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EL SOLDADO PERFECTO por Polaris

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Notas del capitulo:

Buenas noches!!!!

espero que sigan leyendome y que les gusten estas pequeñas ventanas a la vida cotidiana... todo lo cotidiano que habria en la vida de Heero sin guerras, armas... de por medio.

Milliardo Piscraph, era otro de los vecinos de Treize y Heero.

            Un hombre rubio, alto, de increíbles ojos azules... Las mujeres solían compararlos con el cielo más claro y poner su galantería, cómo el bocado más deseable.

            En si, Milliardo era el hombre más cotizado de su universidad, de la calle Gundam, del trabajo de medio tiempo, de los sitios que frecuentaba para relajarse e incluso, de las tiendas de ropa que visitaba.

            Pero... Actualmente, Milliardo sólo era el hombre que lidiaba con Heero, quien le había echo su victima en esta ocasión.

            ¿Con que?

            Milliardo aun recordaba el mal día en que Heero le había visto besar a Noin, en pleno centro comercial, en un arrebato impropio suyo, cuando apenas el día anterior, Heero le había visto llevar a Catherine a su casa.

            Y la mismísima Catherine, le había dicho a Heero, que ella era su novia.

            Ahora, Heero le reclamaba el cumplirle la promesa que le hizo y misma que le reclamo frente a la susodicha.

            Ahora Catherine esperaba un anillo de matrimonio... Raramente.

 

-Dijiste que lo harías - Reclamo Heero. Milliardo lo llevaba arrastrando del brazo, con dirección a la casa de Treize: la 01 de la avenida Gundam.

 

            Treize los miro pasar la reja, el empedrado, el pórtico y atravesar la sala, para sentarse en la cocina con él, que estaba más que ocupado haciendo macramé.

            Treize, aún no entendía cómo es que Heero, lograba meterse en tantos problemas. Él era sumamente tranquilo en su infancia, no causaba muchos inconvenientes... Lo más grave, que recordará, había sido rasurarle la cabeza a su prima de diez meses... Pero nada más.

            Seguramente, se debía a la parte de Heero: si, eso tenía que ser. No existía otra respuesta.

            Heero Yui le heredó la tendencia a meterse en líos a su hijo.

 

-Pero soy yo quien tiene que lidiar con ello.- Suspiro Treize - Me hubiera gustado verte hacerlo, amor mío.

 

            Milliardo le sirvió un vaso de leche a Heero, alegando el calcio y minerales varios, esenciales en el crecimiento y que Heero tenia que tomar, si quería llegar a ser el soldado perfecto... Si, Milliardo era una especie de hermano mayor para Heero y cómo cualquier hermano mayor, no se salvaba de ser molestado.

 

-¡Ya cállate, Heero! - Trato de silenciarlo. Milliardo estaba perdiendo la paciencia, para el deleite de Treize que no estaba acostumbrado a verlo de esa forma.- ¿Ahora que le digo a Catherine?

-La verdad.- Dijo Heero -Eres un hombre, Milli, compórtate como tal. Dile que no piensas comprometerte y que la relación no da para más.

-¡Muy fácil para ti, el decirlo! - Se quejó - Soy un hombre, sí... Un hombre que quiere seguir vivo.- Entonces, Milliardo se dirigió a Treize, quien se tenso y dejó su macramé en la mesa. Se limpio las manos y antes de poder decirle algo, Milliardo volvió al ataque - Treize, tu hijo acaba de fregarme los planes de irme con Noin, intacto...

-No estoy entendiendo - Dijo Treize.

-Treize... Tengo novia - Treize asintió, eso ya lo sabia.- La cual, ya no puedo seguir viendo. Mi amor, mi verdadero amor a regresado al país y la besé, en un arrebato de pasión e inocencia, por.. Es complicado.

-Creo que logro entenderlo.... Y obviamente, Heero no lo va a entender, es demasiado pequeño.

-El chiste, es que no quiero lastimar a Catherine, es una buena amiga, es linda y la quiero. Pero, me niego a dejar de ser monógamo por mi cobardía. Es sólo que no logro dar con las palabras correctas... Ahora menos que gracias a Heero, Catherine se a quedado con la idea de que le voy a pedir matrimonio.

 

            ¡¡Oh!!

            Treize ahora entendía.

            Menos mal que Heero no había masacrado a nadie a golpes ó espiado.... Esta vez.

 

-Milliardo, Heero, te a dado una excusa perfecta - Milliardo arqueo una ceja, incrédulo. ¿de que forma, Heero, le había ayudado? Hasta donde él entendía, estaba fregado.- Dale a Catherine un perrito.

-Ella los odia - Susurró no logrando ver a donde iba Treize.

-Ese es el punto. Una persona no puede casarse al menos que logre mantener con vida por seis meses a una planta y a una mascota.- Milliardo se rasco desesperadamente la cabeza.- Se que suena a un mito, pero, es verdad. La responsabilidad y el compromiso que acarrea una relación, es comprobada con esos simples hechos. Al mínimo descuido al perrito, le dices a Catherine que ella no esta preparada para una relación de matrimonio, en la que de por si, tú quieres hijos y que todo sea miel sobre hojuelas.

-No creo.

-Confía en mi, Treize. Es una prueba infalible.

-¿Y cómo haré que ella descuide al cachorro o deje morir a la planta?

-Heero - Llamo Treize con fuerza, Heero se puso en posición firme, con los brazos a los costados y con el mentón en alto. Milliardo admitió que el porte era de un soldado.- Soldado Heero Yui, tiene misión que cumplir. - Heero siquiera parpadeo - A las mil setecientas horas, Milliardo Pischrap dejara un perrito y una planta en la casa 07... Cada dos días a la semana, la regaras con agua fría, calentada previamente en el microondas hasta verla secarse y ensuciarás al cachorro con lodo, las veces que sea necesarias, asegurándote que contraiga pulgas. Todo esto, sin ser detectado.- Milliardo ya se veía visitando al veterinario para que le diera una vacuna antipulgas... Pero, valía la pena aceptar el plan. Treize nunca se equivocaba. O al menos no que él, supiera - ¿Acepta la misión, Heero Yui?

-Misión aceptada.

 

            Y a Milliardo no le extraño ni la seriedad, ni el tono, ni el saludo de Heero...

            Sin duda, Heero estaba más que obsesionado con ser el soldado perfecto.

            Cuando Milliardo se fue, Heero miro molesto a su papá.

 

-No cumplió con su palabra, papá.

-No todos lo hacen - Le contesto.- Las promesas pierden fuerza hoy en día ante la comodidad.

-Un soldado tiene que ser honesto - Treize le miro - Un soldado tiene que tener una ética que respetar.

-Y Milliardo no es un soldado, no cómo el gran soldado que llegaras a ser, Heero.

-¿Me falta algo? - Pregunto aun serio.

 

            Heero no dejo que el elogio se le subiera a la cabeza, no así, a sus mejillas coloreadas. Treize amaba la sencillez de su hijo.

            Era aún tan inocente.

 

-Un soldado es amable.

 

Notas finales:

muchas gracias por leerme...


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