente largo. (?)

De nuevo, muchas gracias por leer y comentar~ ♥

Worli.

Sinapsis

[Segundo Impacto]

 

 

 

 

JongIn es un muchacho que durante su vida lo ha tenido todo. A diferencia de SeHun, JongIn exprimió al máximo cada sentimiento, cada experiencia, se abrió a todo y a todos, sin esconderse jamás. Con un padre que trabaja mucho, una madrastra que asiste a cada evento social fuera del barrio y un hermano mayor en la universidad, JongIn cortó las amarras y decidió que dejaría su suerte a las rejas del barrio.


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Cuando JongIn conoció a SeHun, lo primero de lo que fue consciente es de que lo odiaba. JongIn sentía miedo, sentía dolor, sentía la necesidad de cariño, sentía el abandono, sentía la tristeza; pero él estaba seguro de que Oh SeHun era inmune a ese tipo de dolencias. Lo podía ver en sus ojos, en su pequeño y perfecto rostro, SeHun no sentía. Y JongIn se propuso arrebatarle aquel escudo, dominado por la impotencia, por la mente sufrida de un infante.

Pero JongIn no pensó que SeHun se convertiría en lo que necesitaba. JongIn estaba acostumbrado a hablar sin ser escuchado, pues en su hogar todos están muy ocupados como para oír lo que un niño tenía para decir; pero SeHun lo escuchaba. Al principio no estaba seguro, porque SeHun no daba signos de ningún tipo de interés en sus historias, no atisbaba la más mínima comprensión o señal de que el menor era consciente de los relatos del mayor. Pero JongIn pudo comprobarlo de manera muy eficaz.
SeHun siempre ha odiado cuando algo se sale de su orden original, lo sabe porque lo ha observado fruncir levemente la nariz al encontrar situaciones inesperadas.

Un día ambos volvían del instituto juntos, JongIn no recuerda en qué momento comenzaron a compartir el camino de vuelta, cree que fue natural, por lo que pasó desapercibido. SeHun estaba en silencio, mirando hacia al frente como siempre; era miércoles por la tarde, y él debía ir a clases de violín mientras JongIn asistiría a sus clases de danza clásica. Una niña de su clase los alcanzó al trote para devolverle a JongIn un libro de texto que le había prestado y olvidado devolverle. La niña sonrió con timidez y se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja, y con voz suave le preguntó a JongIn si querría hacer el proyecto de ciencias con ella esa misma tarde. JongIn alzó sus cejas, sorprendido, y estaba a punto de rechazarla con amabilidad, excusándose por su agenda, pero SeHun se le adelantó.


- JongIn tiene clases de danza clásica los miércoles por la tarde, y hoy tiene un examen especial. Si no lo aprueba deberá bajar un nivel y perderá sus zapatillas de punta, él no quiere perderlas, aunque le hagan doler los pies. -SeHun habló de manera suave y monótona, mirando directamente a la chica, y los dejó pasmados.

La niña se retiró sin decir mucho más y JongIn se giró hacia su amigo, quien había vuelto a mirar hacia delante y retomar la caminata. JongIn sonrió, había repetido exactamente lo que él le había dicho; SeHun no sólo lo escuchaba sino que además recordaba de manera pulcra cada palabra que él decía.

SeHun, además, pecaba por ser una persona amable, siempre que uno entendiese lo que quería decir o hacer. JongIn no se sentía rechazado, ni menos a su lado, no era excluido y SeHun, de vez en cuando, recordaba preguntar por su estado cuando JongIn no lo expresaba abiertamente.


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JongIn no es consciente de en qué momento se había evaporado el odio por su menudo amigo, al rango de acaparar cada momento libre que tuviese, e incluso interviniendo en su agenda, para verlo, estar con él. SeHun comenzó a mentir para reunirse, y a engañar, salteándose clases y deberes. JongIn pensó que eso era suficiente prueba de afecto y lealtad, pues el menor había decidido emplear esas tácticas por sí solo, y decidió que SeHun sería su mejor amigo.


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JongIn tardó dos años completos en formar un sistema de comunicación con SeHun. No funcionaban las preguntas directas, si SeHun no sentía deseos de responder, no lo haría, a la vez que tampoco iniciaría una conversación casual, así que JongIn se las ingenió. Aprendieron a hablar sin hablar, comenzaron a usar sus miradas como alfabeto, gestos del rostro, de sus manos, y sólo se hablaban expresamente cuando no había más gente cerca. SeHun prefería este tipo de comunicación silente, y en su fuero interno, estaba agradecido con su amigo.


Cuando JongIn comenzó a inmiscuir personas a la vida de SeHun, lo hizo de manera sutil, con tiempo calculado entre una y otra, el suficiente para que ésta comprendiera el estado de SeHun y lo avalara. JongIn no dejaba que cualquiera hablase con SeHun, porque no todos eran capaces de soportar su peculiaridad. Con tiempo y paciencia, JongIn logró que cuatro personas se volviesen cercanas a SeHun, personas que se ganaron la confianza del menor, y que habían pasado por las "pruebas" invisibles de JongIn.

El moreno no lo sabía aún, no era plenamente consciente de que, a su paso, y a su manera, pretendía hacer mejor el estilo de vida de SeHun, impulsado por algo que, por supuesto, ni siquiera se cruzaba por su mente. Quería que su amigo viviese, que sintiera, ahora no por odio, sino por amor.


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La mente de quien se bloquea y se encierra trabaja de maneras muy extrañas, e impredecibles. ¿Como descifrar a quien no muestra sus números? SeHun se comportó de manera normal luego de haber amanecido debajo de un JongIn que era todo desnudez y músculos. Se había levantado con calma, tomado su ropa, y cambiado. Le expresó con un gesto que tenía hambre, y bajaron juntos a la planta baja de la residencia Park. ChanYeol estaba despierto y de buen humor, como no. Estaba en la cocina con una muchacha delgada y muy parecida a él, que estaba cocinando algo que olía realmente bien. No había rastros del desastre en que había quedado la casa esa misma mañana, lo que era razón suficiente para un aumento a las criadas que revoloteaban por allí y por allá. Sentados a la mesa de la cocina se encontraban Joonmyun y BaekHyun, y hablaban despacio, como si cada sonido fuese doloroso. Se sentaron a la mesa con ellos.


- ¿Dónde está JongDae? -preguntó JongIn, mirando alrededor.
- Se fue a casa apenas despertó, tenía un concierto de piano. -explicó el mayor de todos.

SeHun es consciente de pocas cosas, pero no puede perderse las miradas que todos le echan, y decidió anclar la suya a la de JongIn, alzando las cejas levemente.

- Ayer... estuviste muy comunicativo. -le explica su amigo, sirviéndose un vaso de jugo exprimido que estaba en una jarra en la mesa.
- ¿Comunicativo? ¡Fue increíble! ¡No era él! -exclamó ChanYeol, que estaba sentado sobre la mesada de la cocina, alado de la estufa donde su hermana se movía con soltura, preparando un almuerzo como para alimentar un ejército.

SeHun se frustra un poco, bastante poco, en su fuero interno. Le gustaría recordar cómo se sentía ser expresivo con los demás. Pero, dejó que la duda muriese dentro del mar de conversación fluida que sus amigos armaban a su alrededor, comentándose unos a  los otros lo que había ocurrido la noche anterior mientras la hija mayor de los Park les llenaba los platos de alimento. Nadie mencionó el hecho de que JongIn y SeHun se habían trasladado del patio a una de las habitaciones de huéspedes en un baile de manos y lenguas.


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SeHun notó dos cambios importantes en su cuerpo los días que siguieron.
El primero, y quizá el más abrupto, ahora despertaba todos los días con una erección entre las piernas.
Sabía, por sus libros de texto, que eso era normal, e inclusive que debía haberlo experimentado hace varios años atrás según historias de sus amigos, pero eso no hacía al asunto menos sorprendente; y SeHun no suele sorprenderse. Decide ignorarlo, y seguir su rutina lo mejor que puede, aunque ha comenzado a traerle problemas, pues parece despertar de la nada.
SeHun se enfada con JongIn, pues le echa la culpa, ya que todo comenzó luego de que terminasen desnudos en la cama. Cuando se lo comenta, JongIn estalla en una carcajada tan fuerte, que todos en el área de descanso de la escuela se giran hacia ellos, y SeHun está seguro de que debería estar avergonzado, pero sólo sigue enfadado con JongIn.

- Sólo debes... satisfacerte tu mismo por las mañanas, y se calmará el resto del día. -logra articular luego de haber calmado su ataque de risa.

La mirada que le dedica SeHun es furibunda, y hace que JongIn vuelva a reír.


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El segundo cambio que notó fue en su mente. Decidió definirlo como "fisura". Había una fisura en su escudo, lo sabía porque ahora, cuando su madre encendía el televisor, se descubría a sí mismo esbozando una casi imperceptible sonrisa cuando había una situación graciosa. SeHun comienza a comprender el humor trivial y a interesarse por él.

El día que se ríe, de manera baja y casi sin abrir los labios, JongIn se le queda mirando con los ojos abiertos. Pregunta con señas si se encuentra bien, y SeHun vuelve a colocarse serio. Están en la cocina del menor, su madre ha salido del barrio por asuntos de trabajo, y JongIn ha dejado de revolver la olla con agua hirviendo y pasta.
El dueño de casa lo observa por un momento, JongIn lleva un suéter azul, algo oscuro, aparentemente es el color favorito de SeHun, y es entallado, lo que resalta la espalda corpulenta de su amigo. SeHun desvía la mirada hacia abajo y frunce el ceño cuando percibe con claridad que vuelve a sufrir una erección. Se frustra, nuevamente, porque no comprende qué la causa, y ha descartado el consejo que le había dado JongIn. Éste se aleja de la estufa, bajando el fuego, y va hasta el taburete donde el menor está sentado, quien, por instinto, cierra las piernas y se coloca las manos en el regazo, pero JongIn sabe más de él, que él mismo, por lo que al estar en frente suyo, le abre las piernas con sus manos, y SeHun no se resiste, en especial porque desconoce por completo qué pasará, pero además porque sabe que JongIn no hará nada que lo altere.


Decide que el roce constante que hace la mano del mayor contra su entrepierna le gusta, y por eso mismo abre más las piernas y alza un poco la cadera, buscando más contacto. Llega a la conclusión de que no fue solo el alcohol lo que lo condujo a aquella situación con su mejor amigo, JongIn; ahora mismo lo está besando ampliamente, sujetándole la nuca, haciendo que SeHun se encorvase sobre él, y desconoce el secreto que hace que sea imposible apartarse.
Quizá a SeHun le gusta el sexo y no está al tanto. No de manera consciente, por lo menos.
Se aferra con fuerza al extremo opuesto de la mesa de caoba de la cocina, JongIn lo ha dejado desnudo, y lo mantiene preso de cara a ella, con las piernas separadas, pero estables sobre el suelo. SeHun apoya la frente en la suave superficie y llena de suspiros los pliegues de la madera mientras JongIn le besa cada una de las vértebras, y ahora todo es el triple de terrible, porque su memoria es excepcional y todo se queda grabado en él.  Los dedos que acarician sus costillas, la lengua que hizo un recorrido vertiginoso por sus omóplatos, la voz profunda de JongIn, que le hace promesas contra la piel húmeda, y susurra obscenidades. Entra en él con fluidez, aunque lento, y SeHun estropea el caro mueble cuando le deja las marcas de sus uñas, y las piernas le tiemblan, aunque de todas maneras JongIn lo tiene fuertemente agarrado por la cintura. Espera a que se acostumbre y luego se mueve como el mar, como una ola, implacable. Lo escucha llamarle, indicarle qué hacer, gemir, aunque no tanto como lo hace él mismo. SeHun alza el rostro cuando JongIn comienza a moverse como un loco sobre él, contra él, para él, y ve por el reflejo del ventanal oscuro en frente suyo cómo el mayor tira la cabeza hacia atrás, extasiado con el momento, haciendo crujir las patas de la mesa, y provocando que el pequeño cuerpo sobre ésta se retuerza. JongIn se corre con fuerza en una estocada profunda, dejando su boca abierta, sumido en el placer. SeHun lo observa atento por el reflejo, y sonríe, acompañándolo en el orgasmo apenas siente que lo llena, y SeHun jura que la sensación es maravillosa y que despierta cada fibra de su cuerpo. JongIn lo hace vivir.


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JongIn parece emocionado con el nuevo juego, pero SeHun no se queja, al parecer sí le gusta el sexo. JongIn comienza a interrumpir su agenda en cualquier e inesperado momento. SeHun cree que no es conveniente que JongIn le baje los pantalones en el baño de la academia de piano, y lo encierre en uno de los cubículos, pero no lo detiene. Tampoco  cree correcto que lo levante contra el capó del auto de la madrastra de JongIn, en el garaje y SeHun está seguro que hay cámaras de vigilancia allí, pero no lo detiene. Tampoco lo detiene en la casa de Joonmyun, cuando están todos acostados, y la mano de JongIn se mete entre sus pantalones, acunando su palma contra su miembro dormido y le dice al oído que no haga ruido mientras comienza a presionar en círculos su perineo.
SeHun no lo detiene nunca, y siempre sonríe un poco más.


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Es su último año de chino. SeHun ha cumplido 17 años y es el mejor alumno de la clase. LuHan lo ha invitado a cenar para darle una mano con su pronunciación para el examen final; SeHun acepta porque realmente el acento es complicado y él nunca ha desaprobado un examen.

LuHan vive solo en un departamento dentro del barrio, tiene pocos muebles y está muy limpio, LuHan parece el tipo de chico que es ordenado y pulcro, quizá por eso le agrada a SeHun. Le cocina un platillo típico de China y LuHan está fascinado con las nuevas expresiones que SeHun ha adquirido. Ahora se le da por sonreír con calma, y hacer que sus ojos desaparezcan en forma de medialuna. LuHan le sirve alcohol también de su país y le cuenta un poco de él, pues sabe que el menor es del tipo que escucha, aunque asiente o niega a preguntas simples. La cena es tranquila, y SeHun está cómodo, su "gege" es alguien agudo y tiene una personalidad audaz. Cerca de las doce de la noche, SeHun vacía su cuarto vaso de bebida blanca, y apoya los codos en la mesa, dejando que su cabeza cuelgue hacia delante, y se ríe solo. LuHan comienza a amar su risa, suena genial dentro de las cuatro paredes de su living. Están sentados en el suelo, apoyados en la mesa de café, en la tele un programa con el sonido casi nulo, y SeHun no recuerda haber practicado ningún acento.

- ¿Estás mareado, SeHunnie? -pregunta LuHan, y lo siente detrás suyo, su espalda contra su pecho, y sus brazos rodeándole la cintura con delicadeza. Echa la cabeza hacia atrás y la recuesta contra el hombro del mayor, suspirando. Está más que mareado, siente calor por todo el cuerpo.- Ven, te recostaré.

No está en todas sus facultades como para comprender cómo llegó hasta la cama doble de LuHan, pero aún y en ese estado, se percata de que el mayor está sobre su cuerpo y le habla al oído. Le escucha murmurar que todo estará bien, y unas manos frías le acarician el abdomen, y SeHun lo hunde en reflejo, enfocando el rostro de su superior y alzando una mano acaricia su mejilla. La fisura en su mente se ensancha, y SeHun piensa que LuHan es muy bonito. Le sonríe y el otro lo imita. SeHun amplia su sonrisa cuando las manos de LuHan se cierran sobre su erección, (¿Tenía una erección?), y lo masturba con una suavidad desesperante, haciendo que un escalofrío le recorriese el cuerpo. El rostro de JongIn aparece en su mente de manera vaga, pero no sabe interpretar su significado, y no insiste en ello, en especial cuando LuHan comienza a besarle las ingles. Las manos del mayor se apuran, comenzando a sacudir su miembro con vigor, y contiene el aire. SeHun siente que no puede respirar, se ahoga, una fuerza la está oprimiendo el pecho, ¿O es sólo la aplastante ansiedad que lo recorre? Abre la boca para jadear y el aire entra atropelladamente a sus pulmones, provocando que se arquee, despegando la espalda de la cama.

- No aún, SeHunnie. -la voz de LuHan proviene de algún lado.

Siente que libera su intimidad de manera abrupta y SeHun no sabía que alguien puede sentirse frustrado a ese nivel. Pero entonces, LuHan reemplaza sus manos por su boca, y SeHun aprieta las sábanas debajo suyo mientras alza la cadera, empujando contra la boca ajena en un impulso, un reflejo natural. Y gime. Vuelve a gemir cuando LuHan succiona con fuerza y sin piedad mientras hace un vaivén a un ritmo perfecto con su cabeza. El menor aprieta los dedos de los pies y embiste su boca con los ojos cerrados, y lo hace hasta que todo se vuelve electricidad y frenesí,  explotando en millones de pedazos, colocando los ojos en blanco, liberándose contra LuHan quien se encarga de que todo termine bajando por su garganta, acompañado de un profundo suspiro de satisfacción. SeHun respira agitado, su cabeza da vueltas pero su cuerpo se relaja abruptamente mientras el otro limpia con su lengua su intimidad. No lo soporta más, y antes de que pueda siquiera asimilarlo, todo se vuelve negro, y un último pensamiento lo ataca violentamente antes de dejarse llevar por la inconsciencia. Él no quería ésto.


-
La mente de quien se bloquea y se encierra trabaja de maneras muy extrañas, e impredecibles. ¿Como descifrar a quien no muestra sus números?  SeHun despierta antes que LuHan aquella mañana, y al mirarse, se encuentra vestido, al parecer, no lo había desnudado. El mayor duerme alejado de él, abrazando una almohada. SeHun se siente y siente que se hiperventilará si sigue allí. Primero cierra sus ojos e invoca la calma, cerrándose a los sentimientos, pero cada vez le cuesta más, y ya puede sentir cómo su pecho se agita. Bajándose de la cama, busca sus cosas mientras una punzada atraviesa su cabeza desde la coronilla hasta sus talones, pero la ignora. Cuando se cree listo, baja por su cuenta, y le pide al portero que le abra la puerta principal. SeHun no entiende, pero siente algo pesado en la boca de su estómago. Percibe un sentimiento nuevo, nunca lo ha sentido antes, es insoportable y le hace querer llorar. Intenta alejarlo con su mente, y luego de mucho esfuerzo lo logra, mientras camina por las calles del barrio a toda prisa. Cuando llega a su casa, su madre lo espera despierta y parece a punto de sufrir un colapso. SeHun comprende que, por primera vez, no había dejado estancia de que no pasaría la noche en su casa, y ha ignorado completamente su teléfono celular. A SeHun nunca le han gritado, y mucho menos castigado, y se siente un idiota, algo que tampoco había ocurrido antes. Su madre nota que ha dejado a su hijo sin su protección durante demasiado tiempo. Ahora tiene terminantemente prohibido salir y recibir visitas durante dos semanas. Del instituto a sus clases particulares y de allí a casa.

En la oscuridad de su cuarto, SeHun se sienta con las piernas cruzadas en su cama y cierra los ojos, concentrándose. Busca por su mente, intenta hallar la normalidad, quiere su escudo intacto de nuevo, quiere aprender a arreglarlo. Pero todo lo que logra es recordar a JongIn y todas las maneras en las que él le había arruinado su preciada protección, y ahora le toca a él odiarlo.
Odia las veces que JongIn fue bueno y condescendiente con él. Odia las veces que JongIn le ha hecho llegar al orgasmo. Odia los susurros, las caricias, las veces que JongIn le dijo que lo quería cuando pensaba que no podía escucharle.
SeHun se acuesta en su cama ese día tomando una decisión, y si hay algo que estimula a SeHun, son los desafíos. SeHun quiere reparar la fisura, y sabe que debe sacar a JongIn de su vida para hacerlo.

Y así lo hará.

Notas finales:

[Tercer Impacto] -Adelanto-

 

- ¿Estás enamorado de TaeMin?

JongIn casi se tropieza, mirándolo con ojos grandes y labios entreabiertos.

- No. Estoy enamorado de ti, SeHun, eso siempre ha sido muy obvio.

SeHun se enfadó porque no había nada obvio en el mundo para él, se enfadó porque JongIn no estaba pensando en él de la manera en que pensaba siempre, porque de otra forma, sabría que nada estaba en claro para SeHun.

 


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Worli.


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