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El sexo no lo es todo... o sí por Misakiyeah

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Notas del capitulo:

No es que haya dejado de escribir, si no que lo estoy publicando cada viernes aquí --> http://www.wattpad.com/29978055-el-sexo-no-lo-es-todo-%C2%BFo-si-cap%C3%ADtulo-4

 

 

Espero que les guste y dejen sus comentarios :3

-Pues no, hoy te vas a venir conmigo...

 

-¿Qué? ¿estás loco? -pregunté mientras era agarrado por la cintura, y arrastrado hacia la salida.

 

-Te tengo que enseñar unas cosas -sentenció, como si esa fuese razón suficiente a arriesgarme a perder mi trabajo.

 

-Bill, suéltame -dije, ya estábamos fuera-. Tengo que ir a trabajar.

 

-Deja el trabajo, te pago lo suficiente como para que puedas permitírtelo -no estaba dispuesto a hacerlo por nada, no porque me encantase trabajar en la cafetería, si no porque el trabajo que él me ofrecía no era del todo seguro.

 

-Qué no, pesado. Mira, hagamos una cosa, ya si eso mañana vamos pero ahora no puedo faltar, ¿vale? -la verdad es que solo lo dije para que me dejase en paz, pero su actitud indiferente me molestó.

 

Sin dirigirme la mirada, soltó mi brazo y se dirigió al ascensor, mirándome con una mirada gélida mientras este se cerraba. Solo suspiré pesadamente, no tenía tiempo para juegos de ricos redomados.

 

El sol pegó en mi cara fuerte, mucho más de lo que se notaba por el gran ventanal de la habitación. Lo tapé un poco con mi mano, aunque no sirvió de mucho. Partí corriendo hacia el trabajo, ya que estaba bastante lejos. Al llegar vi como Christian suspiraba de la tranquilidad, llegaba tarde un par de minutos.

 

-Lo sé, lo sé anda ponte el delantal -mandó mi amigo, lanzándome el uniforme.

 

-Lo siento, esto está llenísimo. Más de lo normal... -comenté, anudándome bien el cordel de detrás-. Bueno, venga vamos allá.

 

-¿No sabes lo de la fiesta de mañana? -preguntó mientras sacaba un par de cafés de la maquina, y los ponía en una bandeja.

 

-No, ¿hay algún acontecimiento? -respondí cogiendo mi bandeja correspondiente, yendo detrás.

 

-La ante sala de los Grammys, ya sabes... se celebran el domingo pero mañana hacen una fiesta por todo lo alto para las estrellas.

 

-Pues la verdad es que no tenía ni idea, estoy perdidísimo en todo esto -sonreí, para después girarme a atender a dos señoritas, bastante refinadas por lo que se veía.

 

El ambiente era de lo más glamouroso que podía existir, solo entraban modernos y modernas a tomarse un café sobrecargado de leche por el que pagaban una millonada, con la cual yo me podía hacer cuatro. Me parecía un poco absurdo todo, pero como era mi trabajo, tenía que aguantarlo.

 

-Estoy hecho polvo -dijo mi amigo, encendiéndose un ciggaro el cual cogí y tiré al suelo.

 

-Y lo estarás más si sigues fumando esta mierda, el cigarro es una droga, ¿sabes?

 

-Anda, que tú seas sanito no significa que tenga que serlo yo también. Podríamos quedar mañana, ¿no? Te invito a tomar un helado al centro.

 

No podía aceptar, aunque tenía ganas de quedar con él, pero tenía que ir a la fiesta de los Grammys si quería pillar alguna exclusiva. Tenía en mente tomarme en serio el trabajo que me había dado Bill, no podía fallarle, además de que pagaba muy bien y era mi oportunidad de poder hacerme un nombre como fotógrafo.

 

-No puedo, tengo planes. Lo siento, Christian -desistí, apoyándome en la pared de la parte trasera de la cafetería-. Ostras, es la hora, mi turno ya se ha acabado, ¿me haces el favor de dejarme el delantal dentro? Hoy haces doble turno, ¿no? -pregunté, mientras me quitaba el uniforme.

 

-¿Planes? Oye no te puedes ligar a nadie en esta ciudad, que son todos bastante estúpidos. Si tranquilo, no hay problema pero la próxima si que tienes que venir conmigo, ¿Vale? -preguntó cogiéndome el delantal.

 

-Por eso no te tienes que preocupar -reí-. Vale papá, a la próxima quedo contigo. Hasta el domingo, señorito -me despedí caminando por el callejón que daba al centro.

 

Caminar por la noche de Nueva York, no se podía describir con ninguna palabra más que no fuera magia, ese sentimiento de sentirse pequeño entre todo lo grande. Por lo menos a mí, me alimentaba para seguir adelante y a no abandonar mi sueño, pensando en que todos los que caminaban a mi lado tuvieron que pasar por mi misma situación. Si no arriesgas, no ganas.

 

De repente mi móvil sonó, ese tono de Panic Station me hacía sentir como un gangster cada vez que sonaba.

 

-¿Hola? -saludé, mientras miraba a todos los empresarios que caminaban a mi derecha e izquierda con el aparato en la oreja. Por suerte, no era como ellos.

 

-Hola Sam, ¿te pillo en mal momento? -era él.

 

-No, no te preocupes Chad, ¿qué tal? -no sé porqué, pero sonreí sin darme cuenta.

 

-Bien, he podido parar un momento del trabajo y he pensado en llamarte, ¿tú como estás? -su tono era relajado, gentil. Me sonaba, pero era porque lo conocía desde hace años, aunque perdimos el contacto, su tono se me hacía familiar.

 

-Genial, yo acabo de terminar mi turno y marcho para casa, a descansar un poco. ¿Tienes que volver a trabajar? Pensaba que los diseñadores no eran más que unos vagos -reí nervioso, ese comentario había sonado un poco desafortunado.

 

-Claro, si llegas a la cima de cualquier profesión te conviertes en uno, pero de momento no pasa -rió él conmigo-. Te tengo que dejar Sam, lo siento por la llamada tan corta, pero quería oír tu voz.

 

-No pasa nada -me había sonrojado y agradecido mil veces al cielo que no me pudiera ver en ese momento-. Adiós Chad -me despedí lentamente, intentando despejar de mi mente ese sentimiento tan extraño de dentro.

 

Llegué al hotel y entré en el ascensor lo más rápido que pude, aquél ambiente me hacía sentir incómodo. En mi planta todo estaba desierto, por una parte lo agradecía el no tener que encontrarme con gente de a saber qué estilo, pero me sentía como apartado del mundo. Sonaba raro lo de sentirse marginado, en una de las ciudades más conocidas del mundo, entre tanta gente.

 

Al tirarme sobre aquella cama gigante, encendí la tele, en la cual solo se hablaba de los famosos que asistirían a la fiesta. Quien diría que yo sería uno de ellos, claramente tenía que ir a pedirle un pase a Bill, para pasar desapercibido.

 

Me duché, y me vestí con unos pantalones un poco desgastados que tenía y una camiseta verde. Total, ya no tenía planes para lo que quedaba de noche excepto ver la tele y dormir. Subí a la última planta con mucho cuidado de no toparme con aquella cantante o alguien de su equipo de seguridad, si no seguramente me metería en problemas.

 

No se encontraba, o eso parecía, al tocar varias vees la puerta de aquella habitación, ático de lujo o como él le quisiese decir. Me senté a esperarle, pensando en que volvería pronto. Gran error. Abrí los ojos lentamente, intentando divisar mi habitación.

-Así que ya has despertado -giré mi visita, localizando a Bill en el marco de la puerta.

-¿Qué hago aquí? -pregunté, aún con sueño.

-No lo sé, dímelo tú. Estabas sentado, dormido en la puerta de mi suite como un cachorrito -sonrió de lado, adentrándose hasta sentarse en el borde de la cama-. ¿No has dormido bien?

-Mierda, es cierto. Lo siento -iba a tallarme los ojos, pero caí en que la camiseta que llevaba, era la parte superior de un pijama.

-¿Y esto? -pregunté arremangando la manga.

-Nada, ahora te veías más gatito que zorrito, así que te cambié y te puse uno de los piajamas que me envía mi madre por navidad. Siento que te quede grande -su sonrisa hizo que el colorado de mis mejillas aumentara-. ¿Has venido en busca de un poco de calor? -rápidamente se acercó, hasta quedar a escasos centímetros de mi cara.

-¡Claro que no! -exclamé molesto, apartándolo con mi mano.

-¿Cómo qué no? Mentiroso.

-No tendrías que haberme cambiado de ropa. Venía a pedirte un pase de prensa para los Grammys, lo vengo a buscar mañana -refunfuñé.

Salí de la cama rápidamente e intenté buscar mis prendas, ya que solo me quedaban los boxers los puestos. La verdad es que me daba igual bajar una planta sin pantalones, salí lo más rápido que pude de la habitación, bajé el segundo piso de aquél ático y corrí hacia la puerta, no sin antes ver como bajaba las escaleras tan tranquilo, como si pensase que no me iría.

Cuando giré el pomo, se apresuró en venir a buscarme pero me daba igual, no podía jugar conmigo así. Baje por el ascensor, pero me lo encontré fuera. ¿Había bajado corriendo por las escaleras? Tenía su tupé intacto, pero su respiración era agitada.

-¿Por qué me haces esto zorrito?

-Que tonto eres -intenté evitarlo para pasar, pero me cogió de la muñeca obligando a girarme.

-¿Sabes a quién te diriges a caso? No juegues conmigo, Sam -inquirió, como si le debiese algo.

-¿Perdona? ¡Eres tú el que me manipula como quiere!

-¿No sabes lo que es cortejar a alguien? Niño idiota. Solo intentaba ser amable -suspiró, soltándome.

-Paso de quedarme a discutir con alguien mimado, que habrá tenido todo en la vida y que ahora va de entendido -me giré y caminé hacia la puerta de mi suite, pero nuevamente me detuvo, esta vez empotrándome con la pared.

-¿A caso sabes las cosas que he tenido que hacer para llegar hasta aquí? Quizás el mimado, que se vino a buscar un sueño costeado por sus padres sin dar un palo al agua aquí, eres tú. Iluso. ¿Sabes cmo se mueve Nueva York? ¡Por el sexo, entiéndelo de una vez! Pensaba que lo sabías cuando te visité en el Charlotte's, pero estoy dispuesto a enseñarte -lo último lo susurró, impactando sus labios contra los míos de manera brusca.

 

-¿Sam? -esa voz la conocía perfectamente. Giré a mirarlo con todos mis temores, y efectivamente, era él.

Notas finales:

No es que haya dejado de escribir, si no que lo estoy publicando cada viernes aquí --> http://www.wattpad.com/29978055-el-sexo-no-lo-es-todo-%C2%BFo-si-cap%C3%ADtulo-4

 

 

Espero que les guste y dejen sus comentarios :3


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