Hace 12 años.
No podía parar de soltar lágrimas de desesperación y tristeza; ¿por qué todos me odiaban? ¿Era solo por lucir diferente del resto? No podía entender porque todos me trataban de aquella forma solo por mis diferencias físicas, ¿Por qué no les podían gustar mis ojos bicolores o mi cabello blanco tanto como a mi hermano?
Hace 8 años.
Ya nada me importaba, ser una simple atracción, ser un monstruo, los gritos, la indiferencia, el maltrato físico, ya todo me daba igual.
Hace 6 años.
Solo Leigh me procuraba y comprendía, solo podría confiar en él por siempre; si había de seguir viviendo sería solo por no hacer infeliz a mi hermano, el único ser que me procuraba cariño, y por nadie más.
Hace 5 años.
Me encontraba arrinconado contra las jaulas de los conejos, los hijos de los vecinos se reían de mí y jalaban mi cabello, yo no decía nada, ya estaba más que acostumbrado a eso , solo esperaría a que se cansarán de ello y así poder regresar a casa con mi hermano.
Hace 4 años.
Los mismos chicos de siempre me estaban molestando, esta vez me acorralaron en una callejuela de la ciudad, me tiraron al piso y sacaron unas tijeras.
“Vamos a cortar ese extraño cabello tuyo, tal vez así luzcas menos raro”
Ni siquiera me inmute ante eso, acercaron las tijeras para realizar el primer corte pero este nunca llego. Un chico aparentemente de mi edad se encontraba frente a mí sonriendo de medio lado y sobando su puño derecho luego de haber derribado al muchacho de las tijeras, su negro cabello me recordó un poco al de mi hermano.
“¡¡Lárguense si no quieren que les destruya la cara, malditas lacras¡¡”
Por primera vez en, bueno, en toda mi vida, me sentí protegido por alguien que no fuese mi hermano, pero me negué rotundamente a ese sentir. Aquellos chicos lo miraron como si fuese un loco, y sí, lo era, mira que defender a alguien como yo…
“¡Que se larguen les dije!”
Ese chico prácticamente ladró aquello y los otros dos huyeron despavoridos, aquello me iba a resultar peor a la larga… Volteó a mirarme e instintivamente bajé la mirada para que no pudiese ver mis ojos, él solo extendió su mano frente a mí y la tomé para poder levantarme aunque inmediatamente después de eso intenté salir corriendo pero me detuvo.
“Lo más normal es que le digas tu nombre a quien te acaba de ayudar ¿sabes?”
“No sé si te has dado cuenta pero yo no soy precisamente lo que la gente llama normal”
“¿Pero qué dices?”
Voltee a mirarle con furia, ¿es que en era tan idiota como para no notar algo tan simple? Me solté de su agarre y le hice frente, definitivamente ese chico era nuevo aquí.
“¡¡Mírame bien, no soy normal eso lo sé de sobra, la gente del pueblo me evita así que hazte un favor y no me vuelvas a hablar o te marginarán a ti también!!”
Aquél chico me observó extrañado más, para mi fortuna, no me siguió cuando salí corriendo.
~~~ 2 días después~~~
Me encontraba sentado a la orilla de uno de los lagos del pueblo, no quería que me molestase nadie.
“No eres anormal, y no me interesa que me margine una bola de supersticiosos”
Miré a mis espaldas y ahí estaba aquel chico de nuevo, hice un ademán para retirarme pero él fue más rápido y se tiró en sima mío.
“Al menos escúchame, mi nombre es Castiel y no soy de aquí solo vendré de vez en cuando y justo ahora me quedan solo unos pocos días de estancia así que me gustaría que te dejaras de gilipolleses y me dijeras tu nombre”
“Mi nombre es Lysandro, ahora por favor ¿podrías bajarte?”
Solo le dije mi nombre para que dejara de fastidiar pero al escucharlo esbozó una enorme sonrisa y se incorporó sobre sus rodillas aunque siguió sin levantarse completamente.
“Bien Lysandro, está decidido, seremos amigos te guste o no”
Ese chico en verdad…. Era molesto.