Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fugitivos I: Buscando Una Razón Para Vivir. por diidi1897

[Reviews - 208]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola Hola! Aun hay gente?

una enorme disculpa, este capitulo ya lo habia subido peeerooo no se porque no se mostraba! jaja XD si aparecia y todo pero pues no se dejaba ver ni nada, la verdad no se porque pero supongo que el motivo es porque lo subi desde el celular y pues con el celular no sale ni madres xD y apenas cheque y todo porque pues dije, no mms no me escriben xD esta culero el cap o que pex? jaja pero hem, creo yo, que no podian abrir el capitulo, espero que sea eso xD 

ahora, los dejo leer 

      Narra Dany         El costado derecho me punzaba. Sentía que algo se estaba quemando en esa parte de mi cuerpo. Levanté un poco mi playera y noté el hematoma que empezaba a hacerse notable justo por debajo de mis costillas. El dolor no era tan insoportable pero si incómodo al querer moverme. 
Llevé mi mano a mi hombro izquierdo y comprobé que la sangre había cuajado, pero el dolor seguía ahí. Suspiré y me acomode de mejor manera sobre el asiento. Mi vista viajó hacia la ventanilla del helicóptero y… no pude ver nada. 
La ventanilla era de un color negro que no me permitía ver hacia el exterior. No sabía hacia qué lugar me estaban llevando, pero los 45 minutos de viaje que llevábamos me hacía pensar que el lugar estaba lejos. 
Muy lejos como para ir en aire.
Muy lejos de Tía Lucy, James, Thomas y de... de Sean. 
Lejos de todos.
¿Pude haber luchado un poco más?
¿Hacer el tiempo necesario como para que Sean y los demás llegaran?
Tal vez.
 
 
Escena Retrospectiva (Flashback)
 
 
El coronel me veía fijamente, me hacía sentir inseguro y Tía Lucy aún seguía en el piso superior pero no lograba escuchar ningún sonido proveniente de esa parte… temiendo que algo le llegara a pasar.
-deberías tener tu atención en mi- otro disparo retumbo en la sala, el proyectil pasó cerca de mi rostro, dejándome sentir el calor y la velocidad que llevaba la bala. Regresé mi atención al coronel.
 Y escuché, después de 1 minuto sin ningún ruido, el grito de Tía Lucy. Observé de reojo hacia las escaleras de la casa, tenía la esperanza de que Tía Lucy bajara por ellas sin ninguna herida. Perdí un poco el interés hacia el coronel, ahora solamente me importaba Tía Lucy.
-ella estará bien si vienes con nosotros, no lo atrases más-
No atrasar lo inevitable.
¿Qué pensabas Daniel? ¿Qué iban a dejar de buscarte? ¿Qué se habían olvidado de ti? ¿Qué iban a dejarte vivir en paz?
 
No. 
Nada de eso.
 
Vi directamente hacia los ojos del coronel, aún me apuntaba con esa extraña arma que jamás había visto, de seguro era una nueva, una… de la que no sabía si podía sobrevivir o una que pudiera evitar.
 
Negro. Ese era el color del arma y no pude evitar pensar en lo ojos de Sean. ¿Podría volver a verlos? ¿Sus ojos podrían volver a verme?
Estaba empezando a pensar en cosas sin sentido, ahora eso era en lo que menos debía preocuparme pero era algo imposible de no hacer.
Me gustaba cuando Sean me veía. Me hacía sentir que era parte de este mundo… que tenía mi lugar. Sin contar poderes, fuerza, habilidad, resistencia. Era parte de un lugar siendo simplemente yo. 
Solo Daniel.
-no tienes que pensar nada muchacho, tu lugar es allá, con otras personas que tienen el mismo inicio y el mismo destino que tu-el coronel bajó el arma y dio dos pasos hacia el frente-no debes dudar-suspiró y en un rápido movimiento su atención se centró en las escaleras, me giré y  vi que un guardia con esa armadura negra con detalles en rojo bajaba lentamente de ellas y pensé en lo peor.
-dijiste que no ibas a hacerle daño, a nadie-mi voz salió seca, el guardia se colocó atrás del coronel
-te lo había dicho siempre en cuanto tú- me señaló con el arma-estuvieras en el helicóptero que nos aguarda allá afuera-
 
¿Por qué tardas tanto Sean? ¿En dónde estás?
 
-¿Cómo voy a saber que los vas a dejar en paz?-… no quería irme, pero si el marcharme con el coronel evitaba que Sean y los demás sufrieran… entonces, sería lo correcto.
-ellos no me interesan, solo tú- su ceja izquierda se arqueó-tú tienes toda mi atención desde el momento en que naciste pero…-se detuvo en seco, sus ojos dejaron de mirar el piso de la sala y los centró en mi-tuviste mucha suerte, a los 15 años tú ya debías de estar en el pentágono o en la NASA-¿pentágono? ¿NASA? ¿Qué eran esos lugares?-eres muy inteligente Daniel, pero puedo ver que tus poderes están siendo suprimidos ¿Por qué?-el coronel se llevó las manos entrelazadas a sus espaldas y empezó a caminar alrededor de mi-el Daniel de antes pudo haberme atacado y yo habría muerto, pero te contuviste ¿te gusta parecer débil? ¿Te gusta ser débil?-se detuvo justo al pie de las escaleras y miró hacia arriba-pudiste haber defendido a esa muchacha si te lo hubieras propuesto, podías haber terminado con todos mis hombres si así lo deseabas- volvió a caminar alrededor de mí y mi vista no pudo apartarse de cada uno de los movimientos que hacía.
¿Qué ganaba con decirme todo eso? Yo ya lo sabía.
Sabía que había dejado a un lado mis poderes. No había vuelto a entrenar y ni a utilizarlos. Observé mis manos, ahora, ya no tenían heridas; estaban limpias, sanas, con uñas bien cuidadas y mis dedos no solo tenían hueso.
-¿crees que te lo mereces?-el coronel nuevamente se situó frente a mí, lo observé fijamente
-¿Qué?- intentaba pensar en su pregunta, en la respuesta… pero nada me venía a la mente. El coronel negó lentamente con la cabeza.
-Daniel, Daniel-suspiró- tú y yo sabemos cómo eres en realidad, tu no encajas en ninguna parte, solo con nosotros, que te ayudaremos a regresar a como eras, con tus poderes, tu fuerza, tu habilidad… y puede que mejores más-… esto no…-tu deber es servirnos, esa muchacha de nombre Lucy, ¿por qué te querría aquí? No son nada-sonrió- y el otro experimento que estaba contigo ¿cómo se llamaba?-
-…Sean…- su nombre me salió en un susurro
-exacto, él-sus cejas se elevaron-él solo quiere suprimirte, que no representes un peligro para todos los que te rodean, quiere volverte débil, torpe, sin nada en especial-
Un… ¿peligro?... ¿yo seguía siendo un peligro?...
-eso no es verdad-murmuré y de nueva cuenta observé mis manos
-claro que lo es, todo mundo busca algo, yo te busco a ti, Sean busca retenerte, esa mujer busca algún beneficio y tú… Tú mi Daniel ¿qué es lo que buscas?-se acercó demasiado a mí tomando mi barbilla entre sus dedos haciendo que lo viera fijamente-tu buscas encajar, pertenecer a alguna parte de este maldito mundo-el coronel me veía fijamente-ven conmigo, tus poderes regresaran, volverás a ser el mismo, y siendo tú, podrás estar muy bien en alguna parte-
Siendo yo…
-cuando tú te vayas, nadie de aquí va a buscarte, nadie va a esperarte y nadie va a extrañarte-liberó mi barbilla pero seguí observándolo fijamente-en cambio yo, estoy aquí, he venido por ti, te he estado buscando porque no soportaba más el estar esperando tu regreso, realmente te necesito-… asintió varias veces con la cabeza y tomó un poco de distancia-ahora…-
Sabia que esperaba una respuesta de mi parte, una positiva. Pero no podía hacerle eso a Tía Lucy, ni a Thomas e incluso a James. Ellos habían sido buena gente conmigo, me habían tratado bien. Me dieron ropa, comida, techo y... risas, muchas risas.
 
No sería algo justo.
 
El lugar estaba en silencio. Observé fijamente al coronel.
-no te creo nada-con una gran velocidad logré que mis poderes se concentraran en mis puños y liberé un ataque contra el coronel que salió disparado y estrellándose contra la puerta de la entrada. Mi poder había zumbado y sentí que extrañaba esa sensación. Observé por tercera vez mis manos, ahora, tenían una pequeña herida en las puntas de mis dedos, el dejar de utilizar mis poderes había hecho que esas pequeñas heridas se cerraran, ahora, volvían a abrirse para dejar salir mis poderes. 
Un ruido estruendoso se escuchó por toda la sala y un profundo ardor y dolor se situó en mi hombro izquierdo, un guardia me había disparado. Con mi brazo sano logré crear una pequeña esfera amarilla, la lancé y el guardia retrocedió. 
El hombro me punzó con más fuerza y la sangré empezó a salir con velocidad. 
Y cuando quise darme cuenta, todos los láseres de las armas estaban apuntando a mi pecho y sabía que también me apuntaban a la cabeza. Moverme sería mortal.
-no voy a dispararte-el coronel empezó a incorporarse, lo observé fijamente-quiero tenerte en buen estado al inicio, no quiero más retrasos-caminó lentamente hacia mí-ese golpe no me dolió, fue potente, lo admito, pero nada más-se acomodó la ropa e hizo un fuerte chasquido con los dedos. El silencio reinó hasta que de soslayo noté que un segundo guardia bajaba por las escaleras pero ahora, traía a Tía Lucy por el cabello, arrastrándola por las escaleras y lastimándola.
El cabello de Tía Lucy se veía espeso, y eso era producto de la sangre que aún le brotaba de la cabeza, ella estaba inconsciente.
-será mejor que vengas con nosotros o daré la orden de matarla a ella y a los demás-hizo un movimiento con la mano y los guardias bajaron las armas, dejando de apuntarme-los dejaremos en paz-… vi que el guardia que tenía a Tía Lucy por los cabellos la colocaba sobre el sofá y la sangré empezó a invadir la tela del mueble.
¿Ella iba a estar bien?
Si irme lograba que ellos no corrieran peligro… entonces…
-No los tocaran... ¿verdad?-el coronel asintió
-lo prometo-suspiré, esto no me lo iba a perdonar pero si el alejarme de ellos significaba que iban a estar bien...entonces yo...
-está bien, iré con ustedes-observé fijamente al coronel y él sonrió
-simplemente volverás a ser lo de antes-todos los guardias empezaron a salir de la casa, el coronel me esperaba en la puerta de la entrada. 
-no… Dany…-la débil voz de Tía Lucy me hizo girar un poco. 
Ella tenía los ojos entreabiertos, me observaba fijamente y yo no soporté verla-no te vayas con…- tosió y quise acercarme… pero no debía-… ellos… Sean… él…-vi como sus ojos se tornaban blancos hasta el punto en que los cerró por completo
-vamos-la voz del coronel evitó que me acercara. Vi por última vez a Tía Lucy y quise arrepentirme de haberla conocido, si no hubiera pasado, ella no estaría en esta situación... pero realmente me había gustado conocerla.
 
A ella y a todos.
 
El coronel y yo salimos, cerré la puerta a mis espaldas y me di cuenta de que toda la casa estaba siendo cubierta por un potente campo de invisibilidad y tiempo. Uno que rara vez utilizaban. Observé hacia donde se suponía debía estar el cielo, pero en su lugar estaba esa espesa capa en la cual, viajaban pequeñas descargas eléctricas. Las personas de afuera no veían nada de lo que pasaba, tampoco escuchaban algo. La casa era normal desde el exterior. Y lo increíble del campo era el “tiempo”, el cual, lograba que todo fuera transportado a un mundo paralelo en el que, las cosas verdaderas no sufrían ningún daño. 
Logrando que cuando Sean y los demás llegaran no vieran todo el desorden que había hecho. 
Esa ilusión era sorprendente
Pero las heridas de Tía Lucy seguirían ahí.
Tal vez iban a dejarle marca 
Pero era lo mejor, quería convencerme de que lo era. Todos ellos eran buenas personas no quería que algo malo les sucediera. 
Observe de reojo al coronel, quien caminaba a mi lado. 
Él era una persona mala. Debía cuidarme de él.
 
Y de la nada, un gran peso me calló sobre los hombros. Era una sensación que no me permitía respirar adecuadamente.
 
Preocupación.
 
Ese era el sentimiento que, por segunda vez en mi vida me invadía.
La primera había sido cuando quise evitar a toda costa que Sean se enterara que yo era un asesino. 
Un asesino desde niño.
 
Sentí una mano en mi hombro y mi vista se encontró con la del coronel.
-fue una elección muy sabia de tu parte, evitaremos que los pongas en peligro-...
Y de nuevo esa palabra que tanto odiaba.
 
Guardé silencio. Algo que había aprendido muy bien en el laboratorio era que uno debía mantenerse en silencio para evitar los problemas.
Eso haría yo.
Solo esperaba... que el tiempo se pasara rápido.
 
Fin Escena Retrospectiva (Flashback)
 
El viaje a quien sabe que parte se me estaba haciendo interminable. Estaba un poco aburrido porque de los dos guardias que estaban frente a mí y el coronel, a mi lado, no mencionaba nada.
Suspire y me volví a acomodar en el asiento. Era incómodo. Me sentía incómodo, sabía que todos prestaban atención al más mínimo movimiento que creaba mi cuerpo, pero no podía evitarlo. Ya no estaba acostumbrado a estar en pequeños lugares. Esperaba... que el lugar a donde nos dirigíamos no fuera tan horrible.
 
Volví a suspirar.
-¿a dónde vamos?- pregunté al aire esperando que alguien me respondiera
-no seas impaciente, es un lugar apartado- y el que me respondió fue el coronel.
 
¿Apartado?
¿Apartado de qué?
¿De la ciudad?
¿De la fábrica?
¿Del mar?
... De... ¿De Sean?...
 
Decidí guardar silencio.
 
Mi vista regreso a la ventanilla del helicóptero y nuevamente no pude ver nada. 
A los 10 minutos de empezar el vuelo, había intentado utilizar mis poderes para ver el exterior pero tal parecía que los nuevos materiales que habían creado, eran en contra de mis poderes. Nada me permitía utilizarlos plenamente.
¿Qué más suprimirá mis poderes?
 
Mi vista viajó hacia un reloj que había sobre la cabeza de un guardia que marcaban las 13:15.
 
¿Sean y los demás ya habrán regresado?
¿Se habrán dado cuenta de qué no estoy?
Me... ¿Me estarán buscando?
 
No pude evitar sentirme triste.
Los había dejado porque así yo lo elegí.
Ahora no había vuelta atrás.
Sabía que una vez entrara a ese lugar al que me llevaban  no podría salir. 
Lo presentía.
 
El silencio volvió a reinar y yo me dedique en jugar con mis dedos y a observarlos. Mis uñas estaban bien cuidadas; con un buen tamaño, color y sin estar astilladas. Me gustaba como se veían, esperaba poder mantenerlas un poco más de tiempo de esa manera.
-ya hemos llegado- el coronel rompió el largo silencio, lo observé por un momento y después empecé a sentir que el helicóptero iba descendiendo.
 
Tal vez al salir del helicóptero tendría la oportunidad de ver en qué lugar estábamos o por lo menos intentar ubicarme un poco.
Cuando dejé de escuchar el sonido de las hélices, los guardias se levantaron de sus asientos al igual que el coronel. La pequeña puerta fue abierta por un guardia y el primero en bajar fue el coronel seguido de un guardia. El otro guardia me quitó los cinturones de seguridad y con mucha fuerza, más de la necesaria, me tomó de la muñeca izquierda y en un rápido movimiento me colocó una especie de pulsera en color negro y que de igual madera a las armaduras que tenían los guardias, la pulsera tenía algunos detalles en rojo que brillaban levemente. 
El guardia presionó unas cuantas partes del metal, la pulsera hizo un pequeño ruido e inmediatamente sentí como el metal se redujo un poco y apretó con más fuerza mi muñeca. Su color rojo cambió lentamente a un azul marino.
Por lo menos era un color que me gustaba.
-¿Para qué es?, ¿Con ella me mantendrán vigilado?- ya había tenido uno similar...
-guarda silencio- y esa fue su respuesta. Me tomó con fuerza del brazo izquierdo he hizo que me levantara del pequeño asiento que ocupé por una eternidad- baja y no intentes nada- me advirtió.
Desde que había seguido al coronel decidí comportarme y guardar silencio, eso ahorraba muchos problemas y era lo mejor que alguien en mi situación podría hacer.
 
Al bajar del helicóptero me decepcione un poco al ver que no habíamos aterrizado en el exterior, si no que estábamos en el interior de alguna instalación.
Suspiré derrotado. Ahora me iba a ser imposible el darme alguna idea de en donde nos encontrábamos.
 
Observé bien a mí al rededor, era una gran estructura metálica, solo había 6 lámparas en el techo con forma de óvalo que daban una potente luz blanca, los rincones del lugar estaban oscuros y las paredes apenas y eran iluminadas. 
Era un lugar subterráneo y muy oscuro, aparte de que no logré darme cuenta por en donde habíamos entrado, si por arriba o por alguna pared.
-vamos- el coronel empezó a caminar, un guardia se colocó a mi lado y el que me puso la pulsera de metal se posicionó atrás de mí.
 
Caminamos en silencio hasta quedar frente a una puerta de metal, el guardia que estaba a mi lado insertó un código con números en la pequeña pantalla táctil que había justo a un lado de la puerta. La pantalla hizo un ligero ruido y se prendió un foco verde en la parte superior derecha y...
Creí que eso iba a ser todo, pero luego, el guardia insertó otro código, ahora eran letras y números combinados entre sí. El nuevo código fue aceptado y la pantalla de deslizo ligeramente hacia la derecha dejando a la vista un teclado negro; contenía solamente números que prendían en color blanco. El guardia presionó el número 10 y luego el 0... ¿Qué se suponía que significaba eso? estaba seguro de que no eran una contraseña, ambos números significaban algo... ¿pero qué?
Y para sorprenderme aún más, en la pantalla apareció otro pequeño menú que solicitaba las huellas dactilares y un escaneo de pupilas.
El guardia hizo cuidadosamente lo que la pantalla solicitaba.
 
¿Todo eso era seguridad? ¿Tanto? ¿Por qué?
 
Empezaba a inquietarme un poco sobre el lugar en el que nos encontrábamos; claramente no era un laboratorio ordinario, este, por lo poco que ya había visto podía deducir que la seguridad era demasiado extremosa y muy complicada para alguien que nunca antes haya entrado. Tal vez las cámaras y los guardias también serían bastantes.
 
La enorme puerta de metal se abrió y me di cuenta de que era un elevador ¿Tanto por un simple elevador?
No era posible.
 
-andando- me ordenó un guardia. Todos entramos al elevador, esta vez, me coloqué a un lado del coronel y los dos guardias atrás de nosotros. Las puertas se cerraron y suspiré levemente.
-una vez lleguemos a la sección en donde vas a quedarte te harán un examen general, medirán tu fuerza, agilidad y habilidad tanto física como mental, veremos desde que punto vamos a empezar.- el coronel mientras me hablaba no volteó a verme ni una vez.
-¿empezar qué?- lo observé por medio del reflejo que había en la puerta del elevador.
-un nuevo entrenamiento, al final debes obtener grandes habilidades, más de las que ya tienes- no entendí muy bien cuál era el objetivo; pero algo sobre lo que aprendí del coronel, por verlo escasas veces, es que él era un hombre de pocas palabras, nunca decía lo suficiente pero tampoco decía poco. Era algo estresante.
 
Volvimos a quedarnos en silencio, me dedique a recorrer con la vista todo el elevador.
Sus paredes eran de un color plateado/azulado, estaban extremadamente limpios haciendo que todo lo que tuvieran sus paredes enfrente, se reflejara. En el techo había una pequeña luz blanca que alumbraba muy bien el pequeño espacio que tenía el elevador; noté que no había botones por ninguna parte como para seleccionar otro piso o detener el elevador, tampoco estaba el indicador del mismo, así que no sabía muy bien que pisos íbamos dejando abajo o arriba.
 
Recordé todos los botones que había presionado el guardia, eran el 10 y el 0 entonces...
¿íbamos al piso 10?
De ser así ¡Este lugar era enorme! o al menos esa era la conclusión que había tomado.
 
Las puertas se abrieron y el coronel salió primero, después le siguió un guardia, luego yo y al último el guardia que me colocó la pulsera. Volvimos a caminar en silencio por otro largo pasillo que tenía las paredes en blanco al igual que el piso. En el techo se veían gruesas tuberías entrelazadas unas con otras. La intensa luz blanca que había por todo el lugar era provocada por unas enormes lámparas rectangulares que estaban afiladas unas con otras pegadas en la pared. Con la luz que daban esas lámparas me sentí un poco abrumado.
Caminamos por largo tiempo en línea recta y de vez en cuando dábamos vueltas a la derecha o hacia la izquierda, pero al pasar ya un rato en la misma situación me pareció que no avanzábamos a ningún lugar, solo caminábamos a lo tonto. Empecé a confundirme.
 
-los pasillos tienen unos cuantos secretos, no desesperes- la voz del coronel dándome la explicación que necesitaba salió antes de que formulara una pregunta.
-¿Qué tipo de secretos?- observé el rostro del coronel y me di cuenta de que lo único que se movía en él, eran sus ojos, y eso fue cuando volteó a verme por un escaso momento
-tecnología moderna, solo eso-... y ahí acababa la explicación.
 
Recorrí un poco más con mi vista el pasillo, observándolo a detalle, las paredes, el techo, las tuberías... pero por más que buscaba algo fuera de lugar... nada aparecía.
A punto de desesperarme, dimos otra vuelta hacia la derecha y esta vez, a 10 pasos de donde estábamos había una puerta blanca bastante normal para mi gusto, no tenía pantallas ni teclado con números que prendían en el odioso blanco. Si, era una puerta blanca común y corriente.
Que alegría.
El guardia que me había colocado la pulsera fue el encargado de abrirla. Perilla y movimiento de una puerta normal.
La curiosidad me invadió por completo ¿Qué había detrás de ella? ¿Más pasillos? Rogaba por que no fuera así ¿Más puertas? Todo menos eso ¿Más Luces blancas? Mejor que no hubiera nada extraño, ya no lo soportaría.
 La puerta se abrió por completo, el coronel fue el primero en entrar y después el guardia que abrió la puerta
-camina- el otro guardia me apuró a entrar y lo obedecí al instante.
 
Crucé la puerta y lo primero que noté fue que si había luz blanca, pero solo la necesaria para alumbrar un largo camino de lo que parecía ser un puente ya que a los costados de ese supuesto puente había solamente oscuridad.
Las pequeñas y pocas luces que había estaban en fila, eran las únicas que alumbraban en toda esa penumbra. Visualicé un poco más a lo lejos y noté otra luz al final que, al parecer, era un foco grande que daba una luz roja que prendía y apagaba lentamente.
Empezamos a cruzar el puente, nuestros casi silencioso pasos resonaban por todo el lugar. Me acerqué un poco al límite que marcaban las pequeñas luces blancas y me asomé un poco hacia abajo...
No había casi nada, solo a excepción de otras luces blancas que parecían alumbrar a otros puentes.
Y entonces pensé por un momento. ¿Estábamos yendo hacia arriba o hacia abajo?
Observé hacia la parte de arriba y noté otras luces en fila.
Pero la oscuridad qué reinaba en el lugar era mucho más que esas pequeña iluminación que había.
-¿Por qué está tan oscuro?- ya habíamos caminado poco más de la mitad y ya me parecía bastante largo
-por seguridad-... ¿Y cómo se suponía que la falta de iluminación era para una buena seguridad?
Seguimos caminado un poco más hasta que estuvimos frente a otra puerta, pero esta si era de metal y sobre ella estaba ese foco que daba luz roja; noté que a los lados de la puerta había apiladas unas cuantas cajas.
Un guardia se encargó de abrir la puerta
-¿Qué hay en las cajas?-
-fórmulas y medicamento de nuestra autoría, los repartimos internacionalmente- volvió a contestarme el coronel.
 
Todos pasamos por la puerta y rogaba mentalmente porque ya no camináramos más por extraños lugares, me hacía perder un poco más la esperanza de volver a salir.
Tal vez y solo tal vez me había equivocado en la decisión qué había toma...
-Hoy te mostraré los lugares que frecuentaras, el lugar en donde descansaras y la medicación y tratamientos que vas a llevar- el coronel, sin quererlo, había interrumpido mis pensamientos - sobre tus alimentos no tienes de qué preocuparte, te daremos lo esencial para mantenerte fuerte y bien hidratado. Realmente esperaba que cumpliera con lo dicho, no soportaría estar como antes.
Observé el interior que resguardaba esa puerta de metal; eran a un montón de científicos con sus batas blancas que les cubrían del cuello hasta un poco más abajo de las rodillas. Usaban un cubre bocas totalmente blanco, sus cabellos, tanto hombres como mujeres, eran cubiertos por un tipo gorro color blanco y casi transparente. En el lugar también había cuartos hechos con puro cristal, dejando ver lo que había en su interior; eran más experimentos... a más como yo.
Al notar nuestra presencia todos los experimentos quedaron en silencio, a excepción de los científicos que seguían trabajando, nos ignoraban apenas un poco, ya que conforme nosotros íbamos avanzando, ellos, dejaban solo por un pequeño momento sus labores para girarse hacia el coronel y dar un pequeño saludo con su mano muy recta justo sobre sus cejas.
¿Era señal del respeto? siempre lo hacían en presencia del coronel pero nunca lo supe con claridad.
En cambio, "Los iguales a mi" me observaban fijamente, algunos me veían de pies a cabeza y otros simplemente se concentraban en mi rostro. Me miraban porque... ¿Nunca había estado en ese lugar? o era porque... no lo sabía.
Los sujetos a prueba vestían con sudaderas blancas y pantalones en azul marino, había mujeres y hombres. Sólo alcancé a ver 5 niños.
-Coronel, bienvenido a la zona de poderes elementales; tierra, agua, aire, fuego, electricidad, hielo, vegetal, meteorología y todo lo relacionado con la naturaleza- uno de los tantos científicos que había en el lugar se había acercado a nosotros, específicamente hacia el coronel, explicando sobre lo que trataba su área.
-más tarde quiero escuchar avances- el frío rostro del coronel no en cambio en nada conforme escuchaba y hablaba, esta vez, su único movimiento era la boca.
-Por supuesto coronel, ahora mismo puedo hacerle una demostración- observé con atención al científico. Usaba guantes negros que parecían ser de un material tieso y que no se estiraba mucho. Sus dedos eran largos y delgados que se entrelazaban entre sí, suponía que era por los nervios de estar hablando con el coronel, todo mundo hacía eso cuando se trataba de él.
Bajé un poco más la mirada y vi que el científico utilizaba zapatos negros que le cubrían completamente los pies y las piernas. Zapatos muy extraños a mi parecer.
Regresé mi vista a su rostro y el científico volteó a verme.
-yo le informaré cuando quiera una demostración, confió en que todo está bajo control- cuando el coronel habló. El científico dejó de verme para prestar toda su atención a él.
-como usted ordene, coronel- nuevamente volvió a mirarme y sonrió ligeramente. Más para él que para relajarme-¿Y él?... ¿Un nuevo poder elemental?-preguntó sin dejar de verme de arriba hacia abajo
-no, continúe con su labor- el coronel empezó a avanzar después de su corta respuesta y orden. Pasamos entre más científicos que, esta vez, me miraban de reojo. Respire silenciosa y hondamente para tranquilizarme, di gracias mentalmente al coronel por no dejarme en un lugar así, esperaba que mi verdadero lugar no fuera tan aterrador como el que íbamos dejando atrás. Salimos de esa área y caminamos por otro pasillo, el cual, tenía la luz un poco menos cegadora que los demás. 
Suspiré al ver que nos acercábamos a otro elevador, aunque parecía un poco más normal ya no quería hacerme ilusiones, tal vez y este nos llevaba a un lugar mucho peor al que habíamos dejado atrás. El coronel llamó al elevador, las puertas se abrieron y sólo un guardia se quedó en ese piso. El guardia que me había colocado la pulsera aún iba con nosotros.
-iremos directamente a tu área y te presentaré a la persona que estará a cargo de tus avances- las puertas del elevador se cerraron y empezó a moverse. Ya no sabía muy bien si íbamos hacia arriba o hacia abajo, decidí dejar de pensar en eso.
-¿Y el otro guardia? ¿Por qué no vino con nosotros?- vi directamente hacia la espalda del coronel, él estaba adelante de mí y el guardia a mi lado.
-esa es su área de trabajo y deja ya de hacer preguntas absurdas- suspiró. No eran preguntas absurdas, realmente me interesaba saberlo. Mejor guardé silencio, no quería hacerlo enojar. Para no aburrirme decidí ver a detalle la armadura que portaba el guardia. Los zapatos eran negros y brillaban ligeramente por la luz que había en el elevador. Su pantalón era extraño, se veía grueso y parecía ser de metal o de algún otro material grueso y resistente. Se veía extraño, realmente no sabía muy bien de qué estaba hecho. El pecho se veía un poco más afuera de lo normal, también estaba cubierto por ese material duro y brillante; al igual que los brazos, las manos y en el cuello. Su cabeza era cubierta por algo que se parecía más a un cristal negro, tenía varias luces en rojo y todo era cubierto por ese cristal a excepción de la punta de su nariz y los labios. Cargaba con un arma, era enorme, del mismo color y con las mismas luces rojas que cubrían todo el traje.
Mis ataques eran inútiles contra todo eso que se cargaba; tal vez con el paso del tiempo en este lugar, podría descubrir como atacarles eficazmente y tal vez, solo tal vez, podría escapar…
¿Otra vez pensando en eso Daniel?
En primera, tú habías decidido por cuenta propia venir con ellos
Segunda: Los de la fábrica ya no estaban bajo peligro
Tercera y última… ya no podría lastimarlos en ningún sentido. Ya no.
Realmente fue la mejor decisión que pude haber tomado aunque realmente no sabía como iba a tomárselo Sean. Tantas cosas que me había dicho y yo sí las había escuchado… pero ahora, ya no importaban. Realmente debía evitar pensar en cosas innecesarias. Ya estaba en los laboratorios y no había marcha atrás. Ni ellos ni yo sabíamos en donde estaba, era algo imposible volver a salir.
Las puertas del elevador se abrieron dejándome ver un lugar repleto de metal y poco cristal. Mesas, pisos, techo y paredes de metal. Y justo al fondo del lugar se encontraba un gran ventanal que dejaba ver el fondo blanco, era la zona de pruebas físicas. El lugar que más iba a visitar, de seguro.
El coronel y yo avanzamos, el guardia se posicionó a un lado de la puerta del elevador, justo cuando empezaba a cerrarse. Otro guardia estaba del otro lado de la puerta. Ambos tenían la enorme arma frente a su pecho y con las piernas ligeramente separadas. Ahí se quedaron. Sin moverse ni un poco.
-andando- camine lentamente junto al coronel, pasamos entre varias mesas que tenían papeles y material de laboratorio. No había nada de gente. Avanzamos un poco más y justo en un rincón del laboratorio que era iluminado por una lámpara del mismo tipo que había por todos los pasillos. Rectangular y con una potente luz blanca que alumbraba perfectamente todo lo que esa mesa del rincón tenía encima. También alumbraba a una persona que estaba sentada frente a la mesa y dándonos la espalda, era una mujer; tenía el cabello largo y completamente lacio, estaba de un color castaño. Se le veía muy concentrada escribiendo algo en una libreta.
El coronel y yo nos aproximamos un poco más colocándonos a un lado de ella.
-Caroline- dejó de escribir al momento de escuchar la voz del coronel y volteo a vernos. Usaba lentes y aún con ellos se le notaban las enormes ojeras tan negras que tenía. Nos observó por un poco de tiempo en silencio. Solo observándonos alternadamente. Se le veía extremadamente cansada, su piel estaba sin color y con los ojos completamente rojos, casi cerrándose. Usaba una bata blanca que le llegaba hasta las corvas, sus mangas estaban enrolladas hasta los codos.
Parpadeó rápidamente y se acomodó con los dedos índice y medio los lentes que se le habían resbalado un poco por el puente de la nariz. 
De un momento a otro su expresión cambió ligeramente y sonrió.
-ya llegaste- me estaba dando la impresión de que ignoraba por completo la presencia del coronel, simplemente observándome más a mí. También me sonrió al verme directamente a los ojos. 
Con una velocidad que me asustó, se levantó de su asiento y se acercó a mí, colocó sus manos sobre mis hombros
-qué bueno que regresaste- su sonrisa se hizo más grande aún ¿qué bueno que regrese?...- tenías a medio mundo como loco buscándote- apretó ligeramente mis hombros y me pareció que iba a llorar
-ella se llama Caroline, estará a cargo de tus avances tomándote muestras cada 6 días-me explicó el coronel-debo sobresaltar, Caroline, que tu no le administraras medicamentos ni nada parecido, solamente muestras y registros ¿entiendes?-… Caroline liberó mis hombros y tomó un poco de distancia
-lo sé, no estoy “capacitada” para más- hizo el signo de comillas con sus dedos y se giró a su mesa, acomodó unos cuantos papeles, parecía estar buscando algo hasta que, después de unos momentos, tomó entre sus manos un porta-papeles y volvió a girarse a mi-te enseñaré las áreas que frecuentaras y al final te haré un examen general ¿vamos?-una de sus cejas se arqueo y me sonrió. La vi un momento en silencio hasta que el coronel habló -me retiro, cuento contigo Caroline- ambos se vieron fijamente unos instantes-ya sabes qué sucederá si mis ordenes no son acatadas correctamente-vi que Caroline apartaba la mirada un momento y luego la regresaba directamente a los ojos del coronel pero sin la sonrisa -no te preocupes, todo está bajo control-de pronto empecé a sentirme incómodo ¿ellos no se llevaban bien? -de acuerdo- y sin decir nada más, se giró sobre sus talones y empezó a alejarse. Caroline y yo nos quedamos en silencio, ella simplemente veía por donde el coronel desapareció y yo la observaba fijamente. Su rostro se me hacía vagamente familiar, tal vez la había visto por los pasillos del otro laboratorio o algo por el estilo, de todos modos ella también era una científica, en algún momento nos habremos cruzado.

Caroline regresó su mirada a mí y volvió a sonreír-

-vamos, tenemos muchas cosas por hacer- empezó a caminar hacia el mismo lugar donde se había ido el coronel, la seguí unos cuantos pasos atrás.

Caminamos en silencio hasta llegar frente al mismo elevador de donde yo había entrado, los guardias seguían en su lugar. Ella llamó al elevador, esperamos en silencio hasta que las puertas se abrieron y ambos entramos.

Cuando las puertas se volvieron a cerrar, ella suspiró mientras presionaba un botón rojo que había a su lado, el elevador se detuvo, ella se recargó en una pared, se retiró un momento las gafas y se cubrió el rostro. Nos quedamos en silencio hasta que logré escuchar ese sonido que me era tan familiar…

Sus dedos presionaron con fuerza los parpados pero las lágrimas seguían bajando por sus mejillas ¿Qué le estaba sucediendo? Me mantuve observándola por unos instantes, parecía que realmente estaba sufriendo por algo, tal vez un dolor físico. No soporté más el casi silencio

-¿le duele algo?- ella se fue calmando lentamente hasta que la vi sonreír levemente

-no te preocupes, a veces me dan estos arranques por el estrés- se calmó lentamente y volvió a ponerse los lentes, se giró un poco vio su reflejo en las paredes del elevador-estoy echa un desastre-pasó sus dedos entre sus cabellos intentando acomodarlo un poco-últimamente no he dormido más de 4 horas-volteó a verme y sonrió-pero me gusta mi trabajo-se miró un poco más por el reflejo hasta que se volteó por completo y me observó en silencio-quita esa cara de preocupación-estiró uno de sus brazos hacia mí y… sus dedos entraron en contacto con mi cabello, los revolvió unos instantes y sonrió.

Su tacto hizo que sintiera un escalofrío por todo mi cuerpo… me gustó tanto la sensación que me daban ganas de cerrar los ojos… y casi lo hacía de no ser que dejó de tocarme y volvió a presionar el botón rojo permitiendo que el elevador avanzara. Suspiré inaudiblemente y me recargué en una de las paredes del elevador.

El tacto me hizo recordar a Sean, a lo mejor nunca más lo volvía a ver... 

Nuevamente me arrepentí de la opción que elegí.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Notas finales:

D: espero que les haya gustado! 

tengo cosas que medio contarles xD espero que aun me lean y si no, ya saben, la historia estara para ustedes siempre :3 o eso espero XD 

cuidense y, muchas gracias 

nos estamos leyendo :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).