El santuario, el bar gay de moda estaba que ardía, Seiya y su fiel amiga Marín habían bailado toda la noche, ambos habían recibido la atención de múltiples miradas durante toda la noche y no era para menos ambos jóvenes sobresalían por su belleza.
Como cada noche en el santuario Seiya y Marín bebían gratis gracias a los tragos invitados a causa de los ajustados jeans que enmarcaban el trasero del chico y los prominentes escotes de la chica.
Como de costumbre Seiya y Mary se hacían de amigos cuyos nombres olvidarían al día siguiente. Seiya cansado de los predecibles coqueteos se dirigió a la barra, se sentó sin pedir nada, un malditamente sexi muchacho se ubicó a su lado, la abertura de la camisa permitió a Seiya observar los perfectos pectorales del joven, quizá la mirada de Seiya fue tan penetrante que el joven volteo a verlo regalándole una intimidante sonrisa, Seiya quedo completamente sonrojado y mudo ante la demostración, el chico volteo hacia el mesero sin prestarle más atención.
A su pesar Seiya vigilaba de reojo al chico de los pectorales perfectos, cuando esté recibió dos copas del mesero, Seiya apenas podía creer cuando el chico le entrego una de estas copas y le regalo otra sonrisa que simplemente lo derritió.
-¿Cómo te llamas?- , -Seiya- Contesto el joven a quien robo su atención. –Yo soy Ikki- ,-¿Qué edad tienes? –Recibió por respuesta del chico; Tras dudarlo -¿29 y tú?- dijo Ikki al fin, -¿No te parece que eres algo grande para este lugar? Dijo el joven. –Lo que me sorprende es que dejen entrar niños- Dijo el Fénix y se fue sin más.
Que pesado, pensó Seiya y regreso con Marín para seguir bailando el resto de la noche.
A las 9 de la mañana Seiya estaba entrando a trabajar, a pesar de la borrachera del día anterior había llegado puntual como todos los días. Al llegar a su oficina dejo sus cosas y comenzó con su rutinario recorrido de revisión de los servidores de aplicaciones.
El día fue demasiado tranquilo como todos, no entendía la necesidad el recorrido si los servidores siempre funcionaban adecuadamente, además de que podían monitorearse online, en fin era su trabajo. Desde los cuatro meses que llevaba trabajando allí se encontró por primera vez con un servidor que no funcionaba, tras intentarlo y ser incapaz de resolver el problema por sí solo, Seiya se decidió a llamar a su jefe, tras varios minutos por fin apareció Shura, entre ambos resolvieron rápidamente el problema, el amigable Shura que parecía conocer a la empresa entera se detuvo a saludar a un joven, Seiya resignado a seguir con su tedioso recorrido fue sacado de sus pensamientos cuando Shura lo jalo del brazo –Este es Ikki mi mejor amigo- Seiya sonrió un poco confundido y sorprendido al observar al hombre que en la noche anterior había sido objeto de sus fantasía y que ahora lucía un traje que ocultaba las formas de un bello cuerpo, pero sin embargo lucia jodidamente guapo.
Por la tarde Seiya completamente concentrado en sus clases, y claro después de su trabajo de medio tiempo, recibió un mensaje con una invitación por una cerveza, al ver que el remitente le era desconocido no contesto el mensaje.
Al despertar al día siguiente se encontró con un nuevo mensaje –Tu no me conoces, y te pido no tengas miedo, me gustaría conocerte, si quieres podemos tomar un café o una cerveza- Creyendo saber de quien se trataba contesto –Pero no te conozco, ¿Quién eres?, si gustas podemos mensajearnos para saber más de ti y después nos ponemos de acuerdo para salir.-Entusiasmado por que el remitente se tratara del sexi amigo de su jefe, cuando Seiya hacia su recorrido dijo -buenos días- al pasar por el pasillo donde se encontraba el joven, quien solo dirigió una indiferente mirada a Seiya sin contestar al saludo, mientras el resto de empleados del lugar contestaron al saludo.
En definitiva no era el sexi amigo de su jefe el remitente del mensaje.