CAPÍTULO 24: Los azares del destino
Kyuhyun estaba atendiendo los pedidos florales en Together con bastante normalidad.
–Muchas gracias –le dijo su reciente cliente, sosteniendo el arreglo florar que el castaño le acababa de pasar.
–Gracias a usted por su compra –Kyuhyun sonrió. –Vuelva pronto. –Hizo una reverencia.
El cliente correspondió su gesto y salió del lugar, haciendo sonar la campanilla que colgaba de la puerta. Kyuhyun suspiró en cuanto quedó a solas nuevamente y fijó la mirada en la cartilla de arreglos florales que minutos antes le había enseñado a su cliente.
Uno, dos, tres… y la campanilla volvió a sonar, esta vez anunciando que alguien acababa de llegar. Sin prestar demasiada atención, Kyuhyun pronunció un “Bienvenido” que no obtuvo respuesta alguna. Levantó la mirada, y su corazón dio un vuelco cuando se dio cuenta de que quien ahora estaba frente a él era el mismísimo Shim Changmin. Se quedó en silencio, inmóvil, sin ser capaz de pronunciar palabra alguna mientras el mayor se acercaba lentamente a él.
En verdad, Sería bueno si pudiéramos olvidar y desechar
Todo excepto lo que realmente importa
Pero la realidad es cruel.
–Kyuhyun… –Dijo al fin Shim, respirando lo suficiente hasta que sintió que sus pulmones estaban llenos de aire, era tonto, pero sentía que podría desplomarse en cualquier momento estando frente al menor, así que debía prepararse bien –Tiempo sin verte… ¿has estado bien? –Remató.
Kyuhyun se convenció al fin de que aquello no era un sueño ni un espectro irreal, y finalmente pudo salir de de su estupefacción para contestar.
–Es cierto, ha pasado tiempo, Changmin… –era estúpido, y bien sabía que lo peor en ese momento era mostrarle demasiada empatía, pero no pudo evitar sonreír como tonto al verle –he estado bien –fingió tranquilidad a pesar de que su corazón retumbaba con fuerza en sus oídos – ¿y tú?
Changmin asintió con la cabeza para darle a entender que también había estado bien aunque eso no fuera del todo cierto. En vista de que de todas formas iniciaba su hora de descanso, el menor le invitó a tomar un café en el invernadero, donde quedaron en la privacidad de tan inmenso lugar mientras que BoA atendía la floristería sin hacer preguntas a Kyuhyun respecto a su invitado.
En estos momentos te veo sonreír
Cada vez que cierro los ojos.
–Y bien… ¿Qué te trae por aquí, Min? –Atinó a preguntar.
Shim Changmin, estúpido, no pudo soportar pasar más tiempo sin siquiera ver al menor, y como un idiota, tuvo que correr a su encuentro. Ahora, tendría que inventar una excusa tan tonta como él.
–En realidad pasaba por aquí y… se me ocurrió saludarte.
–Ya veo… –Asintió con la cabeza –supongo que vas a tu casa, ¿no? –Miró su reloj, eran las 6:00pm.
Oh, oh… momento incómodo. Ir a casa representaba también ver a su esposo.
–A decir verdad, tenía que hacer una parada antes… –Mintió.
–Ah… ¿es así?
Después de tanto se volvían a encontrar, y a pesar de que cada uno sabía que amaba al otro, ninguno de los dos se atrevía a confesarlo, y estar frente a frente de esa manera les resultaba incómodo.
Ah… hasta el día que alcance el sueño eterno…
Tu sonriente rostro
Tiene que permanecer a mi lado sin falta.
–Ciertamente… estos últimos meses te he extrañado, Kyuhyun –confesó tímidamente.
El mencionado no podía creer lo que oía, ¿aquello era real? Y sobretodo… ¿lo que le decía era cierto?
–¿En serio?
Changmin asintió con la cabeza.
–¿Tú no? –Se atrevió a preguntar.
Kyuhyun se desarmó, ¿Cómo podría mentirle?
¿Las personas son tristes?
Van y se olvidan, pero…
Por lo que amo, por lo que me da amor
Yo haré lo que pueda…
–Yo también, Min, no tiene sentido decirte que no es así cuando no puedo mentirme ni a mí mismo.
–Yo lamento tanto el daño que te causé, el daño que aún ahora te estoy causando…
–Shh –lo acalló, mirándole ahora con ternura –no hay necesidad de que me digas esas cosas, me parece que ya tuvimos esta conversación.
Changmin sintió un repentino nudo en la garganta, y sintió cómo su corazón seguía lleno de amor. El chico que estaba frente a él era la misma persona a la que le causaba dolor con su actuar egoísta e indeciso, y aún así, dicha persona seguía comprendiéndole y amándole en silencio a pesar de que no lo merecía en absoluto.
Ah… en aquel entonces
Todo era difícil, ¿verdad?
Fuimos por el camino largo, ¿verdad?
Nos herimos el uno al otro, ¿verdad?
Por un leve momento, la incómoda atmosfera que al principio se interpuso entre ellos, se disipó, todo lo demás pareció desaparecer, solo estaban ellos dos, hablando de trivialidades, hablando de sus vidas diarias en sus ocupaciones y de sus logros. Claro, Changmin omitió por completo el tema de su esposo, mucha más el hecho de que éste estaba ahora en embarazo.
Eran dos tontos, dos tontos que se habían enamorado sin preverlo, dos tontos que por culpa de las jugadas del destino no podían estar juntos, dos tontos que al final, no podían estar lejos del otro.
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A esas mismas horas Yoochun y Junsu terminaban la última cirugía programada para ese día.
Asimismo, Jaejoong llegaba a su casa después de terminar su jornada laboral y de haber salido con Heechul y Hyunjoong a comer algo antes de llegar a su hogar.
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Finalmente, después de una interesante conversación, Changmin se disponía a ir a su casa.
–Gracias por haberme recibido hoy, Kyuhyun –le dijo antes de despedirse.
–No tienes nada que agradecer, me agradó mucho volver a verte –afirmó.
Changmin le sonrió enternecido.
–Kyu…
–¿Sí?
–Puedo… ¿puedo volver a visitarte?
Kyuhyun pareció pensarlo.
–Lo siento, no quiero incomodarte –retomó el mayor –está bien si no quieres verme, yo…
–No, está bien –interrumpió –me gusta que vengas, no tengo problema con eso.
–¿En serio?
El menor asintió.
–Gracias –Shim sonrió –gracias por todo, Kyuhyun.
Solo un casto abrazo, solo eso bastó para que los corazones de ambos latieran desaforados, presas del amor que los unía, del amor que no podía ser.
Ah… hasta el día que alcance el sueño eterno…
Tu sonriente rostro
Tiene que permanecer a mi lado sin falta.
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A esas horas en la clínica solo quedaban Junsu y Yoochun, acompañados de Sooyoung y Sunny, quienes se habían quedado también para ayudarles a precisar los datos de sus pacientes de cirugía pendientes. Y se preparaban para irse, cuando repentinamente aparecieron tres hombres encapuchados, todos sostenían un arma y bien mostraban no tener ninguna buena intención.
–¡Quietos! –Exclamó uno de los delincuentes, apuntándoles. – ¡Que nadie se mueva!
–¡Ah! –Sunny, completamente aterrada, no pudo evitar gritar. – ¿Quiénes son ustedes?
–Por favor no nos lastimen –suplicó Sooyoung.
–¡Cállense! –Intervino otro delincuente.
–¿Qué quieren? –Preguntó Yoochun, asegurándose de estar alerta para poder actuar de ser necesario, y pendiente para proteger a Junsu en todo momento.
–¿Ustedes son los doctores Park y Kim, no es así? –Esta vez habló el tercer delincuente, quien también los estaba encañonando y efectivamente se dirigió a los aludidos.
–¿Qué es lo que quieren? –Volvió a preguntar Yoochun.
–Llévense lo que quieran pero no nos hagan daño –pidió Junsu temerosamente.
–¿por quiénes nos toman? –otro de los delincuentes pareció indignado –no somos ladrones inexpertos, idiota.
–¡Les hice una pregunta, imbéciles!
–¡Sí! ¡Somos nosotros! –Contestó Yoochun – ¿a qué han venido ustedes? ¿Qué quieren de nosotros?
–Bingo… –Se escuchó el segundo delincuente, quien ahora hablaba por lo que parecía ser un radio-teléfono.
–Nosotros tenemos una amiga que quiere verlos –aseguró el primer delincuente.
–¿Una amiga? –Repitió Junsu, completamente confundida.
Entonces, el ascensor de aquella recepción se abrió de par en par, y una persona vestida de negro de la cabeza a los pies y con una capucha que cubría su cabeza y no dejaba ver su rostro apareció allí. Tanto los doctores como las dos secretarias miraron con una mezcla de confusión, curiosidad y temor a la persona recién llegada. Se acercó a ellos lentamente, dando paso al suspenso en todos, y justo cuando estuvo frente a los que ahora estaban encañonados, se sacó la capucha, dejándose ver por completo: una chica de largos y rizados cabellos rubios los miró con una sonrisa malévola en su joven rostro.
–¿Jessica? –Murmuró Yoochun, ahora sí que todos estaban confundidos.
–Nos volvemos a encontrar, doctores –habló la rubia.
–Jessica, ¿Qué estás haciendo? –Indagó Junsu.
–¿Yo? Yo solo quería pasar a saludarlos –Jessica fingió inocencia y volvió a sonreír con malicia –pero me temo que la última vez no fui muy bien tratada aquí –hizo un puchero –recordar eso me apena.
–Jessica, lo siento, no quise decirte cosas desagradables aquella vez –se disculpó rápidamente Kim. –Estaba pensando de más, no tenía cabeza para nada, estaba pasando por una situación difícil…
–Oh… ¿es así? No lo creo –lo miró, ahora con frialdad y desdén –yo solo intentaba hacer mi trabajo pero cometí un pequeño error, todos somos humanos, ¿no? ¿Por qué la tenía que tomar contra mí, Dr. Junsu? De verdad necesitaba el trabajo y me gustaba estar aquí, no es fácil cuidar sola a una hermana menor, ¿sabe? Después de que me despidiera de esa manera tan cruel, mi hermana tuvo una crisis alimenticia y por poco muere.
–No lo sabía… Lo siento… –Bajó la cabeza. –De verdad…
–Casi pierdo a lo único que me queda en la vida y usted solo lo puede lamentar, no me parece –negó con la cabeza –ahora es tarde para arrepentimientos. –Dijo con un tono cortante.
–¿Qué quieres decir? –Yoochun la miraba fijamente, intentando bien el ocultar su verdadero terror.
–Alguien tiene que pagar por lo que me pasó, y ese obviamente tiene que ser el que me despidió, ¿no creen que eso es muy lógico?
Entonces la chica sacó un arma y los encañonó directamente, mostrando enseguida que su objetivo era Kim.
–Por favor no nos hagas daño –suplicó Junsu, aterrado de pensar en lo que podría pasar.
Yoochun se interpuso de nuevo entre los delincuentes y Junsu, con el fin de protegerle.
–Escucha, Jessica, podemos arreglar esto por las buenas. –El pelinegro intentó persuadirla –no lo dañes, por favor.
–No lo creo –declaró la rubio –solo podré vengarme de una forma, y esa definitivamente será acabando con Kim Junsu...
Levantó el arma y apuntó su objetivo, el cual seguía siendo obstaculizado por Park Yoochun.
–Doctor Park, esto no es con usted, para que vea que soy una excelente amiga, lo dejaré vivir, así que solo apártese, por favor.
–¡Por supuesto que no! Jessica, por favor sé razonable, no ganarás nada lastimando a Junsu.
–Se equivoca, Dr. Park, ganaré la venganza, eso es todo lo que necesito…
La rubia estaba dispuesta a disparar, pero fue entonces cuando Yoochun se abalanzó sobre ella y empezó un forcejeo para ganar el arma.
Uno, dos, tres… y un disparo resonó en cada rincón de la clínica.
Sin saberlo, estaban a punto de llorar una vida perdida a causa de los azares del destino a la crueldad a la que éste a veces nos somete.
Ah… en aquel entonces
Todo era difícil, ¿verdad?
Fuimos por el camino largo, pero…
Hemos llegado al final.
Ayumi Hamasaki –Dearest.