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Your Magnetism... por devilasleep11

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Notas del capitulo:

Los personajes de esta serie son propiedad de EICHIRO ODA >o

CAPITULO 2: “HAMBRIENTO”

 

 

 

Deseaba que me besara, que me derritiera con su lengua, que quemara a fuego sus caricias en mi cuerpo.

 

Hace poco mas de un año que conocía de la existencia de Eustass Kidd, un pelirrojo, de tez clara, ojos ambarinos electrizantes, alto como de un metro noventa, musculoso, inteligente, austero, arrogante, improvisado, altanero, imponente, todo él irradiaba aquella sensación de que serias devorado de un momento a otro. Eso me había llamado la atención de aquel estudiante de ingeniería, me había obsesionado de tal forma que a veces llegaba a soñar cosas muy, muy, MUY subiditas de tono con él.

 

Pero mi lívido se disparo cuando una vez, por esas casualidades de la vida pasando, a muy altas horas de la noche, por la ciudad y tras caminar por fuera de un callejón escuche los ruidos característicos de dos personas teniendo sexo ¿En un lugar así? Claro, que aquello había sido una de mis tantas fantasías eróticas hacerlo en un callejón con la probabilidad de ser en cualquier momento sorprendidos en el acto.

 

Me acerque, “Quizá sea solo mi imaginación” pensé, pero para mi sorpresa quienes eran los protagonistas de aquella escena frente a mi era el pelirrojo y otro muchacho que luego identifique como mi amigo de facultad Penguin. El muchacho gritaba y se retorcía de placer ante las atenciones de Kidd, yo veía hipnotizado como besaba la espalda de mi amigo, subiendo hasta su nuca y luego mordía su hombro provocándole aun mas placer haciendo que de repente se viniera manchando la pared del sucio callejón, aunque el pelirrojo se notaba que no pensaba terminar aún y que lo haría volverse aun más loco con sus caricias.

 

Me fui del lugar antes de que se dieran cuenta de mi presencia. La imagen giro, volteo, se acerco y se alejo en mi cabeza. Llegue a mi departamento más que excitado, necesitaba liberarme, hasta las manos me ardían y pedían contacto con mi miembro palpitante.

 

Como pude me di una ducha intentando no caer el esa ilusión de ser yo quien se retorcía de placer bajo el pelirrojo pero no pude y termine tocándome. Aquella fue la primera vez que me masturbe y metí mis dígitos en mi interior encontrándome con el dolor e incomodidad de abrirme por primera vez pero al mismo tiempo con placer irrefrenable que se produce cuando se frota algo contra la próstata.

 

Así, al día siguiente le pregunte a Penguin sobre su relación con el pelirrojo, excusándome con que lo había visto caminar por allí con el ojiamarillo, Penguin sonrojado me contó que aquello llevaba un mes y que se había vuelto prácticamente una droga. El pelirrojo lo volvía loco, una mirada y ya se estaba desistiendo y poniéndose en posición para que le proporcionara aquel exquisito placer.

 

Al mes siguiente supe que lo de Penguin y Kidd había terminado, mi amigo se sentía desilusionado por no poder volver a sentir las manos de Kidd sobre él pero aun así nunca le escuche decir algo malo del paliducho.

 

Mi deseo no hizo más que aumentar con el tiempo, pero aquella alocada fiesta a la que se había visto obligado a ir, fue la oportunidad perfecta.

 

Ver a ese hombre era más que un afrodisíaco para mí, me estremeció. Estaba mas guapo que nunca con un perfume barato, pero que olía a él, simple y salvaje, excitante. Tuve que reprimir el impulso de besarle en los labios y degustar su sabor dinámico, atrayente.

 

Pero luego de separarme de él no lo volví a ver hasta entrada la noche.

 

Me lo encontré en un sillón completamente ebrio a su lado estaba ¿Zoro? Uno de los amigos de Luffy. Kidd le gritaba que cosas que para mi no tenían sentido pero posteriormente el peliverde fue llamado por un rubio de extrañas cejas y se fue.

 

Me acerque al provocador de mis más oscuras fantasías y me senté a su lado. Él se percato de mi presencia solo para una cosa.

 

-       Trafalgar… L… L… Law…- se acercó a mi y me besó subiéndome la polera, me deje tocar, no es que yo fuera así de fácil pero es que el pelirrojo ya me tenia más que caliente y ese beso fue como el más suculento manjar para un perro que creía prohibido comer un bocado.

 

A pesar de sus torpes movimientos se levantó y dijo que me llevaría a su cama, aquello me provocó un notorio sonrojo. Pero por más que lo intentaba no podía caminar bien y decidí llevarlo a mi departamento.

 

Lo dirigí a mi auto con el apoyando su brazo en mi hombro y yo tomándolo de la cintura, era una maldita tortura tenerlo tan cerca. Llegamos a mi hermosa y antigua camioneta, de la que Penguin siempre se burlaba, y lo metí en el asiento del copiloto, le puse el cinturón y cerré la puerta luego me metí yo al auto y comencé a conducir. Mi cabeza me repetía constantemente “¿Qué haces Trafalgar? No hagas estupideces Law…” pero no me importo la callé y continué con mi tarea. Kidd a mi lado me toqueteaba y jugaba con mi cabello.

 

Llegamos a mi departamento y lo único que hice fue llevarlo a mi habitación cuando con una gran fuerza de voluntad me iba a apartar de mi ambición él me arrojo a la cama y follamos, tomó mi “virginidad”, si es que así se puede decir.

 

Verlo despierto y confundido a mi lado me enterneció. Odiaba como me ponía de estúpido el pelirrojo, sentimientos que antes me eran desconocidos, desde hace más de un año que hacían mella en mi.

 

-       Delicioso… mmm… - Pronuncio mientras lamia mi torso, succionando uno de mis pezones haciéndome suspirar y gemir, ¿Desde cuando que me gustaba que me lamieran los pezones? Bueno, pues ahora si. Me acostaba otra vez en la cama y bajaba entre besos y lametones hasta llegar a mi entrepierna, tirite de ansiedad, necesidad. Este era el Kidd lúcido aquel que hacia retorcer de placer bajo sus manos a Penguin.

 

-       No tienes que…. AHHH…. Ahh… - Solté un gran gemido cuando metió de golpe mi miembro en su boca succionándolo, saboreándolo deseoso, complacido.

 

Sentía que en cualquier momento me correría al sentir su lengua pasar juguetona por la vena que sobresalía en mi miembro. Los gemidos salían furtivos de mi boca, muriendo en sus oídos, sus mejillas sonrojadas y sus ojos codiciosos mientras me practicaba el sexo oral hacían que el volumen de mi voz aumentara cada vez más. Valla que era bueno en eso, y no es que el deseo me cegara, si no que era muchísimo mejor que cualquier persona con la que hacia estado, con cada succión sentía que me derretía y me dejaba llevar por ese mar de placer. Agarre su cabeza jalando sus sedosos cabellos rojos.

 

-       Memmnn…. Ahh Me voy ahhh… Me v…. AHHHHHHH… AHHHHH… MNN AHHH… – me fui en su boca… que vergüenza – Lo sien…- No pude continuar cuando lo vi levantase y recoger un rastro de semen que caí por la comisura de sus labios y lo relamía como si fuera lo mas sabroso del mundo, me volvía a excitar.

 

-       Eres delicioso Trafalgar… - dijo con la voz ronca y profunda, entrecerré los ojos tratando de recuperar el aire y calmar un poco mi nueva erección – Valla… que lujurioso cuerpo… ya estas excitado de nuevo - dijo estirándose un poco pasando una de sus manos por su cabello. Luego se inclino y recogió un poco de semen que había quedado en una de mis piernas, comenzó a prepararme, primero metió un dedo que entro fácilmente, luego metió otro y comenzó a moverlos como tijeras.

 

-       E-Eustass- ya… mnn… déjate de jueguitos y métela…- Ya no estaba en mis cinco sentidos eso era seguro. Pero ya nada importaba.

 

-       Tus deseos son ordenes… - susurro en mi oído con la voz cargada de deseo.

 

Agarro su henchida erección con una mano y con la otra tomo mis caderas posicionándolas bien y comenzó a entrar lento torturándome con el dolor y la ansiedad.

 

Después de un tiempo la molestia por la invasión se calmó por completo, con un vaivén lento pero profundo rozando cada vez aquel punto que me volvía loco haciéndome gemir con cada estocada.

 

-       AHH… ya… ya… más… Dame más, lléname ya – Suplique, él sonrió con malicia y comenzó a aumentar la rapidez de sus embestidas llevándome  a la mismísima gloria, es que sabia como hacerlo perfectamente.

 

 Alcancé el tan ansiado clímax y eyaculé entre los vientres de ambos con un grito de placer indescriptible, en ese momento apreté las paredes  de mi interior que apresaban el miembro de Kidd y este se corrió en mi interior ahogando su gran gemido contra mi cuello. Sentir el caliente líquido dentro de mí me provocó un exquisito estremecimiento.

 

Salió de mí y se recostó sobre la cama tratando al igual que yo de regular su respiración. Mordí mi labio inferior tratando de contener los inmensos impulsos de besarlo de nuevo. Aquel cuerpo agitado, deliciosamente esculpido, su piel nívea surcada por las delicadas gotas de sudor, sus ojos entrecerrados, estaba saboreando el momento de tenerlo frente a mí. Tirité ligeramente al saber que había experimentado lo que tanto deseé durante todo este tiempo.

 

Cuando nuestras respiraciones se normalizaron Kidd se giró y me miró, una onda electrizante recorrió mi cuerpo, me estaba analizando, escudriñando cada rincón de mi mirada lo sabía y me fascinaba.

 

-       Y ahora… ¿Qué haremos?- Peguntó curioso el pelirrojo acercándose peligrosamente a mis labios dejándome desconcertado.

 

-       ¿Qué te parece ser amigos? claro con ciertos privilegios- Ronroneé sobre sus labios antes de besarlo

 

-       ¿Amigos?

 

-       No es que después de acostarnos nos volvamos novios ni mucho menos ¿O si?... – Me miró un tanto curioso - No, por lo que amigos con privilegios cabe perfectamente para definir nuestra situación. Me gustaría conocerte o por lo menos quiero volver a follar contigo – Lo besé descaradamente tras ver su cara de confusión satisfecha.

 

-       Pues a mi también me encantaría saborearte por un tiempo más – Dicho esto se levantó y me miro lascivamente – Divirtámonos y sigamos con esto un tiempo más… Trafalgar Law.

Notas finales:

Disculpen por las molestias pero es que tuve un pequeño percanse con los capitulos y los resuví 

Gomen -.-'

Pero gracias por leer y espero sus Reviews...

Gracias por su paciencia...


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