Hace 3 años.
Justo cuando me había acostumbrado a los incesantes acosos de mi “amigo” me veía obligado a trasladarme de escuela... aunque obligado no era exactamente la palabra adecuada, me había trasladado de instituto porque mi hermano había decidido mudarse a la ciudad para trabajar y me llevo con él para no dejarme solo y a merced de mis padres. Me sentí algo mal por no haberle podido avisar a Castiel que me mudaba pero no tenía forma de hacerlo… Bueno volveríamos a ser solo Leigh y yo.
~~~Dos semanas después~~~
Estaba llorando en los baños de la escuela, pensaba que el cambio del pueblo a la ciudad me favorecería pero no fue así, los acosos seguían y ahora los de grados superiores me habían acorralado y pintado el cabello de negro, Leigh se pondría furioso… La puerta del cubículo se abrió de pronto y ahí, recargado en la puerta, se encontraba mi acosador favorito
“¿Lysandro? ¿Eres tú?”
Asentí levemente, me miró fijamente a los ojos por un momento y de pronto salió corriendo…Lo suspendieron tres días por golpear a los abusones que me molestaban pero a ellos si los expulsaron gracias a las exigencias de Leigh. Desde ese momento mi vida comenzó a cambiar y todo gracias a mi amigo. Sí, ahora sabía que eso es lo que era para mí.
Hace 2 años.
Conservé las puntas de mi cabello en color negro, como un recordatorio para mí de lo que las personas podían llegar a hacerle a alguien “diferente” a ellos, ahora tenía más amigos si es que les podía llamar así, salía, me divertía, había comenzado a cantar en un grupo y Castiel empezó a tocar la guitarra “solo por diversión” había dicho… él ahora era pelirrojo y sufría por haber terminado con Debrah, aunque algo me decía que eso no era la verdadera causa de su dolor.
Cierta noche tuvimos una presentación donde Castiel debuto a mi lado como mi guitarrista de planta, la euforia recorría nuestros cuerpos y, a pesar de que nunca he sido afecto al alcohol, esa noche saciamos nuestra sed de más con cervezas que pedían nuestros mayores y que con avidez bebíamos nosotros. Tomamos un taxi y nos dirigimos al departamento de Castiel quien vivía solo desde hace algún tiempo, estaba ebrio pero aún tenía la lucidez suficiente como para saber que mi hermano no podía verme en ese estado, subimos a su habitación y me dejé caer a su lado en la cama. Castiel se dio la vuelta hasta quedar abrazado de mí, su calor me reconfortaba a sobremanera y me preguntaba si estaría tan ebrio como para no saber lo que hacía; me miro por unos segundos apenas y de forma imprevista unió sus labios con los míos en un torpe beso, uno que poco a poco fuimos profundizando y que mi pelirrojo y ebrio amigo volvió salvaje al morderme el labio inferior.
No sé si fue el alcohol, si era amor, o si solo fue la pasión que llevaba guardándome tantos años pero en el momento en que sentí sus rudas caricias que le proporcionaba a mi cuerpo aun por en sima de la ropa me deje llevar, perdí aquel control que tanto me caracterizaba y comencé a devorar lenta y tortuosamente cada parte expuesta de su piel pasando de sus húmedos y cálidos labios a su firme mandíbula y su suave cuello que mordí sin delicadeza alguna; Castiel gimió sonoramente ante esto y no pude evitar sonreír lascivamente, lo despoje lo más rápido que pude de su playera y ataqué aquellos perfectos y rosaditos pezones, el mero contacto de mi lengua sobre ellos le hizo arquear la espalda.
“Que sensible eres”
“C-cállate maldi-ah~”
Posé mi mano sobre su miembro aun por en sima del pantalón haciéndolo gemir su insulto, la necesidad de probarle aún más me urgía así que me apresuré a despojarle de la ropa que le quedaba y una vez desnudo le contemple como si de una hermosa pintura se tratase, casi con devoción, pues era mucho mas hermoso de lo que podría haber imaginado; su rojo cabello pegado al rostro gracias al sudor que le perlaba también la piel, sus mejillas sonrosadas, los ojos y la boca entreabiertos, su cuello y sus hombros se encontraban adornados por algunas marcas rojas, pasee mi vista por sus pectorales y su abdomen hasta posar mi atención en su miembro erguido… diablos, debería ser un crimen ser así de perfecto. Pasee mis manos por sus piernas haciéndole respirar de forma entrecortada.
“Con un demonio Lysandro, Vas a hacer algo o tendré que encargarme yo mismo?”
Sonreí ante una idea que afloró en mí ante ese comentario... ¿por qué no?, me incliné y le susurre al oído.
“si tan bueno eres ¿por qué no me muestras lo que sabes hacer?”
“Detenme cuando quieras entonces”
En verdad no me esperaba esa respuesta, y mucho menos me esperaba que llevara su mano a su erección y comenzara a masturbarse delante de mi…Santo cielo esa estampa era demasiado erótica y yo también tenía mis necesidades así que sin despegar la vista lo más posible comencé a desvestirme maldiciéndome un poco por no usar ropa más fácil de quitar. Mientras luchaba por terminar de desabotonar mi camisa sentí las manos de Castiel quitando mi cinturón y desabrochando mi pantalón, me tumbo en la cama y pasó su lengua por encima de la tela de mis bóxers que aun mantenían atrapada mí necesitada virilidad, me llevé una mano a la boca para evitar gemir.
“Me dejarás escucharte te guste o no”
Al decir esto bajo mi ropa interior al nivel de mis pantalones y antes de poder decir nada metió mi erección a su boca, se movía con tanta maestría que no pude reprimir más mis gemidos.
“Cast, voy a~”
“Aun no”
Abandonó su labor haciéndome sentir desubicado, ¿qué rayos hacía?, como respondiendo a mi pregunta se posiciono sobre mí, y lentamente me introdujo en él, me sentí morir y eso era el paraíso, estar dentro de Castiel era la mejor sensación de este mundo, tan cálido y tan apretado… la cabeza me daba vueltas y era incapaz de hacer nada, pero no fue necesario ya que al parecer él sabía lo que hacía; me incorporé hasta quedar sentado en la orilla de la cama, con Castiel aun saltando sobre mí, rodee su cintura con una mano para ayudarle con su labor y con la otra comencé a masturbarle al ritmo de las estocadas. Entre gemidos y unos cuantos improperios por parte del pelirrojo me vine dentro y él hizo lo mismo entre nuestros abdómenes. Salí lentamente de él antes de recostarnos en la cama.
Desperté con un increíble dolor de cabeza, escuche la puerta de la habitación abrirse y apareció Castiel delante de mí, con una toalla anudada a la cintura y secándose el cabello al verlo recordé lo que había ocurrido y mi rostro adquirió un color rojo intenso, creo que Castiel lo encontró gracioso ya que comenzó a reírse.
“Vamos Lysi, es algo tarde para avergonzarse ¿no lo crees?”
“si… eso creo”
Se puso serio y se acercó a mí, lo miré confundido y me dio un golpe en la cabeza.
“Espabila hombre, no estaba inconsciente y sabía bien lo que hacía, solo déjalo ser y sigamos como siempre”
Hace un año.
Y así lo hicimos, seguimos siendo tan buenos amigos como siempre… buenos amigos que se acostaron juntos una vez. Sí, solo una vez ya que no repetimos aquello y me hacía sentir inquieto, y es que me lo había tirado y de verdad no me importaba que siguiéramos normalmente ¿no se supone que lo había hecho porque me gustaba? Pero si me gustara tendría que querer repetirlo ¿no?, podía estar seguro de que le quería pero ¿me gustaba, lo amaba? Estaba confundido por eso y mis sentimientos fueron aún más confusos cuando le vi… Castiel estaba discutiendo con él como siempre, un chico rubio al que nunca le había puesto mucha atención pero que ahora por alguna extraña razón me había cautivado, quizá porque por primera vez le veía de cerca. Nathaniel, el delegado principal.
…. (Retomamos en el tiempo original de la historia)….
Y aquí estamos, después de un año de solo observarle, aquel hermoso chico rubio se encontraba acostado en mi cama descansando apaciblemente y confundiendo aun mí mente, ¿por qué ahora mis sentimientos hacia Castiel habían cambiado? ¿Acaso solo sentía agradecimiento por él y lo que sentía por Nathaniel sí era amor?
Opté por dejar esas preguntas para después y me recosté al lado de Nathaniel a quien abracé fuertemente hasta que me quede dormido.