Light paseaba su mirada detenidamente por todo el parque. Sentía una profunda mirada en él pero nadie de ahí le sostenía la mirada por más de 5 segundos. Se preguntaba quién era, pero al cabo de un rato decidió no tomarle importancia y seguir viendo al albino jugar por todos lados. Hasta que se le ocurrió una respuesta obvia, algún ángel los estaba observando.
- ¡Matt! –llamo al pelirrojo que estaba viendo con una sonrisa al pequeño jugar
- ¿Qué quieres? –dijo este al estar cerca del castaño
- Un ángel nos observa, quizás dos o tres
- ¿Eh? ¿Cómo lo sabes?
- Siento la mirada de alguien centrada en mi desde hace rato, la única respuesta sería esa
- Malditos ángeles entrometidos, bueno igual no te preocupes, los ángeles no pueden ver el aura de un demonio desde arriba.
- Pero…
- ¡Deja de preocuparte! Carajo contigo, Light –resopló y fue otra vez con el pequeño
- ¿Pasa algo? –pregunto el albino con sus ojos destellando preocupación
- No, nada, tranquilo –dijo el pelirrojo y le revolvió los blancos cabellos- Sigue jugando
- Ehh… De hecho tengo algo de hambre –dijo acariciando su estómago levemente
- Oh, está bien entonces iremos a comer algo, ¿te parece?
- Hai –dijo emocionado y corrió hasta donde Light
- Light, Near tiene hambre –dijo Matt tranquilo mientras veía pasar gente
- Vayamos a comer en el restaurante de Watari y Roger
- Watari y Roger…? -dijo con tono curioso el más pequeño
- Watari era un ángel, Roger un demonio, eran amigos “supuestamente” desde su infancia y fueron echados de ambos lugares por negarse a dejarse de ver, les cortaron las alas, las colas y los tiraron acá a la tierra para ser simples mortales.
- Oh… Entiendo
- Si, bueno igual hacen buena comida vamos
Caminaron mientras le platicaban un poco a Near sobre el mundo humano y el pequeño procesaba todo en su mente, recordando cada cosa que se le estaba diciendo, hasta que por fin llegaron a un restaurante decorado de manera campestre y música alegre.
El lugar estaba parcialmente lleno y Roger se paseaba para ver si había algún problema y en eso vio en la entrada de su restaurante a dos personas que conocía perfectamente.
- ¡Light! ¡Matt! Tenían rato de no venir por aca –sonrío el mayor
- Lo sabemos –contestaron con otra sonrisa
- ¿Y este pequeño…? –lo miro detenidamente, observando lo perfecto que era ese ser
- Su nombre es Near… El último hijo del jefe, es un hibrido…
- ¿Hibrido? –lo miro y luego abrió los ojos- ¡Claro! Ya decía que esos ojos negros se me hacían conocidos…
- ¿Eh? –dijeron los tres jóvenes
- Mejor pasen, pidan algo va por la casa y yo les contare a que me refiero –sonrío y los guio hasta una mesa algo alejada y con el viento revolviéndoles los cabellos a todos
- Bueno, ¿Entonces? ¿Conocía usted a mi padre? –pregunto impaciente el pequeño
- Si, pequeño, se llamaba Neliel Rivers. Era una chico muy hermoso, cabellos blancos y largos como los tuyos y una piel tan blanca como una hoja de papel, además de sus profundos ojos negros, idénticos a los tuyos –sonrío de lado-
- ¿Cómo le conoció? Se supone que él era un ángel… ¿No? –miro extrañado a Light y Matt
- De hecho… Él fue uno de los más hermosos ángeles que existieron, lo conocí porque Watari era muy amigo de él, algo así como un padre… Él venía acá a esconderse de demonios y ángeles siempre que quería verse con tu padre
- ¿Por qué se escondía acá? –pregunto curioso Light viendo todo
- Los ángeles nos tienen tachados, somos una X en su mapa y no pasan por acá y para él no había peligro de que fuese delatado, pero… Nunca pensamos que los demonios se alearían con los ángeles para hacer lo que hicieron, no era nada obvio, no paso por nuestras cabezas…
- Ya veo… -suspiro y fijo su mirada en el pequeño que miraba atentamente el fondo del restaurante- ¿Qué pasa Near?
- ¿Mi papá se quedaba a dormir aquí? –pregunto sin dejar de ver el fondo
- Si, dormía en una habitación que tenemos de descanso… -sonrío de lado
- … -se levantó y corrió hasta el cuarto
- Near! –grito Matt- Disculpa Roger él…
- Tranquilo, se a que fue –sonrío otra vez comiéndose unas papas fritas, confundiendo a los otros dos
El albino abrió la puerta del cuarto del final del pasillo, observo todo con claridad y su nariz se movió un poco, percibiendo un leve olor, un olor muy dulce y suave.
Camino hasta el mueble de madera que estaba al lado de la cama y abrió con cuidado el primer cajón, tomo el colgante que estaba dentro y lo olfateo un poco para luego sonreír y sentarse en la cama.
El colgante era un pequeño broche, un broche que abrió fácilmente. Dentro de este había una fotografía de al que en su mente había comenzado a llamar “papi”, muy pequeña para su gusto pero sonrío y lágrimas de felicidad desbordaron de sus ojos mientras miraba la fotografía.
El chico era realmente hermoso, tal y como lo había descrito Roger, tez tan blanca como una hoja de papel, parecía de porcelana, unos cabellos largos y blancos adornaban la apacible cara de Neliel y en sus profundos ojos negros y la sonrisa sincera, podía percibir lo bueno y amable que era además de que era simplemente hermoso.
Cerró el broche, limpio sus pequeñas lagrimas y con una sonrisa se colgó el objeto en el cuello, ocultándolo dentro de su camisa para que nadie pudiese quitárselo.
Salió del cuarto y camino tranquilamente hasta la mesa donde los demás hablaban y reían.
- Disculpen –sonrío el pequeño y se sentó a comer
- No hay cuidado –dijeron los tres
- ¿Lo encontraste? –soltó al rato el mayor
- Hai –dijo contento
Matt y Light se miraron entre sí, sin entender nada. Se encogieron de hombros y siguieron comiendo.