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Juegos convenientes por moskafleur

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Notas del capitulo:

BUEEEEEENO 

Os traigo el final provisional de otro fanfic ZoSan. No acaba aquí, pero lo dejo en Stand By un tiempo. Éste ha sido un experimento, planeaba hacer un One-shot xD Pero al final fueron 3 caps... está visto que lo mío no son los fanfics cortos hahaha

Bueno, espero que disfrutéis de este último capítulo.

Sí, por fín éste tiene lemon, disfrutadlo como queráis xD o eso espero!

Nos vemos abajo!

El teléfono de la casa empezó a sonar, provocando que el ambiente rompiera. Sanji y Zoro se separaron el uno del otro del susto. Todos estaban algo descolocados, todo había pasado tan deprisa, nadie sabía que decir, y el teléfono seguía sonando rompiendo aquel silencio sepulcral que inundaba la habitación.

 

Ni Sanji ni Zoro sabían que hacer, ni siquiera podían mirarse a la cara. Fue un shock.

 

Franky, por su parte, guardaba el móvil cuidadosamente, tras haber grabado aquella escena, sin dejar de mirar a sus dos amigos. Ninguno sabía que habían sido grabados.

 

- Creo que alguien debería responder – murmuró Robin con una risita. 

 

Nami se levantó deprisa y llegó hasta aquel teléfono fijo que descansaba sobre una mesita - ¿Diga? - contestó – ¡Oh, Ace!¿Todo bien? 

 

Los demás únicamente podían oír una voz distorsionada al otro lado del teléfono y no lograban entender nada de lo que decía, pero por las respuestas de Nami, podía suponerse. 

 

La pelirroja estalló a carcajadas de repente – Lo siento, Ace, sé que podíamos haberte avisado pero haha... Bueno, al menos te está gustando – toda la sala enrojeció de repente. Sobre todo Zoro y Sanji, que ya estaban rojos de por sí – ¡Venga, no disimules, imbécil, sabes que sí! – rió - Aquí... está todo bien, sí. Luffy se durmió hace rato. Lo estamos pasando bastante bien – rió, y miró a los presentes con picardía – Aunque es algo tarde, así que pronto nos iremos – Ace la contestaba, pero seguían sin conseguir entender una sola palabra – Bueno, venga, pásalo bien el resto de la noche... haha Buenas noches, ano de fuego – y colgó, pero antes de que lo hiciera, los presentes pudieron, ésta vez, distinguir varios insultos y alteración, por parte del pecoso, hacia la pelirroja. 

 

Volvió a su asiento – Bien, ¿seguimos jugando? - dijo con total normalidad, intentando encubrir su perversión. Todos la miraron algo boquiabiertos, no sabían que hacer. 

 

- Nami-san... - comenzó a decir Brook - parece que no te irás de ésta sala sin que te bese, ¿no? Está bien, haré el esfuerzo, me sacrificaré por ti. Déjame ver tus bragas. 

 

- Aléjate de mi. 

 

- Bueno, no veo nada de malo en continuar un rato más – respondió la morena, y añadió una risita nerviosa. 

 

- ¡Oi, chicos, decid algo! - les gritó Franky al peliverde y al rubio. Éstos volvieron en sí, tras haber dejado que su cerebro se fuera de su cuerpo y haberse quedado como dos peleles sentados mirando a la nada. 

 

- Yo... estoy algo cansado... creo que voy a irme a casa ya – respondió Zoro. 

 

- Sí... Entonces yo... yo también – añadió Sanji. Nadie puso ninguna objeción al respecto. Parecía que todos estaban un poco en shock, y decidieron que lo mejor era dejarles tranquilos. Todos aceptaron y decidieron irse a sus respectivas casas también. Acababa de pasar algo bastante gordo. 

 

Todos empezaron a vestirse. Cuando a Zoro sólo le quedaba por poner la camiseta, fue a cogerla y vio que Sanji seguía teniendo su mano sobre ella. No pudo evitar sonrojarse un poco. No quería intercambiar palabras con el rubio pero tenía que cogerla, así que disimuló como si estuviese haciendo otra cosa, con el fin de que el cocinero acabara moviéndose para alcanzar alguna de sus prendas, pero éste no se movía, así que no tuvo más remedio que tirar ligeramente de aquella prenda. Tras varios tirones suaves, consiguió adueñarse de ella casi en su totalidad, sólo necesitaba un tirón más. Sanji no se estaba dando cuenta porque mantenía una conversación con los demás. Pero en el último tirón se percató, y se giró sobresaltado, para encontrarse a escasos centímetros de la cara de Zoro. Durante una milésima de segundo, se quedaron congelados al hacer contacto visual, pero consiguieron reaccionar a tiempo.

 

El peliverde se puso en pie y se colocó la camiseta con normalidad. El resto se limitaba a recoger latas, platos y restos de suciedad de la fiesta, no estaba bien dejarlo así. 

 

*Esto se torna más gélido y raro por momentos, si no actuamos de forma normal... los demás pensarán cosas raras... ¡¿Aunque qué iban a pensar sino?! Es normal... si hasta yo empiezo a pensarlo... mierda* - Oi, marimo, recoge un poco tú también, que eres el que más ha bebido. 

 

*Esto es bueno, ha dicho algo, es buena señal, olvida lo que acaba de pasar, aunque no quieras* - Tsk... yo recojo mi parte, tu a barrer todas las cenizas de tabaco. *Es lo mejor para los dos. Supongo.* 

 

- Maldito marimo... - ya no le insultaba con algún motivo. Tenía razón, estaban de acuerdo, simplemente sentía que con ese insulto se recuperaba algo de normalidad, aunque el ambiente estaba muy tenso y cargado. Y todos lo notaban. 

 

Terminaron pronto de recoger, y todos abandonaron la casa de Luffy y salieron a la calle. Se había puesto a llover, no demasiado, pero lo suficiente como para que tuvieran que andar deprisa. Ninguno había traído paraguas. Debían ser las 3 de la mañana, no había nadie por la calle, ni siquiera taxis. No era una zona muy concurrida. 

 

- Mierda... yo tenía que coger un taxi... ¿y ahora qué hago? - murmuró Franky. 

 

- ¿Para qué ibas a coger un taxi? - respondió Robin. 

 

- Oh, pues no sé, ¿para irme a casa? - respondió el peliazul sonriendo sarcásticamente. 

 

- Eso es absurdo, tú hoy duermes conmigo – respondió la morena. Franky enmudeció y se sonrojó. Ésta le guiñó un ojo, le cogió de la mano y se lo llevó hacia su coche - ¡Hasta mañana, chicos! - gritaron ambos mientras se iban, y el resto les contestó con un gesto. 

 

- Franky-san... tiene mucha suerte – dijo Brook sin dejar de mirarlos. 

 

- ¿Por qué siempre llevas esa careta? Es algo siniestra... ¡de hecho, creo que nunca te he visto la cara! - comentó Nami algo indignada. 

 

- Porque es misteriosa, además me agrada. Podría quitármela, pero ya sabes el precio, ¡Yohohoho! - rió Brook. 

 

- No te rías tan alto, es tarde, despertaremos a la gente que duerme en sus casas – susurró el rubio. 

 

Todos caminaban deprisa por aquellas oscuras calles, que únicamente estaban iluminadas por farolas mal repartidas a lo largo del camino. La lluvia aumentaba poco a poco. 

 

- He aparcado un poco lejos – dijo de repente Zoro. 

 

- No, es que te has perdido y hemos aparcado a un par de manzanas, en vez de aparcar delante de su casa – todos menos Zoro rieron – Vuelvo contigo también, así que déjame conducir a la vuelta, es tarde, me gustaría llegar a casa antes de las 12 de la mañana – volvieron a reír. 

 

Al peliverde no le hacía gracia ser el blanco de las burlas del cocinero, pero al menos hablaban, y se estaba restaurando cierta normalidad. Era agradable, aunque falsa. Nami llegó a su coche, que no estaba muy lejos y se despidió de ellos. 

 

- Buenas noches, Sanji-kun – le dio dos besos, uno en cada mejilla - Buenas noches, Brook-san – se quedó mirándole – si no te quitas la máscara, no puedo darte dos besos. 

 

- No hace falta, Nami-san – el enmascarado, cogió la mano de la pelirroja con la suya e hizo el gesto de besarla sin siquiera quitarse la máscara – Buenas noches. 

 

Nami asintió amable – Buenas noches, Zoro – le dio dos besos al igual que a Sanji – no te enfades, te devolveré la katana en cuanto pueda – y le sonrió. Zoro hizo una mueca de enfurruñamiento como respuesta, pero era incapaz de permanecer enfadado de verdad con ella, eran amigos, además, él ya sabía que acabaría devolviéndole su preciada katana. *¿Entonces... por qué acepté su chantaje? ¿Acaso era una excusa... quería jugar...?*. 

 

La pelirroja abandonó el grupo y se dirigió hacia lujoso coche. Los chicos siguieron caminando por las desiertas y empapadas calles de la ciudad. Al cabo de unos minutos llegaron al coche de Brook. 

 

- ¡Vaya, es un coche muy bonito! - Sanji estaba realmente sorprendido. Era un Bentley negro clásico. 

 

- Gracias, Sanji-san, era de mi abuelo, me lo cedió en la herencia. 

 

- Es bonito – dijo Zoro. 

 

- Bueno, buenas noches, qué descanséis, chicos – les dio un abrazo a cada uno y se montó en su coche. 

 

El rubio y el peliverde seguían su camino y la lluvia cada vez era más pesada, se estaban empapados. El ambiente, que normalmente era falsamente hostil, pues en verdad eran amigos y se tenían cariño, ahora era gélido. No podían mirarse a la cara, no sabían qué decir. En la fiesta todo pasó tan rápido. Estaban jugando, haciendo el tonto, provocándose el uno al otro, como siempre. Pero ése último beso había sido real. 

 

*Le di ese “pico inocente” para demostrarle que tenía más huevos que él... pero... * pensó el rubio. 

 

*Me lancé... me comporté así para “ganarle la partida”. Siempre está picándome, se cree más fuerte que yo, y no lo es. * - Definitivamente, yo soy más fuerte – el peliverde había soltado aquella frase de sopetón, en medio del silencio de la noche. El no pretendía decirla, pretendía pensarla, al igual que el resto de la conversación que mantenía consigo mismo, pero su cerebro le traicionó. Estaba helado. ¿Cómo respondería Sanji a eso? 

 

- ¿Qué? - Sanji se paró en seco. (N/A: chiste fácil, porque está lloviendo) 

 

- Nada – continuó Zoro andando intentando que dejara el tema. 

 

- No, nada no ¡¿Te crees más fuerte que yo, idiota?¿A qué ha venido eso?! - el peliverde terminó parándose a un par de metros del rubio, ya que éste no le seguía. 

 

- Sólo pensaba, y mi cerebro me ha jugado una mala pasada y lo ha dicho en voz alta – hizo una pausa durante la cual Sanji no le interrumpió – Y sí, soy más fuerte que tú – terminó diciendo dándole la espalda. *¡¿Acaso busco pelearme con él? Sé a dónde me llevará picarle!* 

 

- ¡¿Así que pensabas que tú eres más fuerte que yo?! - Sanji le lanzó una brutal patada que lo dejó apoyado contra la pared, en un punto ciego de la calle. No había ninguna parola cerca así que quedaron sumidos por la oscuridad y el silencio. Después, haciendo alarde de su flexibilidad, levantó su pierna esta dejarla a la altura de la cabeza de Zoro apoyada en la pared. Y se encendió un cigarrillo, al ver que su oponente no hacia nada al respecto – ¿Ahora no dices nada, cabeza de alga? - se inclinó un poco sobre él, amenazante, olvidando que hace no mucho, se habían besado y había sentido algo. Pero Zoro se limitaba a observarle en silencio, y éso le ponía de los nervios. No podía ver la mirada del peliverde, pero podía sentirla. La lluvia caía con fuerza sobre ellos, haciendo que el flequillo de Sanji se pegara a su rostro. 

 

De repente, un coche se paró frente a ellos y les enfocó con los faros, cegándolos momentáneamente - ¿¡No habéis tenido suficiente con lo de antes!?¡Iros a un motel!¡Yohohohohoho! 

 

Sanji se giró sin apartar la pierna de su sitio. No le costó mucho reconocer al sujeto. Su voz y su risa eran inconfundibles - ¡Brook!¡No estamos haciendo nada de eso! - su mente pareció volver a recordar los hechos de la fiesta y se sonrojó - ¡Lárgate de una vez!¡¿Qué cojones estabas haciendo hasta ahora?! 

 

- ¡Pasaba por aquí! - respondió Brook sin mucha seguridad en sus palabras. 

 

- ¿¡Nos estabas siguiendo!? - gritó Zoro de repente. 

 

- ¡Solo un poquito! - contestó desde el coche - ¡Tenía curiosidad! 

 

- ¡Maldito mirón!¡Lárgate, estábamos peleando!¡Nada más! - gritó Sanji.*La verdad es que esta postura... no es la más indicada dadas las circunstancias... * 

 

- ¡Qué irascible, Sanji-san! - respondió Brook - ¡Zoro-san no parece que esté peleando! 

 

*Lo cierto es que... * Sanji miró a Zoro. No se estaba defendiendo para nada, estaba literalmente acorralado entre su pierna y la pared, sin oponer resistencia; ni siquiera le había insultado. *Qué demonios... * 

 

De repente, Zoro apartó la pierna de Sanji, pero no violentamente sino, con total normalidad - Brook, lárgo de aquí – su mirada seria, aunque tranquila, aterró a Brook, que se fue conduciendo a toda prisa y en dirección prohibida con tal de huir del peliverde – Un día de éstos se mata con el coche, parece mentira que sea el mayor de todos nosotros – siguió caminando hacia el coche, que no andaba lejos, y Sanji le siguió algo confuso. 

 

Llegaron al coche de Zoro, Sanji intentó ser el conductor pero Zoro le dedicó una mirada gélida y de repente ser copiloto y llegar a casa 5 horas después no le parecía tan mala idea. En cualquier otra circunstancia habría retado al marimo, pero en ese momento, no se veía capaz. Se sentía algo vulnerable y no sabía por qué, o no quería reconocerlo.

 

Durante todo el trayecto no intercambiaron palabra alguna. Sanji miraba por la ventana como las gotas de agua resbalaban por los cristales como lágrimas. Estaban pasando por una zona transitada de la ciudad y había muchas luces, muchos locales de alterne, y muchos letreros luminosos que cegaban. Éstas luces se veían distorsionadas debido a los dibujos que se trazaban en la ventana por el rastro de las gotas de agua.

 

Zoro aparcó frente a su casa. 

 

- Buenas noches, Sanji – ni siquiera le había mirado al decirlo. 

 

Sanji miró al peliverde durante unos segundos. *Me ha llamado Sanji... siempre me llama por motes* Soltó el cinturón del asiento. Cada movimiento, lo hacía con una pesada lentitud, esperando que el peliverde le detuviera en algún momento. *Ésto es absurdo, que le den* pensó con arrogancia, pero le dolió - Buenas noches, Zoro – salió dando un portazo, aunque no demasiado fuerte, sólo para asegurarse de que cerraba bien. Oyó como Zoro volvía a encender el motor del coche. *Bueno, pues ya está. Mañana será un nuevo día, ninguno hablará de ésto y seguiremos como siempre* continuó caminando *No me lo creo ni yo* se peinó con los dedos la rubia melena hacia atrás. *Sí, vale también podía haberle dicho yo algo. ¡Pero fue él el que me besó el último, tenía que haberlo hecho él, no yo!* Buscaba las típicas excusas para justificar su comportamiento, incluso cuando él mismo sabía que no estaba siendo justo. Se dirigió a su apartamento sin girarse en ningún momento, perdido en sus pensamientos y dejando que la lluvia terminara de calarlo de arriba a abajo; ya no tenía sentido intentar cubrirse.

 

Abrió la puerta, entró sin siquiera encender la luz y dejó la llave sobre un cenicero de la entrada. Se quitó la chaqueta del traje y la metió en la lavadora.

 

De repente, llamaron a la puerta aporreándola, como si tuvieran prisa. 

 

 

 

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POV Zoro: 

 

- Definitivamente, yo soy más fuerte – dije. Fue un error, no planeaba decirlo en alto, simplemente se me escapó. Aunque estar bebido no es excusa, bebí hace mucho, ya no estoy bajo los efectos de la bebida. 

 

- ¿Qué? - Sanji se paró en seco. 

 

- Nada – respondí. Sólo quería que dejara el tema, pero sabía que no lo haría. 

 

- No, nada no ¡¿Te crees más fuerte que yo, idiota?¿A qué ha venido eso?! - Sanji estaba enfadado, para variar, así que detuve mi avance y me giré para mirarle. 

 

- Sólo pensaba, y mi cerebro me ha jugado una mala pasada y lo ha dicho en voz alta – hice una pausa durante la cual nos quedamos en silencio, parecía haberse calmado – Y sí, soy más fuerte que tú – no sé por qué añadí eso, pero me salió del alma. Y lo dije sabiendo perfectamente que con ello le estaba provocando. 

 

- ¡¿Así que pensabas que tú eres más fuerte que yo?! - Sanji me dio una patada y me estampó contra la pared. Colocó su pierna justo al lado de mi cabeza, apoyada en la pared de ladrillo viejo, y se encendió un cigarrillo. No sé por qué no me defendí, no me apetecía... supongo – ¿Ahora no dices nada, cabeza de alga? - se inclinó un poco sobre mi, amenazante, y eso, de alguna manera me excitó un poco. Joder, hacía nada nos habíamos besado, y no había sido un piquito, nos habíamos comido la boca como perras en celo, y parecía haberlo olvidado. No hice ni dije nada, sólo le observé, aunque a duras penas, pues estábamos en uno de esos puntos de la calle que no estaban iluminados por ninguna farola, y no había ninguna cerca. Notaba su respiración acelerada, y sabía la postura en la que estaba. Sólo podía pensar en alargar el brazo y pegarle a mi. Joder, es que incluso su... ya sabes, estaba cerca de mí. Renegar esos pensamientos en mi cabeza era inútil en esos momentos. Me gustaba Sanji, me ponía, mucho. Era raro, muy raro, pero no podía hacer nada al respecto. 

 

De repente los faros de un coche nos iluminaron, no podía ver de quién se trataba porque me cegaba la luz, pero no tardé en averiguarlo. 

 

- ¿¡No habéis tenido suficiente con lo de antes!?¡Iros a un motel!¡Yohohohohoho! 

 

Sanji se giró sin apartar la pierna de su sitio - ¡Brook!¡No estamos haciendo nada de eso!¡Lárgate de una vez!¡¿Qué cojones estabas haciendo hasta ahora?! 

 

- ¡Pasaba por aquí! - respondió Brook sin mucha seguridad en sus palabras. 

 

- ¿¡Nos estabas siguiendo!? - grité. 

 

- ¡Solo un poquito! - contestó desde el coche - ¡Tenía curiosidad! 

 

- ¡Maldito mirón!¡Lárgate, estábamos peleando!¡Nada más! - gritó Sanji. 

 

Peleando... claro... Si supiera lo que pasa por mi cabeza en estos momentos... 

 

- ¡Qué irascible, Sanji-san! - respondió Brook - ¡Zoro-san no parece que esté peleando! 

 

Sanji me miró confundido y sorprendido. ¿Acaso acababa de darse cuenta de que no me estaba defendiendo? Qué idiota. 

 

Aparté la pierna de Sanji - Brook, lárgo de aquí – Éste, asustado, se fue conduciendo a toda prisa y en dirección prohibida con tal de huir de mi. Soy aterrador, lo sé. – Un día de éstos se mata con el coche, parece mentira que sea el mayor de todos nosotros – seguí caminando hacia el coche, y Sanji no tardó en seguir mis pasos.

 

Cuando llegamos, Sanji pensó en ser el conductor, pero me negué con una mirada y no puso objeción alguna. Durante todo el trayecto no dijimos palabra alguna. Tampoco se me ocurría nada que decir, pero dado que él tampoco intentaba hablar... se limitaba a mirar por la ventana. Tsk...

 

No voy bajo los efectos del alcohol, pero por si acaso espero que no me pare la poli...

 

Aparqué delante de su edificio. No sabía si decirle algo, quería... pero... joder. 

 

- Buenas noches, Sanji – ni siquiera le miré al decirlo. *¿Qué me pasa...?Yo... no quiero dejar ésto así... * pensé. 

 

Sanji me miró durante unos segundos. Pensé que respondería algo cortante, o quizás intentaría hablar del tema. Sólo rezaba porque no se fuera así. Habría sido más fácil si hubiera sido yo quien hubiera empezado la conversación. ¿Pero cómo? Somos amigos desde hace años, nos peleamos, disfrutamos discutiendo, pero somos amigos. Él es un mujeriego, y yo... bueno, me tomo las cosas con calma, sólo he salido con 1 chica en mi vida... Kuina me gustó cuando éramos pequeños, pero salir salir... sólo con Tashigi, su hermana gemela. ¿Cómo iba a pasar algo entre nosotros? Era imposible... incluso si yo pensaba que me gustaba un hombre por primera vez... incluso si ese beso había sido mejor que cualquiera de los que me dio Tashigi hace años... Él jamás cedería o reconocería algo así. Es demasiado orgulloso, seguro que hasta es homófobo. Tsk...

 

Sanji soltó el cinturón del asiento, y sentí como mis esperanzas se desvanecían. Lentamente fue moviéndose para salir del coche. 

 

- Buenas noches, Zoro – y salió dando un portazo, aunque no demasiado fuerte, sólo para asegurarse de que cerraba bien. 

 

*Vale, bien. Ya está. Se acabó. Lo dejaremos estar. Ha sido como un lío de una noche y punto. Los demás lo dejarán pasar si ven que nosotros hacemos lo mismo* encendí el motor de nuevo mientras mi mente divagaba.

 

*No. ¡Me niego! Voy a hablar con él.* Salí del coche y corrí hacia su apartamento, terminando de empaparme. Habíamos dejado el coche totalmente encharcado. Cuando me encontré frente a su puerta, dudé, pero sabía que debía hacerlo. ¡Necesitaba verle! Aporreé la puerta con impaciencia.

 

 

 

Fin del POV Zoro. 

 

 

 

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*Son casi las 4 de la mañana... ¿quién...?* dio un paso hacia delante. *No puede ser... ¿¡no será....!?* Una sonrisa tímida brotó en el rostro del rubio y corrió hacia la puerta. Antes de abrirla, respiró hondo e intentó borrar esa sonrisa de su cara. La abrió. 

 

- ¡¿Zoro...?! - intentó disimular su felicidad, haciéndose el sorprendido y confundido, pero era un mal mentiroso. Había conseguido ocultar la sonrisa, pero la sonrisa de sus ojos no la podía ocultar. 

 

- Sanji... - dijo el peliverde en voz baja mirándole con la respiración entrecortada – ...yo... 

 

El rubio, sin pensar en sus actos, le agarró de la camiseta y le metió en su piso de un tirón violento, y le plantó un beso intenso. Con los ojos cerrados, cerró la puerta rápidamente y empujó al peliverde contra ella, que no oponía ningún tipo de resistencia, se dejó llevar y traer como un pelele.

 

Mientras se besaban, Zoro comenzó a acariciar la cintura y la espalda del cocinero por encima de la ropa, mientras Sanji profundizaba el beso introduciendo su lengua en la cavidad del mayor, apretándole contra la puerta. 

 

El peliverde cortó el beso haciendo uso de todo su autocontrol, mientras Sanji seguía besando su mejilla y su cuello, para luego volver a desplazarse a su boca – S-Sanji... Creo que... - hablaba entre beso y beso - que deberíamos... hablar sobre ésto... - dijo sin confianza alguna en sus palabras. 

 

- Sí... deberíamos... - respondía a intervalos de varios besos – hablar de ésto... 

 

Consiguieron cortar el beso y separarse unos centímetros, recuperaron un poco la respiración y se miraron fijamente. Alguno de unos dos tendría que empezar la conversación. En lugar de eso, ambos volvieron a juntarse con más fuerza que antes incluso, saboreando al otro. 

 

*No me puedo creer que esté pasando ésto, ¡pero gracias, Dios!* pensaba el rubio. 

 

El peliverde desabotonaba la camisa de Sanji mientras besaba su cuello con lujuria contenida. 

 

El rubio besaba el suyo mientras frotaba su mano contra el ya endurecido miembro de espadachín por encima del pantalón.

 

El cocinero dibujó una línea con su lengua desde la clavícula del peliverde hasta el lóbulo, y después lo mordió. Volvió a besarlo, esta vez acercándole hacia sí por la nuca, mientras el peliverde le acariciaba la mejilla. 

 

*Ese gesto... joder, es tan tierno... no me esperaba que el marimo éste fuera así * pensó Sanji mordiendo el labio inferior de Zoro. 

 

*Su piel es muy suave, quiero besar todo su cuerpo* pensó Zoro mientras con la otra mano agarraba el trasero del rubio. 

 

Ninguno hablaba pero en sus mentes, miles de pensamientos eróticos se enlazaban unos con otros. No podían perder tiempo en hablar, no cuando quedaba poco tiempo para que amaneciera. El aterrador amanecer. La noche era su aliada, les hacía sentir protegidos, podían ser ellos mismos, sin miedo a ser juzgados. La oscuridad, facilitaba mucho las cosas. Sin embargo, el día suponía hacer frente a lo que estaba pasando, a hablarlo, a intentar expresar con palabras los sentimientos, cosa que no tenía sentido. Los sentimientos tienen sentido porque no son explicables, son sensaciones.

 

No querían que llegara ese momento, sólo querían disfrutar de la compañía del otro. 

 

Zoro levantó a Sanji, que se abrazó a él – Dormitorio – dijo, al separarse de sus labios momentáneamente. Ni siquiera hizo falta que lo preguntara, era una afirmación. 

 

- Segunda habitación a la izquierda – respondió el rubio mientras le mordía el cuello. 

 

El peliverde comenzó a caminar en dirección a la citada habitación. 

 

Sanji no pudo evitar reírse – Alga desubicada, ¡aquí no es!¡Te has vuelto a perder! 

 

- Cállate – dijo sonrojándose aún más de lo que estaba – guíame. 

 

El rubio le llevó con gestos hasta la habitación en cuestión, y una vez allí Zoro le lanzó a la cama como si de un saco se tratara. Se quitó la camiseta y se lanzó sobre él.

 

Las manos de Sanji recorrían el musculoso torso de su amante, mientras éste le besaba apasionadamente. El rubio se libró de su molesta camisa y la tiró hacia un lateral de la habitación.

 

El peliverde, con una mano acariciaba y agarraba sus cabellos pegándolo contra él, mientras con la otra masajeaba por encima de la ropa el miembro de su amigo. No tardó en sacarle los pantalones de un tirón, desesperado por tenerlo desnudo bajo él. Se deshizo también de sus ropas y de la ropa interior del rubio, y comenzó a besarle sus poderosas piernas, centrándose en el interior de los muslos. 

 

Sanji sentía mucho calor, estaba demasiado excitado, su miembro estaba tan tenso que rozaba con su viente ejerciendo presión, así que decidió aliviarse así mismo, empezando a masajearlo. 

 

Pero Zoro le sujetó la mano, y se la retiró – De eso nada, tendrás que esperar – y sonrió lascivamente.

 

*Maldito sea... * pensaba el rubio para sí.

 

Poco a poco, el peliverde fue subiendo hasta quedarse frente al miembro de su compañero, que le miraba jadeante, suplicando que le aliviara de una vez. Zoro no pudo negarse ante tal silenciosa propuesta. Introdujo la polla de Sanji en su boca y comenzó a lamerla en toda su extensión. La apretó, después, fuertemente entre sus manos y comenzó a lamer el glande y dibujar círculos sobre él, aplicando presión en el centro. El rubio le agarraba el cabello.

 

Siguió introduciéndolo totalmente en su boca, y comenzó a subir y bajar, mientras las caderas de Sanji aumentaban el ritmo. Éste, intentaba no mirarle porque sabía que si lo hacía, sería una visión demasiado erótica para él y se correría antes de tiempo, pero llegado a un punto, no puedo evitarlo. Veía como su virilidad desaparecía por completo en la boca de su amante, mientras éste se masajeaba la suya propia, y gemía jadeante. Fue demasiado para él. 

 

- ¡Apártate... voy a... ! - Sanji intentó quitarle antes de irse en su boca, pero Zoro se resistió, y no pudo aguantarse – ¡... Lo siento! 

 

Zoro se levantó de sus piernas y se acercó a él, relamiéndose los labios – No lo sientas... yo he querido... - se lanzó otra vez contra él, y lo besó. 

 

*No puedo evitar pensar en qué pasará mañana... Joder, esto está siendo... increíble* pensaba el peliverde. 

 

Ambos se pusieron de rodillas en la cama, uno frente a otro, mientras se besaban, masturbándose el uno al otro. 

 

*Si vamos a hacerlo... ¿Quién va a dar a quién...?* pensó Sanji *¡Que eso duele! El no se va a dejar... ¡pero yo tampoco! ¡Yo quiero darle a él!* 

 

*Quiero darle muy duro... Pero, ¿y si no quiere? ¿Y si quiere dar él? Con lo presumido y orgulloso que es... * pensaba Zoro. 

 

*¿Cómo será dar a Zoro...? Joder, sólo de pensarlo... * 

 

Zoro paró el beso y le miró jadeante, recuperando el aliento - ¿Quién va a dar a quién? - por fin uno había hecho la pregunta del millón. 

 

- Yo a ti – respondió el rubio sin dudar. 

 

- No, yo a ti 

 

- ¡No, yo! 

 

- ¡He dicho que yo! 

 

- ¡Cállate, seré yo! 

 

- ¡Inténtalo si puedes! 

 

Ante tal provocación, Sanji se lanzó encima de él, y comenzó a besarle mientras Zoro se “resistía”. Llevó sus dedos a la boca de Zoro pero éste se negaba a lamerlos como protesta. 

 

- Bien, lo haré yo – Sanji mojó sus dedos con saliva, y después, comenzó a acariciar la entrada de su amante con ellos. Introdujo un primer dígito, y Zoro se quejó, pero al cabo de unos segundos introdujo un segundo y tercer dígito. Zoro gemía bajo él, era una visión perfecta. Ese mastodonte cabeza de musgo, bajo su poder. Volvió a besarle, y su compañero se le aferró a la espalda, mientras introducía lentamente su miembro en él.

 

Zoro gritó; parecía doler mucho. Fue ahí cuando Sanji dio las gracias por no ser él quien estaba en esa situación. Al final, entró en él, y un espasmo recorrió ambos cuerpos. 

 

*Joder, está muy apretado... * - Joder, marimo... 

 

- ¡Cállate! ...y espera un poco... - respondió. 

 

Ambos se quedaron en esa postura durante un par de minutos, besándose, y cuando Zoro ya se había acostumbrado a la intrusión, el rubio comenzó el movimiento.

 

El peliverde ya no gemía de dolor, gemía de placer, y eso excitaba aún más al rubio, que se movía dentro de él mientras masajeaba el henchido miembro de su compañero.

 

Después de unas cuantas embestidas, sintió que el final estaba cerca, y aumentó el ritmo. Entraba y salía frenéticamente de él, mientras el otro jadeaba y gemía cada vez más alto. 

 

- ¡Oh, por dios... ! - dijo para sí el rubio. 

 

Zoro se mordía el labio, y su expresión hacía que todo el auto-control del cocinero se esfumara.

 

No tardaron en correrse, Sanji quedó tendido encima de Zoro, exhausto, depositando suaves besos sobre su cuello. 

 

- … ¿Ha... ha estado bien? - preguntó el rubio mientras su respiración recuperaba un ritmo normal. 

 

- Joder... - fue lo único que pudo responder el peliverde. 

 

Sanji sentía curiosidad. *Vale... le ha dolido al principio... pero... luego... - ¡Tsk! - Se levantó del pecho de Zoro, que ya había conseguido tener una respiración acompasada, y se puso a cuatro patas de espaldas a él. Introdujo sus dedos en su boca y los lamió, para después comenzar a introducirlos en su recto.

 

Zoro miraba la escena, paralizado. *¿Quiere que... que yo... ? Eso está hecho * 

 

- Con cuidado... - murmuró Sanji. 

 

- Con todo el cuidado que pueda... - el peliverde besaba su fina espalda y acariciaba su pecho, mientras rozaba la entrada del otro con la punta de su pene. Poco a poco fue introduciéndose en él, mientras el otro ahogaba sus quejas, apretando los dientes. Una vez dentro, esperó a que su amante estuviera preparado, y luego, comenzó a moverse. 

 

Sanji gemía bajo él. Su fino y pálido cuerpo se estremecía cada vez que tocaba su punto débil. 

 

- ..M-Más rápido, estúpido marimo... 

 

Zoro aumentó la rapidez de sus embestidas haciendo que Sanji jadeara cada vez más rápido, acercándose al clímax.

 

Sanji cayó sobre la cama, sintiendo los coletazos del orgasmo. El peliverde salió de él con cuidado y se tumbó a su lado. Ambos se abrazaron y se besaron con cariño, para después descansar en silencio. 

 

El rubio se incorporó para coger la cajetilla de tabaco y el mechero de la mesilla de noche. Se encendió un cigarrillo y volvió a tumbarse al lado de su compañero, ambos mirando hacia el techo. Las luces del alba empezaban a asomar entre las cortinas, y el día llegaba, trayendo consigo las responsabilidades de los actos. 

 

Tras dar unas caladas en silencio... 

 

*Venga, pregúntale* - Oi... Oi, marimo... 

 

- ¿Qué? - *Ahora hay que afrontar las cosas... Tsk* 

 

- ¿Qué hacemos ahora?¿Esto qué ha sido? - *Buena pregunta* 

 

- No lo sé... ¿Qué quieres hacer? - *Todo es tan complicado* 

 

Dio una larga calada a su cigarro - No lo sé... - suspiró. 

 

Hubo un largo e incómodo silencio, durante el cual sus mentes barajaban las miles de prosibles soluciones u opciones a esa situación. 

 

*Me gusta... es atractivo, somos amigos, ésto es nuevo para mí, pero está hecho... No sé...* pensaba el rubio. 

 

*Ha estado muy bien... me ha gustado. No me arrepiento. Pero seguro que él... no querrá que nadie lo sepa, seguro.* pensaba Zoro. 

 

*Además... los otros... ¿lo aceptarían? Los chicos se reirían... y las chicas... Robin-chwan es una jodida fujoshi... ¡ESPERA! ¿¡He pasado de estar colado por Nami-swan a acostarme y estar colado por el marimo!? ¡Dios mío! …Y no me arrepiento. ¡Qué miedo!* rió Sanji para sí en silencio. 

 

*No renunciará a Nami y/o a todas las demás mujeres por un pene... por MI pene... ¿En qué estoy pensando?* pensó Zoro tristemente *Supongo que ha sido un polvo de una noche... bueno, tendré que entrenar para mirarle a la cara sin recordar todas las cosas que hicimos ésta noche...* sonrió para sí *Imposible* 

 

*Supongo que se refería a empezar una relación... una relación homosexual... con el marimo... parece una broma* rió para sí de nuevo *Hacer ésto... tener citas... hombre, somos amigos, así que lo pasaríamos bien, y el sexo... es inmejorable, de hecho, ¡mejor que con una tía!¡Puto marimo, me ha hecho gay! Pero... me da vergüenza proponérselo* 

 

*Venga, Zoro, échale huevos... si te dice que no, le dices que vale, que todo bien... o le pones alguna excusa estúpida como que... que pensaste que él quería éso al preguntarte... Sí, eso es. Vamos, dilo sin más* - Yo... 

 

Los ojos de Sanji se abrieron como platos. *Va a decir algo, venga, por dios... que sea algo bueno*. Le miró. 

 

*Ahora termina la frase* - ...Si tu quieres, estoy dispuesto... a que sea algo serio... 

 

Nada más terminar la frase, Sanji se le abalanzó encima. *¡Sí!¡Estúpido marimo, ¿tan difícil era?!* pensó, pero se limitó a decir – Bueno, podríamos probar... - desviando la mirada. 

 

Zoro le sujetó la cara con una sonrisa arrogante y le obligó a mirarle. Al encontrarse con sus ojos, el rubio no pudo evitar sonreír – Eres un gilipollas – y le besó. 

Notas finales:

TATATACHAAAAANNNN! xD

Bueno, no sé que os habrá parecido...

Pero si me lo dejáis en reviews me haría muy feliz :) !

Tengo un par de proyectos más pendientes, que empezaré cuando pueda, dado que justo ahora empiezo las clases, y entre semana no puedo usar el ordenador :c así que solo podré los findes.

Bueno, lo dicho, dejadme reviews! :3 Cuantas más reviews, antes empezaré el próximo fanfic, tened en cuenta que a todos nos gusta saber que alguien nos lee xD

Lo continuaré pronto :)

HASTA PRONTO! :3


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